#Músicaparaelencierro. Y entre tantos discos que van y vienen, les llegó el turno a los muchachos de Tool con su el álbum debut oficial, que salió al mercado en 1993 y cosechó el doble platino en el 2001. "Undertow" no solo es muy bueno, sino que, encontrándonos en esa época, aportó a la escena lo que tenía que aportar: la creación de un mundo propio, que centrifugaba las no muy obvias influencias en algo realmente novedoso, en un ejercicio de originalidad como no se había visto en décadas, y produjo una sensación similar a la que describía Ian Anderson al recordar su primer contacto con la música de Pink Floyd a finales de los 60: aquello no procedía de ninguna parte. Un disco oscuro, mórbido en su brillantez, que toca temas como la pedofilia, la decadencia, el alcoholismo y la infame avaricia del jet set californiano. Un disco que ya cumplió su primer cuarto de siglo y que llegó para quedarse, y no puede faltar en el blog cabezón, y todo gracias a LightbulbSun, en otro de sus grandes aportes al blog cabezón.
Artista: Tool
Álbum: Undertow
Año: 1993
Género: Metal Alternativo/Progresivo
Duración: 1:09:12
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Estados Unidos
Según consta en Wikipedia, cuando salió este álbum tuvo que ser retirado de muchas tiendas debido a la controversia que causaron las fotos de la obesa mujer y las fotos de Paul D'Amour (el bajista original de Tool) con agujas insertadas en su cara. La banda reaccionó haciendo otra versión del arte que incluía nada más un código de barras gigante en la portada sobre un fondo blanco, del cual no se hicieron muchas copias.
Hoy ya todo eso quedó en la historia como anécdota, y lo que nos queda es la música, como siempre...
En la marejada de estilos que era la escena de los 90, encajaron como nadie gracias a esa capacidad apuntada de saber ser diferentes. Transmitían tanta negatividad como disconformidad con su música y sus textos, pero no resultaban unos agitadores de parbulario como RATM, ni unos agonías como la mayoría de las bandas de Seattle. Sus canciones, aún siendo difíciles, pétreas, tenían el sustrato metálico necesario para atraer a la audiencia interesada en los sonidos más fuertes, y lograron despertar el interés en medios masivos como la MTV, gracias a sus imaginativos e inolvidables vídeos, protagonizados por personajes que parecían haberse sumido en la locura y la desesperación tras haber sido rechazados en un casting de una película de animación de Tim Burton.
Haciendo lo que sería ya su habitual juego de palabras, "Undertow" no solamente significa "Contracorriente" (palabra que engloba perfectamente el estilo que supo cosechar la banda a lo largo de su historia) sino que también se denomina así a la parte profunda de la depresión entre dos olas consecutivas, también llamada valle o base. Vaya uno a saber si también abrán pensado en las mesetas anímicas, en un disco tan onírico (como onírico es Tool). Y empezamos los comentarios de terceros con este review que rememoraba el disco para su 25º aniversario, en el 2018.
Este 2018 es un año de júbilo para todos los fanáticos de Tool. Acostumbrados ya a incontables rumores de un regreso de la banda al estudio que presentaría el material sucesor al gran 10,000 Days del 2006, hoy el cuarteto de Los Ángeles se encuentra grabando su quinto material de larga duración, un suceso que muchos pusimos en duda más de una vez.
Es en este marco, se cumplen 25 años del lanzamiento de Undertow (Zoo/BMG/Volcano). Tras su primera maqueta de poco más de 22 minutos titulada 72826 (“Satán” en el teclado telefónico) lanzada en diciembre de 1991 y el posterior Opiate —segundo EP, cuyo nombre alude a la frase más conocida de Karl Marx— el 6 de abril de 1993 el mundo recibió el primer LP de Tool, un disco que llamó la atención desde su lanzamiento y que comenzó la historia de la que es quizá la banda de culto más importante en activo.
El contenido sonoro y gráfico del material encierra el concepto de Tool: distorsión elevada y lo más “limpia” posible, sincopas, poliritmos percusivos y bajos ásperos, sumado a provocativos conceptos visuales y líricos que formaron una base sólida y que con el tiempo llevarían a terrenos cada vez más altos.
Undertow, producido por la misma banda junto a Sylvia Massy, surge en un contexto en donde el grunge y el industrial dominaban el mundo del rock. Además, se gestaba una nueva vertiente del punk que olvidó toda su ideología contracultural y de resistencia; pero una parte importante de esa generación “x” no se conformó con lo que la industria les ofrecía y necesitaban de algo aún más crudo y transgresor. Undertow fue esa verdadera alternativa en el insulsamente llamado “rock alternativo” que gobernaba la escena.
Con este primer material de larga duración nacieron varios elementos que han acompañado a los californianos a lo largo de una carrera que podría parecer poco productiva (cuatro discos en casi 30 años de existencia) y que, sin embargo, conjunta en su discografía una complejidad siempre ascendente que explica los largos lapsos entre un disco y otro.
Por un lado, tras la dirección de Ken Andrews del primer video de la banda (“Hush” del EP Opiate), Adam Jones tomó el timón artístico-conceptual y aplicó sus conocimientos y experiencia (estudió arte, escultura y trabajó en televisión y cine como diseñador de maquillaje y efectos especiales) para así ser el cerebro creativo del diseño visual en discos, videos y escenario.
Así, Undertow desde que vio la luz se puso en la mira del público y la crítica y su impactante contenido en donde veíamos una mujer con obesidad mórbida (rodeada por la caja torácica que luce en la versión final) así como otros desnudos y a miembros de la banda que lucían alfileres en la cabeza y una vaca que intentaba lamer sus genitales provocó su pronta censura. En respuesta, la banda lanzó una portada alternativa que mostraba solo un código de barras y un fondo blanco, acompañada de una nota en donde el grupo explicaba la razón del cambio (y la forma en que se podía acceder al trabajo de arte original). Por si fuera poco, un track 69 oculto al final de la placa, podía formar un 69:69:69 (pistas, minutos, segundos) en la pantalla de algunos reproductores.
Debemos sumar las letras que abordan la condición humana y sus alcances oscuros como la fe ciega, la pedofilia, el odio, la violencia, el sometimiento, entre otras, cantadas con una furia que se refleja en varios de los gritos de Maynard.
Por otra parte, el rasgo antimainstream de Tool que alimenta su status de culto. Pocas bandas pueden presumir, en una época en donde el formato de disco compacto vive un proceso de extinción —en cambio, regresa al parecer el formato en vinilo— y en donde las plataformas digitales son el terreno de distribución y consumo más importantes, la ausencia de su catálogo en las mismas. Además, la negación total de grabar sus presentaciones en vivo, tanto por los asistentes como por la industria, basta buscar algún video “oficial” en directo para darnos cuenta que, fuera de “Sober”, canción que por cierto tiene como precedente el tema “Burn About Out” que data de 1986, cuando Maynard lideraba a su ex banda Children of the Anachronistic Dynasty, no existe material más que el hecho por fanáticos.
Pero así como surgieron puntos característicos en cuanto a estética, sonido, lírica y relación con la industria, existió también un suceso que si bien de inició pareció un obstáculo para la continuidad de su prometedora trayectoria, al final le dio una cohesión quizá necesaria: la salida del bajista Paul D’Amour, gracias a su deseo de ser guitarrista. A pesar de su corto tiempo en la agrupación, su aporte en ese sonido áspero de su bajo Rickenbacker queda para el recuerdo; finalmente, sigue, con un grato recuerdo, en la memoria de los amantes de Tool. Con la integración del músico inglés Justin Chancellor en el bajo —quien sumó efectos sonoros que le dieron solidez al concepto de su nueva agrupación— Tool se formó como hasta la fecha y comenzó un camino introspectivo y progresivo de bases potentes.
Pero no solo basta con letras soberbias y un magnífico arte visual para explicar la relevancia del grupo que dio inició con Undertow. Es en su ejecución técnica donde notamos un argumento contundente de su renombre.
Danny Carey es hoy uno de los bateristas más completos y dotados (con influencias de jazz) y un verdadero deleite de ver y escuchar. Su arsenal, incluye pads y un gong gigante.
Adam Jones, además de su visión artística, es incluido en varias listas como uno de los mejores guitarristas gracias a un sonido único, que debe a sus cabezales Diezel, sus gabinetes Marshall y a su siempre fiel Les Paul Custom Silverbust 1979 junto a su habilidad que radica en pequeñas variaciones en cada riff (el diablo está en los detalles, dicen).
Justin Chancellor y ese papel que suelen tener los guitarristas en los efectos, agregado al sonido inconfundible de su bajo Wal, resultan en un trabajo sobresaliente, disco tras disco.
Por último y no menos importante, la figura de Maynard como un verdadero anti-rockstar que rompió los esquemas establecidos y nos regaló una de las mejores voces que ha dado el rock: versátil, potente y un tanto melancólica. Si a esto añadimos su presencia en el escenario que si bien, elige un protagonismo casi nulo, la preferencia por desenvolverse en las sombras no lo exenta de mostrarnos una manera única de desenvolverse. Finalmente, el hecho de que muchas de sus letras son joyas líricas que incluyen una fuerte crítica a la condición humana, así como filosofía, ciencia, evolución de la mente, entre otros.
Esto, que en conjunto es Tool, una verdadera herramienta de catarsis que vio luz formalmente con el lanzamiento de Undertow.
Así, a 25 años, hoy celebramos por partida doble: el lanzamiento de aquello que inició una historia de culto y la realidad de un nuevo disco en puerta y con esto, la posibilidad de verlos por segunda vez en directo con esa cualidad de improvisación tan admirable. Pocas son las expectativas comparables. Como sea, el marco de este festejo es ideal para que por fin lancen al mundo su nuevo material.
En definitiva, un disco que aún hasta el día de hoy sigue dando que hablar y se ha convertido en un trabajo emblemático donde una banda distinta daba su primer puntapié.
Keenan reveló a Loudwire en 2015 que el álbum le permitió descargar las frustraciones que sentía al tratar de ganarse la vida haciendo escenografías en Hollywood durante los primeros días de la banda. “Me estaba reventando el culo trabajando en escenarios de películas en Hollywood tratando de sobrevivir”, recordó. “La renta era alta y había mucha hipocresía extraña que sucedía tanto con la industria cinematográfica como con la musical. Había un espectáculo completo de perros y pony que me pareció muy incómodo. Entonces, muchas de esas piezas originales fueron inspiradas por ese tipo de energía. La música era emocionalmente impulsiva y muy reaccionaria”.
Mientras el importante track “Prison Sex” se encargaba de hablar de un fuerte tabú desde la perspectiva de un pedófilo y su gusto por los niños y cómo se cierra el círculo completo debido al daño sicológico que aquello causa, “Intolerance”, el track de entrada habla de la paciencia que se puede tener ante un mundo de mentiras y corrupto que irrumpe como el clavo necesario para hablar de toda ese gente que apestó las vidas de los músicos en Hollywood. “Bottom” es otra de sus canciones más poderosas, que contó con el honor de Henry Rollins, en esos años muy en boga por su carrera junto a Rollins Band. En 1993 Keenan dijo a la revista Musique Plus que la presencia de Rollins no fue motivada por un sentido de parentesco artístico, sino que más bien como recompensa por una deuda de póker. “Él tenía una deuda de juego por un tiempo con nosotros”, afirmó Keenan. “Es un tipo de mal jugador de póquer. Perdió mucho dinero… como $3,000. Así que lo clavamos con esto y así es como conseguimos que participara en el álbum”.
No dejan de haber algunas curiosidades disipadas por la revista Rolling Stone en algún momento: Durante la grabación de “Disgustipated”, el escalofriante corte de cierre del álbum, Massy se sumó a la pesadilla auditiva de la canción al grabar a Keenan disparando cuatro tiros desde una escopeta a un viejo piano. El guitarrista de la banda de Rollins, Chris Haskett, también rompió el piano con un martillo, ganándose un lugar en los créditos del álbum.
Fue solo el principio de un gran momento para la banda, lo que llevaría algunos años más tarde a lanzar el determinante “Aenima”, una de las mejores placas de los noventa y a alcanzar la gloria del metal alternativo con “Lateralus”. Pese a que podría haber quedado eclipsado en su discografía, al menos desde acá, seguimos respetando mucho a “Undertow” al nivel de catalogarlo como otro Disco Inmortal de la banda.
Patricio Avendaño R.
Sin duda alguna, aquello que encierra esta criptica iconografía y perfora nuestro cerebro desde los oídos es difícil de clasificar para la época, o incluso hoy por hoy. A mediados de los 90, todo lo que sonara más o menos distorsionado solía ser etiquetado de grunge o, en el mejor de los casos, como rock alternativo. Pero acá había una diferencia: el uso que se dio a la oscuridad. No hablamos del manto de sombras melancólicas que rodeaba al común de la música de la denominada Generación X, sino que de una penumbra mucho más densa que se manifestaba mediante una catarsis brutal. Pese a su crudeza y visceralidad, también encontramos niveles de introspección y sutileza muy alejados de los márgenes de la escena de la costa oeste estadounidense.
Aunque pudiese ser paradójico, la guitarra de Adam Jones no se caracteriza por exponer las destrezas sobrehumanas con las que se está habituado en la mayoría de las bandas denominadas como metal progresivo, aun así, demuestra una técnica inconfundible, en donde el juego entre tonalidades densas y frecuencias que bordean la estridencia entregan diferentes matices a las composiciones. “Bottom”, tema en donde colabora el eterno Henry Rollins, es quizás el más claro reflejo de esto. Por su parte, el trabajo en el bajo de Paul D’Amour suena de forma penetrante y aguerrida, batallando el protagonismo rítmico y melódico en cada compás. La potencia y misticismo de “Flood” se debe en gran medida a la labor de este instrumento. Mismo misticismo que –con vidente de por medio– rodea la salida del bajista tras una gira por Europa promocionando el disco. En el futuro no lejano, sería el británico Justin Chancellor quien se haría cargo de las frecuencias bajas hasta la actualidad.
Pese a que Tool suele ser clasificado como metal progresivo, en “Undertow” lo vanguardista está en mantener elementos minimalistas al alero de una gran sensibilidad instrumental. Es cosa de escuchar temas que quizás pasan más desapercibidos, como “Crawl Away” o “Swamp Song”, para dar cuenta de aquello, y ni hablar de temas como “4°” y “Flood”, que empezaban a dar pequeños, pero ahora evidentes indicios del camino que la banda tomaría en sus posteriores discos. Quien haya escuchado los casi 16 minutos de “Disgustipated” y diga que no es vanguardista, debe comenzar a cuestionar sus concepciones del mundo.
Así es como “Undertow”, con todos sus componentes, establece los cimientos de la catedral que posteriormente construiría Tool, dando pie para un largo legado que sigue influenciando a un sinfín de bandas de diversos estilos. Si bien, suele ser denostado por ser el disco menos experimental de la banda y, por ende, el con menos teorías conspirativas alrededor de él, su sonido más duro ha ayudado a consolidar a un grupo no menor de fanáticos de esta obra, quienes incluso profesan que este es el mejor de todos los lanzamientos del grupo. Pero ¿puede segmentarse la discografía de Tool y no comprenderla como un todo? ¿Hay realmente un mejor Tool? Preguntas tan complejas como sus respuestas y el objeto al que apuntan.
1. Intolerance
2. Prison Sex
3. Sober
4. Bottom
5. Crawl Away
6. Swamp Song
7. Undertow
8. 4°
9. Flood
10-68. Sin audio
69. Disgustipated
Alineación:
- Maynard James Keenan / voz
- Adam Jones / guitarra
- Paul D'Amour / bajo
- Danny Carey / batería
Músicos Adicionales:
- Henry Rollins / voz invitada en "Bottom"
- Chris Haskett / sledge hammer en "Disgustipated"
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