¿Están de humor para un baile fogoso? Espero que sí.
Hoy ampliamos nuestra colección de danzas del Renacimiento y el Barroco. Hoy les presento el canario, un baile vertiginoso que se extendió por toda Europa a finales del siglo XVI y principios del XVII (supongo que más o menos como el dab o cualquier otro meme bailongo que se haga viral en Internet).
El canario figura no solo en los manuales de baile franceses y españoles de la época, como los de Fabritio Caroso, Cesare Negri y Thoinot Arbeau, sino que también se menciona en páginas de Cervantes, Lope de Vega y Shakespeare. En el Acto III de Trabajos de amor perdidos, por ejemplo, Moth habla de «tararear una giga con la punta de la lengua y ejecutar un canario con los pies», y en el Acto II de Bien está lo que bien acaba, Lafeu dice al rey que conoce a una mujer que ejerce la medicina y es «capaz de infundir vida a las piedras, de animar una roca y de hacernos bailar un canario con fuego y mucha animación».
«Con fuego y mucha animación», ¿eh? Parece que el canario tenía que ser un baile con mucho movimiento, si hemos de creer lo que dicen los manuales antiguos. Se habla de «zapateo rápido con punta y tacón», o de «saltos enérgicos», esos tijeretazos con las piernas que también se llamaron «saltos de rana». Tal vez no sea conveniente practicar estas cosas en casa.
Clemency Burton-Hill
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