Los amarillos te amenazan una y otra vez que si no ganan las elecciones vamos a ser Venezuela, parece que no leen los diarios internacionales... gracias a ellos somos Venezuela. Con todo el cinismo que uno puede imaginar, te venden la pobreza pero con dignidad, como si fuera que nos hicieron un bien. Nos morimos, sí, pero con actitud digna.
Los daños que produce la desinformación y que son siempre muy severos contra el tejido social todo, ocurran donde ocurran. No hay atenuantes. A estas alturas de la historia la agenda temática indispensable para cualquier sociedad no es un misterio ni un enigma indescifrable.
El titular del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos y precandidato a legislador de la Ciudad por Consenso Federal, Marcelo Peretta, advirtió que la “medida la morbimortalidad", es decir las muertes producidas no poder acceder a medicamentos "pasó de 1,2 a 3,7%" y denunció que "esa es la consecuencia del desinterés, además de una mentira porque en la página del PAMI dice que le han devuelto más medicamentos a los jubilados y eso no es así".
Así que estamos en una Venezuela que se llama Argentina, aunque te lo tapen y lo transgiversen. Desinformar no sólo es suspender la "transmisión de datos", es también reducir el acto de informar al capricho de los fabricantes de noticias, es redactar corpus cercenados, al antojo de una ofensiva contra la consciencia de los interlocutores, para entregarles una visión (o noción) de la realidad deformada, desfigurada, desinformada.
Casi somos Venezuela, llevados de la mano de quienes nos evitarían que seamos Venezuela. Lo peor es que aún lo siguen repitiendo y es uno de los caballitos de batalla. Eso también es desinformar.
Lo que se publica -o lo que se silencia- tiene la marca de los grupos de "inteligencia", públicos o privados, que operan dentro y fuera de los medios de información. Ahí se cuecen los datos, su extensión, su profundidad su calidad y su cantidad. Ahí se definen los temas y se define el "canon" informativo obligatorio que una sociedad requiere para su desempeño cotidiano. Pero, bajo el capitalismo amarillo, que ha convertido la información también en mercancía.
Los daños que produce la desinformación y que son siempre muy severos contra el tejido social todo, ocurran donde ocurran. No hay atenuantes. A estas alturas de la historia la agenda temática indispensable para cualquier sociedad no es un misterio ni un enigma indescifrable.
El titular del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos y precandidato a legislador de la Ciudad por Consenso Federal, Marcelo Peretta, advirtió que la “medida la morbimortalidad", es decir las muertes producidas no poder acceder a medicamentos "pasó de 1,2 a 3,7%" y denunció que "esa es la consecuencia del desinterés, además de una mentira porque en la página del PAMI dice que le han devuelto más medicamentos a los jubilados y eso no es así".
"Prendan la luz, voten bien en octubre, si quieren al menos, si quieren verlo así, por el ‘mal menor’, pero este grupo de Macri y compañía es la cara visible de los titiriteros del horror. Macri y cía. está destruyendo la sociedad. Nos está matando. Por favor tomen conciencia. Estamos sumidos en el odio y la transgiversación histórica que instalaron. Tenemos que sacarlos porque peligra nuestra educación, formación y capacidad de pensar con esta gente al mando".Benito Cerati - hijo de Gustavo Cerati.
Así que estamos en una Venezuela que se llama Argentina, aunque te lo tapen y lo transgiversen. Desinformar no sólo es suspender la "transmisión de datos", es también reducir el acto de informar al capricho de los fabricantes de noticias, es redactar corpus cercenados, al antojo de una ofensiva contra la consciencia de los interlocutores, para entregarles una visión (o noción) de la realidad deformada, desfigurada, desinformada.
Casi somos Venezuela, llevados de la mano de quienes nos evitarían que seamos Venezuela. Lo peor es que aún lo siguen repitiendo y es uno de los caballitos de batalla. Eso también es desinformar.
Lo que se publica -o lo que se silencia- tiene la marca de los grupos de "inteligencia", públicos o privados, que operan dentro y fuera de los medios de información. Ahí se cuecen los datos, su extensión, su profundidad su calidad y su cantidad. Ahí se definen los temas y se define el "canon" informativo obligatorio que una sociedad requiere para su desempeño cotidiano. Pero, bajo el capitalismo amarillo, que ha convertido la información también en mercancía.
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