#Músicaparaelencierro. Y vamos cerrando la semana en el blog con más Tool en otro gran aporte de LightbulbSun. Dicen por allí que esta es "una de las experiencias más intensas y fascinantes del rock de las últimas décadas", y tanto es así, que algunos comentaristas lo consideran la obra maestra de Tool, incluso por arriba de su aclamado y amado "Lateralus". Aunque nosotros sabemos que no se pueden tomar definiciones absolutistas y que todo depende del gusto de cada uno (como dice el dicho, el gusto es como el culo, cada uno tiene el suyo y hace con él lo que quiere). Pero si debemos decir algo objetivamente es que definitivamente esta es un disco mítico y fue la obra que definió a la banda como algo distinto, críptica, apocalíptica, alucinógena, densa, compleja, masiva pero de culto al mismo tiempo, con letras profundas y llenas de simbolismos y sus millones de detalles, con su trabajadísimo arte gráfico que redondean mil ideas, referencias, en definitiva, su mística hecha música que irrumpió en los 90s como un sacudón que despertó al rock del sueño de la complacencia. Cerrando la semana en el blog cabezón, vamos con otro imperdible clásico. Y agradezcan a LightbulbSun!.
Artista: Tool
Álbum: Ænima
Año: 1996
Género: Metal Progresivo/Alternativo
Duración: 1:17:23
Referencia: https://www.discogs.com/es/Tool-%C3%86nima/release/14265477
Nacionalidad: Estados Unidos
King Crimson, Led Zeppelin, Rush, Nine Inch Nails.....las influencias son tan variadas como el concepto Tool permite, son una banda de rock con momentos cercanos al metal, con otros cercanos al prog y con otros simplemente al estilo Tool, cosa que se encargan de recordarnos permanentemente. Su estilo dió origen a eso que se conoce como "metal alternativo" y no se sabe muy bien que es porque no es un género en sí mismo (bueno, muchas cosas y mushos estilos no lo son) pero sirvió para catalogarlos en un lugar nuevo porque si bien no inventaban nada sonaban distinto a todo.
Ænima es el segundo álbum de estudio de la discografía de la banda de metal progresivo Tool. Cuenta con 15 canciones, y fue publicado en 1996, a través del sello Volcano Records. El título proviene de una mezcla de las palabras anima y enema, que puede significar limpieza de alma.
En este álbum, Justin Chancellor, proveniente de la banda Peach, sustituye como bajista a Paul D'Amour.
El álbum se grabó y mezcló en los estudios Ocean Way, Hollywood y The Hook, North Hollywood entre 1995 a 1996. El álbum fue producido por David Bottrill.
Ænima se caracteriza por la oscuridad de sus riffs de guitarra, sus síncopas rítmicas y profundos mensajes en las líricas de Maynard James Keenan. En 1998, la canción «Ænema» recibió el Premio Grammy a la mejor interpretación de metal y el álbum fue nominado en la categoría mejor diseño de embalaje.
En marzo de 2003, el álbum fue certificado triple platino en Estados Unidos por la Recording Industry Association of America. También recibió la certificación de platino en Australia y Canadá. En los Estados Unidos, debutó en el segundo puesto de la lista Billboard 200 en su lanzamiento inicial, vendiendo 148 000 copias en su primera semana de lanzamiento. Hasta julio de 2010, Ænima ha vendido 3 429 000 copias en los Estados Unidos.
El álbum apareció en varias listas como uno de los mejores álbumes de 1996, incluyendo el de Kerrang! y Terrorizer. En 2003, Ænima fue considerado como el sexto álbum más influyente de todos los tiempos por la revista Kerrang!
Wikipedia
Muy alejados de cualquier grupo de ese entonces, el grupo venía a traer una revolución sonora a todo aquel que no hubiese disfrutado de la época gloriosa del prog de los setentas, y sonaba muy distinto a todo lo que hubiese escuchado antes, si bien es cierto que no inventaron el rock, si es cierto que la suma de muchos condicionantes les convertían en una banda única.
Si citamos a una banda como King Crimson podríamos hablar de unos pioneros dentro de la música más compleja y progresiva, una formación llena de talento e innovación que tocaban música del Siglo XXI en pleno Siglo XX. El simple hecho de observar con detenimiento la música de la banda angelina Tool puede ser el mejor reflejo de lo que aportaron aquellos londinenses en los años finales de la década de los 60. Aquella inyección de savia nueva tendría su regreso unos 25 años después para un grupo imposible de encasillar a un género en concreto y ahí es dónde radica todo su atractivo, ya que justo en 1990 daría luz una de las bandas más vanguardistas de los últimos tiempos para construir su obra maestra tan solo seis años después.
(...) Estando en la cima de su propia liga, el punto más culminante de su discografía se encuentra en ese año del 96. “Aenima” es el Everest de la música progresiva de los 90, no sólo Keenan sino el resto de la banda está mejor que nunca. El bajista Justin Cancellor sustituyo al bajista original de Tool, Paul D’Amour un año antes de la salida de este LP. Este último fichaje se convierte en una de las piezas más importantes de este rompecabezas experimental creado por estos 4 intelectuales californianos llenos de peripecia e imaginación.
Su segundo disco de estudio supuso una evolución bastante notable con respecto a su primer “Undertow”. La atmosfera que envuelve “Aenima” causa hemorragias bajo el riff pesado que marca la inicial “Stinkfist”. A partir de aquí ya no hay marcha atrás y las nuevas técnicas innovadoras hacen de la música de Tool todo un alarde de complejidad atractiva. Capa tras capa se van cubriendo pieza por pieza durante todo el trayecto que discurre “Aenima” ofreciendo mucho para el oyente. Aquí crece más la oscuridad de Tool duplicándose en intensidad con respecto a su primer álbum.
La contribución de Adam Jones (guitarra) y Danny Carey (batería) supone una de las partes más importantes dentro de la columna vertebral que descarga el sonido de Tool. Mientras el primero te muele a base de memorables riffs, es el percusionista quién va haciendo del desorden inicial toda una proeza de gran concentración.
No es una simple evolución lo que describe este álbum, la musicalidad versátil que habita en “Aenima” abre nuevas áreas de expansión dentro de la exploración musical de Tool. Mucho más melodía en las 15 piezas que lo componen y dejando unos 80 minutos totales comandados por partes realmente alucinógenas dónde la poderosa voz del demencial Maynard James Keenan dejan momentos imborrables en la memoria de Tool como es ese último minuto y medio de la gran “H”.
Hasta las partes que menos sentido tienen (“Useful Idiot”, “Cesaro Summability” o “(-) Ions”) llegan a ser necesarias para completar el disco de forma redonda con otros cortos más atmosféricas como “Message To Harry Manback” o “Die Von Ever Satan”. La evocación que despierta “Jimmy” con ese “Coming Home…” que canta Keenan, despierta una de las densidades más lúgubres de “Aenima”. De “Pushit” incluso podemos decir que estamos ante uno de los diamantes más brillantes de su discografía. Lo mismo pasa con “Third Eye”, ambos son los cortes más largos del disco y ambas dejan claro los momentos más grandes de lo que eran capaz de hacer Tool en aquellos momentos con esa creación de música exorbitada.
¿El comienzo del disco? Rozando la excelencia a la perfección del imaginario mundo que puedo aportar su música. Los californianos se van abriendo camino entre un bosque oscuro lleno de matorrales con cortes como “Eulogy” o “Forty Six & 2”. “Hooker With A Penis” muestra la versión más agresiva, otra prueba más para deleitarnos bajo la música progresiva y sincronización que se gastan la tripleta atacante: Chancellor, Adam Jones y Danny Carey. A su lado el Keenan más protestante sucumbe ante el señor riff que aquí, una vez más, se vuelve a hacer poderoso como mismo pasa con la malhumorada “Aenema” dónde él frontman nos vuelve a mostrar el particular armageddon de la banda.
“Aenima” ofrece un mundo extraordinario para perderse en su interior el tiempo que sea necesario. A pesar de su densidad global y las indulgentes tendencias que aporta, Tool se mantiene fiel a su estilo creciendo enormemente como banda y siendo catapultados por la magnitud de esta joya. Este es el encuentro dónde el grupo descubre su firma que 5 años después llevaría a otra gran continuación elevada casi a los mismos altares de este disco, “Lateralus”.
Rubén Herrera
1996 fue el año que Tool eligieron para cambiar el universo del rock para muchos de sus fans y para otros tantos que no conocían al grupo. Después de la marcha de Paul D'amour, siendo ocupado su lugar por un tremendo Justin Chancellor.
La banda capitaneada por Maynard Keenan, venía de presentarnos en sociedad “Undertow”, una obra que nos anticipaba en algunos rasgos lo que estaba a punto de estallar.
En la década de los 90 nadie estaba preparado, para recibir un álbum tan ingente como “Aenima”. Una oda al metal progresivo, de difícil digestión pero que te embarca en un viaje infinito hacia los sentidos.
Una obra ecléctica, donde la dualidad del ser humano es la base de éste puñado de canciones. Lo más cotidiano, mezclado con lo más mundano, el “alma” con el “enema”, de ahí “Aenima”.
Los angelinos envolvieron toda la obra de un aura impenetrable de misterio. Desde su portada, pasando por las letras declamadas a la perfección por Maynard, todo es propio de un universo del que David Lynch hubiera fuera formado parte.
Debemos reparar sin duda en la gran aportación de Maynard Keenan a este álbum. Con su voz prodigiosa, que mezcla por igual potencia y cadencia, se erige como guía perfecto por los intrincados surcos sonoros de una obra sin parangón.
Producción clara y cristalina, todo mezclado con un mundo de riffs sincopados, que te van sumergiendo en un letargo casi asfixiante, para luego sacarte de un golpe a la superficie para que puedas respirar; pura belleza sonora.
“Stinkfist” abre la orgía, la sinfonía de sonidos maravillosos que te transportan, subido en un riff continuo, y la cadencia susurrante de la voz de Keenan.
Qué decir de la esplendorosa “Eulogy”. Una canción con la mirada puesta en la religión, y en los estragos que produce en el ser humano. La guitarra de Adam Jones suena como los ángeles, en un mar de distorsión eterno.
Siempre me ha sorprendido la labor a la batería del gran Danny Carey. Una maestra absoluta a las baquetas, que dota a la música de Tool de la fuerza necesaria para que su mensaje sea creíble. Véase temas en este álbum como: “H”, o “Forty Six & 2”.
Piezas únicas, vanguardistas que te llevan a otra dimensión como “Message To Harry Manback”, “Hooker With A Penis” o “Jimmy”, forman el núcleo central del álbum que te prepara para el desembarco final.
Escuchar por primera vez un tema como “Pushit”, es toda una experiencia religiosa. Una obra magna que te lleva a viajar a pasajes oscuros, ambientes densos y música enrevesada, sólo creada para oídos sibaritas.
Terminamos este maravilloso recuerdo, con la grandísima “Third Eye”. Un tercer ojo compendio final de todo lo creado por Tool en el álbum. Una orgía, fiesta etc… de sensaciones sin límite en forma de metal progresivo; otra obra maestra.
“Aenima”, es la piedra filosofal de Tool. Tras este trabajo la leyenda de estos cuatro forajidos no hizo nada más que crecer, más y más. Un conjunto de temas que deberían estudiarse en las universidades como ejemplo de cómo se puede crear un álbum absolutamente perfecto.
Dicen que hay otros mundos, pero muchos están dentro de “Aenima”.
Y quizá una de las tantas expresiones de arte que impactó fueron los alucinantes videoclips hechos por el propio guitarrista Adam Jones, quien siempre ha estado a cargo de la rama visual de la banda, aprovechando así su experiencia en cine y arte aprendidos junto a grandes como Steven Spielberg, con quien incluso trabajó en Hollywood.
El primer video y canción se trató de la polémica “Stinkfist” palabra compuesta la cual se acuñó como la representación de un puño teniendo sexo con alguna parte del cuerpo, lo cual MTV censuró en su momento inclusive cambiando su nombre por simplemente “track 1”. El video nos mostraba siniestras imágenes de una especie de mutantes hechos de arena y que interactuaban con otros seres de una forma muy abstracta, la influencia de H.R. Giger, el brillante dibujante creador de Aliens está latente en muchas secuencias. Musicalmente la banda nos presentó acá sendas influencias del rock progresivo pero llevándolo a un plano de oscuridad, melancolía y técnica muy visionario y realmente innovador, la voz en distorsión de Maynard James Keenan y la presencia del bajo de Chancellor son otras características únicas que lograron dar una identidad brutal a Tool de aquí en adelante.
La genial ‘Forty Six & Two” está dentro de las más aclamadas del álbum, Tool acá nuevamente jugando con las reglas de la biología humana, dando cuenta de los 46 y 2 cromosomas que representan un proceso evolutivo en el hombre todavía no alcanzado, considerando los 42 y 2 del hombre primitivo que luego derivó a los 44 y 2 de lo que somos ahora. Tal como en muchas canciones del disco Danny Carey acá se convierte en un monstruo de la batería, es simplemente impresionante la buena conjunción y el equilibrio y tecnicismo prácticamente perfectos entre batería, bajo y guitarra.
El agresivo monólogo de ‘Message to Harry Manback”, lo cual se supone como mensaje de un invitado de piedra que estuvo en la casa de Keenan alguna vez, sirven de antesala para la alucinante entrada de guitarras y donde la furia se apodera de todo en ‘Hooker With a Penis’, la canción en su lírica es una fuerte crítica al consumismo, al igual que “Jimmy”, que suena tras otra intro esta vez titulada ‘Intermission’ que parece sacada de algún videojuego, con una bonita melodía que es empatada por las guitarras densas de Jones y un bajo imponente al iniciar este tremendo tema.
Para el tema que le da el nombre al disco también hay claros elogios, en “Aenima” y su contenido compuesto principalmente por la predicción de Edgar Cayce, “el profeta durmiente”, quien decía que los estados de Los Angeles y Nueva York desaparecerían hundiéndose en el mar y también colgándose de la rutina de Bill Hicks, el irreverente y filosófico comediante y monologuista norteamericano al cual Tool admira muchísimo e incluso le dedicó este disco. Pero esto no diría mucho si no estuviera acompañado de una magistral pieza llena de originales inventos musicales revestida de efectos muy bien puestos en sus momentos más propicios, los susurros de la entrada con esos inolvidabbles riffs para darle paso a la marcha de un bajo- nuevamente preponderante de parte de Chancellor- para luego llegar al centro de la canción con una emocionante pieza melódica y de una paz post-caos que se transforma en algo simplemente conmovedor.
Para el final la vanguardia que quiere representar Tool está clara: los sonidos de iones o electrones chocando junto con otros de truenos y caos ambiental que fueron hechos con planchas de zinc sacudidas ya casi nos hacen despedirnos de esta maravilla de álbum, no sin antes invitarnos a escuchar a Bill Hicks, el inspirador en gran parte de este disco y todo el despliegue de técnica y entrega de un nivel abismante en “Third Eye”, una de las composiciones más complejas históricamente de la banda y que a través de ella Tool nos trata de dejar un mensaje con respecto al tercer ojo, el cual a grandes rasgos trata de que su despertar otorga la evolución al hombre y el dominio del espíritu sobre la materia. Un tema que tan sólo analizarlo daría para unos cuantos párrafos.
Como podemos ver “Aenima” es un todo, poniendo en todos nuestros sentidos increíbles expresiones de arte. Hablábamos de que el disco es toda una experiencia y es muy cierto, una vez que lo escuchas y vas descubriendo el universo que nos ofrece desde distintas perspectivas tanto sonoras como intelectuales, hace que simplemente te caigas rendido a sus bondades.
Tool después de “Aenima” seguiría evolucionando y poniéndose aún más complejo, incursionando en las matemáticas avanzadas incluso con su otra gran obra maestra como “Lateralus”, donde está basado en una idea muy interesante y completamente ambiciosa del espiral de Fibonacci, pero eso ya da para otro disco inmortal, lo que está claro es que Tool con este “Aenima” marcó claras pautas de la evolución del rock en el segundo lustro de los noventas y su calidad fue muy relevante para ponerlos en el sitial de honor de bandas del género, el cual mantienen intacto hasta el día de hoy, muy merecidamente.
Patricio Avendaño R.
20 aniversario de “Ænima” de TOOL: Prensa y artistas lo recuerdan
Seguro que recuerdas tu primer amor. Tu primera borrachera. Tu primera muerte en la familia. Tu primer polvo. Acontecimientos de mayor o menor magnitud, importantes todos ellos a la hora de dictar quién eres y quién debes seguir siendo. Seguro que recuerdas la primera vez que escuchaste a los Ramones o a AC/DC, el momento en el que descubriste a los Metallica de Cliff Burton o, si eres lo suficientemente viejo, la eclosión de la escena alternativa, inaugurando los coloridos años noventa con un manto de refrescante rabia y saludable angustia. Todo tiene su momento y su fecha de caducidad, y en 1996, pasado ya el ecuador de una década que parecía haberlo dado todo a un nivel de revulsión musical (el grunge estaba muerto y el recién instaurado reinado del nu-metal olía a prometedor cadáver en tiempo récord), daba la impresión de que las copias de copias, el abuso de rentables clichés y la amargura de ciertos artistas a punto de arrojar la toalla iban a llevarnos cuesta abajo en ese sentido. Sin nuevos alicientes ni sorpresas en el horizonte, aquello parecía el bajón después de la madre de todas las fiestas. Una resaca del tamaño de Godzilla. Seguro que recuerdas ese momento, y cómo 1996 supuso, en su condición crítica, el último gran año –el último año realmente importante- en cuanto a lanzamientos discográficos que supusieron “algo” en esto del rock, el metal y demás satélites. Seguro que tenéis en mente a ese puñado de nombres, desde los cantos de cisne de Soundgarden y Screaming Trees a unos reconducidos Pearl Jam, una incontestable Tori Amos, los Sepultura que ahondaban en las raíces, unos Marilyn Manson reinando a la mayor gloria de Nietzsche y, especialmente, unos Tool en su mejor y más clarividente momento. Tres años antes, “Undertow” nos había dejado con la boca abierta; ahora, con “Ænima”, lo que los angelinos nos abrían –palanca en mano- era el alma y todos los sentidos, haciéndonos partícipes de una de las experiencias más intensas y fascinantes del rock de las últimas décadas.
Juan Angel Martos – redactor de Necromance Digital Magazine.
“Aenima”, marcó un antes y un después en la música de los 90. Sus hipnotizantes estructuras, su lírica emocional, su técnica instrumental…, Un disco, en el cual una vez indagas en todos sus recovecos, pasa a formar parte del alma. Desde las introspectivas letras de Maynard a la sofisticada percusión de Carey, pasando del perfecto bajo de Chancellor a las enigmáticas melodías de Jones. TOOL es Aenima y Aenima es el espíritu de TOOL.
Luis Pardo – redactor de La Estadea.com
Erase una vez una época, en la que la Mtv era un canal de vídeos de música, el compact disc era lo más y podía comprarme uno muy de vez en cuando (cosa de la edad y los escasos recursos personales) y si a los colegas les llegaba algo interesante por otro vía, lo grababas en un cassette, con su fixo pegado en las esquinas superiores, sacrificando algún desdichado disco que no había cumplido las expectativas. En este escenario me tropecé los vídeos musicales de “Prison sex” y “Sober”, y pude conseguir grabar el imprescindible Undertow,, preludio del huracán que vendría después. Este disco lo conseguí unos meses antes de que saliera Aenima, disco que me cambió como melómano de forma irreversible. Meses después de su lanzamiento y vencedor de una criba inmisericorde, Aenima fue el elegido, y lo compré en mi siguiente visita a la tienda de discos. Y de aquella, esas ocasiones eran especiales y esporádicas, así que cuando pillabas algo, lo exprimías hasta la extenuación.
Unas veces la cosa salía mejor y otras peor. Pero esta fue de las ocasiones en que di en pleno centro de la diana. Una piedra filosofal y un disco perfecto de principio a fin. Muchos dirán que Lateralus le superó, pero ese no es mi caso. No se si es mejor o no, ciertamente, pero el vinculo personal que establecí con este disco, creo que solo puede ser comparable al que entablé con Dirt de AIC, Troublegum de Therapy?, Superunknown de Soundgarden y un pequeño puñado más.. Por mucho tiempo que pase sin escucharlos, han quedado grabados a fuego en mi “cerebro reptiliano”, y sus textos y su musicalidad me han influido como individuo de una forma sutil, perpetua y abisal. Las percusiones de “Eulogy” y su furiosa diatriba contra cierta fe, la he escuchado de forma compulsiva, “Forty six & two”, “Hooker with a penis” o “Jimmy” han conectado de forma profunda y me han abierto los ojos a la ratonera existencial y a mi condición de víctima y verdugo al unísono. “Aenema”, ”H” y “Stikfist” son otras trascendentes obras maestras. Incluso algo como “Ions”, que en cualquier otro lugar tendría todos los números para ser un skip, tiene su sitio en esta dimensión paralela que supone Aenima.
Pero es que independientemente de las connotaciones personales, a nivel musical, Tool era (es) una banda absolutamente única, de una calidad indiscutible, y con un sonido complejo, identificable e inimitable, y eso que se intentó hasta la saciedad. Desde luego, no puedo valorar esta obra de otra manera, porque con respecto a mi, se dio en el momento y en el lugar apropiado para suponer un pilar que define mi desarrollo psicológico y filosófico posterior, sin yo haberlo buscado de una forma premeditada. Cuando palme, no se si me incinerarán, si me enterraran, me lanzarán al mar atado a una piedra, o dejaran mi carcasa a los cuervos, pero sea como sea, Aenima es uno de los que se vendrá conmigo. De hecho, en cierta medida, yo soy un poco Aenima y Aenima es algo de mi.
Kashmir – redactor de Diablorock.com
Por los clavos de Maynard!! Me resultan ahora mismo tan lejanos Tool que me va a costar montar ese puzzle de recuerdos de este artefacto venido de un apocalíptico futuro, donde California desaparece en el mar. Como muchos de mis compañeros, los descubrí con el homenajeado ‘Ænima’… y aquello me supuso un cortocircuito en mis esquemas musicales. Cosa meritoria, ya que por aquel entonces estaba inmerso en una vorágine de descubrimientos y obsesiones, compitiendo con Alice In Chains, Kyuss, Faith No More, Pantera y un largo etcétera de deidades noventeras.
¿A qué suena Tool? Si alguien es capaz de contestarme otra cosa que no sea «a Tool» le doy 2900 pesetas para que se compre ‘Ænima’. Melvins, Rush, Meshuggah, King Crimson… Ok, ninguna banda sale de la absoluta nada. Pero cuando descubres un disco como el que nos ocupa, lo normal es haber pensado que estábamos ante un universo inexplorado. Desde la extraterrestre e insólita voz de Maynard, pasando por las dimensiones desconocidas a las que nos lleva la guitarra de Adam, o los compases imposibles del acuoso bajo de Chancellor, hasta la innovadora y polirítmica batería de Carey. La suma de todo, el cerebro de Adam y el corazón de Maynard, hacían un cóctel que no estaba hasta la fecha en ninguna carta.
Recuerdo el ritual perfectamente: poner cuidadosamente en la bandeja de mi minicadena Aiwa el cd, apagar la luz del dormitorio, acostarme en la cama bocarriba, darle al play, cerrar los ojos, abrir los oídos y comenzar el viaje astral. Sólo podía escucharlo así, sin interferencia alguna.
Ahora me resultan lejanos como decía, culpa mía y culpa de ellos por el abandono al que nos han sometido. Pero como diría el también presente en ‘Ænima’ Bill Hicks: «No todas las drogas son buenas, ¿entienden? Algunas son…grandiosas. Solo tienes que saber cómo manejarlas, eso es todo.» La música es nuestra droga, y ‘Ænima’ es una de las más grandiosas.
Xisco García – director de Rock I+D.
Estoy empezando a sospechar que 1996 es una fecha a remarcar. Una especie de serendipia espacio-temporal en la que, sea como sea, ha dado lugar a varios álbumes seminales y transformadores del género metal —si por metal hemos de entender un género musical intrínseco y no una mera mutación como lo son la mayoría de géneros contemporáneos.
En septiembre de ese mismo año se publicó Ænima el segundo larga duración de Tool, continuación de Undertow con el que dieron la campanada vendiendo casi 3.000.000 de copias. Una auténtica locura si nos paramos a pensar en Tool como una banda de metal progresivo. No encuentro un ejemplo tan rotundo de una banda pretendidamente intelectual, corrosiva, compleja y libre que haya conseguido tan altas cotas de popularidad a las puertas del siglo XXI, y ya no digo con los que cuelan de puertas para adentro.
Los misterios de Tool son los misterios de la industria musical. Un rara avis que en poco menos de cuatro años alcanzaron un status de banda de culto amplificada con la publicación de su segundo LP Ænima, que fue todauna bomba mediática, cuando MTV aún seguía siendo un referente musical. En este álbum Tool se quitan las máscaras y se muestran en todo su esplendor esotérico, místico, irónico y humorístico, que después elevaran al paroxismo con Lateralus, aunque este desquite solo sirviera para generar aún más misterio y morbo alrededor de la banda.
Los estertores del grunge, más por la parte de Alice In Chains o The Melvins que por la de Nirvana o Pearl Jam, se reconocen en algunos temas como «Stinkfist» o «Forty Six & 2» (este tema por cierto con algunos detalles que para los que somos muy seguidores de A Perfect Circle suenan a premonición). Se trata de un momento de rotura, de liberación de las ataduras estilísticas y para dar rienda suelta a la locura creativa sin atender a nada ni a nadie; apuesta que doblaron, incluso triplicaron, con éxito.
Si atendemos a lo estrictamente musical certificamos Ænima como un joya de su tiempo que marcaría un antes y un después dentro del metal y el rock alternativo dejando su huella en géneros como el nu metal, que imperarían en los próximos años con la entrada del nuevo milenio. Memorable es su colaboración en el White Pony de Deftones, en el tema «Passenger», haciendo dueto con otro genio de las voces como es Chino Moreno, y que es todo un himno de aquella generación perdida.
Alumnos aventajados de King Crimson, Tool consiguieron elevar el sonido metal al Olimpo de la música, de cuya altura aún no logramos discernir su grandeza, que es mucho más elevada que lo que a simple vista podemos distinguir. Ænima se convertiría en la piedra de toque que generó toda la imagen de dioses terrenales que aún siguen teniendo, el comienzo de una obsesión de la que algunos todavía no hemos podido escapar y de la que no deseamos marchar aunque el próximo álbum aparezca en el siguiente milenio.
Rafa Robinson – colaborador de Diablorock.com
Situémonos en el espacio-tiempo: impasse del momento entre el final de la era Grunge y el advenimiento de la ola de Hard R’n’r-Punk escandinavo. Desaparecidos del mapa Kurt Cobain, Shannon Hoon y, no mucho después, Jeff Buckley, voces que los dioses nos arrebataron por pura envidia terrenal.
“Opiate” había sido un magnífico esbozo que apuntaba la imposible fusión entre Hardcore y Progresivo, dentro de ese gran cajón de sastre que fue lo “alternativo” de principos de los 90. Y “Undertow” era inmenso, un clásico que, de no haber tenido continuidad, hubiera estado a la misma altura que un “Appetite…” de haber estallado los Gunners en aquella época, o un “Nothing’s Shocking” si a Perry Farrel se le hubiera ido la mano con la aguja. Pero “Aenima” resultó descomunal: nada nos previno para semejante avalancha. Como si hubieran lanzado una bomba sónica de enésimos gigatones sobre la falla de San Andrés y ésta hubiera desplomado a California de la noche a la mañana bajo las aguas del Pacífico. Y este disco pusiera banda sonora al apocalipsis de destrucción y plegarias de millones de ánimas.
Hace 20 años el Rock seguía en pleno auge, como cultura de entretenimiento y como filosofía vital, pese a la incipiente crisis de la industria por descargas digitales y pirateos varios y lejos de la hoy en día instaurada cultura de la distracción de las redes sociales y nuevas tecnologías. Hace 20 años este monumento sonoro dividió al mundo en dos una vez más: por un lado, los que conocían a Tool y su música; por otro, el resto del mundo. Como antes ya había sucedido en tantas ocasiones, con GN’R, Juana’s, Pearl Jam, Kyuss…quienes vosotros queráis.
Lo que siempre me fascinó de este grupo fue, canciones como catedrales aparte, esa capacidad para polarizar calma y tempestad, susurro y alarido, pasajes introvertidos y estallido eléctrico, caricia vocal y agresión verbal. Vertientes que en “Aenima” alcanzaron su cénit gracias a sus tres instrumentistas estratosféricos y por culpa de esa voz sin igual, alcanzando cotas que (y perdón por la comparación, pero yo amo igualmente a estas bandas y sólo podría equipararlos con los más grandes) tan sólo podrían haber alcanzado unos R.E.M. de haber tenido un bagaje Punk-HC en vez de raíces americanas, o una Rollins Band con un cantante que, ¡ejem!, supiera “cantar”.
Todos perdimos algo en el camino: amigos, amores, juventud…pero estas canciones permanecen imperecederas, esculpidas en sus microsurcos de vinilo como si lo estuvieran en piedra, por los siglos de los siglos. Para quien quiera retomarlas o sumergirse en ellas por vez primera. Bienaventurados estos últimos. Hace ya 20 largos años el mundo volvió a dividirse en dos (y si estás leyendo esto sepas que eres la Resistencia): ¿en qué hemisferio estabas tú en aquel entonces?
Nos vemos en la bahía de Arizona.
Quien diga que tras «Undertow» se esperaba de Tool algo como «Ænima» simplemente miente. Dos universos paralelos de la banda, su álbum de 1996 guarda tantos secretos que escucharlo supone una aventura aún 20 años después. Tanto en las letras como en la estructura de las canciones (¿Conocéis a muchas bandas que hagan versiones de este álbum?) es una banda mucho más madura, cuasi-poética, y totalmente sumergida en la ambigua oscuridad que los acompañaría hasta nuestros días. Se puede decir muchas cosas de este disco, pero nunca que tiene alguna canción de relleno como muchos apuntan en su tracklist. No es un disco conceptual pero cada pieza es fundamental. Incluso los silencios en la final «Third Eye» tienen su porqué en el disco, con un Maynard bendecido que no ha maldecido tanto en un disco de Tool como en éste. Tenemos que posicionarnos en 1996 para entender la importancia de este álbum: cuando sus contemporáneos tiraban para el industrial o el grunge daba sus últimos coletazos, ellos hicieron algo que mucha (pero mucha gente) no entendía y por ende odiaba…hasta llegar a nuestros días y amarlo sin contemplaciones. Ni el hecho de que la MTV les pidiese cambiar el título de la primera «Stinkfist» y algunas partes de la letra (por su referencia sexual) los ablandó. Eso sí, sin duda es la ofrenda mas dura que nos han regalado, y Justin Chancellor el bajista mas infravalorado de los que recuerdo.
Mikel “Cthulhu” – director de Cosmictentacles.com
Con Aenima los estadounidenses Tool marcaron a fuego la década de los 90, creando uno de esos trabajos generacionales a los que el paso del tiempo no ha hecho ni un sólo rasponazo. Consiguieron resucitar un género como el Rock Progresivo que llevaba lustros muerto para el gran público, y rizando el rizo lo amalgamaron con un Rock/Metal Alternativo que en apariencia era la antítesis de las propuestas barrocas y pretenciosas.
Todo esto, unido a unos músicos de unas capacidades extraordinarias (las infinitas capas de guitarra de Adam Jones, la exhubernacia tribal de Danny Carey o la personalísima voz de Maynard James Keenan), forjaron una obra hipnótica, mutante y genial cuya fusión con el fascinante universo visual del señor Jones nos dejó a más de uno patidifuso por aquella época.
Su lentísimo ritmo compositivo y lo irregular de sus posteriores lanzamientos alejaron a Tool de ese sueño de convertirse en los King Crimson actuales, pero en nuestra memoria siempre quedará un disco como Aenima que nos enseñó que aún había cabida para el riesgo en la música popular. Gracias.
Jorge Guede – redactor de Diablorock.com
Difícil describir los sentimientos que me transmite esta inmensidad de obra. Gracias y mil gracias les tengo que dar a esas cuatro mentes retorcidas que pudieron completar un disco de semejante calibre. 20 años de mi fiel compañero de viaje. Hablar del Ænima en su vigésimo aniversario, es hablar de un álbum totalmente actual, imperecedero, un álbum universal que está a la altura de los grandes clásicos de la música rock que todos conocemos.
Sin lugar a dudas es mi disco favorito de siempre y mi banda predilecta desde entonces. Pese a escucharlo mil veces, todavía siento escalofríos cada vez que le doy al play. Son tantísimos los detalles, los recursos, las particularidades que contiene Ænima que es difícil llegar a comprenderlo todo. Técnicamente no tiene parangón alguno. A esto le debemos sumar otra parte, y no por ello menos esencial, que es la correspondiente a lo extra-musical, con unas letras inspiradas en la filosofía, ciencia, sexo, religión o incluso en el humor, por lo que la experiencia resultante es abrumadora.
Por citar varios ejemplos, me siguen poniendo los pelos de punta cuando escucho frases o pasajes como lo de Arizona bay (Aenema), que trata sobre la destrucción de California por un terremoto; atónito y embobado ante la ejecución perfecta de 46 and 2 mientras recita sobre los cromosomas que tenemos los seres humanos; o el lema que es recurrente en todo el disco, Think for yourself question authority (third eye), o lo que es lo mismo, busca las respuestas por ti mismo, ten tu propia opinión de las cosas.
Este es el legado de Ænima, un álbum que trasciende lo puramente musical para adentrarte en un terreno más espiritual, el cuál te facilita una serie de consignas para que puedas llegar a completar la perfección de tu cuerpo y de tu mente. (Después que cada uno haga lo que pueda).
Mario Torija – bloguero y fanlocaza de tool.
Recuerdo perfectamente la primera vez que escuché Ænima. Quedé tan absorto que estuve cerca de 30 minutos sin articular palabra, totalmente callado, y pensando que ese era el mejor disco que mis oídos habían escuchado jamás. No estaba equivocado. Casualmente me pasó lo mismo la primera vez que vi a Tool en directo. Al terminar el concierto, estuve 10 minutos sin poder articular palabra. Ænima es un disco atemporal, de los más grandes discos de la historia; uno de esos discos en los que es imposible tener una canción favorita, pues todas son tan buenas que hasta los intros/outros que en otras bandas/discos acabas odiando porque no entiendes cómo pueden perder el tiempo en grabar esas chorradas, te gustan!
Y no solo es la música de Ænima que es la perfección más sublime del metal progresivo, es el sonido que el señor David Bottrill supo sacarles tras un par de discos oscuros por una producción marca «Sylvia Massy» en unos vetustos RadioStar Studios, que por cierto están a la venta. Si te sumerges en las letras de Ænima encuentras cosas tan bonitas como «Eulogy», profundas cromosómicamente hablando como «46&2», con la rabiosa «Hooker with a Penis» donde Maynard escupe toda su rabia contra los OGTs entre los que me encuentro, la catastrofista Aenema cerrando con el texto del difunto de Bill Hicks que da entrada a uno de los más temas de la banda, «Third Eye.» La conjunción de musica + letras + sonido es simplemente perfecta.
No quiero terminar sin nombrar «Problem 8 – The Riemann Hypothesis», más conocido como el Santo Grial de Tool, ese supuesto tema que nunca ha visto la luz, esa supuesta canción cuya duración tendría que ver con el misterioso título del disco… y que estoy seguro que nunca sabremos si es verdad o no. Ænima disco atemporal y del que muchos fans de Tool siguen esperando su continuación, algo así como un Ænima 2. Nunca lo veremos/oiremos.
Txiki Kilmister – redactor de Diablorock.com
Aenima de Tool, muy posiblemente sea el mejor álbum de música progresiva editado en las últimas décadas; y si no lo es, poco le falta. Aquí hay metal, rock alternativo y música experimental. Riffs profundos y oscuros, todo ello bajo la increíble voz de Mr. Maynard James Keenan que dota a las canciones de un sentimiento y pasión que hace falta estar muerto para no sentir. Un disco imprescindible en la discografía de cualquier amante del rock con mayúsculas y sin duda alguna, uno de los clásicos que nos dejó esa maravillosa e irrepetible década que fueron los años 90.
Jose Aelmaero – Subliminal Chaos / Mordida.
Es innegable que hay discos mejores que el que nos ocupa (no tantos para mi, pero King Crimson o Pink Floyd han hecho evidentemente obras gigantes y atemporales), pero éste sin duda es MI disco. Su llegada a mis manos estuvo rodeada de tanto misterio como el que la propia banda transmitía con su imagen (o la falta de ella..), y fue por ello que me enfrente a él con reparo, respeto, y por que no.. con algo de miedo. No eran muchos los conocidos que lo poseían y se hablaban autenticas locuras sobre sus miembros.. sin embargo a las primeras escuchas no percibía claramente algo raro, algo especial.. hasta que llegó el día en que no pude parar de oírlo, buscar letras, otros álbumes y engancharme como sigo estando hoy a la forma de transmitir de Maynard. A partir de ahí, comentar cada tema nos llevaría horas, pero si tuviera que elegir, sin duda me quedo con H+, la canción que desde el primer momento que la escuché supe que no encontraría otra igual, mi himno de los siguientes 10 o 15 años. Aunque no hablar de Aenema, Stinkfist, es un disco de los de antes, perfecto, redondo, sin fisuras, épico, completo en definitiva. Cabe destacar aparte del trabajo instrumental de cada miembro (TODOS están sublimes, frescos y precisos) la producción de David Botrill.. la frialdad y la aspereza del sonido de este álbum debería ser estudiada como lo que es: una obra que lo cambió todo.. en mi caso os aseguro que lo cambiaron TODO.
John Custer – redactor de Diablorock.com
Aenima no es uno de los discos de mi vida. Reconozco que aunque lo escuché en su momento, no me atrapó hasta unos años más tarde que pude verlos en directo. Pero qué disco más grande es. Ese punto intermedio en la discografía de Tool, entre las canciones más cortas y orgánicas de su inicial Undertow y la frialdad y progresión posterior; o ese sentido del humor tan particular (Y es que ese dibujo retrato del gran Bill Hicks en el libreto era toda una declaración de intenciones) y que desgraciadamente no supieron mantener en los siguientes discos… Es muy difícil destacar un tema, todos son perfectos, y cada uno tendrá sus favoritos, pero si tuviera que elegir seguramente me quedaría con Aenema y su riff matador.
Jose «Poti» Moreno – Atavismo / Viaje a 800.
Hace como unos 20 años llego a mis manos un CD con una portada tridimensional bastante extraña en la cual aparecía un cuadrado blanco con unos filamentos en movimiento rodeada de ojos de algún ser de otro planeta también en acción, si… se trataba de Aenima de Tool, después de haber escuchado sus dos anteriores trabajos, este fue una gran sorpresa, ya que pudieron llegar a su punto mas alto como composiciones, consiguiendo un sonido único y transgresor. Canciones largas y progresiones al nivel de los dioses de rock, en pocas palabras, uno de los mejores discos de la historia.
Beto Lagarda – redactor de Diablorock.com
Aenima no es uno de los discos de mi vida ni considero a Tool uno de mis Tops como banda. Quizás es porque tardé años en descubrirlos y el efecto sorpresa no fue tan heavy como si lo descubres al momento. Hay mucho de Tool en la actualidad. Los descubrí cuando había ya paseado por bandas del estilo, no me supuso un sorpresón. A eso añado que no he podido ver su espectaculo en directo, que seguro que gana un plus.
Aunque reconozco que Aenima o Lateralus, son grandiosos álbumes y en cada escucha descubro pasajes nuevos. Musicalmente es de 10/10 , las voces son penetrantes y la complejidad prog es perfecta. Tienen el don de transportarte a donde ellos quieren y la magia de la atemporalidad, su música es imperecedera, 20 años y el disco sigue sonando fresco en todos los sentidos.
Quizás siga chocándome el concepto de los temas »cortos» como ‘Useful Idiot’ o los 4 minutos de ‘(-) Ions’ entre la belleza de los temas estos »nexos» siguen descolocándome.
Satur Romero – redactor de Themetalcircus.com
Rafa Diablorock – director de Diablorock.com
“I’ll keep digging
Till I feel something”
Recuerdo perfectamente la primera vez que escuche a Maynard lanzar esas frases, fue viendo el vídeo de Stinkfist, y en ese momento las escuche sin saber qué significaban. Ojiplático contemplaba el fabuloso vídeo con el que Tool presentaban el primer single de Ænima. Seguí cavando y me hice con el disco, y temas como Eulogy o Aenema me propinaron un jeringazo del que jamás me recuperaré. Seguí cavando. Vinieron meses y años de obsesión con la banda, de revisar el misterioso artwork en el que no aparecían los miembros del grupo, quienes apenas ofrecían fotos promocionales… Tool lo hacían todo distinto. Seguí cavando. Con un internet en pañales di con las letras del disco, la piel se me seguía poniendo de gallina con ellos (mientras escribo esto me sigue ocurriendo). Seguí y seguí cavando…
Ænima es un milagro de la música. Un puyazo inesperado e irrepetible donde lo más complejo y retorcido toma forma equilibrada. La base rítmica se presenta en este disco a años luz de lo que Tool ofrecieron en su pasado. Los tiempos se rompen, la percusión se multiplica, se adorna de electrónica, y los compases imposibles impulsan unas fibrosas guitarras que chirrían en tus oídos hasta hacerte flotar. Ænima es el último disco de Tool compuesto por una banda conectada, un todo y no la suma de partes; algo que luego se echó de menos. Un disco tremendamente oscuro, orgánico, corrosivo… Un disco que por más progresivo y lisérgico que sea, jamás podrá ser llamado viaje espacial, Ænima es un escalofriante camino entre vísceras, mugre y olor a azufre. Un disco en el que podrás rascar hasta sangrar sin que deje de sorprenderte.
I’ll keep digging…
La historia detrás de Ænima de Tool
Ænima es el segundo álbum de estudio de la discografía de la banda de metal progresivo Tool. Cuenta con 15 canciones, y fue publicado en 1996, a través del sello Volcano Records. El título proviene de una mezcla de las palabras anima y enema, que puede significar limpieza de alma.
En este álbum, Justin Chancellor, proveniente de la banda Peach, sustituye como bajista a Paul D’Amour.
El álbum se grabó y mezcló en los estudios Ocean Way, Hollywood y The Hook, North Hollywood entre 1995 a 1996. El álbum fue producido por David Bottrill.
Ænima se caracteriza por la oscuridad de sus riffs de guitarra, sus síncopas rítmicas y profundos mensajes en las líricas de Maynard James Keenan. En 1998, la canción «Ænema» recibió el Premio Grammy a la mejor interpretación de metal y el álbum fue nominado en la categoría mejor diseño de embalaje.
En marzo de 2003, el álbum fue certificado triple platino en Estados Unidos por la Recording Industry Association of America. También recibió la certificación de platino en Australia y Canadá. En los Estados Unidos, debutó en el segundo puesto de la lista Billboard 200 en su lanzamiento inicial, vendiendo 148 000 copias en su primera semana de lanzamiento. Hasta julio de 2010, Ænima ha vendido 3 429 000 copias en los Estados Unidos.
El álbum apareció en varias listas como uno de los mejores álbumes de 1996, incluyendo el de Kerrang! y Terrorizer. En 2003, Ænima fue considerado como el sexto álbum más influyente de todos los tiempos por la revista Kerrang!
Los temas del álbum incluyen la mitología egipcia en una estrella de siete puntas que simboliza Babalon , y la geometría sagrada en la división del planeta en cuadrículas relacionadas con los cromosomas . Las notas incluyen referencias a la anestesia disociativa que produce ketamina , así como a Timothy Leary , la magia ritual y el fundamentalismo religioso . La banda dedicó el álbum a Bill Hicks (un comediante que la banda creía que iba en la misma dirección que ellos) y dijeron que este álbum estaba parcialmente inspirado por él. La portada interior muestra una obra de arte con una pintura de un paciente discapacitado que muestra un parecido con el cantante Maynard James Keenan y Bill Hicks representado como un médico o “sanador” con la frase “Otro héroe muerto”. Las líneas del set de stand up de Bill Hicks, “One Good Drug Story” y “The War on Drugs” se toman como muestra antes de la canción “Third Eye
Obra del álbum
El para Ænima fue nominado para el Premio Grammy al Mejor Paquete de Grabación . Las prensas norteamericanas del álbum se empacaron en una caja de joyas lenticular personalizada (llamada
“caja de CD con varias imágenes” en las notas del trazador de líneas)
para la cubierta y la bandeja del disco interior. La portada y otras
imágenes en las notas del trazador de líneas se pueden establecer detrás
de la “lente” lenticular para crear un efecto de animación
secuencial. Las ediciones europeas del CD presentaban un estuche
estándar, y el inserto contenía un catálogo de dieciséis titulados
humorísticamente “otros álbumes disponibles por Tool”.
Las imágenes especiales utilizadas para el efecto lenticular son:
- La pintura de Cam de León , con humo animado y ojos que abarcan.
- Una versión retocada de la pintura de Cam de Leon Ocular Orifice , con la pupila del ojo animada para rotar completamente alrededor.
- Una foto de la contorsionista Alana Cain, piernas envueltas detrás de la cabeza. Se muestran sentados en un sofá a la derecha Danny Carey, Justin Chancellor, Adam Jones y Maynard James Keenan, mientras que Danny y Maynard están desnudos cubriéndose a sí mismos. Maynard se pone de pie mientras se cubre y se muestra arrojando una rosa al suelo frente al contorsionista. Otra foto del contorsionista también está en el disco.
- Una imagen de California antes y después de un gran terremoto se muestra en la bandeja detrás de donde se encuentra el disco: una referencia a la canción ” Ænema ” y el boceto de Arizona Bay de Bill Hicks . La imagen del embutido de EE. UU. Representa incorrectamente el Panhandle de Oklahoma con el condado de Cimarron en el estado de Texas . Se desconoce si esto fue intencional o no.
Tematicas de los temas
Eulogy – El tema a continuación es Eulogy, que es una especie de diatriba hacia Jesús. En la introducción se alcanza a escuchar los clavos en la cruz (percusión eléctrica de Danny Carey). El efecto que Maynard utiliza para su voz tampoco es gratuito, da la idea de un megáfono, o un instrumento a través del cual alguien puede hablar por encima de la multitud (“standing above the crowd, he had a voice that was strong and loud…” )
H – Supuestamente, esta lírica se basa en la delicada situación por la cual atravesó Keenan, a causa de una sobredosis. Ademas también se cree que esta canción la compuso Maynard para su hijo, donde dijo en una entrevista: “El nombre de mi hijo es Devo H. Es todo lo que diré” (“My son’s name is Devo H. That’s all I’ll say.” )
Forty Six & 2 – La quinta canción del disco hace referencia al número de cromosomas que alcanzara el hombre en su próximo paso evolutivo. El hombre primitivo posee 42&2 cromosomas. El hombre moderno a causa de su vida “civilizada” aumento a 44&2 cromosomas, por lo tanto 46&2 es el próximo paso (paso que dará con la ayuda de su sombra, que según la psicología junguiana representa el lado femenino del inconsciente masculino, recipiente que guarda nuestras iras, frustraciones y genera los sueños por que es capaz de otorgar un conocimiento muy valioso de sí mismo a quien lo asimila). O sea aprendiendo a asimilar el contenido de su inconsciente alcanzaremos el próximo paso evolutivo “en mi sombra cambiando mi piel rascando mis costras de nuevo, 46&2 se acercan a mi”.
Message to Harry Manback – La sexta canción es Message to Harry Manback. Es un mensaje dejado en la contestadora de Maynard para su compañero de cuarto. Se trata de un ciudadano italiano que se hospedó en el cuarto de ambos. Se quedó un tiempo ahí pero se gastaba toda línea telefónica y se comía toda la comida. Luego descubrieron que nadie lo conocía, ni mutuos amigos ni parientes ni nadie. Con esta evidencia lo único que podían hacer era botarlo y mientras dormía cogieron todas sus cosas y objetos personales, lo cargaron a él y lo dejaron en un parque. A la mañana siguiente se despertó y enfurecido llamó al departamento de Maynard y dejó el mensaje que ya todos hemos escuchado. La música de fondo es, obviamente, de Tool. Posteriormente sacarían la secuela del tema “Message to Harry Manback II”, igual, llena de insultos y amenazas, en el Salival Box.
Hooker with a penis – Se ha rumoreado mucho de lo que realmente trata Hooker with a penis, pero la información que más se repite es la que literalmente está escrita en la letra de la canción. Un conocido de Maynard, mientras aspiraban coca, le dijo que era fanático de Tool desde el Opiate y que pensaba que ahora ellos se estaban vendiendo. Maynard le responde con este tema explicándole algunos aspectos del mercado y que se puede meter el dedo en el culo.
Intermission – La octava canción es intermission, una versión alternativa a “Jimmy”, la siguiente canción.
Jimmy, que es uno de los temas menos tocados en directo por Tool, se especula que trata sobre la infancia de Maynard en Ohio.
Die Eier Von Satan (Los huevos de Satán) parece una arenga nazi, pero en realidad es una receta para hacer galletas de hachís turco sin huevos. Lo curioso de este tema es que nunca le ponen “los huevos de satán” como se titula el tema, lo que podría ser que la receta sea para esto, para cocinar los huevos de Satán y no estas galletas con hachís.
Pushit es la undécima canción. Trata del concepto de la tentación y la obligación hacia algo que no se debe hacer. Toda la canción gira en torno a esta tentación y sobre el “foso” al que está a punto de caer si es empujado. Cuando es empujado la canción se vuelve más dura; pero una vez que se encuentra en el fondo, la canción se calma hasta que Maynard dice: “I´m somewhere I don´t wanna be”, muy suavemente cantada, casi susurrada.
Este tema cuenta con un video-clip de unos 9 minutos aproximadamente. Aquí la letra está inspirada por Bill Hicks, dibujado en el arte del Ænima, con el rótulo “otro héroe muerto”. Bill Hicks era un comediante de los 80s que tenía la misión auto-impuesta de hacer recapacitar al mundo sobre sus problemas y ser conscientes de que hay un nivel más elevado en la vida que simplemente cumplir el sueño americano. Mediante una aguda comedia intentó criticar los aspectos más decadentes de la sociedad. Llegó a ser amenazado, insultado y golpeado por sus ácidas opiniones.
(-) Ions. Se sabe que existen dispositivos que generan iones, que son átomos con una carga eléctrica. Cuando los átomos obtienen esta carga eléctrica con bastantes electrones se vuelve un ion negativo, contrario a lo que pasaría si pierde electrones, en este caso el ion se vuelve positivo. Estos dispositivos que generan energía de ionización sirven para terapias y para curar y relajar.
En el momento de escuchar el tema con audífonos, se puede sentir como los iones pasan de un lado al otro del cerebro, estimulando ambos hemisferios, el derecho y el izquierdo. Estos iones negativos se llaman aniones. En griego la palabra “ion” quiere decir “el que va”, lo que deja el significado completo de anión como “el que va hacia arriba”.
Third Eye La última canción del disco es Third Eye, donde antes de que comience la melodía se puede llegar a escuchar extractos de performances de Bill Hicks, ya cuando está entrado en su fase de experimentación con drogas como el LSD, hongos, metanfetaminas, coca, etc. Hicks explora su lado más oscuro y así su discurso se empieza a complementar más con el de Timothy Leary, el profeta del LSD y las drogas alucinógenas, como constituyentes de un exploración más profunda del psiquis humano mediante el viaje interior.
1. Stinkfist
2. Eulogy
3. H.
4. Useful Idiot
5. Forty Six & 2
6. Message To Harry Manback
7. Hooker With A Penis
8. Intermission
9. Jimmy
10. Die Eier Von Satan
11. Pushit
12. Cesaro Summability
13. Ænema
14. (-) Ions
15. Third Eye
Alineación:
- Maynard James Keenan / voz
- Adam Jones / guitarra
- Justin Chancellor / bajo
- Danny Carey / batería, percusión, sampleos
Músicos Adicionales:
- Marko Fox / voz en "Die Eier Von Satan"
- Eban Schletter / órgano en "Intermission"
- Chris Pitman / sintetizador adicional en "Third Eye"
- David Bottrill / piano y teclados en "Message to Harry Manback"
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