La discursividad individualista instalada en la subjetividad -por el neoliberalismo- implica que muchos defienden la maquinaria de seguridad instalada, que no es ni más ni menos que elegir que nos maten. Fue hace 17 años en el Puente Pueyrredon, la maldita bonaerense reprime salvajemente a los desocupados. Darío y Maxi peleaban contra la miseria y la desocupación, por un futuro mejor para los trabajadores en un mundo distinto. Dos simples personas que en su militancia resumían la solidaridad en sus vidas, que solo pretendían, como tantos otros, acabar con la ignominia de la miseria de entonces, la misma de ahora.En un nuevo aniversario de su asesinato, Kosteky y Santillán siguen siendo asesinados en Burzaco, San Miguel de Monte, Tres de Febrero, Tigre, Santiago del Estero. Como no podía ser de otro modo, no está ausente aquí el gen neoliberal, esto es, el individualismo extremo al que estamos expuesto y mata como las balas que matan a todos los Daríos y Maxis de hoy en día.
Conviene repasar aquellos días, rememorar esos minutos de horror programado para darle continuidad al despropósito económico y social de aquel entonces. Es necesario volver a ubicarse en esa desgraciada etapa con índices de pobreza e indigencia como nunca habían sido alcanzados. Es preciso que nombremos a los autores de tanta miseria, los Cavallo, los De la Rua, los Menem, acompañados por ministros y secretarios que ahora mismo repiten sus acciones depredatorias dentro de la Rosada.
Cada 26 de junio, desde aquella terrible jornada del año 2002 en donde la policía masacro a Maxi y Darío, miles de personas vuelven a juntarse en Avellaneda para recordar su lucha y seguir exigiendo justicia. El puente se ha convertido en un icono para los movimientos sociales ya que por su visibilidad e importancia ha sido escenario de muchas luchas por los derechos básicos de los sectores más desprotegidos.
Hoy, el gatillo fácil se ha convirtió en una suerte de política de estado del oficialismo y para ello ha apelado a una serie de medidas institucionales (como la compra de 300 pistolas taser o la habilitación a ciertos miembros de las fuerzas de seguridad a disparar por la espalda), que fueron acompañadas desde lo discursivo con frases como "el que quiera andar armado que ande armado" o "delincuente abatido, policía condecorado", expresadas por la ministra y por el diputado Alfredo Olmedo respectivamente. ¿El objetivo? La instalación y profundización de una política punitivista y de mano dura. ¿Los resultados? A la vista en los casos más recientes que se enumeran a continuación.
El día que el policía Luis Chocobar asesinó por la espalda a Juan Pablo Kukoc, en diciembre de 2017, marcó el inicio de una nueva doctrina de seguridad en la Argentina, que fue apalancada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y avalada por el gobierno amarillo de Corporación Cambiemos: el mismo Felino Macri recibió al oficial con honores en la Casa Rosada y lo trató como a un héroe. "Estoy orgulloso de que haya un policía al servicio de los ciudadanos, hiciste lo que hay que hacer", le dijo el Presidente al agente bonaerense que le disparó por la espalada al joven que había asaltado a un turista extranjero.
Y estos son solamente algunos de los resultados de la aplicación de esta nueva "doctrina de seguridad" que nos conduce a la total inseguridad...
La vía libre al accionar policial y al gatillo fácil, el abandono por completo de políticas de seguridad democrática, el aumento del punitivismo y la mano dura se vienen registrando en la gestión de Bullrich al frente de la cartera de Seguridad. Esto no es una novedad, la derecha cristaliza su ideología al acceder al poder a través de políticas públicas.
Resulta evidente como la doctrina Chocobar ha cuajado hacia el interior de las fuerzas de seguridad, fundamentalmente en el ámbito de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que se vincula con la mayoría de los ejemplos arriba expuestos. No sería acertado decir que ese proceso se hizo de manera lineal, de arriba hacia abajo. Ciertamente, el grado de recepción es impactante en tan poco tiempo, por lo que también es necesario analizar como ciertos rasgos punitivos avanzan tan fuertemente hacia el interior del entramado social, no sólo de las fuerzas de seguridad. De todas formas, sí hay indicativos desde el campo de los discursivo o lo simbólico dentro de los miembros de Cambiemos que muestran el apalancamiento a esas lógicas y a su vez, y quizás lo más grave, es que muchas de esas lógicas al mismo tiempo se institucionalizan.
Gran parte de esta nota se ha inspirado en esta otra nota de Vicky Castiglia...
Conviene repasar aquellos días, rememorar esos minutos de horror programado para darle continuidad al despropósito económico y social de aquel entonces. Es necesario volver a ubicarse en esa desgraciada etapa con índices de pobreza e indigencia como nunca habían sido alcanzados. Es preciso que nombremos a los autores de tanta miseria, los Cavallo, los De la Rua, los Menem, acompañados por ministros y secretarios que ahora mismo repiten sus acciones depredatorias dentro de la Rosada.
Cada 26 de junio, desde aquella terrible jornada del año 2002 en donde la policía masacro a Maxi y Darío, miles de personas vuelven a juntarse en Avellaneda para recordar su lucha y seguir exigiendo justicia. El puente se ha convertido en un icono para los movimientos sociales ya que por su visibilidad e importancia ha sido escenario de muchas luchas por los derechos básicos de los sectores más desprotegidos.
Hoy, el gatillo fácil se ha convirtió en una suerte de política de estado del oficialismo y para ello ha apelado a una serie de medidas institucionales (como la compra de 300 pistolas taser o la habilitación a ciertos miembros de las fuerzas de seguridad a disparar por la espalda), que fueron acompañadas desde lo discursivo con frases como "el que quiera andar armado que ande armado" o "delincuente abatido, policía condecorado", expresadas por la ministra y por el diputado Alfredo Olmedo respectivamente. ¿El objetivo? La instalación y profundización de una política punitivista y de mano dura. ¿Los resultados? A la vista en los casos más recientes que se enumeran a continuación.
El día que el policía Luis Chocobar asesinó por la espalda a Juan Pablo Kukoc, en diciembre de 2017, marcó el inicio de una nueva doctrina de seguridad en la Argentina, que fue apalancada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y avalada por el gobierno amarillo de Corporación Cambiemos: el mismo Felino Macri recibió al oficial con honores en la Casa Rosada y lo trató como a un héroe. "Estoy orgulloso de que haya un policía al servicio de los ciudadanos, hiciste lo que hay que hacer", le dijo el Presidente al agente bonaerense que le disparó por la espalada al joven que había asaltado a un turista extranjero.
Y estos son solamente algunos de los resultados de la aplicación de esta nueva "doctrina de seguridad" que nos conduce a la total inseguridad...
Gatillo fácil en Burzaco: un policía mató a un hombre que creyó ladrón
Así titulaba Página12 una nota publicada el pasado 22 de junio en la que se informaba que un policía de la Bonaerense, que acudió a una vivienda por la denuncia de una entradera, mató al dueño de casa de un balazo. Según la versión policial, la víctima, el médico Ricardo Tassara, de 64 años, quien minutos antes se había defendido de un intento de robo, se asomó a la puerta con un arma porque creyó que habían regresado los delincuentes. Como no bajó el arma, uno de los uniformados le disparó. La entradera, la actuación de los cuatro efectivos involucrados y la víctima, asesinada por la policía que debía prestarle ayuda, son parte de una trama incierta que la UFI 8 de Lomas de Zamora está investigando. Tras el operativo, el autor del disparo, el oficial Horacio Elías Godoy, quedó aprehendido, y fue desafectado de la fuerza por decisión de Asuntos Internos.
San Miguel del Monte: “una masacre de niños indefensos”
Cuatro jóvenes murieron y una adolescente resultó herida de gravedad luego de ser perseguidos por la policía y víctimas de disparos que desencadenaron que el vehículo en el que viajaban perdiera el control y se estrellara contra un acoplado estacionado en la colectora de la ruta 3. El hecho ocurrió el pasado 21 de mayo y esta semana, la justicia dictó la prisión preventiva a 11 de los 13 policías detenidos por la causa. Según las últimas pericias, las cámaras de seguridad, captaron el momento en que uno de los policías asomó la parte superior del cuerpo por la ventanilla del acompañante del móvil, con lo que ellos alegaron que era supuesta “linterna”, pero en realidad era un arma. “Las filmaciones que tenemos de lo que ocurre dentro del vehículo, (se ve que) los chicos estaban muy contentos, estaban cantando y demás; la policía dice que no respondieron a la voz de alto, pero si eso hubiese ocurrido, es porque no creo que los chicos hayan escuchado ninguna voz de alto”, informó el fiscal platense Héctor Vogliolo. El juez Eduardo Pelozzi sostuvo que lo ocurrido fue “una masacre de niños indefensos” y dictó la preventiva al teniente Héctor Enrique Ángel y al ex secretario de Seguridad del Municipio, Claudio Martínez.
Tres de Febrero: operativo cerrojo, persecución y asesinato
El 19 de mayo perdió la vida Diego Cagliero de 30 años, a manos de la Bonaerense. Ese día, él y un grupo de jóvenes llegaron en una camioneta supermercado “Día” de Martín Coronado, partido de Tres de Febrero. Algunos de esos muchachos agarraron hamburguesas y bebidas alcohólicas y se quisieron ir sin pagar del local, lo que generó en la vereda una discusión con el personal de seguridad del comercio, por lo que descartaron parte de la mercadería pero se llevaron el alcohol, según consta en la causa y replicó Infocielo. Desde el supermercado dieron aviso al 911 y así se montó un operativo cerrojo y una persecución que culminó cuando varios patrulleros de la comisaría 5ta. de Eufrasio Álvarez y del Comando de Patrullas local interceptaron la camioneta en la esquina de Campo de Mayo y avenida Márquez, a unas 17 cuadras del supermercado. Los policías declararon que escucharon la detonación de un arma de fuego y así repelieron la supuesta agresión con disparos, uno de los cuales le dio en el pecho a Cagliero, quien quedó muerto dentro de la camioneta. Por el caso, que aun se investiga, fueron separados cuatro policías.
Tigre: Salvaje represión de la policía bonaerense
La violenta irrupción de la Policía en el barrio Las Tunas, el pasado 5 de junio, se dio luego de que un comerciante golpeara a un pibe denunciándolo por un supuesto robo y lo llevara en su auto a la Policía. Cuando los vecinos, interceptando el auto particular del comerciante, lograron bajar al adolescente, se inició la cacería policial y el joven de 16 años fue salvajemente herido junto a otros siete vecinos, consignó el portal La Izquierda Diario. La cacería tuvo su epicentro en las inmediaciones del Bachillerato Popular Raíces y de un merendero a las 16 horas aproximadamente, un horario muy transitado por niños en la zona. “Podría haber sido una tragedia mayor”, contaron los vecinos, quienes afirmaron que los efectivos dispararon balas de plomo e incluso mostraron videos en los que se observa levantar cartuchos de escopeta.
Santiago del Estero: Muere una adolescente baleada por un policía durante un operativo
El pasado 18 de junio Silvia Maldonado, de 17 años, falleció luego de haber permanecido internada desde el día anterior, cuando recibió un disparo en la cabeza por parte de un oficial. La joven fue herida cuando trató de impedir el ingreso de la policía en la casa donde vivía junto a su mamá, hermanos e hijos. Según los testimonios de los vecinos del barrio Jorge Newbery, uno de los policías tomó del cuello a Silvina y la amenazó con una escopeta. Los vecinos comenzaron a arrojarles piedras a los efectivos, frente a lo cual la policía respondió con balas de goma. El disparo que impactó en la frente de Silvina fue ejecutado por el cabo primero José Abraham quien decidió utilizar su pistola reglamentaria cargada con municiones de plomo cuando se le trabó la escopeta con postas de goma, tal y como confesó. El fiscal de la causa ordenó la detención de todos los efectivos involucrados en el operativo.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) dijo al respecto de este caso: “El despliegue policial violento y desproporcionado, así como la utilización arbitraria de sus armas de fuego en el contexto de un allanamiento que tuvo origen en la persecución de un delito menor, es similar al operativo desarrollado días atrás en el barrio de Las Tunas en Tigre, provincia de Buenos Aires. Una vez más, el uso irracional e injustificado de la fuerza por parte de la policía termina produciendo la muerte de una joven de un barrio popular. Este hecho muestra la práctica policial reiterada de intervenir con extrema violencia en situaciones conflictivas en barrios pobres, lo que amplifica las dinámicas de violencia en lugar de reducir los riesgos para la vida y la salud de las personas”.
“Este tipo de respuesta policial tiene estrecha relación con los mensajes que se dan desde las máximas autoridades del gobierno que habilitan y celebran la utilización de las armas de fuego por parte de los funcionarios policiales. Es imprescindible que se investiguen estos hechos tanto a nivel penal como administrativo y se implementen políticas de control del uso de las armas de fuego para evitar que estas muertes sigan ocurriendo”; señaló el CELS en un comunicado. Si bien hacía referencia a la muerte de la joven Maldonado y a la represión en Tigre, la declaración puede extrapolarse al resto de los casos.
La vía libre al accionar policial y al gatillo fácil, el abandono por completo de políticas de seguridad democrática, el aumento del punitivismo y la mano dura se vienen registrando en la gestión de Bullrich al frente de la cartera de Seguridad. Esto no es una novedad, la derecha cristaliza su ideología al acceder al poder a través de políticas públicas.
Resulta evidente como la doctrina Chocobar ha cuajado hacia el interior de las fuerzas de seguridad, fundamentalmente en el ámbito de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que se vincula con la mayoría de los ejemplos arriba expuestos. No sería acertado decir que ese proceso se hizo de manera lineal, de arriba hacia abajo. Ciertamente, el grado de recepción es impactante en tan poco tiempo, por lo que también es necesario analizar como ciertos rasgos punitivos avanzan tan fuertemente hacia el interior del entramado social, no sólo de las fuerzas de seguridad. De todas formas, sí hay indicativos desde el campo de los discursivo o lo simbólico dentro de los miembros de Cambiemos que muestran el apalancamiento a esas lógicas y a su vez, y quizás lo más grave, es que muchas de esas lógicas al mismo tiempo se institucionalizan.
Gran parte de esta nota se ha inspirado en esta otra nota de Vicky Castiglia...
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