El liberalismo como ideología de dependencia, aquí tenemos lo que será una pesada herencia, pero de enserio: la pobreza ya alcanza al 51,7% de los niños y adolescentes en Argentina y registra el nivel más alto en una década, según el último informe de Barómetro de Deuda Social de la Infancia de la UCA. La lamentable cifra es un reflejo de un país que el año pasado tuvo una devaluación del 50,6%, una inflación de 47,6%, shock tarifario y caída del empleo.
De ese valor se desprenden varios indicadores que marcan dura la realidad que los menores transitan en un país. En el caso de la alimentación, mientras un 29,3% tiene déficit en sus comidas, un 13% pasó hambre durante 2018, cita el documento que destaca además que crece de manera constante la asistencia a comedores infantiles alcanzado el 35%. Y en el mejor momento de Argentina tenemos la agradable visita de Bolsonazi, un tipo odiado por casi todo el mundo, homófobo, misógino, reivindicador de las dictaduras y las torturas. Que como era de esperar nos dice que tenemos que votar por MMLPQTP.
Al principio, ni bien asumió el gobierno de Corporación Cambiemos e iniciaba los primeros ajustes y despidos, para algunos segmentos, parecía que los impactos de la política de gobierno era un problema de "otros". Pero la suba de tarifas, la devaluación y pérdida de poder adquisitivo de los salarios, empezó a afectar al sector comercial. A menos salario, menos consumo, por lo tanto, menos ventas. A mayor suba de las tarifas y alquiler, más costos a cubrir.
En definitiva, en los carteles de «se alquila» empieza a verse reflejado que la ecuación no cierra por ningún lado. Ni hablar, para los desocupados y precarizados que tienen que salir a ganarse la vida. Nadie -que viva de la producción y el trabajo- parece estar ajeno a esta situación de ajuste.
Pero este problema que aparece como muestra en lo local, no es más que la materialización de lo que ocurre a nivel general. Basta como ejemplo, que esta semana, en la fábrica de aviones de Córdoba Fadea, Macri anunció que una multinacional alemana producirá aerogeneradores para una trasnacional que produce energía en el país y el mundo.
La crisis evidencia cómo la economía de las cadenas globales del capital, se insertan en cada territorio y desplazan a cualquier economía en manos de la propia comunidad. Las penas son de nosotros, las inversiones vienen de afuera y no hacen más que alimentar los principales procesos de acumulación a nivel mundial.
El consumo interno transita un contexto crítico hace más de un año. Los factores son múltiples. A la elevada tasa de interés, que desincentiva la compra en cuotas, se suma la cuantiosa caída en el poder adquisitivo asociada al proceso de alta inflación. Al que quiera datos duros, aquí tienen un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda. Otro informe, en este caso del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, indicó este jueves que la inflación acumulada durante el gobierno del Felino Macri alcanzó el 200,2%. Además, citando datos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cuantificó que el crecimiento de los precios al consumidor en 2016 fue del 41%, la suba inflacionaria 2018 trepó al 47,6%, y en abril de 2019 ya alcanza el 55,8% anual.
La actividad económica se sigue cayendo a pedazos, el "carry trade" de la bicicleta financiera está más vivo que nunca, con un nivel de tasas que hacen inviable cualquier actividad productiva, y la inflación está lejos de retornar a niveles razonables. Las consecuencias son conocidas: caída del empleo formal e informal, aumento de la capacidad instalada ociosa, aumento de la pobreza y las situaciones de vulnerabilidad social, derrumbe de la industria y el consumo; todo eso sin contar que se dispare otra corrida cambiaria por acontecimientos internos o externos, frente a los cuales el modelo en curso no tiene defensas.
Podríamos hablar, entre otras tantas cosas, de los problemas de salud y educación, de las cuatrocientas diecisiete escuelas bonaerenses tienen problemas de infraestructura, por nombrar solo un tema, porque la pesada herencia que va a dejar María Eugenia Vidal en estos pagos bonaerenses y todo el equipo amarillo de todo el país, al próximo gobierno que asumirá el 10 de diciembre.
En ese contexto, el FMI desembolsó irresponsablemente 65.000 millones de dólares para un programa económico inviable, a un deudor insolvente y sin capacidad actual de pago, que en apenas 13 meses de vigencia del acuerdo tuvo que pedir tres “waivers” por desviarse de las metas pactadas; mientras madame Lagarde formula una tras otra declaración irresponsable, de tono injerencista en los asuntos políticos internos del país y entrometiéndose en la campaña electoral; a favor de su candidato (Macri), al que le financian la campaña con el costo de la factura pesando sobre el conjunto de los argentinos.
Y para rematar el dislate, las autoridades del Fondo nos dicen ahora que subestimaron el problema de la inflación y la magnitud de la crisis que, en buena meddida, ellos mismos causaron; o sea que una vez más y para variar, la pifiaron feo en el diagnóstico, en las propuestas y en los pronósticos, comprándose un enorme problema: con el préstamo a la Argentina de Macri (porque además abrieron el grifo de los desembolsos en su casi totalidad en éste mandato, dejándole al próximo gobierno los vencimientos) concentran el 61 % de su masa de créditos, en un único deudor.
Gane quien gane las elecciones, lo más probable es un nuevo default. El economista derechista Broda sostiene desde hace tiempo que la Argentina no va a tener plata para pagar la deuda el año que viene y puede entrar en default.
Además hoy llegó la desmentida que muestra lo ridículo de todo lo que se dijo ayer con un anuncio monetario asociado en primera plana de los dos presidentes: el Banco Central de Brasil negó ahora, un día después, tener proyectos para implementar una moneda en común con Argentina. Con un escueto comunicado, la máxima autoridad monetaria en Brasil aseguró que no hay "estudios en curso" para reflotar la idea de negociar la creación de una divisa única entre ambos países. Nueva cortina de humo que se cae en menos de 24 horas. Pese a las distintas lenguas, hablan el mismo idioma que nos hambrea: ambos empleados del Norte, que nos digita cómo hacer la tarea. Y con una foto que amplifica el ridículo que siempre volverá en el tiempo.
En esta situación, podemos tratar de emerger a los codazos e intentar "zafar" individualmente; o podemos afianzar los lazos de solidaridad que puedan hacer menos amarga la tristeza y poder vertebrar un horizonte de futuro. Sin el desarrollo de una economía de la comunidad, es imposible cualquier excepcionalidad de éxito. Sea el político que sea quien esté en el gobierno.
De ese valor se desprenden varios indicadores que marcan dura la realidad que los menores transitan en un país. En el caso de la alimentación, mientras un 29,3% tiene déficit en sus comidas, un 13% pasó hambre durante 2018, cita el documento que destaca además que crece de manera constante la asistencia a comedores infantiles alcanzado el 35%. Y en el mejor momento de Argentina tenemos la agradable visita de Bolsonazi, un tipo odiado por casi todo el mundo, homófobo, misógino, reivindicador de las dictaduras y las torturas. Que como era de esperar nos dice que tenemos que votar por MMLPQTP.
Al principio, ni bien asumió el gobierno de Corporación Cambiemos e iniciaba los primeros ajustes y despidos, para algunos segmentos, parecía que los impactos de la política de gobierno era un problema de "otros". Pero la suba de tarifas, la devaluación y pérdida de poder adquisitivo de los salarios, empezó a afectar al sector comercial. A menos salario, menos consumo, por lo tanto, menos ventas. A mayor suba de las tarifas y alquiler, más costos a cubrir.
En definitiva, en los carteles de «se alquila» empieza a verse reflejado que la ecuación no cierra por ningún lado. Ni hablar, para los desocupados y precarizados que tienen que salir a ganarse la vida. Nadie -que viva de la producción y el trabajo- parece estar ajeno a esta situación de ajuste.
Pero este problema que aparece como muestra en lo local, no es más que la materialización de lo que ocurre a nivel general. Basta como ejemplo, que esta semana, en la fábrica de aviones de Córdoba Fadea, Macri anunció que una multinacional alemana producirá aerogeneradores para una trasnacional que produce energía en el país y el mundo.
La crisis evidencia cómo la economía de las cadenas globales del capital, se insertan en cada territorio y desplazan a cualquier economía en manos de la propia comunidad. Las penas son de nosotros, las inversiones vienen de afuera y no hacen más que alimentar los principales procesos de acumulación a nivel mundial.
El consumo interno transita un contexto crítico hace más de un año. Los factores son múltiples. A la elevada tasa de interés, que desincentiva la compra en cuotas, se suma la cuantiosa caída en el poder adquisitivo asociada al proceso de alta inflación. Al que quiera datos duros, aquí tienen un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda. Otro informe, en este caso del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, indicó este jueves que la inflación acumulada durante el gobierno del Felino Macri alcanzó el 200,2%. Además, citando datos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cuantificó que el crecimiento de los precios al consumidor en 2016 fue del 41%, la suba inflacionaria 2018 trepó al 47,6%, y en abril de 2019 ya alcanza el 55,8% anual.
La actividad económica se sigue cayendo a pedazos, el "carry trade" de la bicicleta financiera está más vivo que nunca, con un nivel de tasas que hacen inviable cualquier actividad productiva, y la inflación está lejos de retornar a niveles razonables. Las consecuencias son conocidas: caída del empleo formal e informal, aumento de la capacidad instalada ociosa, aumento de la pobreza y las situaciones de vulnerabilidad social, derrumbe de la industria y el consumo; todo eso sin contar que se dispare otra corrida cambiaria por acontecimientos internos o externos, frente a los cuales el modelo en curso no tiene defensas.
Podríamos hablar, entre otras tantas cosas, de los problemas de salud y educación, de las cuatrocientas diecisiete escuelas bonaerenses tienen problemas de infraestructura, por nombrar solo un tema, porque la pesada herencia que va a dejar María Eugenia Vidal en estos pagos bonaerenses y todo el equipo amarillo de todo el país, al próximo gobierno que asumirá el 10 de diciembre.
En ese contexto, el FMI desembolsó irresponsablemente 65.000 millones de dólares para un programa económico inviable, a un deudor insolvente y sin capacidad actual de pago, que en apenas 13 meses de vigencia del acuerdo tuvo que pedir tres “waivers” por desviarse de las metas pactadas; mientras madame Lagarde formula una tras otra declaración irresponsable, de tono injerencista en los asuntos políticos internos del país y entrometiéndose en la campaña electoral; a favor de su candidato (Macri), al que le financian la campaña con el costo de la factura pesando sobre el conjunto de los argentinos.
Y para rematar el dislate, las autoridades del Fondo nos dicen ahora que subestimaron el problema de la inflación y la magnitud de la crisis que, en buena meddida, ellos mismos causaron; o sea que una vez más y para variar, la pifiaron feo en el diagnóstico, en las propuestas y en los pronósticos, comprándose un enorme problema: con el préstamo a la Argentina de Macri (porque además abrieron el grifo de los desembolsos en su casi totalidad en éste mandato, dejándole al próximo gobierno los vencimientos) concentran el 61 % de su masa de créditos, en un único deudor.
Gane quien gane las elecciones, lo más probable es un nuevo default. El economista derechista Broda sostiene desde hace tiempo que la Argentina no va a tener plata para pagar la deuda el año que viene y puede entrar en default.
Además hoy llegó la desmentida que muestra lo ridículo de todo lo que se dijo ayer con un anuncio monetario asociado en primera plana de los dos presidentes: el Banco Central de Brasil negó ahora, un día después, tener proyectos para implementar una moneda en común con Argentina. Con un escueto comunicado, la máxima autoridad monetaria en Brasil aseguró que no hay "estudios en curso" para reflotar la idea de negociar la creación de una divisa única entre ambos países. Nueva cortina de humo que se cae en menos de 24 horas. Pese a las distintas lenguas, hablan el mismo idioma que nos hambrea: ambos empleados del Norte, que nos digita cómo hacer la tarea. Y con una foto que amplifica el ridículo que siempre volverá en el tiempo.
En esta situación, podemos tratar de emerger a los codazos e intentar "zafar" individualmente; o podemos afianzar los lazos de solidaridad que puedan hacer menos amarga la tristeza y poder vertebrar un horizonte de futuro. Sin el desarrollo de una economía de la comunidad, es imposible cualquier excepcionalidad de éxito. Sea el político que sea quien esté en el gobierno.
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