En la década del 70, este guitarrista de Nueva Jersey pegó un salto su carrera cuando se sumó a las filas de Return To Forever, el supergrupo de jazz-rock liderado por Chick Corea. En 1980 y ya como solista, formó su sociedad más celebrada junto a los guitarristas Paco de Lucía y John McLaughlin, que dio como resultado "A Friday Night In San Francisco". Pero si hay algo que a Al Di Meola le quedará pendiente será ese disco que estuvo planificando junto a Astor Piazzolla, el músico que más lo influyó (según el propio Di Meola) y de quien llegó a ser amigo: "Estuvieron The Beatles, Chick Corea y el rock de los 60, pero Piazzolla fue el que puso todo en su lugar para mí. La música de fusión venía en caída libre, el jazz-fusión solo atraía a hombres que querían escuchar solos con velocidad y técnica, pero eso no tenía ninguna sensibilidad ni atraía a las mujeres. La música de Piazzolla era muy compleja también, pero te afectaba sentimentalmente, te conmovía el corazón. Era melancólica... Fue él quien me hizo volver a ver que la melodía era lo importante y que se podía componer música desafiante y profunda a la vez." Aquí, la historia del disco que proyectaron estos dos músicos y que no fue por la temprana muerte de Astor, una historia que tal vez no muchos conozcan.
Guitarrista pionero en el movimiento de fusión del jazz con el rock a mediados de la década de 1970 y luego con los ritmos latinos, cuando conoció a Piazzolla estaba maduro para absorber el tango, una música que siempre atrajo a los músicos de jazz. Piazzolla se codeaba constantemente con músicos de jazz a quienes admiraba, como Miles Davis, Lionel Hampton, Pat Metheny, Michel Petrucciani y Jim Hall. El quinteto, reforzado por Gary Burton, cruzó medio mundo y llegó hasta Japón. Por ese tiempo, Di Meola ya había comenzado a explorar los estilos populares de la música del mundo, y si bien Piazzolla sabía quien era él, éste ignoraba quién era Piazzolla.
Piazzolla sabía de Di Meola por la participación de éste en Return to Forever, el grupo que Chick Corea. A juzgar por Horacio Malvicino, guitarrista e integrante casi permanente de las agrupaciones de Piazzolla, la atracción de Piazzolla por el enfoque musical de Corea era tal que, estando ambos en New York en mayo de 1976, cuando Astor vio un anuncio de una próxima actuación de Return To Forever en el Carnegie Hall, inmediatamente se puso en la fila para comprar las entradas y verlo en vivo. El grupo se presentaba para promover su nuevo álbum "Romantic Warrior" y último que grabaría. Cuenta Malvicino que Piazzolla quedó más que maravillado con la actuación. Fue tal el impacto que el grupo le causó en el pensamiento musical de Piazzolla, que lo inspiró para organizar su propio Octeto Electrónico en 1976, un experimento fallido hecho a imitación de la fusión jazz-rock.
Di Meola conoció a Piazzolla en 1985 en el Festival de Jazz de Sapporo, Japón, aunque hay versiones que dicen que fue en un festival de Amsterdam, Holanda, en 1989, cuando entablaron su relación.
Y si bien durante los años siguientes, disfrutó sus encuentros en giras, conciertos y festivales internacionales, intercambió partituras y cartas y elaboró planes de colaboración mutua, jamás grabó con él a pesar del deseo mutuo de hacerlo. Planeaban grabar un disco juntos, pero Astor tuvo aquel accidente cerebrovascular que lo dejó en coma por dos años antes de morir. Por suerte Al Di Meola conoció al gran bandoneonista Dino Saluzzi, y con él lanzaron el proyecto "World Sinfonia".
Cuando descubrí a Astor Piazzolla noté una combinación de mucha intelectualidad y al mismo tiempo mucho corazón. A veces lloraba al escucharlo. ¿Qué mejor halago podés tener que tocarle el corazón a alguien con la música? Creo que ese fue el cambio más motivador que tuve musicalmente. Me ayudó a desarrollar el estilo y el sonido que tengo hoy, y por eso mi conexión con la Argentina es especial.En 1985, cuando Di Meola lo conoció, Piazzolla ya era aclamado a nivel internacional, especialmente en Europa, mientras que en los EE.UU. recién se empezaba a difundir su nombre. Ya asomaban tímidamente sus discos en las desquerías, tiempo atrás había grabado el LP "Summit" con Gerry Mulligan (1974); en 1981 había debutado en el Kennedy Center de Washington, en 1986 había tocado con Gary Burton en el Festival de Montreaux, Suiza, y luego grabado ambos el LP "New Tango"; en 1987, luego de varias cortas girar por el país, se había presentado con su Quinteto en el The Bandshell del Central Park neoyorquino, y ya estaba por salir a la venta su álbum "Tango: Zero Hour" recién grabado en New York. Pocos años después, en 1990, grabaría con el prestigioso Kronos Quartet sus "Five Tango Sensations".
Mi relación con él fue muy buena. Astor y yo nos hicimos muy amigos en sus últimos años, y cuando lamentablemente tuvo el infarto, fue además con un timingmalísimo, porque apenas terminó su ópera en París, me había ofrecido un proyecto para que trabajáramos juntos. Nos escribíamos muchísimas cartas y hablábamos por teléfono seguido. Me acuerdo que me decía: “Alberto, te voy a mandar algo que quiero que toques”, y al mismo tiempo me enviaba notas felicitándome. Es increíble cuando lo pienso, porque él me consultaba cómo teníamos que hacer el disco: si yo lo prefería con orquesta, dúo o cuarteto. No podía creer que este semidios estuviera preguntándome a mí estas cosas. Tengo los mejores recuerdos de él.
Di Meola conoce a Astor
Fue por ese entonces que Di Meola se cruzó con Burton -de acuerdo a la leyenda del jazz, en los pasillos de la Universidad de Berklee, donde ambos habían estudiado-, y sabiendo que andaba enredado con unos músicos argentinos le preguntó "¿Qué estás tocando con esos tipos?", a lo que Burton le respondió: "La música más difícil que he tocado en mi vida".
Lalo Schifrin definió la música de Astor Piazzolla como "un sonido universal que necesita concentrarse en el lenguaje de Buenos Aires. Cuanto más loca es, más universal se vuelve". Según Rubén Berdichevsky su obra es tenebrosa e irónica, esquiva, desgarradora, perversa y al mismo tiempo, arrasadora, nostálgica, amarga, tierna, dolorosa y alegre, inquieta y serena. No está muy lejos de la verdad, pues al escuchar a Piazzolla uno reconoce esa potencia estética y solitaria de un género que no encierra un único género, pero en el cual es indiscutible su particular modo de presentarnos el tango.
Burton, que en 1998 llegó a grabar dos álbumes con la música de Piazzolla respaldado por los miembros del Quinteto original del bandoneonista, le hizo oír a Di Meola algunas grabaciones. Y así como Burton manifestó que "Piazzolla cambió su manera de tocar", Di Meola dijo "fui sacudido por la música de Piazzolla. Fue como descubrir un nuevo Bach".
Cuando Di Meola escuchó la noticia, estaba trabajando en la partitura de Tango Suite que el maestro le había hecho llegar poco antes para que la adaptase a guitarra y la interpretara en su propio estilo, sin copiarla textualmente como hacen habitualmente los músicos de tango.
Estas palabras indujeron a Di Meola a interpretar la música de Piazzolla de una manera, que si bien se acerca a las versiones originales, a veces está teñida con ritmos del Caribe, flamenco y percusión africana.
En ese momento Di Meola pensó en armar la agrupación "World Sinfonia" para tocar no sólo sus obras sino la música de Piazzolla, ahora como un homenaje. Atrapado por el nostálgico sonido del bandoneón, en ausencia de Piazzolla su mejor opción para continuar con el proyecto era Dino Saluzzi, a quien había escuchado tocar en algunos festivales en Europa.
Fue así como en 1990 Saluzzi, un excepcional bandoneonista y compositor argentino director de su propio conjunto de avant-garde fusionando tango, jazz y folklore del norte argentino, se incorporó a la primera formación de "World Sinfonia".
De entre los varios álbumes grabados por este grupo los dos mejores están integrados primariamente con obras de Piazzolla o inspirados en su música. Uno, el auto-titulado "World Sinfonia" (1990), incluye dos movimientos de los tres de la Tango Suite de Piazzolla, así como el conmovedor tema de Di Meola El último tango de Astor; el otro "The Heart of the Immigrants" (1993), incluye cinco composiciones de Piazzolla: Milonga del ángel, Bordel 1900, Cafe 1930, Night Club 1960, y Tango II.
En ambos CDs Di Meola consiguió recrear el clima del tango melódico para llegar a grandes audiencias. No le fue ajeno a esto la maestría instrumental de Saluzzi, brindando asombrosos dúos de bandoneón y guitarra.
La influencia de Piazzolla en Di Meola fue perdurable, como lo prueba el álbum "Diabolic Inventions and Seduction for Solo Guitar" (2006, íntegramente a la música de Piazzolla que contiene cinco clásicos del maestro: "Romántico", "Adiós Nonino", "Tema de María", "Tangata del Alba", y "Milonga del Ángel")o "Di Meola Plays Piazzolla" que contiene "Tango II", "Oblivion" y "Milonga del Ángel", "Verano Reflections" de Astor Piazzolla y Al Di Meola y un tributo a Piazzolla titulado "Last Tango for Astor". Pero también en "Pursuit of Radical Rhapsody" (2011) o en "Opus" de 2018, en el que a pesar de la ausencia total de temas de Piazzolla, éste está presente tanto en el sonido del grupo como en las composiciones originales de Di Meola que se escuchan.
Quedará en la imaginación de cada uno cómo habría sido ese ansiado disco entre dos genios, y si bien nunca lo sabremos, sus ecos aún retumban en la música de Al Di Meola. Es lo único que tendremos para conformarnos.
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