"El poderío significante de cualquiera de las partículas sonoras de la naturaleza en el origen, que todavía hoy están presentes. "
A continuación les presento una Clínica Musical que desarrolló Spinetta en 1990, donde tomando como eje el libro "Para los pájaros" de John Cage, busca desaprender los caminos academicistas occidentales que estructuran nuestro pensamiento para poder reconectarnos con la materia sonora en su punto primigenio: ese punto donde la musica no era concebida como tal.
Reconciliate con la materia sonora dirían Luis con los Socios del Desierto en algún momento. Les dejo a mano una serie de videos sobre la conferencia y un texto recogido en internet (Lectulandia) que recopila gran parte de la misma. De dicho texto me tomé el trabajo de modificarlo un poco para agregar algunas palabras que me parecieron importantes en el hecho de que aparezcan. Pueden disfrutar de la escucha y la lectura simultáneamente también ya que hay partes un poco inentendibles por la calidad del audio o que merecen una reflexión detenida, y porque hay una serie de planteos que el auditorio va marcando para dialogar con Spinetta que no han sido transcritas en su mayoría. Si bien hay un encasillamiento fatal por parte de este auditorio (cosa que Luis con amor y humor intenta destrabar) nos quedan los puntos reflexivos para ver donde termina y donde comienza la música y si es que en verdad podemos establecer tal fijación: mientras más ruidos volvemos musicales más música habrá.
El principio
Vamos a empezar por situarnos en un punto anterior a la
música organizada tal cual la conocemos. Todos los días escuchamos el sonido de
la naturaleza, que nos habla en un idioma que no podemos organizar. Esa materia
que estuvo en el universo antes de la aparición del hombre (el ruido de los
vientos al deslizarse por una hondonada, al pasar por una caverna, el bramido
de las hojas en los bosques, el arrullo del agua en una vertiente) provocó en
el hombre las sensaciones sonoras y obviamente el sentido de misterio tuvo
importancia porque el misterio fue haber sido provocado por algo que alteraba
el silencio. Si nos situamos en una habitación absolutamente silenciosa y empezamos a
escuchar el silencio vamos a observar que nuestro propio cuerpo emite sonidos,
el corazón emite pulsos, esta noción de los propios sonidos y del propio
impulso de estos pulsos luego se fue transformando en música. Pero a nosotros nos resulta muy difícil situarnos y aislarnos de todas las sonoridades que conocemos para internarnos en este mundo. Este mundo consta
de muchísimos sonidos, el sonido del sistema circulatorio, el sonido del sistema del cerebro, del sistema
nervioso, que emiten zumbidos desde adentro del cuerpo que nosotros percibimos,
nuestros huesos emiten sonidos, otras veecs los hacemos simplemente castañeteando los dientes.
¿Cómo llegó el hombre a considerar la materia sonora como un
elemento organizable? Escuchando la naturaleza. La naturaleza le proveyó de
sonoridades que fueron descubiertas a través de un misterio, el hecho de que
ese silencio en que habitaba el hombre fuera interrumpido por el gemido de
algún animal o una fuerte tormenta que impulso a las ramas de los árboles a chocar entre sí; esto emitió sonido. Desde el momento en que el hombre descubrió la materia sonora
como algo propio de sí, de la naturaleza, hasta que organizó los sonidos y creó
los instrumentos pasaron miles y miles de años. Este sentido es fundamental
para comprender un poco hacia donde quiero llegas con esta clínica, es decir, a evaluar el
componente íntimo de la materia sonora, más allá de cómo lo hayamos organizado
en esta cultura occidental y de qué instrumentos o qué teclas o cuerdas pulsemos. Es fundamental porque en primer lugar nos va a dar una
visión altamente espiritual de algo que está permanentemente en juego, no como el sonido organizado sino como el sonido en sí, algo a lo que no le prestamos una atención
musical.
Muchos de nosotros en verano seguro escuchamos a las
chicharras que se ponen en sincronismo y todas se ponen a tirar su nota y todas
forman un acorde bastante cacofónico, a esa maravilla perceptiva no la tenemos
en cuenta con la importancia que debería tener, porque ya nos hemos acostumbrado a
los sonidos musicales organizados por los músicos y la historia de la música.
Esto no tiene que ver con la música que hago o con la música que hagan ustedes, pero si tiene que ver con la
predisposición espiritual a la música, sin tener en cuenta esa noción en la que
participamos de la naturaleza descubriendo misteriosamente el sonido que
irrumpe desde algún lado y sin tener en cuenta esa sensibilidad que se produce
en nosotros sería muy difícil que luego pudiéramos disfrutar de una música
organizada. Por eso el primer punto es: lo anterior a todo, es decir, lo anterior a la
propia designación humana de los sonidos y a la ejecución de esos sonidos por
parte del hombre. El sonido como meta pura y diría hasta sin sentido, que el hombre lo pesca y con los años lo va a traducir.
El tiempo
El segundo objeto fundamental de este encuentro del hombre
con la materia sonora está dado por el tiempo. Si nosotros tuviéramos una
existencia infinita o bien si nuestra vida durara un segundo no escucharíamos
más que los ruidos de nuestra vida o bien escucharíamos la eternidad del
sonido. En lo que nos sucede por ser discontinuos estamos constantemente provocando sonidos y
escuchándolos, combinamos como si fuéramos un propio juego de la naturaleza que obviamente lo es; así provocamos y escuchamos el sonido. Sin el tiempo que es aquello que la vida transcurre en nosotros permitiéndonos la recolección del sonido. Si
la vida durara un instante el sonido duraría un instante. El tiempo es un
componente básico para la materia sonora, desde el momento en que esas
moléculas son desplazadas para provocar el sonido en nuestros tímpanos significa que está
transcurriendo el tiempo.
El oído
La otra cosa fundamental es el oído, la existencia de los
sonidos no garantiza que los escuchemos. Solamente lo garantiza nuestro sistema
auditivo. No podemos decir que cuando hay un relámpago haya un tipo con un
enorme tambor en el cielo y nosotros lo escuchemos como sonido. Lo escuchamos como sonido porque es impulso
molecular del bajón o la subida de presión provoca el estampido de un trueno, no es que alguien esté pulsando un parche; esa combinación de aire desplazado en funcionalidad íntima y estrecha relación
con nuestro sistema auditivo hace que oigamos el trueno. Por lo tanto el tiempo es un elemento fundamental, sin el tiempo no podríamos
descifrar el sonido que transcurre, sin el oído ese trueno tampoco nos sería
posible, los truenos seguirían sonando para todos los oídos menos para los que
no escucharan. De ahí la importancia fundamental de nuestras orejas, es como si pudiéramos ver a través de los oídos el sistema
sonoro. Sin un sistema auditivo mínimo sería imposible, más allá de que las
vibraciones puedan ser transmitidas a través de nuestro cuerpo.
El silencio
El otro punto fundamental es el silencio. Es un elemento que parece ausente o que parece obstaculizar el sonido. Si tomamos en
cuenta la noción de que el silencio interrumpe el sonido vamos mal, lo mismo
que si pensamos que el sonido interrumpe el silencio. Ambas coordenadas
universales, silencio y sonido, se dan en un fluir en el que filosóficamente no
podemos hablar de principio o de fin, no podemos saber si el sonido no ocupo el
lugar del silencio, pero sabemos que en primer lugar el silencio no es tan
carente de sonoridad como la música lo escribe o transcribe. En la estética
sobre la que hemos evolucionado y la que está en nuestros corazones no podemos
decir que el sonido sea la interrupción del silencio, porque las notas duraría
eternamente y no habría el misterio de lo que va a aparecer. Ese misterio de
algo que irrumpe el silencio haciendo aparecer el sonido, es de una importancia tremenda. Sin esa actividad diría que de
cuna que tiene el sonido sobre el que vamos a hacer las notas no existiría la
posibilidad de tener un eje para poderlas escuchar, sonido y silencio se
entrelazan en un funcionar perfecto.
El instante
John Cage, este músico americano que aún vive, es bastante
peculiar, es un gran músico que estudia con un gran maestro Arnold
Schoenberg, un inventor de nuevas teorías musicales. De alguna manera termina componiendo
música concreta, es uno de los primeros en usar grabadores de fondo mientras
ejecuta partituras, a él se le ocurre la idea de preparar pianos, algunos con
arena y otros con nieve que se va derritiendo mientras cambia su sonoridad,
pobre piano! Cage habla de un factor fundamental que es la utilidad del sonido, casi a la manera de un
economista, es el producto, lo que queda, cuando nosotros descubrimos una
conchilla de mar al borde de una orilla y luego encontramos otra más y las
golpeamos estamos obteniendo el 100 por ciento de la utilidad musical, porque
no fueron previstos como instrumentos, porque suenan aleatoriamente sin que
hayamos preparado una técnica para desarrollar su ejecución, es el momento
virgen donde la materia sonora se desprende de instrumentos no pensados como
instrumentos.
Cage le da mucha importancia a nuestra vida en relación al
sonido, lo único más imprescindible para él y también lo considero así para mí mismo, es cuando nosotros
nos predisponemos al misterio del sonido. Cuando alcanzamos a percibir la
profundidad de un mínimo sonido, de cualquier elemento que hagamos sonar, como ser una botella, un lápiz, está
siendo incorporado como instrumento sin que hayamos desarrollado ninguna
técnica para tocarlo. No significa que vamos a reemplazar las guitarras con
lápices o canillas que goteen, significa que la importancia más grande está
dada por la vida que está presente en el misterio de la ejecución del sonido.
Si nos privamos de ese momento (que después se puede trasladar a la guitarra o al
instrumento que uno elija) estamos perdiendo la noción fundamental de la
música, esa trasgresión del sonido sin que lo hayamos evaluado por anticipado,
es una provocación decidida a provocar la materia sonora, a crearla. El rasgo principal de
este enfoque es advertir que a cada paso la vida está plagada de sonido,
nuestro propio cuerpo está plagado de sonido. El respeto casi religioso que hay
para con el sonido nos predispone espiritualmente para la creación de música.
Si no tuviéramos en cuenta esto no tendríamos inspiración o seríamos tipos que
podemos aprender la partitura más complicada pero no sentir una sola de las
notas que tocamos en ella.
Cage por ser un tipo muy criticado por sus obras, recolectó todo tipo de polémica a su paso. Le acusaban de esto, de lo otro, le decían que era un inventor simplón, o que no se animaba a dirigir ni una sinfonía de Beethoven a lo que él respondía que sí, pero quería dirigir las nueve sinfonías simultáneamente, por que lo que el tipo estaba buscando una verdadera provocación en el sentido de quebrar con la estructura sabida e internarse en el punto de vista más íntimo y delicado de la materia sonora.
En este pasaje lo acusan, debido a que su música al estar elaborada con elementos imprevisibles, que es un estático y que no genera movimiento. El dice que acepta esa acusación y que tal vez no la ve como tal: En la vida existe sin duda esta éxtasis, pero yo no preconduzco absolutamente nada y no dejo escapar nada. Si por tiempo musical se entiende una musica fija, determinada por un antes y un después, y encima hecha de objetos temporales, acepto de buena gana que mi música no se parezca a eso, pero tal vez tiempo musical significa algo distinto. Desde el momento en que él le adjudica a los elementos aleatoriamente buscados, la participación dentro de una música, de alguna manera está internándose en lo mas delicado, y esta tendiendo hacia el eco de la naturaleza haciendo acopio de toda su energía. Todo esto en frente de toda una academia que obviamente le quería arrancar la cara al observar todos los atrevimientos que hacía John Cage.
(Al público Spinetta): ¿Se embolan con esto? Respuestas mezcladas: no-sí, sí-no
Mirá lo que dice acá: Le preguntan (a Cage) si tiene que llegar un momento en que nadie pueda enseñarle nada a nadie, una vez agotadas las bibliotecas, se terminan los sonidos. «Creo que deja de producirse información, si me encuentro en un bosque donde no hay ningún abeto mi información difiere de la que tendría en un bosque de abetos. Todo depende de las circunstancias y las intenciones. La atención debe actuar sin ataduras, en todas partes pueden encontrarse informaciones y uno puede estar en presencia de informaciones sin recibirlas». Y el periodista le pregunta: «¿Debemos entonces abrirnos a todas las informaciones que no recibimos? Sucede un poco lo mismo que con el ruido y los sonidos musicales, cuando más se descubre que los ruidos del mundo exterior son musicales más música es».
Es terrible esto, es terrible, porque de alguna manera nos abre el bocho para pensar todas las barreras que nos han condicionado.
El movimiento
Le hacen críticas constantemente y contesta así: —Su critica
se basa en que a su juicio mi trabajo carece de necesidad. Porque aparentemente
los trabajos de Cage no responden a una necesidad estética sobre todo para
quienes no están acostumbrados a este tipo de música. —La primer parte de mi
obra según él era interesante, pero desde que mi música no intenta ir a ningún
sitio ya no presenta interés y se preguntan por qué sigo escribiendo. —Acepta
usted esa objeción, le preguntan. —Mi intención fue precisamente que mi música
dejara de ir a alguna parte, he procurado dejar que los sonidos vayan a donde van
y dejarlos ser lo que son, eso me condujo a una continuidad pero de tal
carácter que no procura alcanzar un clímax, una continuidad de inmovilidad
aparente, como la del mar cuando deja de crecer y aún no empezó a bajar. —Usted
partió de estructuras rítmicas que tenían por condición organizar temporalmente
su música, pero para que esa dimensión temporal pueda sentirse o incluso para
que haya tiempo en general ¿no es preciso dirigirse hacia algún sitio? —Claro
—Si usted reestructuró el tiempo en su música es porque de alguna manera usted
no tiene una finalidad con esta estructuración. —De ningún modo, uno puede
llegar hasta donde está, contesta. —¿Permanecer inmóvil? —Sí, muy fácilmente.
—¿Podría usted explicar esta tesis sobre el tiempo, cómo puede concordar en lo
que usted hace con la idea del devenir. Y el contesta: —Un monje zen salía de
su casa con uno de sus discípulos y vio volar una bandada de gansos salvajes.
Qué es eso, preguntó el monje. El discípulo contestó: eran gansos salvajes. El
maestro torció violentamente la nariz del discípulo y le dijo: te imaginás que
han pasado pero siempre estuvieron aquí. Entonces el discípulo tuvo la
iluminación. Es decir, no comprendemos la importancia y la vividez que han
tenido todas aquellas partículas sonoras que sin importancia hemos dejado
deslizar por nuestros oídos y solamente le damos importancia al principio y al
fin de nuestras canciones, como si eso fuese verdaderamente el elemento
musical, cuando en realidad empezó mucho antes de que pudiésemos tocar un do en
una guitarra.
Los pájaros
Pregunta de un oyente:
-Vos hablás siempre del sonido y en ningún momento escucho que utilizes la palabra ruido. ¿Significa que el ruido es una forma del sonido o que el ruido es otra cosa diferente al sonido?
-El ruido es materia sonora tanto como los sonidos organizados, cuando desglosas electrónicamente los sonidos finalmente parecen ruidos, en los sintetizadores lo ves por ejemplo. Cuando más ruidos consideramos que son musicales más música existe.
- Es que para mi el sonido tiene que ver con algo placentero y el ruido con algo que choca
- Tu pregunta representa toda una cultura afincada en la benignidad de los sonidos y en la perturbación de los ruidos.
- Pero vos hablaste de los ruidos del agua de las vertientes, de las hojas, es decir de los ruidos suaves, no hablaste de los edificios que se derrumban, etc.
- Ahora los ampliamos a los sonidos. Yo no digo que no haya ruidos molestos sino que están integrados en una enorme masa y que después la cultura del hombre termina haciendo con eso la música que disfrutamos. Pero en su origen, antes de que el hombre descubriera la guitarra o el laúd o la percusión, no se puede decir que no existiera una materia sonora que provocara musicalidad por que el origen es justamente ese. Entonces es muy difícil desadaptarse de unas nociones que hemos mamado durante años y años, y no hemos de poder ver que los ruidos por más desagradables que sea integran una enorme naturaleza sonora y que ninguno de ellos está aislado de los otros.
Les recomiendo que lean este libro de Cage (Para los
pájaros). Antes de haberlo leído no me hubiera imaginado cosas de una
importancia terrible, porque muchos de nosotros somos músicos que no sabemos
qué tocar. Pareciera que hay una crisis espiritual, no sabemos en dónde va a
estar el misterio de lo que vamos a tocar y ese misterio está todo el tiempo a
nuestro alcance, aun no tocando, sino percibiendo la materia sonora, aquello
que deduce una presencia misteriosa en cualquiera de las cosas que contactamos
en la vida, los cuerpos juntándose ya hacen ruido. Es una posibilidad infinita
de recreación de la inspiración. Cage quería tener un sampler, pero la técnica
aún no estaba, usaba grabadores, grababa una chapa que caía, usaba partituras
transparentes para que vos supieras qué es lo que estaba abajo. El tipo se
rompió para lograr entreabrir esa puerta para que veamos por ahí, no para
copiar la música que él hacía, que yo no la soporto [risas]. Entendámonos, yo
ya dije que esto es teórico, que no tiene nada que ver con la música que yo
toco y que me gusta escuchar, pero sí tiene que ver con el enfoque espiritual,
es importante predisponerse a escuchar la naturaleza, después si a alguno se le
ocurre decir algo con notas lo dirá.
La ley y lo prohibido
El desarrollo histórico. Sabemos que de la percusión de los
huesos se habrá pasado a crear algún utensilio que significara un instrumento
musical.
El hombre se organiza en torno a esos utensilios para
ejecutarlos de alguna manera como para obtener el mismo misterio de descubrir
las sonoridades con los elementos que predispone. Así de a poco se llega a la escritura musical, a responder a
toda una organización que un punto es siniestra, ya que en Occidente su estética nos compele a ceñirnos a una
serie de leyes de armonía, de ritmo, de tiempo, de pulsación. Esas leyes que
hoy imperan en toda la música no se inventaron ayer, hubo momentos en donde se
contaba solamente con una serie de sonoridades de las que no se podía pasar,
acá es donde tienen importancia la cultura, la ley, la sociedad, la religión.
Basado en ideas religiosas aquel que no tocara un sonido que no estuviera
dentro del paquete de sonoridades consabidas podía ser acusado de hereje o
ganarse el apodo de ser una especie de pactador con el diablo. En el desarrollo
histórico no había todas las notas que usamos ahora, aunque aún estamos
constipados con estas leyes que no nos permiten todos los sonidos que hay sino
solamente aquellos que combinan bien. Pero la organización occidental del
sonido y por ende toda la música que nos gusta es de una arbitrariedad fenomenal, lo que más nos gusta, basada en años de
hinchar las pelotas para que nadie toque más que lo que correspondía.
Voy a pasar un
fragmento de música del siglo X, casi llegando, año 900, es una música
francesa, Seguro para navidad cuando lo escuchemos veremos que mucha música
techno se parece a esto, por lo aburrido. A mitad de camino de lo que es hoy la
música encontramos una música organizada, con otra notación, la misma necesidad
de enmisteriarse y misteriar con ese esquema de sonidos, pero limitada a una
cantidad de notas donde ni por casualidad dejaban entrever los semitonos. [Se
escucha un fragmento de un coro gregoriano] Bueno, es música gregoriana, vieron
que hay saltos profundos, no hay semitonos, no hay armonía, es una línea
melódica, no se puede decir que no sea musical porque no nos daríamos cuenta
todo lo que transcurrió hasta llegar a esto.
A mi no me gusta musicalmente, no le recomendaría a nadie
que se compre el disco, pero es una prueba de la evolución musical. Del hombre
que golpeaba huesos a estos hombres que cantaban una letra y afinaban notas
consecuentemente y probablemente tuvieran una partitura vemos como se va
gestando ese lenguaje inmenso que hoy es la música que conocemos y cómo de
alguna manera a través de los poderes religiosos, de la ley y de la propia sociedad, se limitaba en su
momento para que ofrecieran solamente las características impuestas por una
sociedad, por un modelo de vida, por una especie de rigor religioso que no
permitía usar otras notas.
En este desarrollo histórico, con el advenimiento de los
aparatos de la ley que redistribuyen la energía de los hombres para ponerla a
disposición de un comportamiento, también la influencia de esta ley es ejercida
a través de todos los medios para la cultura musical, prohibiendo algunos ya
por anticipado establecidos y no permitiendo surgir otros acontecimientos de
tipo musical. Imagínense las ideas de Cage en este punto, en el mundo del siglo
X. Tenemos que admitir que como occidentales hemos hecho un cerco invisible en
torno a la música, constituido por la música que suena bien y la que sabemos
que va a sonar bien. Yo creo en eso que dijo George Harrison: lo importante es
que es una canción del norte, no importa si suena desafinada. Pero sí importa
porque para mi música y para la que escucho voy a querer que suene bien y para
eso voy a recurrir a todas las leyes, sin dejar de lado casi ninguna, pero es
evidente que Occidente fue creando para los músicos un sistema carcelario de la
materia sonora, los sonidos están encarcelados en ese pentagrama y pueden
obedecer solamente a ciertas y determinadas leyes, que si se rompen la música
suena desagradable y todo el mundo dice fuera de aquí. Estamos todos pendientes
de esas leyes musicales, son las que nos proveen del gusto musical, pero en su
seno no sean más que leyes que constipan a la materia sonora. Si no tocás como
corresponde no puede ser, si metes una alteración que esta fuera de la clave
suena mal, pero eso un producto de la cultura. Quiero que tengamos la noción
profunda de que la organización de la música de Occidente tiene la imagen de un
presidio.
El misterio
Lo fundamental en ese acontecimiento primigenio, en lo que
quiere provocar Cage o en el canto Gregoriano, es esa sensación de misterio que
rodea a las notas, a la materia sonora que circula por nosotros. La historia no
puede cambiar el hecho de que el hombre se enfrenta al sonido en una relación
misteriosa, eso es lo que es importante en todas las épocas. Por eso el ejemplo
del canto gregoriano, nadie puede decirles que estaban equivocados porque no
hay una moral de la música, yo quiero que tengamos la referencia de algunas
cosas que nos van a servir para crear música. En esta evolución todo lo que se
ha enriquecido también se ha perimido a través de esa evolución, todos los
sonidos que no entran en esa escala musical no los consideramos y si algún
instrumento los ejecuta pensamos que está fallado y que tenemos que arreglarlo.
Pero eso no quiere decir que esos sonidos no formen parte de la música.
Estéticas occidentales y sus factores:
La exactitud
Vamos a pasar a otro plano: la estética occidental. Nos hemos
constituido en maquinas exactas para la música, no sólo por las leyes de
armonía sino porque hemos privilegiado a la dominante y a la tónica, hemos
privilegiado las notas pedales: es una mecánica. En el occidente esta
relación de privilegio se ha autocompensado a sí misma provocando tanto la
música de Cage, que quizás es discordante con todo esto, como las partituras
más emocionantes que nos hacen llorar de felicidad y que yo siento
personalmente más cerca de disfrutar la música por ese lado que por el hacer
ruido, sin dejar de tener en cuenta estos factores, saber que existen y son
el fundamento de la música. En Occidente los cuartos de tono no entran, los glisandos
son todos medidos y provocados, al corazón que marca los pulsos, que es rengo
porque no tiene la duración toda igual los pulsos igual.
El hombre invento el metrónomo y en el basó toda su
conciencia métrica del tiempo, lo cual nos hace ser protagonistas del tiempo de
cuarzo, somos los protagonistas de una época donde la insistencia del tempo impenetrable es total.
Se supone que esas leyes nos constiparon a hacer metrónomos perfectos que
persiga el tempo de una manera monstruosa, incluso hay tecnología de cristal de
cuarzo que nos permite tener un metrónomo en una caja de ritmos que obliga a
los músicos a tocar en un tiempo que pasa solamente ahí, estamos en un periodo
de oro del tiempo, todos estamos afectados por lo mismo, la distancia entre un
pulso y el otro tiene que ser exacta. Nos han incubado el respeto exacerbado por el tempo. Me aventuro a decir que no va a pasar
demasiado tiempo para que empecemos a usar todo lo contrario. Con el
advenimiento de la primera tecnología, siglo XVIII y XIX, así como evoluciona
la cárcel para que un solo hombre vea a todos los presos inventan un aparato
que es una pirámide con un péndulo y en las partituras ya tenés anotada la velocidad
en que debe ser ejecutada la partitura. Con la era tecnificada que estamos viviendo en la música, si comprás un
sequencer y atrasa lo devolvés inmediatamente. Estamos pendientes de un tiempo
no humano, que el hombre ha creado para satisfacer una necesidad rigurosa, que
el tiempo dure igual en cada momento, pero cuando el árbol sonaba no había
nadie que le dijera que atrasaba o adelantaba. Hemos creado artilugios para
expresar algo, nos ha condicionado al uso irrestricto del metrónomo, es una de
las cosas llamativas de occidente como perseguimos el tempo musical. Me da la
sensación de que en Oriente no es lo mismo, por ahí cuentan por compases de una
manera irregular, los compases son fragmentos diferentes que se componen por
líneas melódicas, mientras nosotros tenemos un cabezón que nos marca desde el
inicio. Creo que debe haber cosas estrictas en la música oriental que no
conozco, pero si tuviéramos que categorizarlas por rasgos fundamentales en
nosotros sería la afinación temperada y el pulso estricto. En la música hindú
está el glisando, la nota arrastrada, el cuarto de tono y una rítmica muy
irregular, como contrapartida a lo nuestro.
Voy a poner un ejemplo de música sin tiempo, de una obra de
Stockhausen, contemporáneo de Cage. [Pone un fragmento de una obra hecha de
yuxtaposición aleatoria de sonidos electrónicos y voces líricas] Quise poner un
ejemplo de una obra parecida a la de Cage, a mí no me gusta, pero fue una
música hecha fundamentalmente para quebrar una norma, hay que reconocer que el
movimiento aleatorio que provoca se parece en parte a la naturaleza, donde
ningún sonido coincide con el otro. Hay mucha música hecha en esta tónica. Esto
está hecho con tramos grabados, sin sampler
La evolución histórica que se da en Occidente con la música
no puede negar que lo fundamental va a estar entre el hombre y la música en un
aspecto íntimo, en aquellos factores que hacen que la música pueda imprimir en
el alma un impulso de encuentro único, una sorpresa infinita.
Quiero que escuchen un pasaje de Beethoven para que veamos
como uno de los músicos cumbres se manejaba con los sentimientos, de alguna
manera, el pivote de todas estas experiencias. Vemos como en un pasaje triste,
además con la ayuda del metrónomo, se las ingenia para imprimirnos un
sentimiento inconmensurable, un sentido de profundidad de encuentro y de
hallazgo. [Pone un Fragmento de la Tercera Sinfonía «La Heroica»] Tiene una
profunda tristeza, es una marcha fúnebre, heroica por la guerra. Occidente, con
todos sus defectos, nos ha dado a mamar de algo con un vigor y una profundidad tremenda,
que prácticamente contradicen nociones de lo primigenio, se instalan como
descubrimientos en el alma, como si por primera vez ejecutáramos un instrumento
o lo escucháramos. Quiero que lo escuchen sin pensar en que es una música para
pompas fúnebres sino como el alma humano encuentra de nuevo la vida, de tonos
menores se pasa a una sensación indescriptible de armonía con la naturaleza y
hasta de resurrección. Traje este pasaje porque es un ejemplo de que a través
de la noción de lo primitivo que podemos apreciar en un partitura musical con
todos sus atributos, como lo que conmueve es un pasaje donde habla íntimamente
con el alma de la música, nos reúne en una frase musical que no dura mas de
cinco compases, pero que tiene el máximo vigor y tiene la poesía de su lado,
está todo ahí. Escribió una cosa que pertenece a Occidente que libera esa
energía para que otros copiemos y hagamos de eso otra melodía. Lo fundamental
es prestar atención a la magia de ese pasaje, ese espíritu de fuerza incontenible
que refleja el instinto de la naturaleza a través de la música.
Voy a poner otro ejemplo de Gustav Mahler, ya superada la
época de Beethoven, empiezan a ingresar otros sonidos en la armonía,
disonancias, la orquestación se moderniza y surgen otros talentos, lo
importante es que esto está marcado por el contraste, así como Beethoven venia
de un momento cargado de tristeza y de golpe se eleva por sobre la partitura y
dice: «yo soy feliz, tengo algo que todavía me hace vivir feliz, creo en esta
música». Y hubo otros que creyeron y tocando con una caracola o una orquesta
sinfónica el sentido único es esa vibración que no se puede expresar en
palabras. [Pone un fragmento de la Primera Sinfonía de Mahler]. Esto que para
mí es conmovedor denota el extravío que tiene la mente de Mahler, en toda su
obra se nota que así como él dispone de todas las herramientas para la gran
música, cuenta con el factor del extravío, de esa especie de ebriedad que acude
en sus obras a la partitura, los momentos de calma son sobrellevados por una
especie de falta de conciencia que lo lleva a cambiar la clave, a invertir los
acordes, a destrozar un poco la armonía, a alterar los tempos, a efectuar
altibajos de sonoridades.
Este factor de sorpresa, típico de este siglo, habla
nuevamente del origen de la música. Uno no puede ignorar el sentimiento mágico
que se le puede infundir a la música. Mahler es uno de los ejemplos mas claros
de un músico que contando con todas las herramientas a su favor disponía en un
momento, como la naturaleza, de algo imprevisible, algo que rompiera su esquema
y brindara otra sensación como de despertar en otro lugar. Esto lo logra con
una maestría impresionante, en todas sus obras se ve como pasa de una cosa de
tipo vienés, algo tranquilo basado en la música de su época y su patria y de
golpe parecía que tenía una especie de cortocircuito, rompe con todo y aparecen
esas armonías que por otro lado le valieron criticas en su época. El hábito de
escuchar con una atención superior a la que le dedicamos todos los días así hay
que escuchar todo el tiempo la música, tratando de descubrir algo que no
habíamos descubierto hasta que nos topamos con ese misterio y la cuestión es
que sepamos transmitir ese hálito, sea con una Overheim o una Fain.
El caos
Otro ejemplo es la construcción apocalíptica, típica de este
siglo, los grandes compositores, muy románticos todos ellos y enraizados en
esas cuestiones de nociones de aritmética musical se lanzan a descubrir nuevos
esquemas. Igor Stravinski, maestro de maestros, renovador de la sinfonía, rompe
con la estructura de su tiempo y es uno de los más renombrados y de los más
lindos de escuchar. En la domesticación de todos esos rudimentos para poder
escribir para una orquesta, un tipo como Stravinski se pone a fabricar la
naturaleza con la orquesta, consigue hacer que la orquesta mediante infinitas
simplificaciones de compases y tratando de que cada cuerpo ejecute partituras
muy diferentes entre sí todas unidas por un irrefutable tempo consigue desarmar
el sentido orquestal y constituir la pintura de un bosque, o de un lugar, con
toda la parafernalia de conocimientos matemáticos para la música la imaginación
se pone a jugar con todo eso para recrearnos la desorganización de un bosque y
lo pinta de una manera tremenda. [Pone un fragmento de La consagración de la
primavera].
El infinito
Hay una cosa que va uniendo todo, la inspiración y la
sorpresa. No es acaso ese descubrimiento inicial lo que en cada paso de la
música llevó al hombre a encontrarse con las grandes partituras. Ojo que hemos pasado un minuto de música y son 600 años. Y esa reducción violenta no es lo real de lo música sino de lo que trata de expresar, el componente anímico subjetivo, ya que se están refiriendo a hombres, a sentimientos y a naturalezas, y no a sus fotos. ¿Cómo llegamos a la organización actual de la música, cómo llegamos
a que nos importe a los rockeros el tempo? Eso es por el trabajo de miles de
músicos que han estado antes que nosotros.
Para ir cerrando voy a poner un ejemplo clave. Tenemos el ejemplo de Herbie Hanckock. El mundo matemático y técnico moderno, él lo ha anticipado con anterioridad a las tendencias actuales de las baterías exacerbadas y los tempos de cuarzos. Construye una música más dedicada a la voluptuosidad de las formas que al sentido mágico pero resulta que también hay magia porque se anticipa a su tiempo. Es relevante que aún con toda su virtuosidad, se ha dedicado a crear una música que podríamos denominar exagerada [Coloca un fragmento de Herbie, tipo música industrial]. Este es un tiempo inexorable probablemente construido con maquinas. Estamos hablando de Herby y Herby tocando es dios, puede tocar por encima de las leyes, y puede tocar por fuera del pentagrama para romper con la estructura armónica establecida. Esta insistencia incluyo es precursora del rap y la musica actual. Fíjense los tics, no son tac tu tac tic tic tic tic tac sino que son excesivamente como rotos (ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta). ¿Y cual es la importancia? Que el tempo y los pulsos que se repiten en intervalos metódicamente perfectos son una característica de nuestros tiempos, de que la música pase por estos ámbitos, por esta insistencia y no por los sentimientos que pudieran estar detrás de todo eso.
Para ir cerrando voy a poner un ejemplo clave. Tenemos el ejemplo de Herbie Hanckock. El mundo matemático y técnico moderno, él lo ha anticipado con anterioridad a las tendencias actuales de las baterías exacerbadas y los tempos de cuarzos. Construye una música más dedicada a la voluptuosidad de las formas que al sentido mágico pero resulta que también hay magia porque se anticipa a su tiempo. Es relevante que aún con toda su virtuosidad, se ha dedicado a crear una música que podríamos denominar exagerada [Coloca un fragmento de Herbie, tipo música industrial]. Este es un tiempo inexorable probablemente construido con maquinas. Estamos hablando de Herby y Herby tocando es dios, puede tocar por encima de las leyes, y puede tocar por fuera del pentagrama para romper con la estructura armónica establecida. Esta insistencia incluyo es precursora del rap y la musica actual. Fíjense los tics, no son tac tu tac tic tic tic tic tac sino que son excesivamente como rotos (ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta). ¿Y cual es la importancia? Que el tempo y los pulsos que se repiten en intervalos metódicamente perfectos son una característica de nuestros tiempos, de que la música pase por estos ámbitos, por esta insistencia y no por los sentimientos que pudieran estar detrás de todo eso.
[Fragmento de She said she said]
Tanto los Beatles, como Stockhausen, como John Cage, como
Beethoven, como los gregorianos, como Mahler en sus devaneos o como el tipo que
golpeaba, todos buscaron la interpenetración del hombre y la naturaleza,
constituyendo desde ese momento una sola cosa, que no tiene texto ni hay
palabras para expresarlo, que es lo trascendente de la materia sonora, de los
sonidos que escuchamos, que podemos reconvertir en nosotros mismos y podemos
escribir partituras para cientos de instrumentos simultáneamente. Pero va
prevalecer ese misterio, esa vuelta al ruido infinito, el poder decir que todos
estos grandes autores, dotados de mucha o poca técnica y herramientas, todos
los que realmente nos están enseñando algo, todos han pronunciado el ruido
infinito, aquello que hace que el hombre vibre por encima de la música, aquello
que estaba antes y que va a estar antes y después de todas las nociones de
música. No se olviden del concepto de una naturaleza que vive sonando y en la
que vivimos sonando con ella.
A continuación la conferencia de la Clínica de Poesía Musical en formato grabado y dividido en 18 partes. Cortesía del canal de youtube de Diego Oscar Ramos.
[Toca el flaquito Los libros de la buena memoria a modo de cierre]
A continuación la conferencia de la Clínica de Poesía Musical en formato grabado y dividido en 18 partes. Cortesía del canal de youtube de Diego Oscar Ramos.
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