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Charly García - Hello ! Unplugged (1995)

#Músicaparaelencierro. Jerry pasó por el blog cabezón y dejó a"Hello!", que es el nombre del disco que Charly García grabó en el marco de la serie Unplugged organizada por el canal MTV en el año 1995. Con una carrera que ya había cambiado varias veces la historia del rock argentino y latinoamericano, en aquel entonces García mostró su plena vigencia con una serie exquisita de versiones de algunas de sus canciones más emblemáticas, tocando el piano de manera magistral y combinando en los arreglos la sonoridad de un violín y un violoncello, además de la voz y la guitarra de María Gabriela Epumer (quien lo secundó en voz en casi toda la presentación), la batería y bandoneón de Fernando Samalea, y las intervenciones del "Zorrito" Von Quintiero en teclados, órgano y bajo. Uno de los mejores conciertos "desenchufados" de la cadena MTV por lejos. Charly García grabó el 4 de mayo de 1995, en plena época de convivencia con su lado más oscuro, un concierto que además de tener versiones alternativas de algunas de las mejores canciones de su repertorio tiene momentos que divierten y sorprenden con un sonido compacto que –sin dudas- es de lo mejor que ha dado estos ciclos de conciertos de MTV.

Artista: Charly García
Álbum: Unplugged
Año: 1995
Género: Rock
Duración: 1:04:34
Nacionalidad: Argentina


Otro Charly para la saga... O yo no sé buscar o no tengo paciencia, pero no hay mucha información sobre este disco, y menos aún comentarios mas o menos respetables. Al parecer es el tercer disco en vivo de su etapa solista y, según el articulista de Wikipedia es un disco que "recoge varios de sus mejores temas en versiones desnudas, despojadas". 

Hello! MTV Unplugged es el tercer álbum en vivo del músico argentino Charly García. Fue grabado en vivo el 4 de mayo de 1995 en los estudios de MTV, en Miami, EE. UU.. Luego de despedir a su banda (Cassandra Lange) varias veces, García los retomaría (sin Juan Carlos Bellia) para hacer este recital, e incluiría a los hermanos Di Salvo para darle un toque más acústico con las cuerdas.
El rock desenchufado no pasaba por su mejor momento, la gloria de los "Clics modernos" y "Demoliendo hoteles" había quedado atrás y los fanes de Charly García pedían a gritos un gran disco, un puñado de canciones que le volvieran a dar sentido al acto, cada vez más raro, de comprar un disco "hecho en Argentina". Eran los tiempos en los que la MTV mandaba en el mundo de la música, sin un videoclip no existías, sin un concierto acústico, menos.

Wikipedia

Esto es algo bastante fácil de decir de un unplugged, algo que no muchos supieron resolver con altura. Intimamente pienso que el unplugged de Nirvana es insuperable, que realmente es un disco importante y con valor por sí mismo dentro de la carrera de la banda. Otro importante es el de Eric Clapton, quizás por la novedad, o quizás por cierto hartazgo del grunge, pero escuchar blues sin ningun aditamento sonó la mar de fresco. Ya mis amados Page & Plant aportan poco a sus archiconocidos temas (excepto por algunos arreglos que incorporan sonidos egipcios y marroquíes). A partír de ahí, un unplugged es algo, digamos, esperable, sino, en muchos casos, un lugar común (salvo que uno escuche por primera vez un artista en un disco de esta naturaleza). No quiero decir que no sean escuchables y disfrutables, pero evidentemente nadie esperará ninguna novedad. Creo que este unplugged de Charly (como el Estrelicia de Luis Alberto Spinetta) es una excepción. Simplemente porque explora todas las posiblidades de transmitir potencia con instrumentos no eléctricos; algo así como el Led Zeppelin III demostró que se podía hacer hard rock contundente con guitarras acústicas y mandolinas. Como el de Spinetta, se nota que es un disco pensado detalle por detalle, y eso es un valor más que auspicioso. 

En 1995, con el canal instalado en la grilla del cable y la marca Unplugged haciéndose fuerte a través de algunos shows históricos como el de Nirvana en Nueva York, llegaba la hora de empezar a producir el formato con artistas latinoamericanos. El esquema de producción que le permitía optimizar costos a MTV indicaba hacer dos shows en un mismo estudio, en la misma semana. Siendo México y Argentina los mercados principales para el canal, se empezaron a producir simultáneamente los shows de El Tri y el de Charly García. Pero mientras los mexicanos no hicieron más que adaptarse a las normas del canal y mostrarse agradecidos por la gran oportunidad que se les daba, con Charly fue distinto. 

En su libro de anécdotas, el baterista Fernando Samalea contó cómo fueron los días previos a la grabación del show con toda la banda en Miami. “Charly no estaba muy interesado en permanecer en su habitación: prefirió mudarla al interior de una limusina. Se empecinó en no bajarse jamás y le dio uso veinticuatro horas diarias. Tuvieron que asignarle tres choferes que cubrieron turnos de ocho horas cada uno. Allí se sentía como pez en el agua, provisto de equipo de música, minibar, cuadernos y un teclado amplificado. Circulaba interminablemente las calles soleadas de South Beach, sin rumbo determinado más que el constante andar”. El resto intentaba mantenerse lo más lejos posible de la limusina del jefe, caminando por la playa, comprando discos o probando tragos en los bares.

En medio de un renacimiento creativo y musical que supuso “La Hija de la Lágrima”, Charly García haría historia al ofrecer el primer concierto acústico de la versión latinoamericana de MTV Unplugged. El resultado: un recital que funge como repaso, homenaje a un carrera única y donde los errores son elementos que demuestran el tamaño de la leyenda argentina.
A mediados de la década de 1990, el rock en español experimentaba un momento lleno de hitos que lo marcarían profundamente. Separaciones y debuts se daban en oleada gracias al boom que supuso la llegada de MTV al continente. Sin embargo, un caso aislado estaba en efervescencia: el renacer de Charly García.
Su séptimo álbum solista “La Hija de la Lágrima” había finalizado una etapa llena de colaboraciones y reuniones que desgastaron su estilo, llevando al músico porteño a una obligatoria evolución en su sonido, pasando del pop meloso, el rock convencional a un rock experimental lleno de simbolismos pero de múltiples momentos de genialidad renovada.
Para aquella época, la serie Unplugged había llegado al continente y el inicio fue alejado de la base “desenchufada” del propio concepto con instrumentos eléctricos. Sería justamente con García que la música en español seguiría el camino acústico que se ha mantenido por más de 20 años y que ha dado grandes episodios a la altura de su contraparte en inglés.

EL CONCIERTO
Entre limusinas, conversaciones y ensayos limitados, Charly preparó su MTV Unplugged como una manera de repasar de su carrera a través de varios de los clásicos en su carrera. Si bien, en un principio el compositor fue escéptico respecto a este proyecto, lo cierto es que poco a poco fue cediendo e incluso, lo concibió con tanto ahínco que resultó en un concierto de vibras espectaculares: todo se escuchaba genial.
Con el cabello teñido de rubio para honrar a Kurt Cobain que había fallecido un año antes, García junto a la legendaria guitarrista María Gabriela Epumer, el emblemático tecladista Fabián Quintiero, el experimentado baterista Fernando Samalea así como los hermanos Erika y Ulises Di Salvo en violín y chelo respectivamente, recorrió toda una extensa vida artística en magistrales versiones renovadas.
“Yendo de la cama al Living” fue la apertura-preámbulo de un concierto que iba combinar la calidad traducida en arreglos acústicos sólidos con una excentricidad propia del de bigote bicolor, reflejada por la convivencia entre un piano de cola y una muñeca que intervenía con frases aleatorias pero que le da una magia única: un sello que esta bien representado en el título de esta presentación.
“Rezo por vos” fue el momento obligatorio para cumplir con el eterno homenaje al amigo y referente Luis Alberto Spinetta. Una nueva lectura que crece por la bella sección de cuerdas, la ambivalencia piano-órgano y la voz artificial de la muñeca.
 Tras una versión más blues de su clásico “Fanky”, llega el turno a la genial “Pasajera en trance”, canción perteneciente a “Tango”, primer álbum entre García y el bajista Pedro Aznar. Aquí se reinventa y consagra como clásico, gracias sobre todo al aporte de Gabriela Epumer, uno de los puntos más altos de este Unplugged.
Una seña de identidad para este recital fueron los constantes errores por parte de Charly. Curiosamente, estos fallos que podrían ser imperdonables en otras circunstancias, aquí magnifican la vibra intimista, auténtica y artística que siempre caracterizó al pianista. Esto se ve sobre todo con el meddley de Serú Girán, en el cual están presentes versiones míticas de tres canciones ya inmortales: “Serú Girán” “Eiti Leda” y “Viernes 3 AM”, con un homenaje en cuerdas al bajo virtuoso del ya mencionado Pedro Aznar.
“Cerca de la revolución”, considerada por Rolling Stone “mejor canción del rock argentino, tuvo su lugar como primer momento álgido del desenchufado. Enfundado en una guitarra acústica, García ofrece una gran interpretación de este clásico absoluto, que a la postre, sería reconocida en múltiples recopilaciones tanto del artista como del rock latinoamericano.
De su fenomenal “Piano Bar”, “Promesas sobre el bidet” reafirma la gran transformación que todas las composiciones sufrieron en esta presentación. Cuerdas que se fusionan fenomenal con el órgano y piano con los que García disfruta cual niño. Los voltios elevados dan paso a una nueva canción que pareciera pieza de música clásica.
El tango esta impregnado en muchas vertientes de la música argentina, una raíz de la que no se escapa sino que se retorna casi siempre. Y esto sucedió con “No soy un extraño”, en la cual se dejó de lado esa atmósfera electrónica para moverse por el bandoneón del baterista Salamea, ampliando el significado de lucha social ya reflejado en la versión de “Clics Modernos”.
Retomando su primer álbum cumbre como solista, “Los Dinosaurios” vuelve a reencarnar en un ambiente íntimo, donde los acordes de piano, las cuerdas en tono grave,un bajo sutil y un sentimiento vocal por parte de la dupla Epumer-García que sin duda dignifica el legado de un himno que en el mensaje sigue (desafortundamente) vigente.
Compuesta en 10 minutos, “Chipi Chipi” se convirtió en un clásico instantáneo y en la canción que sin duda revivió la carrera de Charly. Por ello, se hizo infaltable en este concierto, que si bien, respetó en gran medida la original, lo cierto es que esta reinvención es una mezcla genial entre lo extravagante y lo clásico.
El formato acústico ha funcionado en diversas ocasiones para explorar influencias y reinventar la música que se ha compuesto. De esta manera, Charly invoca al rock and roll y al blues para entregar una exquisita reforma de “La Sal No Sala”. Nuevamente, los errores hacen que el brillo sea aún mayor, traduciéndose en otro punto de creatividad total.
El ocaso del recital comenzó con “Nos siguen pegando abajo”, la cual es el momento donde todos los músicos se lucen y el Charly García alocado pero genio, se hace presente. Esta es una de las transformaciones más notables, ya que se pasa del new wave más electrónico a algo más orgánico que deja ver las claras influencias clásicas del propio músico.
Versatilidad y bipolaridad son adjetivos que describen la música del argentino. Por un lado, “Ojos de Videotape” ofrece una calma, algo más clásico y laxo. Por otro lado, “Demoliendo Hoteles” es ese ánimo elevado de plena juventud, rebeldía, carácter contestatario que posee un toque más poderoso gracias a una cuerdas vertiginosas y que sustituyen magistralmente a las guitarras eléctricas. Joya.
“Fifteen forever” es el cierre que resume la esencia del Charly auténtico. Bromista, ocurrente, virtuoso y sorpresivo, el cantante se muestra tal cual es a través de la pequeña charla-petición que da paso a una bella pieza instrumental. Enmascarado con la sombra y jugueteando con un “croar”, García se despide tras una velada excepcional.

25 AÑOS DE REVOLUCIÓN
El “Hello! MTV Unplugged” supuso un auténtico móvil de cambios tanto para el artista como para la música en español. En el caso del compositor, este concierto supuso el punto previo a una nueva etapa experimental encarnado por la frase “Say No More”. En cuanto a la escena del continente, la serie obtuvo el argumento que motivaría a otros artistas a desenchufarse y respetar el formato acústico.
A 25 años de aquel “Hello” dicho por una muñeca, la magia que impregnaba todo, que embellecía los fallos, que suponía la convivencia efectiva entre lo improvisado y lo meticuloso, sigue vigente, fresco pero sobre todo, emociona como aquel 4 de mayo de 1995 en Miami. Por qué la música de Charly García es como aquella “canción sin fin”.

Jofe Melu

Con la producción de Joe Blaney y el rol determinante de María Gabriela Epumer, el medley de Serú Girán y versiones renovadas de clásicos como “Yendo de la cama al living”, “Ojos de videotape” y “Rezo por vos” se convirtieron en piezas claves de un gran Unplugged. Para la compañía fue el mejor de los comienzos, pero para Charly fue el final de esa formación. Luego del show hubo una pelea y la banda se desarmó. “Podríamos haber salido a tocar el Unplugged por todo el continente”, se lamenta Von Quintiero.



 
 
 
 
 
 
 
 



 

 

La llegada de MTV a Latinoamérica en 1993 facilitó que el rock argentino tuviera sus propios Unplugged. “Había cierta urgencia por mover la marca para conseguir acuerdos comerciales”, dice Alex Pels, responsable de la señal en esa época. Todos fueron grabados en Miami y hubo algunos híbridos eléctricos, como el primero, protagonizado por Los Fabulosos Cadillacs en 1994, durante el éxito “Matador” - “nos propusieron hacer un show con gente sentada, portándose bien, pero en el que nosotros podíamos tocar con la potencia de siempre”, recuerda Sergio Rotman- y los de Divididos y Babasónicos años más tarde. Pero otros, como los de Charly García y Soda Stereo, encarnaron a la perfección el formato, actualizando la idea de “acusticazo” y logrando por fin que el rock nacional brillara igual que el anglo.

El 4 de mayo de 1995, Charly García viajó a Miami para grabar una participación para el ciclo Unplugged de MTV.  El resultado final, Hello!, llegó a las bateas unos meses después, y aunque tuvo al músico y su banda en un pico creativo notable, las tratativas para llevarlo a cabo tuvieron, cuando no, sus idas y venidas.
Para conmemorar los 25 años de ese show, Fabián "Zorrito" Von Quintiero, eterno aliado de García y tecladista devenido bajista de un ensayo al otro para esta ocasión, recuerda la historia detrás de uno de los conciertos históricos de la señal. Say no more.

Charly García y yo teníamos una relación muy directa con Alejandro Pels, que es el que arrancó con MTV en castellano en Nueva York. Era una hora por semana en Telemundo, creo, no me acuerdo bien en qué cadena. Cada vez que íbamos a Nueva York le hacían nota a Charly y así nos hicimos amigos de Pels. Y un día lo llamaron y lo pusieron de director para el nuevo proyecto de MTV Latino. En esa época había mucha guita para producir cosas en MTV, entonces Pels nos llevaba. No sé, fuimos a esos programas como Rock & Gol, o de esos a los que te llevaban una semana a Miami a presentar videos como VJ invitado. Un verano estábamos con Charly haciendo Casandra Lange y lo llamé a Pels y le pregunté "Che, ¿no tenemos nada para hacer con Charly así nos vamos unos días a Miami? ¡MTV era una agencia de turismo hermosa!
En ese momento, Charly no tenía manager, no tenía nada, y yo lo ayudaba, como siempre. Cuando le pregunté eso a Pels, él me dijo "¿Pero cómo está Charly García? Porque tenemos que encarar un proyecto nuevo que va a ser en MTV que son unos Unplugged en español, eso ya se está haciendo la versión americana. Pero quiero saber cómo está él porque va a ser el primer Unplugged, yo no quiero líos". Y yo le dije: "Charly está perfecto (carcajadas). ¿No ves las crónicas que llegan de la gira de Casandra?" La verdad es que ahí Charly estaba bárbaro. Lo único era que el show era rarísimo, porque llegabas y adelante del escenario había un plástico transparente; tocábamos en una burbuja, tipo Michael Jackson, era la influencia de Jackson. Entonces le mandé a Pels reviews de las crónicas que habían salido en los diarios esos días. Le hice la psicológica...
Entonces Pels me mandó unos VHS que eran de los Unplugged que habían hecho hasta entonces, pero eran muy cortos, no como los que hubo después: eran tres guitarras acústicas, el cantante, el bajista, sin batería... una cosa muy fogón. Yo fui a la casa de Charly García con los VHS, llevé la videocassetera, enchufé todo. Éramos Charly y yo solos en el living. Cuando lo puse, empezó a mirarlo y me dijo "¿Esto querés que haga? ¡Esto yo ya lo hice con Sui Generis, boludo!"
Charly quería tocar teclados, no quería saber nada con hacer las cosas así. Entonces lo llamé a Pels y cuando le dije, me respondió "No, pero no puede ser, me quiere manejar el concepto". Entonces empezó una negociación... Charly dijo "Ah, no quieren que enchufe nada, ok". Y me peló un teclado Casio con parlantitos, que había que tomar por micrófono... A Pels le dije: "Viste cómo es Charly, él tiene que ser el primero". El primero es García, siempre. La negociación se fue ablandando y se metió Sony, que tenía que poner guita para el disco. Yo era muy ingenuo porque no era empresario, era músico, entonces quedé afuera y la negociación la hacían los abogados de Sony, aunque yo estaba en la producción.
Empezamos a ensayar en la casa de Charly porque era "unplugged", era chiquito. Él tenía el piano y ese teclado Casio. Pero como él estaba en su casa, ensayaba un tema y se iba al cuarto, de repente se quedaba dos horas ahí y volvía. Se hacía largo... Y Charly estaba con la costumbre de filmar todo: mientras nosotros tocábamos, él filmaba. Eran ensayos largos. Y un día se fue al cuarto y (el bajista Fernando) Lupano dijo "Yo estoy roto, no aguanto más, es muy largo". Pero la cámara había quedado prendida. A la noche Charly lo escuchó y me avisó: "Se corta con Lupano". Por eso yo terminé tocando el bajo en el Unplugged, con un bajo acústico que tenía Charly en la casa. Yo tocaba el teclado y el bajo.
En los ensayos la cuestión no caminaba. Yo empezaba a ver cómo se desvanecía la cosa, porque cuando Charly se pone así como que no se copa... En esa época yo estaba en obras con el Soul Café y mi socio era un muchacho que tocaba en la Filarmónica del Colón. Entonces le consulté a Pels si podemos poner un trío de violín, viola y cello. Y dice que eso sí podría ser. Le pedí a mi socio si podía conseguirme un trío del Colón que la pudiera rockear un poco y trajo al de los hermanos Di Salvo.
Para el primer ensayo, los citamos en la sala a las cuatro de la tarde. Les pasamos "Yendo de la cama al living", todavía sin Charly, pero más o menos tocamos como veníamos tocando. Pero eran las nueve de la noche y Charly no venía. Ya estaba medio deprimido, porque al final es un desastre estar en el medio de la presión del otro: eso lo tienen que hacer los managers. Lo llamé a Charly y me dijo "Bueno, ya voy". Llegó como a las diez y media. Los pibes estaban re ansiosos. Llegó García, se sentó en el teclado y en el medio de la canción la piba empezó a hacer el solo de violín. Ahí Charly me miró y me hizo con la cabeza "ok". Y ahí se destrabó todo y fuimos para adelante.
Charly pidió que el Unplugged lo grabara Joe Blaney, estuvo bien ahí... Llegamos a Miami, estábamos en un hotel en Ocean Drive, frente a la playa, e íbamos a ensayar al estudio. Había dos Unplugged, el nuestro y el de El Tri, que se grababa al día siguiente. El escenario era una belleza, una hermosa puesta en escena. Pero era una situación muy distinta a la que estamos acostumbrados nosotros, a la gente gritando, el volumen fuerte; era otra situación y se tocaba distinto, sin la potencia esa que te mueve el orto. Pero sonaba divino. Y el piano de Charly era espectacular.
El tema es que, por más que en la grabación estaba lleno de gente, no era un show sino un programa de tele. Se paraba, se volvía a hacer un tema... Y la ejecución era silenciosa, porque la gente no gritaba sino que aplaudía después. Así que fue tenso. Cuando terminamos, fue la liberación. Yo estaba por los techos me había sacado un lío de encima. Porque una cosa es la Argentina y otra es lidiar con las corporations...
Con (el baterista Fernando) Samalea, con quien dormíamos en el mismo cuarto, lo primero que dijimos fue "Vamos a comer una burger por ahí, a dar una vuelta", pero cuando íbamos a salir del estudio, Charly nos dijo "Ok, los espero en el lobby y nos vamos todos en la limusina a joder por ahí". Él andaba con una limusina blanca todo el día. Y después de ese día que había sido tan largo, tan tenso, yo no quería subirme a la limusina y Samalea tampoco. Entonces Charly García se quedó plantado en el lobby del hotel, tomando un trago, esperando que nosotros bajemos, mientras Sama y yo saltamos por la ventana del costado del hotel y nos fuimos a comer. Cuando Charly se enteró, se rayó y nos rajó. A toda la banda. Pero dejamos una bella pieza musical (se ríe), un discazo que nadie se imaginaba que fuera a vender tanto.
Nota original


Lista de Temas:

1. Yendo de la cama al living
2. Rezo por vos

3. Fanky
4. Pasajera en trance
5. Serú Girán medley: Eiti Leda/Viernes 3 AM
6. Cerca de la revolución
7. Promesas sobre el bidet
8. No soy un extraño
9. Los dinosaurios
10. Chipi Chipi
11. La sal no sala
12. Nos siguen pegando abajo (Pecado mortal)
13. Ojos de video tape
14. Demoliendo hoteles
15. Fifteen forever

Alineación:
Charly García / Voz, teclados, guitarra
Fabián Quintiero / Órgano Hammond, teclados, bajo acústico y coros

María Gabriela Epumer / Guitarras, voz y coros
Fernando Samalea / Batería, bandoneón en 8
Erica di Salvo / Violín
Ulises di Salvo / Cello

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