Revisamos el comentario de otro disco que ya fuera presentado en el blog cabezón, en esos trememendos comentarios que se mandaba el Conejo. ¿Qué tan lejos está Noruega? Una vez estando allí, ¿qué hacer? Es privilegio de los aventureros el inventar el itinerario, seguir sus instintos, pulsaciones y no dejarse llevar por los dictados de la guía turística oficial. En realidad, no conozco Noruega porque, primero, está muy lejos y, segundo, porque su clima me ahuyenta. Sin embargo, en tiempos recientes mis devaneos musicales me han llevado con frecuencia a ese país nórdico y algunos de ellos bastarían para vencer mis reticencias para visitarlo algún día. Bandas como Supersilent, Circulasione Totale Orchestra o Hedvig Mollestad Trio, entre otras, llaman la atención de los navegantes sonoros por su osadía y sus deseos de romper los estereotipos. Recientemente, Motorpsycho, una de esas agrupaciones que de noveles nada tienen pero que de repente saltan, como impulsadas por un trampolín. Motorpsycho, formado a finales de los ochenta, toma su nombre de una película de Russ Meyer.
Por David Cortés
Este es un discazo, si les parece lo podemos volver a revivir para disfrutarlo nuevamente. Aquí lo tienen para que lo escuchen, en el video de abajo, completito...
Por David Cortés
Actualmente está integrado por Kenneth Kapstad (batería), Hans Magnus Ryan (guitarra y voz) y Ben Saether (bajo y voz). A lo largo de su trayectoria, Motorpsycho no sólo ha modificado su alineación, también sus inclinaciones musicales han variado sin por ello derivar en una pérdida de identidad. Si bien en sus inicios la agrupación se adentró en la sicodelia, pronto sus influencias comenzaron a ejercer presión y su sonido empezó a llenarse de un mayor colorido. Así, paulatinamente, incluyeron un poco de jazz, metal, rock clásico y hasta algo de pop.
Esa panoplia sonora se exhibe, para nuestro beneplácito, con un descaro absoluto en "The Death Defying Unicorn". Aquí, encontramos momentos en los cuales el grupo se repliega para dejar sitio a la sección de cuerdas Trondheimssolistene y el violín solista de Ola Kvernberg que construyen pasajes de música contemporánea (“Doldrums”), para luego encontrarnos de lleno en el ámbito del pop con un corte como “Into the Gyre”.
Sin embargo, Motorpsycho, no obstante la descripción hecha líneas arriba, dista mucho de ser una ensaladera. La experiencia los ha llevado a aquilatar el valor de la música y a encontrar en los diferentes géneros de la misma, aquellos elementos que retoman para su propio sonido. De esa manera esa misma canción, “Into the Gyre”, que a los oídos de cualquiera se manifiesta como una tonada convencional, se transforma en una composición épica, con resabios de King Crimson, que se hermana con otros temas en los que campea el rock progresivo (“Out of the Woods”, “Through the Veil”, “Into the Mystic”).
Motorpsycho ha creado un disco energético, diverso, pero al mismo tiempo cimentado en un sonido que ha construido a lo largo de los años y cuyo brillo es ahora mayor, gracias a las diferentes voces instrumentales incorporadas. Es una obra majestuosa, un álbum doble que se ajusta muy bien al canon progresivo, pero que consigue romper los clichés de la veta sinfónica al dosificar el uso de las cuerdas y orientarlas más hacia la música de cámara (“Oh, Proteus a Prayer”) o la creación de atmósferas (“Sculls in Limbo”, “La Lethe”). Lo mismo puede afirmarse de la orquesta de jazz, cuyas apariciones imprimen un toque de fusión a la totalidad.
¿Qué tan lejos está Noruega? Aunque las distancias se mantienen, cada vez que uno escucha a Motorpsycho u otra banda proveniente de ese país, la ilusión de estar allí, a unos pasos, es inigualable. De esas cosas que sólo la música es capaz de conseguir...
Este es un discazo, si les parece lo podemos volver a revivir para disfrutarlo nuevamente. Aquí lo tienen para que lo escuchen, en el video de abajo, completito...
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