18 de
febrero
Tema
de La lista de Schindler
John
Williams (1932)
Algunos
de los mejores compositores del siglo XX escribieron
música
de películas
y es que la historia del cine ha estado ligada desde siempre a la música
clásica.
El primero que escribió una partitura cinematográfica fue Camille Saint-Saëns, que se encargó de poner música a la proyección de El asesinato del duque de Guisa, película muda de 1908.
Muchos gigantes clásicos, como Prokófiev, Satie, Korngold, Walton, Shostakóvich, Britten, Glass, fueron llamados por Hollywood para componer música durante los decenios que siguieron.
La banda sonora de las películas es una ocasión tremenda para conocer las maravillas del mundo clásico: para muchas personas representa su primer contacto con música que no pertenece a los géneros populares.
Para escribir una partitura cinematográfica decente hay que saber contar historias con música: hay que saber tocar las fibras emocionales de las masas de un modo muy especial.
No se me ocurre mejor ejemplo que John Williams, el hombre que estuvo detrás de la música de películas como La guerra de las galaxias, E.T., Indiana Jones, Tiburón, Parque Jurásico, Harry Potter y Supermán.
La que compuso para La lista de Schindler, película de Steven Spielberg que se estrenó en el Reino Unido tal día como hoy del año 1993, viene como anillo al dedo.
Incorporando aspectos tradicionales de la música judía que, al margen de la especificidad étnica, parecen vibrar atávicamente en nuestra conciencia colectiva, en menos de cinco minutos consigue transmitir la indescriptible tragedia del genocidio nazi.
El resultado es una película infinitamente más potente. Yo diría incluso que la música es parte de lo que hace que públicos de todo el mundo y de todas las edades conecten con La lista de Schindler y que persista en nuestra mente mucho después de que hayan pasado los créditos finales.
Clemency Burton-Hill
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