Mientras el mundo condena a Monsanto, Argentina sigue fumigando agrotóxicos, y hasta se viene el pan transgénico. Y el gobierno del Felino Macri aprobó veinte transgénicos con uso masivo de peligrosos agrotóxicos (55 desde 1996), cultivos con uso masivo de glifosato, glufosinato de amonio y 2-4D, entre otros agrótoxicos. Las empresas beneficiadas: Monsanto-Bayer, Bioceres-Indear, Dow, Basf, Tecnoplant, Syngenta y Pioneer.Por ello la "Marcha plurinacional de los barbijos", que es el nombre de la movilización que se desarrollará hoy en Rosario, donde asambleas socioambientales, campesinos, indígenas y productores agropecuarios que no utilizan venenos denunciarán las fumigaciones con agrotóxicos, el modelo transgénico y reivindicarán del derecho a la salud por sobre el dinero del agronegocio: "Este sistema extractivista viene arrasando con la biodiversidad, la soberanía alimentaria y energética de los pueblos y, por ende, atenta contra la salud y provoca daños irreparables", afirma la convocatoria a la marcha. También se desarrollará durante tres días el Congreso Internacional de Salud Socio-Ambiental, donde confluyen movimientos sociales y científicos críticos al extractivismo. Aquí se escribe la historia de cómo resiste la vida frente a un modelo que enferma. Al gran pueblo argentino... veneno.
En la Argentina de estos tiempos no existe un solo producto surgido de la tierra de forma intensiva que se elabore sin la utilización de plaguicidas. Y los cultivos más expandidos en el país son hijos directos del laboratorio y la manipulación genética.
En el marco del Día Mundial del Ambiente y con la consigna "¡Basta de negocios con nuestra salud!", numerosas organizaciones se reunirán al mediodía en la Plaza San Martín, donde habrá feria de alimentos sanos. Habrá actividades culturales y a las 17 comenzará la marcha hasta el Monumento a la Bandera. Los barbijos, que ya fueron utilizados frente a concejales que pretendían legislar en favor de las fumigaciones, serán la marca distintiva de la movilización.
El sistema extractivista, impuesto en la Argentina hace décadas, mata y enferma la tierra, el agua, el aire y las personas. Sin embargo hay alternativas concretas como la agroecología.
"Andan, hacen discursos y sonríen los exterminadores de escuelas rurales en Entre Ríos. Gobiernan, lideran pooles de siembra, usan billeteras de la Sociedad Rural, son ministros de Educación. Piden pruebas de que las fumigaciones sobre las escuelas enferman", así comienza esta nota titulada "la lucha, el veneno, la enfermedad" sobre la batalla de la directora de la escuelita rural 66, Estela Lemes, o cómo resiste la vida frente a un modelo que enferma.
Similar es el caso de Mariela Leiva, maestra fumigada de la escuela rural 44 "República Argentina", de Colonia Santa Anita (Entre Ríos). En octubre de 2017, la Justicia condenó a 1 año y 6 meses de prisión -en suspenso- a un productor y 2 fumigadores por pulverizar junto al establecimiento escolar. O de Ana Zabaloy, exdirectora de escuela rural 11, "J. M. Estrada", San Antonio de Areco (Bs. As.).
Mientras tanto, los tribunales están fallando contra este sistema criminal: un tribunal estadounidense falló contra la multinacional Monsanto-Bayer por los efectos nocivos del glifosato, agrotóxico estrella de la compañía, el más utilizado por el agronegocio transgénico, por los efectos nocivos del glifosato. Debe pagar 2000 millones de dólares. Es la cuarta condena en un año.
A pesar de los fallos judiciales, de más de 830 trabajos científicos que confirman su nocividad y de las denuncias de decenas de pueblos fumigados, en Argentina aún es defendido su uso por funcionarios, empresarios del agro y medios de comunicación. Chubut es la primera provincia en prohibir la venta y el uso de glifosato. En Argentina no existe ley nacional que regule la aplicación de agrotóxicos. Tampoco, estadísticas públicas sobre fabricación, venta y uso de estos venenos. Las agroquímicas, el sector privado -a través de las cámaras CASAFE y CIAFA-, mantienen en secreto toda información clave.
En nuestro país se aplica glifosato en 28 millones de hectáreas, más de 200 millones de litros cada año. Los campos de soja, maíz y algodón son rociados con el herbicida para que nada crezca, salvo los transgénicos. También se utiliza en cítricos, frutales de pepita (manzana, pera, membrillo), vid, yerba mate, girasol, pasturas, pinos y trigo. A partir del avance transgénico, aumentó geométricamente el uso del glifosato.
El miércoles 15 de mayo, el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, máximo tribunal provincial, declaró la inconstitucionalidad del decreto del Gobernador (Gustavo Bordet), que permitía fumigar a solo 100 metros de las escuelas rurales. De esta forma, continua vigente el amparo ambiental que aleja las fumigaciones terrestres a 1000 metros de las escuelas (3000 si son aéreas). El jueves 16 de mayo, la legislatura de Chubut sancionó una ley por la cual prohíbe la producción, venta y uso del glifosato. Es la primera provincia del país en prohibirlo. El diputado José Grazzini, autor del proyecto, destacó que la ley se basa en estudios médicos y científicos.
Sin embargo, la realidad dice lo siguiente (la siguiente información la difunde el escritor y periodista argentino, especialista en derecho ambiental, Patricio Eleisegui)...
Glifosato, transgénicos y un experimento a cielo abierto
A este modelo asesino, se le contrapone un modelo que cuestiona el negocio de los alimentos y el rol del Estado que excluye y reprime a las familias productoras para proteger los intereses de las grandes compañías. Como la dirigente campesina Rosalía Pellegrini, de la Unión de Trabajadores de la Tierra, que asegura que es posible cosechar sin contaminantes y vender a precios accesibles, o la agrupación "Acción por la Biodiversidad", que lanza la campaña "NO al trigo transgénico en Argentina ¡No se metan con nuestro pan!" contra este modelo de contaminación y hambre.
Argentina tiene consumos de herbicidas que están por encima de cualquier país agrícola
Patricio Eleisegui es periodista. Hace unos años comenzó a investigar las denuncias que aparecían sobre fumigaciones con agroquímicos. Así recorrió pueblos y dialogó con personas afectadas. En 2013 publicó el libro "Envenenados. Una bomba química nos extermina en silencio?", y que recientemente actualizó y reeditó Gárgola Ediciones. Ahora llega: "Agro Tóxico (Argentina como laboratorio a cielo abierto para el control de la alimentación mundial)".
Este trabajo devela desde el rol del Estado en el desarrollo de biotecnología aplicada al agro hasta el direccionamiento de la investigación de entidades públicas, como las universidades nacionales, hacia la demanda de los privados, sin perder detalle del vínculo directo entre funcionarios y multinacionales que reciben recursos y conocimientos locales para asegurarse ganancias millonarias ya fuera de nuestras fronteras.
A la defensa de los agrotóxicos
El Foro Ecologista de Paraná (Entre Ríos) y el sindicato docente Agmer (Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos) presentaron en agosto de 2018 un amparo ambiental para proteger de agrotóxicos a los niños y trabajadores de las escuelas rurales. El juez Oscar Daniel Benedetto, de la Cámara II de la Sala II se expidió el 1 de octubre: en un fallo judicial sin precedentes, prohibió fumigar con agrotóxicos a menos de 1000 metros de las escuelas de Entre Ríos. Y la distancia de protección se extiende a 3000 metros si las aplicaciones son aéreas. La protección abarcó a todas las escuelas de la provincia.
Tras un fallo del Supremo Tribunal de Justicia que pone límites a las áreas de fumigación, entidades ruralistas reaccionaron violentamente. "Es mucho más fácil reubicar las escuelas que cambiar el modo de producción", lanzó el vicepresidente de la Federación Agraria. Desde la Red de Docentes por la Vida, respondieron: "Un campo sin escuelas es lo que necesitan las corporaciones".
Mientras tanto, el Felino Macri repite los argumentos nefastos que le acercan multinacionales y ciertas entidades del agro que promueven el modelo para seguir facturando millones. El presidente Macri, en apoyo explícito al agronegocio, cuestionó al Poder Judicial: “Es un fallo irresponsable. Pone en peligro el trabajo de muchos entrerrianos". La Coordinadora "Basta es Basta" le contestó en un comunicado: "Señor presidente, nuestros gurises merecen el mismo ambiente que su hija Antonia".
El jueves 23 de mayo se produjo una insólita manifestación en Paraná: productores sojeros exigieron que el Poder Judicial que revierta el fallo y propusieron cerrar las escuelas para poder seguir fumigando con agrotóxicos.
"No pueden ocultar la realidad. Quieren tapar el sol con la mano", explicó el científico Andrés Carrasco en 2009. Jefe del laboratorio de Embriología Molecular, ex presidente del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), confirmó en laboratorio que el glifosato producía malformaciones en embriones anfibios y alertó que era traspolable a humanos. Sufrió una campaña de desprestigio mediática y política. El periodista Matías Longoni, desde Clarín, llamó "supuesto estudio" al trabajo de Carrasco. Puso en duda su existencia y la reputación de unos de los mayores embriólogos de Argentina. "La industria agrícola se puso en alerta. Las cámaras Casafe y Ciafa aclararon que el glifosato ‘está clasificado en la categoría de menor riesgo toxicológico’. En voz baja, el sector asegura que se trata de una nueva ofensiva oficial para ‘demonizar’ a los productores de soja", escribió el periodista que cubrió el tema agro durante 18 años en Clarín, que rara vez cuestiona las consecuencias del agronegocios y funciona como agencia de prensa de las compañías del agro. El 27 de noviembre 2017, ya desde su pyme periodística "Bichos de campo", repleta de publicidades de las empresas de agrotóxicos, Longoni celebró: "¡Larga vida al glifosato!".
El diario La Nación también apuntó contra Carrasco y, al igual que los "periodistas del agro", salieron en defensa del glifosato, los transgénicos (y de las empresas que los venden y, casualidad, pautan en esos medios).
Desde el sector político, la defensa al glifosato fue (y es) encabezada por Lino Barañao, ministro de Ciencia durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y titular de la cartera con Mauricio Macri. En 2009 descalificó a Carrasco desde el programa de TV de Héctor Huergo, uno de los mayores lobbistas del agronegocio (director del suplemento Clarín Rural) y desde el Congreso de Aapresid (Asociación de Productores de Siembra Directa). "El glifosato es como agua con sal", señaló en un entrevista en la Radio AM 530. Ningún funcionario kirchnerista lo cuestionó.
A fines de 2015, días previo a asumir como ministro de Ciencia de Mauricio Macri, volvió a defender el uso de químicos, con un argumento poco científico: "Con los antibióticos también hay mal uso y muertes, y nadie se queja".
Carrasco falleció en mayo de 2014 y dejó la mejor definición para el glifosato y los transgénicos: "Es un experimento masivo a cielo abierto".
El modelo
El siguiente artículo fue publicado el 27 de mayo de 2019 en la Agencia de Noticias Biodiversidadla.
En la Argentina de estos tiempos no existe un solo producto surgido de la tierra de forma intensiva que se elabore sin la utilización de plaguicidas. Y los cultivos más expandidos en el país son hijos directos del laboratorio y la manipulación genética.
En el marco del Día Mundial del Ambiente y con la consigna "¡Basta de negocios con nuestra salud!", numerosas organizaciones se reunirán al mediodía en la Plaza San Martín, donde habrá feria de alimentos sanos. Habrá actividades culturales y a las 17 comenzará la marcha hasta el Monumento a la Bandera. Los barbijos, que ya fueron utilizados frente a concejales que pretendían legislar en favor de las fumigaciones, serán la marca distintiva de la movilización.
El sistema extractivista, impuesto en la Argentina hace décadas, mata y enferma la tierra, el agua, el aire y las personas. Sin embargo hay alternativas concretas como la agroecología.
Si una escuela rural no te deja fumigar... Sacá la escuela rural!Página 12
Las entidades agropecuarias reaccionaron violentamente ante el fallo del Supremo Tribunal de Justicia de Entre Ríos, que ordenó un límite para la fumigación con agrotóxicos alrededor de las escuelas rurales. “Es mucho más fácil reubicar las escuelas que cambiar el modo de producción”, lanzó el vicepresidente de la Federación Agraria, Elvio Guía, a tono con el sesgado comunicado emitido por la Mesa de Enlace provincial, que tildó al fallo de tener “prejuicios ideológicos que en pleno siglo XXI debieran estar perimidos”. Desde la Red de Docentes por la Vida, respondieron: “Un campo sin escuelas es lo que necesitan las corporaciones”.
“Es más fácil reubicar las escuelas que cambiar la producción. Reubicar a tres alumnos, que encima vienen del pueblo, porque que los lleva la maestra para no perder su trabajo”, sostuvo el vicepresidente de la Federación Agraria, cargado de prejuicios y negando los argumentos del fallo del supremo tribunal provincial. “Me parece que la discusión puede ser muy grande, puede ser muy larga, pero lo que sé que si es el cuento del huevo y la gallina, la escuela no estuvo antes que el campo”, argumentó el hombre de la Mesa de Enlace.
"Andan, hacen discursos y sonríen los exterminadores de escuelas rurales en Entre Ríos. Gobiernan, lideran pooles de siembra, usan billeteras de la Sociedad Rural, son ministros de Educación. Piden pruebas de que las fumigaciones sobre las escuelas enferman", así comienza esta nota titulada "la lucha, el veneno, la enfermedad" sobre la batalla de la directora de la escuelita rural 66, Estela Lemes, o cómo resiste la vida frente a un modelo que enferma.
Similar es el caso de Mariela Leiva, maestra fumigada de la escuela rural 44 "República Argentina", de Colonia Santa Anita (Entre Ríos). En octubre de 2017, la Justicia condenó a 1 año y 6 meses de prisión -en suspenso- a un productor y 2 fumigadores por pulverizar junto al establecimiento escolar. O de Ana Zabaloy, exdirectora de escuela rural 11, "J. M. Estrada", San Antonio de Areco (Bs. As.).
Mientras tanto, los tribunales están fallando contra este sistema criminal: un tribunal estadounidense falló contra la multinacional Monsanto-Bayer por los efectos nocivos del glifosato, agrotóxico estrella de la compañía, el más utilizado por el agronegocio transgénico, por los efectos nocivos del glifosato. Debe pagar 2000 millones de dólares. Es la cuarta condena en un año.
A pesar de los fallos judiciales, de más de 830 trabajos científicos que confirman su nocividad y de las denuncias de decenas de pueblos fumigados, en Argentina aún es defendido su uso por funcionarios, empresarios del agro y medios de comunicación. Chubut es la primera provincia en prohibir la venta y el uso de glifosato. En Argentina no existe ley nacional que regule la aplicación de agrotóxicos. Tampoco, estadísticas públicas sobre fabricación, venta y uso de estos venenos. Las agroquímicas, el sector privado -a través de las cámaras CASAFE y CIAFA-, mantienen en secreto toda información clave.
En nuestro país se aplica glifosato en 28 millones de hectáreas, más de 200 millones de litros cada año. Los campos de soja, maíz y algodón son rociados con el herbicida para que nada crezca, salvo los transgénicos. También se utiliza en cítricos, frutales de pepita (manzana, pera, membrillo), vid, yerba mate, girasol, pasturas, pinos y trigo. A partir del avance transgénico, aumentó geométricamente el uso del glifosato.
El miércoles 15 de mayo, el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, máximo tribunal provincial, declaró la inconstitucionalidad del decreto del Gobernador (Gustavo Bordet), que permitía fumigar a solo 100 metros de las escuelas rurales. De esta forma, continua vigente el amparo ambiental que aleja las fumigaciones terrestres a 1000 metros de las escuelas (3000 si son aéreas). El jueves 16 de mayo, la legislatura de Chubut sancionó una ley por la cual prohíbe la producción, venta y uso del glifosato. Es la primera provincia del país en prohibirlo. El diputado José Grazzini, autor del proyecto, destacó que la ley se basa en estudios médicos y científicos.
Sin embargo, la realidad dice lo siguiente (la siguiente información la difunde el escritor y periodista argentino, especialista en derecho ambiental, Patricio Eleisegui)...
Glifosato, transgénicos y un experimento a cielo abierto
- En la Argentina se pulveriza, promedio, 7,6 litros de plaguicidas por habitante. Somos el país con mayor consumo de glifosato en el planeta, en términos de cantidad de población. USA promedia 0,42 litros del herbicida por habitante, Argentina, 4,3 litros por persona.
- En Argentina se aplican 12 a 15 litros por hectárea sólo de glifosato -datos de la industria-. Se combina con atrazina, dicamba o 2,4-D. El agro de USA emplea la mitad. Previo a los transgénicos (1996), en nuestro país se aplicaban 3 litros por hectárea. Es un modelo adicto al veneno.
- El negocio doméstico de los agrotóxicos es liderado por un grupo de hasta 25 compañías entre nacionales y extranjeras que, sumadas, facturan más de US$2.500 millones por año. De ese monto, US$1.000 millones corresponden sólo a la venta del cancerígeno glifosato.
- Según UNLP y CONICET, las lluvias de Argentina presentan concentraciones elevadas de herbicidas como el glifosato y la atrazina. La carga máxima cuantificada de agrotóxicos en las precipitaciones locales es 20 veces superior a la registrada en USA, meca de los plaguicidas.
- En apenas 10 años, en la provincia de Chaco la cantidad de escuelas destinadas a la atención de niños que habitan zonas fumigadas y sufren inconvenientes cognitivos, además de otros tipos de retrasos, pasó de 12 a 70 establecimientos.
- Bajo el título “Plaguicidas: los condimentos no declarados”, UNLP presentó estudio en 2015 en el cual destaca que, de cada 10 muestras de frutas y verduras evaluadas en La Plata, 8 dieron positivo en residuos de agrotóxicos. Zanahorias y cítricos, los productos más contaminados.
- En su trabajo "Plaguicidas en el Ambiente", INTA apoya el veredicto de IARC que vincula al glifosato con el cáncer y, en simultáneo, explica que el rechazo de la EFSA europea a esa categorización no tiene sustento científico. Para INTA, la IARC es precisa.
- 9 de cada 10 hisopos, toallas femeninas y tampones contienen residuos de glifosato. En tanto, la totalidad de las gasas y algodones que hoy llegan a los botiquines de los hogares se encuentra contaminada con el herbicida, según científicos del EMISA de la Universidad de La Plata.
- Se detectaron hasta 18 agrotóxicos en el agua que consume la población de Pergamino (Buenos Aires). La Justicia ordenó suspender fumigaciones por la contaminación que sufren barrios La Guarida, Luard Kayad y Villa Alicia. Intervención clave del doctor Damián Marino de la UNLP.
- En 2015, la organización BIOS de Mar del Plata analizó muestras de orina de dos docenas de personas. El 90 por ciento de los evaluados dio positivo en glifosato o AMPA, el metabolito originado en la descomposición del herbicida cuando ingresa al organismo.
- Entre 2011 y 2016, según SENASA, 98% de las partidas de peras ofertadas en mercados centrales de Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata, 93% de apios, 91% de mandarinas, 85% de manzanas y 76% de frutillas, dieron positivo en hasta 20 variedades de insecticidas y fungicidas.
- En julio de 2017, un trabajo del CONICET y el EMISA (UNLP) reveló que el glifosato aplicado ya no se degrada. El estudio, concretado en Urdinarrain (Entre Ríos), sostiene que la concentración del herbicida constatada en esa zona se encuentra entre las más altas a nivel mundial.
- En San Salvador, Entre Ríos, los tumores malignos provocan el 40% de las muertes. Es la capital nacional del arroz. Estudios de dos universidades nacionales confirmaron presencia de glifosato e insecticidas en el aire, el suelo y el agua de toda la ciudad.
- En su trabajo "Plaguicidas en el Ambiente", el INTA reconoce que se ha detectado herbicida glifosato en productos industrializados a base de algodón transgénico, además de confirmar que las variedades BT multiplicaron la aplicación de insecticidas.
- 8 de cada 10 peces monitoreados en aguas del norte de provincia de Buenos Aires dieron positivo en contaminación con agrotóxicos. Análisis de INTA y CONICET: presencia de 17 pesticidas diferentes en los tejidos analizados y se llegó a ubicar 5 plaguicidas en un mismo ejemplar. El INTA monitoreó plaguicidas en peces de las cuencas Río Tercero-Carcarañá, Arroyo Pergamino-Río Arrecifes, Río Samborombón y Río Salado: todos los ejemplares de carpas mostraron concentraciones de herbicidas, insecticidas y fungicidas.
- 6 de cada 10 frutas y verduras adquiridas en verdulerías de Buenos Aires y evaluadas por científicos de UNLP dieron positivo en al menos un plaguicida. Incluso se constató presencia de hasta 3 agrotóxicos en un mismo artículo. Zanahoria, naranjas y lechuga, los más contaminados.
- Toda la cuenca del Paraná está contaminada con herbicidas como el glifosato y formulaciones de insecticidas. Cipermetrina, endosulfan y clorpirifos encabezan con amplitud los indicadores de contaminación. Estudio de la UNLP y CONICET con asistencia de Prefectura Nacional.
- Según reportes médicos y científicos locales, en Misiones 5 de cada 1.000 niños nacidos en zonas de producción de tabaco y yerba sufren mielomeningocele, malformación severa del sistema nervioso central. Poseen la médula abierta, genera incontinencia múltiple y otros trastornos.
- En el Barrio Ituzaingó -en las afueras de Córdoba capital-: se detectó contaminación masiva con endosulfan y glifosato. 114 niños con plaguicidas en sangre sobre 142 evaluados. 300 casos de cáncer en 5.000 habitantes. En agosto de 2012, la Justicia condenó a un productor y un aeroaplicador.
- Trenque Lauquen (Buenos Aires). En 2015, la municipalidad solicitó un estudio a la Universidad del Litoral. Los resultados arrojaron contaminación con herbicida atrazina y el letal 2,4-D hasta en los árboles céntricos de esa ciudad y en las plantas junto al hospital municipal.
- En Monte Maíz (Córdoba) 1 de cada 3 vecinos fallece de cáncer. Abortos espontáneos que superan 3 veces prevalencia esperada: 10% versus 3% de media nacional. Malformaciones congénitas: 72% superiores a tasa nacional. La ciudad alberga 20 galpones con máquinas para fumigar.
A este modelo asesino, se le contrapone un modelo que cuestiona el negocio de los alimentos y el rol del Estado que excluye y reprime a las familias productoras para proteger los intereses de las grandes compañías. Como la dirigente campesina Rosalía Pellegrini, de la Unión de Trabajadores de la Tierra, que asegura que es posible cosechar sin contaminantes y vender a precios accesibles, o la agrupación "Acción por la Biodiversidad", que lanza la campaña "NO al trigo transgénico en Argentina ¡No se metan con nuestro pan!" contra este modelo de contaminación y hambre.
Argentina tiene consumos de herbicidas que están por encima de cualquier país agrícola
Patricio Eleisegui es periodista. Hace unos años comenzó a investigar las denuncias que aparecían sobre fumigaciones con agroquímicos. Así recorrió pueblos y dialogó con personas afectadas. En 2013 publicó el libro "Envenenados. Una bomba química nos extermina en silencio?", y que recientemente actualizó y reeditó Gárgola Ediciones. Ahora llega: "Agro Tóxico (Argentina como laboratorio a cielo abierto para el control de la alimentación mundial)".
"Todo lo que ocurre acá es que alguien tomó una decisión. No es una catástrofe, un accidente circunstancial, sino que es una decisión política. La decisión política es haber adoptado un modelo productivo que deviene, en todo caso, de una forma de explotar los recursos naturales."Andrés Carrasco, científico argentino.
Este trabajo devela desde el rol del Estado en el desarrollo de biotecnología aplicada al agro hasta el direccionamiento de la investigación de entidades públicas, como las universidades nacionales, hacia la demanda de los privados, sin perder detalle del vínculo directo entre funcionarios y multinacionales que reciben recursos y conocimientos locales para asegurarse ganancias millonarias ya fuera de nuestras fronteras.
A la defensa de los agrotóxicos
El Foro Ecologista de Paraná (Entre Ríos) y el sindicato docente Agmer (Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos) presentaron en agosto de 2018 un amparo ambiental para proteger de agrotóxicos a los niños y trabajadores de las escuelas rurales. El juez Oscar Daniel Benedetto, de la Cámara II de la Sala II se expidió el 1 de octubre: en un fallo judicial sin precedentes, prohibió fumigar con agrotóxicos a menos de 1000 metros de las escuelas de Entre Ríos. Y la distancia de protección se extiende a 3000 metros si las aplicaciones son aéreas. La protección abarcó a todas las escuelas de la provincia.
Tras un fallo del Supremo Tribunal de Justicia que pone límites a las áreas de fumigación, entidades ruralistas reaccionaron violentamente. "Es mucho más fácil reubicar las escuelas que cambiar el modo de producción", lanzó el vicepresidente de la Federación Agraria. Desde la Red de Docentes por la Vida, respondieron: "Un campo sin escuelas es lo que necesitan las corporaciones".
"Hoy, que se condena a Monsanto por ocultar los efectos del glifosato, el productor que dice utilizar esos venenos porque son inocuos ni siquiera lee las noticias o las leen y pretenden ocultarlas , lo que es más grave".Aldana Sasia, abogada del Foro Ecologista de Paraná, que consiguió el histórico fallo ambiental.
Mientras tanto, el Felino Macri repite los argumentos nefastos que le acercan multinacionales y ciertas entidades del agro que promueven el modelo para seguir facturando millones. El presidente Macri, en apoyo explícito al agronegocio, cuestionó al Poder Judicial: “Es un fallo irresponsable. Pone en peligro el trabajo de muchos entrerrianos". La Coordinadora "Basta es Basta" le contestó en un comunicado: "Señor presidente, nuestros gurises merecen el mismo ambiente que su hija Antonia".
El jueves 23 de mayo se produjo una insólita manifestación en Paraná: productores sojeros exigieron que el Poder Judicial que revierta el fallo y propusieron cerrar las escuelas para poder seguir fumigando con agrotóxicos.
Algunos "tips" acerca del uso de agrotóxicos y sus consecuencias sanitarias en la Argentina. Breves, así @mauriciomacri deja de repetir argumentos nefastos que le acercan multinacionales y ciertas entidades del agro que promueven el modelo para seguir facturando millones. Va hilo pic.twitter.com/8WRGQr4RzN— Patricio Eleisegui (@Eleisegui) 4 de abril de 2019
"No pueden ocultar la realidad. Quieren tapar el sol con la mano", explicó el científico Andrés Carrasco en 2009. Jefe del laboratorio de Embriología Molecular, ex presidente del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), confirmó en laboratorio que el glifosato producía malformaciones en embriones anfibios y alertó que era traspolable a humanos. Sufrió una campaña de desprestigio mediática y política. El periodista Matías Longoni, desde Clarín, llamó "supuesto estudio" al trabajo de Carrasco. Puso en duda su existencia y la reputación de unos de los mayores embriólogos de Argentina. "La industria agrícola se puso en alerta. Las cámaras Casafe y Ciafa aclararon que el glifosato ‘está clasificado en la categoría de menor riesgo toxicológico’. En voz baja, el sector asegura que se trata de una nueva ofensiva oficial para ‘demonizar’ a los productores de soja", escribió el periodista que cubrió el tema agro durante 18 años en Clarín, que rara vez cuestiona las consecuencias del agronegocios y funciona como agencia de prensa de las compañías del agro. El 27 de noviembre 2017, ya desde su pyme periodística "Bichos de campo", repleta de publicidades de las empresas de agrotóxicos, Longoni celebró: "¡Larga vida al glifosato!".
El diario La Nación también apuntó contra Carrasco y, al igual que los "periodistas del agro", salieron en defensa del glifosato, los transgénicos (y de las empresas que los venden y, casualidad, pautan en esos medios).
Desde el sector político, la defensa al glifosato fue (y es) encabezada por Lino Barañao, ministro de Ciencia durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y titular de la cartera con Mauricio Macri. En 2009 descalificó a Carrasco desde el programa de TV de Héctor Huergo, uno de los mayores lobbistas del agronegocio (director del suplemento Clarín Rural) y desde el Congreso de Aapresid (Asociación de Productores de Siembra Directa). "El glifosato es como agua con sal", señaló en un entrevista en la Radio AM 530. Ningún funcionario kirchnerista lo cuestionó.
A fines de 2015, días previo a asumir como ministro de Ciencia de Mauricio Macri, volvió a defender el uso de químicos, con un argumento poco científico: "Con los antibióticos también hay mal uso y muertes, y nadie se queja".
Carrasco falleció en mayo de 2014 y dejó la mejor definición para el glifosato y los transgénicos: "Es un experimento masivo a cielo abierto".
El modelo
El siguiente artículo fue publicado el 27 de mayo de 2019 en la Agencia de Noticias Biodiversidadla.
El problema de fondo no es el glifosato. Se hace eje en él porque es el más utilizado, el que más facturación produce a las compañías y, al mismo tiempo, que más denuncias provoca.
Las voces críticas al agro transgénico (campesinos, indígenas, asambleas socioambientales, académicos) cuestionan el modelo de agronegocio, en base a transgénicos y decenas de agrotóxicos, y en manos de un puñado de multinacionales.
Cuatro empresas que dominan el mercado de semillas y agrotóxicos: Bayer-Monsanto, ChemChina-Syngenta, Brevant (Dow y Dupont) y Basf. En 2015 facturaron 85.000 millones de dólares y, según proyecciones de Bayer, llegarán 120.000 millones en 2025.
“Controlan precio, innovación e impacta en las políticas agrícolas. Países que están con un alto grado de agricultura industrial, como Argentina, pasan a estar en situación de vulnerabilidad. Incluso en términos de soberanía. Estas empresas tienen un poder de negociación que es mucho más que de negociación, es de imposición sobre un país, incluso con leyes a medida”, explicó Silvia Ribeiro, Investigadora del Grupo ETC (Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración).
La Relatoría Especial sobre el Derecho a la Alimentación es el máximo espacio de Naciones Unidas dedicado al tema. Al frente está la especialista Hilal Elver, de origen turco. Visitó la Argentina en septiembre de 2018 y confeccionó un informe para el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
"En el marco de la agricultura industrial a gran escala, es esencial que se tome en cuenta el verdadero costo de los métodos de producción en relación con el suelo y los recursos hídricos, y el impacto de la degradación ambiental sobre generaciones futuras, en lugar de concentrarse únicamente en la rentabilidad y el crecimiento económico a corto plazo", alertó la relatora especial de Naciones Unidas.
Dedicó un apartado especial al glifosato: "Se aplica indiscriminadamente en la Argentina, sin tener en cuenta la existencia de escuelas o pueblos en las cercanías. Como resultado de ello, se me ha informado acerca de un aumento en la cantidad de personas que han perdido la vida o padecen enfermedades que ponen en riesgo su vida (…) La exposición a plaguicidas puede tener efectos muy peligrosos para la salud de los seres humanos, en especial para niños y mujeres embarazadas que son más vulnerables".
Hilal Elver cuestionó que la agricultura industrial está controlada por pocas y grandes empresas, y alertó que el Gobierno ya decidió su rol: "Durante las entrevistas con funcionarios de la Secretaría de Agroindustria observé una tendencia a apoyar el modelo agroindustrial y a realizar serios recortes en el apoyo, el personal y el presupuesto del sector de la Agricultura Familiar, incluido el despido de casi 500 trabajadores y expertos".
Reivindicó el papel de la agricultura campesina. En la conclusión resaltó: "Reitero la importancia de la agricultura familiar para lograr el objetivo de una alimentación adecuada y saludable para todos los argentinos. Debería ponerse empeño en promover la agricultura familiar como prioridad. Es la única manera de lograr un equilibrio, única manera de lograr una solución sostenible y justa para el pueblo argentino".
En mayo pasado, en la ciudad de Buenos Aires, se realizó un inédito “foro agrario”, que reunió durante dos días a más de 3000 campesinos, indígenas, productores familiares. Impulsado por la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), entre otras organizaciones, elaboró propuestas concretas de políticas públicas para el sector rural, con una urgente democratización de la política agropecuaria.
Entre las políticas a implementar: acceso a la tierra, basta de fumigaciones con agrotóxicos, fomento de la agroecología como política de Estado, soberanía alimentaria y un tema que irrita a los conservadores transgénicos argentinos: reforma agraria integral.
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