La novedad de estos días es el acuerdo con la Unión Europea. Lo han presentado como un "acuerdo histórico" que deja ver la obsesión colonial del neoliberalisno, tan modernos ellos, pero siempre tratando de reeditar el pacto Roca-Runciman (el acuerdo de comercio internacional entre Argentina y el Reino Unido, en 1933, y que transformó al país en una semicolonia de los ingleses, donde nosotros damos los productos primarios, y ellos nos dan productos con valor agregado) y así se construyó este país de monocultivo sojero, exportaciones primarias e industria extranjera. En esta reedición moderna de lo peor de nuestra historia, se abre nuevamente la importación de mercancías europeas y se condena a nuestra agonizante industria a morir definitivamente. Este conocido esquema de relación entre las metrópolis y las neocolonias es ampliamente conocido y lo resumía en una frase despiadada el ministro inglés George Canning: "No entraremos como guerreros, sino como mercaderes", y así se reparten nuestras riquezas: el petróleo a los británicos, el comercio exterior a los europeos, mientra que los yankis se quedarán con las rutas aéreas y las aduanas. El presidente del grupo sojero Los Grobo, un empresario multimillonario que cultiva 50.000 hectáreas de soja transgénica (algo que en Europa jamás podría haber hecho), se refirió a la firma de estos acuerdos y dijo que no hay que temerles a las consecuencias y que hay que "permitir que sectores desaparezcan". Es decir, la industria con sus empresarios y sus obreros, por ejemplo. El país expulsivo (y explosivo) y la sociedad egoísta que planean para las próximas décadas.
Los Desaparecedores del Futuro
Que nos gobiernan los hijos de los ideólogos de la Dictadura, ya sabemos. Y cada vez hacen más esfuerzo porque, si hay alguien que aún no lo sabe, lo entienda de una vez. Con la desaparición de personas, lograron armar el diseño económico que perdura hasta hoy: desaparición de la mayor parte de la banca local, desaparición de las empresas del estado; desaparición de la industria pesada y de la obra pública en manos del Estado.
Si algo nos faltaba ver en este fin de fiesta macrista, era ver la euforia con la que celebran, cual quinceañeras, con bengalas y fuegos de artificio, el acuerdo de libre comercio firmado con la Unión Europea el día 28 de junio.
Contra-Evoluciones
Como buena mafia, conocen muy bien los resortes extorsivos y dónde están los negocios. Los de ellos, por supuesto, que son totalmente contrarios a los nuestros, la gran mayoría que vive en esta colonia llamada Argentina.
Los Desaparecedores del Futuro
Que nos gobiernan los hijos de los ideólogos de la Dictadura, ya sabemos. Y cada vez hacen más esfuerzo porque, si hay alguien que aún no lo sabe, lo entienda de una vez. Con la desaparición de personas, lograron armar el diseño económico que perdura hasta hoy: desaparición de la mayor parte de la banca local, desaparición de las empresas del estado; desaparición de la industria pesada y de la obra pública en manos del Estado.
Si algo nos faltaba ver en este fin de fiesta macrista, era ver la euforia con la que celebran, cual quinceañeras, con bengalas y fuegos de artificio, el acuerdo de libre comercio firmado con la Unión Europea el día 28 de junio.
Contra-Evoluciones
Como un “moderno” Darwin, un personaje al que se le ha otorgado el pretencioso título de “rey de la soja”, ha lanzado su propia teoría de la evolución (económica), utilizando entre sus expresiones una palabra demasiado significativa para la sociedad argentina, como es “desaparición”. Así lo ha determinado frente a ese meneado pre-acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, respecto a las empresas que no puedan “re-adaptarse” a las condiciones neo-coloniales que se pretenden imponer desde el Viejo Mundo, que de tan viejo parece oler a podrido en cada uno de sus estertores de soberbias nunca curadas.Roberto Marra
Descarnadamente, sin medias tintas ni redes de contención, manda a la muerte prematura a miles de empresas y, con ellas, a millones de trabajadores sin destino, todo por lograr sus repugnantes ventajas financieras, todo por acrecentar sus odiosas fortunas, acumuladas gracias a la liviandad eterna con la que se ha tratado a estos energúmenos a lo largo de nuestra historia, producto de la aceptación mansa de sus poderes emanados del robo primigenio de lo que nunca debió ser suyo.
Otros engreídos personajes que actúan como “economistas estrellas”, intentan darle sostén “teórico” a este paladín de la maldad, pretendiendo explicar con palabras lo que salta a la vista por la evidencia de las palabras que no se preocupan en ocultar los mandamases de la decadencia europea. “Hay que esperar la letra chica”, dicen a sabiendas que todo está ya a la vista de quien quiera ver, que todo rebalza de impudicia financiera y oscuridad semántica, lo suficiente para comprender que la muerte de nuestras economías está a la vuelta de la esquina.
Llaman a estos arreglos super-estructurales “de libre comercio”. Libre de condiciones para ellos, repletos de requisitos y limitaciones para nosotros. La vieja piratería con ropaje renovado se pasea frente a nuestros ojos haciendo ondear su bandera mortal en nombre de libertades que nunca tendremos y negando desarrollos que prometen en vano, para seducir a los imbéciles y a los traidores a sus pueblos.
Los oligarcas no llegaron al gobierno solo para hacer breves negocios, sino para diagramar y fijar una estructura que les asegure la continuidad y profundización de su poder. Sus pretensiones son las de siempre, pero en el contexto de un Planeta degradado y maltrecho, donde miles de millones de personas no alcanzan a comer un plato de comida al día, espejo de lo cual vemos morir en nuestras calles a los pobres de toda pobreza bajo las heladas impiadosas de un invierno que no es solo climático.
No se trata solo de un gobierno conservador. No son simplemente un hato de improvisados en busca de réditos fáciles (que también lo son). No pretenden sencillamente gobernar para los ricos (que lo hacen, exclusivamente). Son depredadores seriales, son dinosaurios redivivos que arrasan con todo y con todos, son bandas de forajidos amorales que sustentan su poderío en el miedo de las mayorías, inducido por sus cómplices mediáticos y alimentado por politiqueros sin escrúpulos que sobreactúan sus incapacidades hasta convertirse en los payasos de un circo al que le están robando hasta la carpa.
Como paradoja de semejante desvarío social, al mismo tiempo que aquel energúmeno sojero emitía su “veredicto” sobre el ridículo tratado de comercio esclavizante, un indigente moría de frío en una vereda de esa Buenos Aires de contrastes irritantes, donde la riqueza apabulla y la miseria se tapa con muros de vergüenzas incontenibles. Pero nada de eso le importará a ese personaje siniestro de apellido innoble, pero de poderes inmensos solo basados en el dinero acumulado.
Hay que proceder ya, para generar una nueva “especie social”, una evolución de aquella que supo algunas veces arrancarles las prerrogativas a los eternos privilegiados y convertirlas en derechos sociales que después se convirtieron en cenizas. No parece que quede otro camino que la reproducción rápida y geométrica de una “raza” de valientes que termine con la ilusión oligárquica de su eterno dominio. Entonces puede que comience, desde allí, un nuevo tiempo de justicias nunca acabadas, de independencias jamás terminadas, de soberanías siempre avasalladas. Y donde lo único que desaparezca, sea esa maldita casta de asesinos sin banderas.
Como buena mafia, conocen muy bien los resortes extorsivos y dónde están los negocios. Los de ellos, por supuesto, que son totalmente contrarios a los nuestros, la gran mayoría que vive en esta colonia llamada Argentina.
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