23 de febrero
Tema de amor de
Cinema Paradiso
Trompetista de formación, el compositor italiano Ennio Morricone ingresó en 1940 en la Academia
de Santa Cecilia,
el históricamente famoso conservatorio de Roma. Aunque se matriculó en un curso de armonía de cuatro años, lo completó
en menos de seis meses. Tenía entonces
doce años, dato
que puede darnos una idea de
la singularidad de su talento musical.
Morricone ha compuesto
más de cien obras clásicas,
pero lo que lo ha convertido en un personaje
legendario son las más de quinientas partituras musicales que ha escrito hasta la fecha. Sus partituras construyen en cierto modo las películas que ilustran,
como saben perfectamente los directores con los que ha trabajado. Por ejemplo, Sergio Leone (director con cuyos spaghetti
westerns está estrechamente vinculado) no empezó a
rodar Hasta que
llegó su hora (llamada también Érase una vez en el Oeste) hasta que Morricone hubo terminado
su magnífica partitura. La música vino primero. Esto es excepcional.
Este día de 1990 Cinema
Paradiso, el clásico
posmoderno de Giuseppe
Tornatore, se estrenó
en Estados Unidos, donde
acabó llevándose el Óscar a la mejor película
extranjera. La cinta cuenta la historia de un niño que
se hace amigo del proyeccionista del cine de su pueblo y acaba siendo un gran cineasta.
La música fue compuesta por Morricone
y su hijo Andrea. Conmovedor e incorregiblemente sentimental, el tema refleja a la perfección la premisa principal del film de Tornatore, a saber, que el arte es importante;
que la dirección cinematográfica es importante; que el cine,
como experiencia colectiva
que establece vínculos
entre las generaciones, por encima del tiempo y el
espacio, es importante. Lo mismo podría decirse de la música.
Clemency Burton-Hill
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