Un cuento cruel que tiene más realidad que fantasía. Los nuevos y despiadados Dioses están entre nosotros, y no son el grupo de personajes ficticios del Universo DC, llenos de inmenso poder y sabiduría. Estos son incluso menos terrenales, viviendo en un mundo global y multipolar, con más poder pero no solo nada de sabiduría sino inmensamente estúpidos y egoístas. Ellos manejan países, regiones y el presente y futuro de millones de personas; General Motors facturó 191.400 millones de dólares en 2005, cifra mayor que el PIB de más de 148 países, los grandes almacenes de Wal-Mart tuvieron unos ingresos de 285.200 millones de dólares, es decir, más que el PIB combinado de todos los países de África Subsahariana. Algunas lecturas posmodernas tratan de caracterizar a las actuales multinacionales como entes abstractos y desterritorializados, donde sería imposible identificar a sus responsables. Sin embargo, a pesar de que el movimiento de acciones, fusiones y absorciones es constante, lo que sí se mantiene más estable son los nombres de las familias que, como nuevas dinastías, son las mayores accionistas de las grandes corporaciones económicas. 225 familias de entre los multimillonarios del planeta poseen fortunas superiores a los ingresos anuales de 2.500 millones de personas. Sus desproporcionados ingresos les permiten no sólo concentrar parte del capital mundial, sino ejercer un importantísimo poder político y económico. Y quizás haya uno que representa el mayor ícono del poder y la crueldad de estos dioses estúpìdos que digitan nuestra vida y nuestra muerte. Este post está dedicado a él.
En una ocasión, Bayer, orgulloso dios de las tierras de Renania, quiso culminar una fastuosa sala de banquetes construyendo un techo con la madera de un árbol sagrado. Pretendía talar el árbol donde, desde muchos años antes, se reunían las gentes de las aldeas para adorar a la diosa Deméter, la madre Tierra. Cuando lo supieron las dríadas, pequeños seres femeninos que habitaban el árbol, corrieron a solicitar el auxilio de su diosa.Gustavo Duch
Inicialmente la generosidad de Deméter optó por disuadir a Bayer con buenas palabras y finas maneras pero la respuesta del dios, con el hacha en la mano, era hacer con ella lo mismo que con el árbol. Fue entonces cuando Deméter ordenó a Némesis, la Venganza y a Limos, el Hambre, que vengaran este ultraje. De esta petición nació un monstruo que, cual engendro de tenia, penetró en las entrañas de Bayer de tal forma que desde entonces nada saciaría sus ganas de comer y cuanto más engullera más crecería su hambre.
Preso de un hambre infinita, Bayer mandó unificar todos los campos de sus dominios en un gran monocultivo que produjera su comer. Al demostrarse esto insuficiente, mandó talar, no sólo el árbol sagrado, sino todos los bosques para ampliar sus zonas de cultivos. Pero como la maldición predijo, cuanto más comía, más hambre sentía y a su alrededor, el hambre verdadera, el hambre por no tener nada que llevarse a la boca, hizo presencia entre las gentes del lugar, aunque poco le importó. La fertilidad del suelo, castigado por un tratamiento tan exigente, también disminuía peligrosamente a lo que Bayer respondió con la elaboración de unas pócimas que por un tiempo disimularon el agotamiento. Pero siempre tenía más y más hambre y de nada le sirvió ampliar sus dominios acaparando tierra de otras demarcaciones. El apetito no dejaba de crecer. De hecho, preso de la desesperación de tan enorme hambre, Bayer se comió a su hermano, el dios Monsanto que por alguna extraña razón parecía sufrir una maldición similar.
Bayer, insaciable, terminó comiéndose a sí mismo, poniendo fin así a nuestros tormentos.
Ya no importa donde vivas, es imposible escapar de la globalización.
Han hecho de Argentina una base de operaciones donde desarrollan todas estas tecnologías que después buscan imponer en los mercados del mundo. Hoy Monsanto, contemplada por Bayer, tiene toda su base de experimentación en Pergamino donde desarrolla sus nuevos transgénicos, prueba combinaciones de plaguicidas.Patricio Eleisegui
Los cambios en los indicadores de salud son notables. Hablamos de pueblos de Entre Rios con una tasa del 40 % de muertos, ni hablar de los abortos espontáneos, alergias, problemas de tiroides, etc. Todas situaciones que tienen que ver con un escenario ambiental deprimido.
Esto se inicia a mediados de los 90 y ha ganado una velocidad tremenda el correr de los años. El macrismo es el primero que hace publicidad de esto, en la gestión anterior esto se aprobaba, se promovía, de hecho el monocultivo de soja estalla durante el kirchnerismo, pero había una discusión justamente sobre el tipo de ciencia, era diferente, ahora el modelo del gobierno está alineado con el interés de las compañías, eso hace que Tecnología y Ciencia haga publicidad de los transgénicos que están lanzando y el uso de agrotóxicos”.
La única salida, es informarse para poder elegir con conciencia antes de comprar. Comenzar a cultivar y a fabricar nuestros alimentos, reducir el consumo de petroleo y sus derivados, reforestar, comprar solamente lo necesario, escuchar tu voz interior en vez de la voz de la publicidad... son pequeños paso para escapar de grandes monstruos.
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