Y volvemos con los metaleros canadienses Voivod, unos tipos que hicieron escuela y prepararon el terreno para mucho de lo que vendría después, en otro aporte de LightbulbSun. Este es su segundo álbum de estudio, y es un disco histórico del trash metal, aunque en su momento haya pasado desapercibido, y que muestra a las claras el espíritu de esta banda de culto: siempre hicieron lo que se les cantaba las pelotas más allá de cualquier marketing, cualquier noción mercadotécnica, y siempre fueron honestos en su propuesta artística. Brutal, anárquico, under, caótico, agresivo, enérgico y bestial, son los reyes del prog trash metal buscando su sonido definitivo. Y para culminar la presentación, copio las últimas palabras de uno de los comentarios del disco: "Si la música, como toda forma de arte, es una expresión de las emociones de sus creadores, pocos han sabido expresar la ira de un modo tan genial como los cuatro Voivodas del Thrash. Insuperable."
Artista: Voivod
Álbum: Rrröööaaarrr
Año: 1986
Género: Progressive Thrash Metal
Duración: 38:12
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Canadá
Vamos a presentar el disco con acento español, en este comentario que me ha resultado muy gracioso pero muy bueno.
El Marqués
Para escucharlo, tienen el video anterior...
Lista de Temas:
1. Korgüll the Exterminator
2. Fuck Off and Die
3. Slaughter in a Grave
4. Ripping Headaches
5. Horror
6. Thrashing Rage
7. The Helldriver
8. Build your Weapons
9. To the Death
Alineación:
- Denis Bélanger "Snake" / vocals
- Denis d'Amour "Piggy" / guitar
- Jean-Yves Thériault "Blacky" / bass
- Michel Langevin "Away" / drums
Artista: Voivod
Álbum: Rrröööaaarrr
Año: 1986
Género: Progressive Thrash Metal
Duración: 38:12
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Canadá
Vamos a presentar el disco con acento español, en este comentario que me ha resultado muy gracioso pero muy bueno.
Eran más brutos que un saco de piedras. Podrían servir para abrir cocos a cabezazos a la hora de los postres en una reunión familiar. Snake cantaba mal, a mí que no me toquen las narices, y la producción de este disco ¿Qué producción? Ni me acuerdo de la repercusión que obtuvo en su momento el debut de estos canadienses, probablemente porque debió tener muy poca. Vale, si, sois thrashers hasta la médula, pero esperamos algo más, parafernalia satánica, algo de marketing, interés en telonear a esas bandas de San Francisco que están pegando tan fuerte.
¿Y vosotros, que ofrecéis? ¿Un segundo disco que no suena tan apocalíptico como el anterior y ya está? Estos no se comen un colín ¡Si ni siquiera el cyborg zombie de la portada impresiona tanto como el guerrero de “War and Pain”, a este parece que lo hayan colocado de frontón en la Casa de las Conchas de Salamanca , y lo hayan puesto a rodar!
Hombre, esos caracteres caligráficos con que rotula el batería Away las letras en el libreto siguen teniendo su punto, y mira, el cerebro de la banda, Piggy, parece un troll con su metro cincuenta, pero qué diablos! Tampoco Kerry King es un gigante. Además que mas da, si esto no lo va a comprar nadie, uno no se presenta en una tienda de música y le dice al dependiente: “Buenos días, me llevo un RRRÖÖÖAAARRR”. A nadie le apetece verse en la siguiente escena de su vida envuelto en una camisa de fuerza, como Alice Cooper cuando canta “The Ballad of Dwight Fry”.
Nada, pasando, no lo intento más, estamos en 1986 y hay una oferta de música potente inmejorable ahí fuera, que estos tíos son un dolor de cabeza. Pero ¡oh amigos! Que no nos engañen las apariencias, que Voivod eran muy buenos. Siempre lo han sido, y su caso es otro de los expedientes X del Thrash, parecido al de un Larry LaLonde, que salió de Possessed para revelarse como todo un alquimista de las seis cuerdas junto a Les Claypool en Primus, o al de un Alex Skolnick, que en paralelo a su carrera con Testament ha registrado ya unos cuantos discos de versiones instrumentales de standards del Heavy Metal en clave de Jazz.
A partir de “Nothingface” (1989), los voivodas del país de los alces sorprendieron sofisticando su sonido hasta extremos casi floydianos, no es casual que hicieran aquella versión del “Astronomy Domine”, en una evolución que se inició pausadamente, ya en los tiempos de “Killing Technology” (1987) y “Dimension Hatröss” (1988), pero en el 86 todavía sabían a carne cruda.
En realidad ese carro de combate lleno de pinchos de la cubierta representa la dureza, la inaccesibilidad de su música. Voivod podían con todo, eran un bloque compacto e impenetrable, un búnker acorazado con capacidad de destrucción aterradora, y acercarse a ellos te convertía en escabechina. Esa sangre que tiñe de rojo los aguijones del frontal inferior, en el armazón que recubre la oruga del tanque, podría pertenecer a cualquiera de nosotros. A la banda de los dos Denis, D´ Amour y Belanger –como me gusta la pronunciación de esos apellidos francófonos- convenía acercarse preparado. Con los oídos macerados por anteriores descargas de primitivo Black Metal, todo el Thrash que hubiéramos podido escuchar en aquella época en que el acceso a esa música era tremendamente complicado, y toneladas de Heavy Metal como aperitivo, apenas una sencilla y saludable ensalada antes del plato fuerte y picante, no apto para muchos estómagos, que suponía una ración de estos cuatro salvajes.
Seamos sinceros, a esta gente en tiempo real la habrán disfrutado muy pocos. Me gustaría saber cuantos individuos se hubieran acercado a verles en el improbable caso de que hubieran venido a España para presentar este disco.
Pero sobran los argumentos a la hora de defender el ataque implacable, asesino y frontal de estas nueve minas claymore.
Tampoco es un disco del que se puedan destacar una por una las canciones. Seguimos encontrando disonancias, viscerales arritmias, punteos demenciales, alaridos y golpazos con las baquetas que por momentos hacen quedar a Lemmy y a Mikkey Dee como parvulitos en la función de fin de curso, ahora que llegan las vacaciones de verano. Y todos sabéis que eso no se puede afirmar de cualquiera.
Y que a estas alturas, en que estamos acostumbrados a escuchar de todo, no es tan duro para el oído, diantre! “Körgull the Exterminator”, menudo título, abre la masacre sonora con ese rumor que brota de la nada y sin que te des cuenta ya te está avasallando, y a partir de ahí ya no hay resquicio para la piedad.
Escúchenlo del tirón, pues hay pocos discos tan empastados como este, pero deténgase en los detalles: La chulería punkarra de “Fuck off and Die”. Los baquetazos al final de “Slaughter in a Grave”. La trituradora sónica que es “Ripping Headaches”. El ambiente esquizoide de “Horror”. La mayor ortodoxia de “Thrashing Rage”. El torbellino arremolinado que se crea en el interior de “The Helldriver”, con esas atronadoras guitarras. El espectacular desorden en “Build your Weapons”, donde cada uno va por su lado (¡esos redobles! ¡Ese Snake desaforado!) El comienzo instrumental de “To the Death”, instante favorito para el abajo firmante.
No me cansaré de repetirlo. Si la música, como toda forma de arte, es una expresión de las emociones de sus creadores, pocos han sabido expresar la ira de un modo tan genial como los cuatro Voivodas del Thrash. Insuperable.
¿Y vosotros, que ofrecéis? ¿Un segundo disco que no suena tan apocalíptico como el anterior y ya está? Estos no se comen un colín ¡Si ni siquiera el cyborg zombie de la portada impresiona tanto como el guerrero de “War and Pain”, a este parece que lo hayan colocado de frontón en la Casa de las Conchas de Salamanca , y lo hayan puesto a rodar!
Hombre, esos caracteres caligráficos con que rotula el batería Away las letras en el libreto siguen teniendo su punto, y mira, el cerebro de la banda, Piggy, parece un troll con su metro cincuenta, pero qué diablos! Tampoco Kerry King es un gigante. Además que mas da, si esto no lo va a comprar nadie, uno no se presenta en una tienda de música y le dice al dependiente: “Buenos días, me llevo un RRRÖÖÖAAARRR”. A nadie le apetece verse en la siguiente escena de su vida envuelto en una camisa de fuerza, como Alice Cooper cuando canta “The Ballad of Dwight Fry”.
Nada, pasando, no lo intento más, estamos en 1986 y hay una oferta de música potente inmejorable ahí fuera, que estos tíos son un dolor de cabeza. Pero ¡oh amigos! Que no nos engañen las apariencias, que Voivod eran muy buenos. Siempre lo han sido, y su caso es otro de los expedientes X del Thrash, parecido al de un Larry LaLonde, que salió de Possessed para revelarse como todo un alquimista de las seis cuerdas junto a Les Claypool en Primus, o al de un Alex Skolnick, que en paralelo a su carrera con Testament ha registrado ya unos cuantos discos de versiones instrumentales de standards del Heavy Metal en clave de Jazz.
A partir de “Nothingface” (1989), los voivodas del país de los alces sorprendieron sofisticando su sonido hasta extremos casi floydianos, no es casual que hicieran aquella versión del “Astronomy Domine”, en una evolución que se inició pausadamente, ya en los tiempos de “Killing Technology” (1987) y “Dimension Hatröss” (1988), pero en el 86 todavía sabían a carne cruda.
En realidad ese carro de combate lleno de pinchos de la cubierta representa la dureza, la inaccesibilidad de su música. Voivod podían con todo, eran un bloque compacto e impenetrable, un búnker acorazado con capacidad de destrucción aterradora, y acercarse a ellos te convertía en escabechina. Esa sangre que tiñe de rojo los aguijones del frontal inferior, en el armazón que recubre la oruga del tanque, podría pertenecer a cualquiera de nosotros. A la banda de los dos Denis, D´ Amour y Belanger –como me gusta la pronunciación de esos apellidos francófonos- convenía acercarse preparado. Con los oídos macerados por anteriores descargas de primitivo Black Metal, todo el Thrash que hubiéramos podido escuchar en aquella época en que el acceso a esa música era tremendamente complicado, y toneladas de Heavy Metal como aperitivo, apenas una sencilla y saludable ensalada antes del plato fuerte y picante, no apto para muchos estómagos, que suponía una ración de estos cuatro salvajes.
Seamos sinceros, a esta gente en tiempo real la habrán disfrutado muy pocos. Me gustaría saber cuantos individuos se hubieran acercado a verles en el improbable caso de que hubieran venido a España para presentar este disco.
Pero sobran los argumentos a la hora de defender el ataque implacable, asesino y frontal de estas nueve minas claymore.
Tampoco es un disco del que se puedan destacar una por una las canciones. Seguimos encontrando disonancias, viscerales arritmias, punteos demenciales, alaridos y golpazos con las baquetas que por momentos hacen quedar a Lemmy y a Mikkey Dee como parvulitos en la función de fin de curso, ahora que llegan las vacaciones de verano. Y todos sabéis que eso no se puede afirmar de cualquiera.
Y que a estas alturas, en que estamos acostumbrados a escuchar de todo, no es tan duro para el oído, diantre! “Körgull the Exterminator”, menudo título, abre la masacre sonora con ese rumor que brota de la nada y sin que te des cuenta ya te está avasallando, y a partir de ahí ya no hay resquicio para la piedad.
Escúchenlo del tirón, pues hay pocos discos tan empastados como este, pero deténgase en los detalles: La chulería punkarra de “Fuck off and Die”. Los baquetazos al final de “Slaughter in a Grave”. La trituradora sónica que es “Ripping Headaches”. El ambiente esquizoide de “Horror”. La mayor ortodoxia de “Thrashing Rage”. El torbellino arremolinado que se crea en el interior de “The Helldriver”, con esas atronadoras guitarras. El espectacular desorden en “Build your Weapons”, donde cada uno va por su lado (¡esos redobles! ¡Ese Snake desaforado!) El comienzo instrumental de “To the Death”, instante favorito para el abajo firmante.
No me cansaré de repetirlo. Si la música, como toda forma de arte, es una expresión de las emociones de sus creadores, pocos han sabido expresar la ira de un modo tan genial como los cuatro Voivodas del Thrash. Insuperable.
El Marqués
Para escucharlo, tienen el video anterior...
El segundo álbum de Voivod, Rrröööaaarrr, es una mezcla fascinante de thrash metal y elementos progresivos. Aunque no es tan conocido como algunos de sus otros trabajos, este disco es una parte vital de la evolución de Voivod.
«Rrröööaaarrr» destaca por su originalidad y su enfoque experimental. Voivod no tenía miedo de tomar riesgos, y este álbum es un testimonio de su audacia y su visión creativa.
Lista de Temas:
1. Korgüll the Exterminator
2. Fuck Off and Die
3. Slaughter in a Grave
4. Ripping Headaches
5. Horror
6. Thrashing Rage
7. The Helldriver
8. Build your Weapons
9. To the Death
Alineación:
- Denis Bélanger "Snake" / vocals
- Denis d'Amour "Piggy" / guitar
- Jean-Yves Thériault "Blacky" / bass
- Michel Langevin "Away" / drums
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