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Charly García - Filosofía Barata y Zapatos de Goma (1990)

#Músicaparaelencierro. Y luego de "Cómo Conseguir Chicas", al otro año, salió a la luz "Filosofía Barata y Zapatos de Goma", el 7º álbum de estudio en solitario de Charly García. Fiel a su estilo, expone aquí toda su situación personal y es, quizás, uno de sus trabajos más autoreferenciales, integramente dedicado a su situación personal de esos tiempos, con manifestaciones de la soledad rodeando su persona, y menos de un año más tarde, Charly caería internado por primera vez. El disco contenía una polémica versión del Himno Nacional Argentino, por la cual García debió sortear un juicio por "ofensa a los símbolos patrios", que, finalmente, terminó siendo autorizada por los Tribunales. El álbum es considerado por "un sector de la crítica" (vaya a saber uno qué carajo es eso) como el último gran disco de Garcia antes de su etapa "Say no more",  pero lo cierto es que cierra un ciclo, cosa que ya habíamos dicho en nuestro comentario del disco anterior. Otro gran aporte de Torrentinto y... ¿seguiremos con más Charly para el día de hoy?. Nadie lo sabe, ni yo mismo. Veremos que nos depara el destino del cabezón.
 
Artista: Charly García
Álbum: Filosofía Barata y Zapatos de Goma
Año: 1990
Género: Rock
Duración: 42:00
Nacionalidad: Argentina


En la entrada del disco "Serú 92" de Serú Girán hablamos de este disco y quedé en traerlo, aquí lo tienen, siempre hay gente dispuesta a escuchar a Charly...
Filosofía barata y zapatos de goma es el sexto álbum de estudio en solitario del músico argentino Charly García (1951-). Todas las canciones fueron grabadas en junio de 1990, con excepción de «Me siento mucho mejor» que fue grabado en enero del mismo año. El álbum fue producido por García y Joe Blaney.
El disco contenía una polémica versión del Himno Nacional Argentino, por la cual García debió sortear un juicio por «ofensa a los símbolos patrios», que, finalmente, terminó siendo autorizada por los tribunales.
Es considerado por un sector de la crítica[cita requerida] como el último gran disco de García antes de su etapa Say no more, con la que atraería a un nuevo público pero alejaría a varios de sus seguidores más veteranos.
El año 1977 fue bastante difícil para Charly. Con 26 años, se había separado de su esposa, María Rosa Yorio, con quien tenían a Migue, de tan solo un año y medio. La Máquina de Hacer Pájaros ya no lo satisfacía como en un principio y sumado a sus problemas personales, decidió partir hacia algún lugar. Llegó a Buzios (Brasil), con lo puesto, una guitarra y la compañía del Ruso David Lebón. Allí empezaron a darle forma a lo que un año después sería Serú Girán y a componer algunas de las canciones que conformarían el primer disco de la banda. En Buzios donde Charly se enamoró de una camarera, Zoca, una estudiante de danzas de 21 años. Empezaron una relación que marcaría gran parte de la carrera de Charly. En sus letras habían desaparecido los contenidos depresivos de «Ruta perdedora» o «Marilyn». Durante años, Charly y Zoca fueron inseparables, hasta que en 1990 y sin previo aviso, ella partió para no volver.
El disco fue íntegramente compuesto luego de la partida de Zoca. Fiel a su estilo, García expuso toda su situación personal en un álbum. Filosofía barata y zapatos de goma es, quizás, uno de los trabajos más autorreferenciales de la carrera de Charly y está íntegramente dedicado a su situación personal de esos tiempos. Menos de un año más tarde, Charly fue internado por primera vez.
Los coros de la canción «Filosofía barata y zapatos de goma» fueron realizados por Lolita Torres, quien hace un juego de superposiciones vocales hacia el final del tema.
El tema «Me siento mucho mejor» es una versión en español del tema «I'll Feel a Whole Lot Better», compuesta por Gene Clark y grabada por The Byrds en 1965.
Wikipedia


Julieta Venegas
El último gran disco de Charly
Filosofía barata y zapatos de goma, que cumple 30 años, representa ese instante en el que los 80 no acababan de terminar ni los 90 de empezar.
  1. Filosofía barata entendido como una bisagra negativa; 
  2. Filosofía barata como el último gran disco de Charly; 
  3. Filosofía barata como el comienzo de “la decadencia”; 
  4. Filosofía barata como el último episodio de la trilogía del Charly clásico iniciada en Parte de la religión; 
  5. Filosofía barata como el instante de calma antes del tornado; 
  6. Filosofía barata como la autopsia sentimental de la resaca de los ochenta; 
  7. Filosofía barata como el último disco de Charly que realmente escucharon los que no firmaron el pacto de ficción de la era Say No More; 
  8. Filosofía barata como el canto de cisne de toda una época; 
  9. Filosofía barata como el disco de divorcio de Charly; 
  10. Filosofía barata como “un disco más de Charly García”; 
  11. Filosofía barata como la prueba irrefutable de que incluso “un disco más de Charly García” no es menos, y activa más interpretaciones y análisis y preguntas, que el mejor disco de cualquier otro artista.

El cambio de década encuentra a Charly García, un prócer demasiado joven, en un momento ambiguo. Empieza 1990 tocando en Nueva York y ganando un premio por su actuación en la película Lo que vendrá. De esa época data su obsesión por tocar con Keith Richards, vínculo en ciernes que sintetiza su eterno anhelo de repercusión anglosajona. En Cómo conseguir chicas, el disco que sonó mejor en vivo que en estudio (copyright Sergio Marchi), “Ella es bailarina” databa de la época de La Máquina de hacer pájaros; “Suicida” había quedado afuera de Parte de la religión; las melodías de “Anhedonia”, “Zocacola” y “No me verás en el subte” correspondían a instrumentales de bandas de sonido. A pesar de contar con bellas canciones, ya no tiene la cohesión ni la extraordinaria regularidad de los primeros discos solistas. Es decir, Charly García, ya no sólo compite con el recuerdo de Sui Generis o Serú Girán, sino también con la etapa iniciada en 1983.
Esa, tal vez, sea la rapsodia de los que decoran el tiempo: se les exige de acuerdo a parámetros que ellos mismos establecieron, inalcanzables para la mayoría.
En una nota de 1989, incluida en Rockología, de Eduardo Berti, se puede palpar esa demanda de la opinión pública a la que García, quiera o no, se adaptaba: “Si, a diferencia de Piano bar o Clics modernos, los dos últimos álbumes de García no revolucionaron el sonido local [Parte de la religión y Cómo conseguir chicas], no produjeron una conmoción estética, es porque no siempre se puede hacer una revolución, dice. En cambio, el próximo disco tiene que romper todo. Necesito otro Piano bar, repite, y vaya uno a saber si lo logrará”. Ya al año siguiente, en nota televisiva con Tom Lupo, habla de no tener que dar examen todos los días y evitar “hacer la crítica con rayo láser” para después “reconstruir con escoba”...
***
A pesar de que en el mundo y en el país acontecían hechos determinantes (la caída del muro de Berlín, el inicio de los indultos, la hiperinflación) Filosofía es un disco en el que Charly, más que mirar desde el balcón del departamento de Santa Fe y Coronel Díaz para capturar el zeitgeist y devolverlo transformado en una agradable canción pop de tres minutos, se mira al espejo. Es un disco donde se respiran más persianas bajas que calle. Grabado entre julio y agosto de 1990 con quienes al año siguiente, luego de su primera internación, se convertirían en Los Enfermeros (Hilda Lizarazu, Fabián Quintiero, Carlos García López, Fernando Lupano, Fernando Samalea), el dream team técnico del disco incluye a Mario Breuer en las consolas de Panda y Ion, y la clásica mezcla de Joe Blaney en Electric Lady, más el corte final de Ted Jansen.
El sonido parece representar fielmente ese instante en el que los ochenta no acababan de terminar y los noventa no terminaban de empezar: la amable crudeza de la voz, de textura cada vez más áspera, contrasta con la prolijidad de algunos temas, en plan AOR, por ejemplo “Curitas”, que desemboca en una épica suite de tinte funk progresivo donde cada instrumento se luce –debe ser uno de los mejores solos de García López-, mientras Charly desgrana frases para la historia (“Todo el mundo tiene penas, pero yo ya extraño hasta tus problemas”, “La música ya está bien separada, ya nadie va a grabarme a mí”) y se escucha la melodía de lo que años más tarde sería el estribillo de “Kurosawa” (1994).
En el hit “Me siento mucho mejor”, el cover de The Byrds en versión Tom Petty, el espíritu más rockero que se escucha en el demo parece sosegado por la pulcritud de la mezcla. En “No te mueras en mi casa”, compuesta con Aznar y Cerati para el proyecto de Tango que no fue, el tono sardónico de la letra parece anunciar el devenir de los próximos años. Pistas de la “transformación”.
Sin embargo, predominan los lentos. El fantasma del genio de Minneapolis sobrevuela “Sólo un poquito nomás”, aunque en la resolución melódica del estribillo hay puntos de contacto con la melosa “Take My Breathe Away”, de Berlin (hit de la banda de sonido de Top Gun). Estéticamente, este tema pertenece a un conjunto de canciones entre las que también se podrían encontrar “Lo que ves es lo que hay” (grabada recién en El aguante), “Shisyastawuman” (Cómo conseguir chicas), “Woman on the train” (cedido a Leticia Bredice para su disco Actriz), “It’s no my problem” o “She’s gonna steal my money” (versionado por Miguel Ríos con el título “Hay chicas”). Demos con letras en inglés que Charly no pasó al castellano. “Curitas” era “Father kill me”. (Luego vendría “Kill my mother”: evidentemente Charly García resuelve el Edipo a su manera).
“Siempre puedes olvidar”, compuesta y cantada a dúo con Fabiana Cantilo, al igual que “A punto de caer” del disco anterior, es una preciosa canción para escuchar un domingo a la tarde y mirar el vacío con cariño. Todo gran artista tiene su Blood on the tracks. Aunque la cronología de la relación con Zoca nunca estuvo clara, se suele entender Filosofía barata como el disco de divorcio de Charly. Según cuenta la leyenda 1990 es el año en que Zoca decide volver a Brasil, por eso ante la pregunta vargasllosiana “¿cuándo se jodió García?”, una de las favoritas en la nostálgica sobremesa del rock argentino, muchos establecen el corte en la separación con su pareja mitológica, la más enigmática y bella, la que no volvió a hablar en público después de No digas nada, la musa de “Promesas sobre el bidet” y “Pasajera en trance”, el ángel del regreso de Serú, una mujer tan amada por Charly como por sus fans, que la interpretan como el único ser en la Tierra capaz de redimir el dolor atávico del ídolo.
Más allá de la cuestión biográfica habría que preguntarse qué disco de Charly García no es factible de ser considerado de divorcio.
*** 

Jordan

Lo simple y complejo del tema que abre el álbum, “De mí”, es una marca registrada a lo largo de toda su carrera, desde “Cinema verité” a “La máquina de ser feliz”. Un tema de autoayuda para piano y voz que rubrica el intimismo del resto del disco y a la vez certifica la sensibilidad en carne viva de su autor como así también el singular lazo, a prueba de balas, que lo une con sus fans. Un pasaje de la canción se repite en el anteúltimo tema del disco, la simpática y agónica “Canción del indeciso”, que ya estaba en los demos de Cómo conseguir chicas e inicia con la pregunta lacónica, de trasfondo generacional, atribuida a Spinetta: “¿Para esto me operé?”.
“Filosofía barata y zapatos de goma” es una balada con sintetizadores que parece compuesta por un ciborg mitad Serrat, mitad Spinetta. La participación en coros de Lolita Torres, que en “Curitas” toca las castañuelas, se puede apreciar en su real dimensión en el recital homenaje a los 50 años de trayectoria de la cantante en el Luna Park, durante 1992. Cierta precariedad del video clip, dirigido por Raúl de la Torre, se ve compensada por la gestualidad de García (¿cómo es que con un par de movimientos de manos puede dotar cualquier escena de densidad artística?) y el monólogo de la política de los insectos de La Mosca (Cronenberg, 1984), que con el diario del lunes se advierte a modo de anticipo: “Yo era un insecto que soñaba que era un hombre, y lo amaba, pero ahora el sueño se terminó, y el insecto está despierto”.
***
Dos años después de que le dijera que se copiaba a sí mismo y se daba cuenta, Lanata, en su programa La luna, le pregunta a Charly por qué “tiene miedo de la escena de calle”. La cita corresponde a “Gato de metal”, signo del horóscopo chino al que pertenece García por haber nacido en 1951, información que recibió de Ludovica Squirru y lo motivó a componer.
Según el sitio de astrología Zócalo, “por su seguridad básica en sí mismo” y  “su capacidad de discernimiento”, el gato de metal puede ser “un excelente juez de cualquier tipo de formas artísticas creativas”. Pero, por su espíritu romántico, “este tipo de Gato puede tener inclinación a los estados anímicos sombríos, y sólo trabaja bien cuando está suficientemente inspirado”. (¿Si lo sabremos?). “Gato de metal” es ese tipo de tema que, dado el nivel de su autor, podría ser considerado “de relleno”, pero que con el tiempo se transforma en “de culto”. Nunca más volvió a formar parte del repertorio. Parece un blues después de Michael Jackson, parece un rap lento, parece eso que es difícil de explicar: un tema estilo Charly García. Pero ¿cuál es el estilo Charly García? ¿Asimilar todo tipo de influencias, metabolizarlas y adueñárselas? Tal vez.
A Lanata le respondió que estaba en Nueva York y tenía que ir a comprar instrumentos a una zona peligrosa. Por eso tenía miedo de “la escena de la calle”. Como sucede a menudo, no convalida abiertamente la profundidad de sus letras, más bien las reduce a eventos cotidianos, azarosos, intransferibles.
El disco cierra con la versión hendrixiana del “Himno Nacional”, cuyo germen fue un pedido de Federico Peralta Ramos. Se trató de una apuesta arriesgada, al borde del gesto demagógico, algo que, en forma inesperada, ratifica un encendido Luis Alberto Spinetta, según la revista Pelo, en marzo de 1991: “Para mí representa una claudicación. Es una gran bajada de pantalones porque no solamente no pertenece al contexto rockero, sino que sigue teniendo el mismo hálito que aquella famosa “Salve, salve rock and roll” de Billy Bond y Jorge Álvarez (…) Probablemente, lo que más tenga valor de eso es la forma de decir la misma letra, pero no sólo es chato musicalmente, sino que como idea me parece un recurso obvio, de mal gusto”. La controversia que generó, incluida la denuncia “por ultraje a un símbolo patrio” (una crítica más esperable que la de Spinetta), hizo que el 29 de octubre de 1990 García escribiera una carta pública donde defendía su derecho a realizar una versión del himno “bien tocada”, para después aclarar que “en definitiva yo soy un músico y no un profesional del escándalo”.
Con los años “el Himno de Charly” parece constituir un hábil ejercicio de apropiación cultural de aquello que, después de la última dictadura cívico-militar, parecía pertenecer sólo a los sectores más conservadores del país. Para defender a Charly, es común afirmar que la versión es “respetuosa” cuando tal vez “la falta de respeto” sea el único camino para darle vida a una obra de ese tipo (manoseada por el nacionalismo fascistoide). El efecto de extrañamiento que produce se basa en la interpretación desgarradora, casi fantasmagórica, de García, que, con total “libertad, libertad, libertad”, adopta la letra a su propia cadencia vocal, como si se tratara de un tema de Lennon/McCartney y no de López y Planes/Parera. Que en vivo haya cantado “huid mortales”, “y los libres del mundo ¿responden?” o “sean eternos los papeles” es otro eslabón en la gran cadena de ironías de su carrera.
Sin embargo, es probable que el tema de Filosofía barata más atesorado por los fans sea “Reloj de plastilina”, de raigambre beatle y con intro similar a “Drive”, de Todd Rundgren (canción incluida en The Ever Popular Tortured Artist Effect, el mismo disco de “Influenza”). Palmas, coros, riff de piano y voz se articulan producto de esa ingeniería sofisticado y al mismo tiempo netamente artesanal que sólo puede surgir de la mente de Charly García. La letra, con claras alusiones autobiográficas, hilvanada a la perfección, ofrece varios eslóganes poéticos que podrían servir como leyendas de tatuajes, remeras y tazas: “Lástima nacer y no salir con vida” y la declaración de principios “Fui lo que creí, soy lo que está pasando”.
Filosofía barata y zapatos de goma fue presentado en el Gran Rex en noviembre de 1990 con una seguidilla de once presentaciones, récord superado por Soda Stereo al año siguiente. Al repertorio del disco y los hits, García añadió temas de otras épocas que calzaban con el tono de su último trabajo, por ejemplo “Total interferencia” y “Vos también estabas verde”. En una de las presentaciones un freak subió al escenario y le apuntó con un revólver de juguete. García concluyó, con la ocurrencia habitual: “Soy el John Lennon del subdesarrollo”.
***
¿De dónde proviene la dulce melancolía que exhala la etapa de Filosofía barata y zapatos de goma? Tal vez de la “continuidad perdida”. Tal vez de la hipótesis de un Charly García que no podía durar. El que, satisfecho con ser parte de la historia, podría haberse dedicado a grabar discos de estudio con la periodicidad de Los Rolling Stones y salir de gira a bordo de un repertorio canonizado. Un artista de consenso y posiblemente inofensivo. Un emblema, por supuesto, pero del pasado.
Filosofía barata, entonces y a la vez, como la consolidación del Charly de los ochenta y la postal del Charly que no fue.
En los años siguientes vendrían las internaciones, los regresos incómodos, la radicalización, el célebre “caos” de los recitales, los exabruptos y los escándalos, el ocaso de la estrella como una puesta en escena transmitida en vivo y en directo a todo el país. Para aggiornarse a los tiempos, Charly García eligió dinamitar los puentes con su propio pasado. Aunque muchos se sigan preguntando si no había otra alternativa más saludable y apta para todo público, hoy parecen no quedar dudas: no podría haber sido de otra manera. ¿Acaso no es justamente esa predisposición suicida por asumir riesgos irreversibles en pos de una ética artística lo que distingue a Charly García de los demás?

Martín Zariello

 
No vamos con más preámbulos, algùn comentario y al disco.
Este disco empieza perfecto, y tiene unos cuantos clásicos, pero demasiados temas a medio hacer. "Solo un poquito no más" probablemente es el mejor ejemplo de todos: El estribillo es uno de los mejores momentos del disco, pero el resto de la canción es ... nada. Y el estribillo son menos de diez segundos, y es dolorosamente similar a "Take my breath away", de Berlin (banda sonora de Top Gun). Igual, puedo darle un ocho, en vista de que los puntos altos son altos. De eso no hay duda. "De mí", es otra más canción perfecta. Pero probablemente ya la conozcas ("cuando estes mal cuando estes sola, cuando ya estes cansada de llorar, no te olvides de mi, porque sé que te puedo estimular"). "Filosofía barata y Zapatos de goma" es tan buena o mejor, con acordes elaborados, percusión interesante, layers de instrumentos, gritos, coros femeninos hermosos, moogs, y un final espectacular, donde la emoción aumenta y aumenta y los instrumentos se agregan y se agregan y el coro sigue cantando y un acordeon y la bata hace unos rellenos y el coro sigue y sigue y sigue y sigue y una guitarra eléctrica sube por las cuerdas Y TE ARRANCA LA CABEZA!. O eso creo yo.
Los temas que siguen a semejante dueto son "Reloj de plastilina" y "No te mueras en mi casa": están bien instrumentados, pero ambos tienen melodías flojas (para los estándares de charly!). "Gato de metal" es un tema bien bizarro con una armónica hermosa y bizarra y García cantando con voz de loca, pero no es una gran canción, aunque el final es una zapada muy copada, donde varios instrumentos se pasan el solo (aunque probable sean regrabaciones de 1000 Charlys tocando todos los instrumentos).
"Curitas" es el tema más largo del disco, posee una percusión de castañuelas interesantisma, una gran melodía y diezmil millones de instrumentos que entran y salen y se pasan el solo, a veces hacen solos al mismo tiempo. Imperdible. En un momento, una trompeta toca la melodía vocal de "así como estoy no puedo ir" ("Kurosawa"), que todavía no sería escrita (o grabada) hasta dentro de cuatro años. "Me siento mucho mejor" es un tema rockero muy pegadizo, un cover de The Byrds traducido al castellano, una banda de los '60 que es considerada clásica en los círculos aficionados de la crítica internacional, aunque nunca pasaron un puto tema por la radio argentina. "Siempre puedes olvidar" es una balada espaciada, lenta, hermosísima, con voces femeninas y una gran melodía. Cierran el disco "La canción del indeciso", un tema divertido, que tiene partes de "De mí", y una versión rockera del "Himno nacional argentino", que personalmente encuentro muy bueno, aunque la elección de tonos de sintetizador me parece un poco cuestionable.
niv
 
Lista de Temas:
1. De mí
2. Filosofía barata y zapatos de goma
3. Reloj de plastilina
4. Gato de metal
5. No te mueras en mi casa
6. Curitas
7. Sólo un poquito no más
8. Me siento mucho mejor
9. Siempre puedes olvidar
10. La canción del indeciso
11. Himno nacional argentino

Alineación:
- Charly García / todos los instrumentos.
- Carlos García López / guitarra.
- Hilda Lizarazu / voz.
- Fernando Lupano / bajo.
- Fabián Quintiero / teclados.
- Fernando Samalea / batería, máquinas de ritmo, percusión y bandoneón.
Invitados:
Pedro Aznar / bajo en "No te mueras en mi casa".
Andrés Calamaro / órgano electrónico CasioTone.
Gustavo Cerati / guitarras en "No te mueras en mi casa" .
Fabiana Cantilo / voces.
Nito Mestre / voces.
Lolita Torres / voces y castañuelas.
Rinaldo Rafanelli / dirección orquestal.
Bruja Suárez / armónica en «Gato de metal».




Comentarios

  1. los tracks 01, 02, 03, 05, 06, y 07 están dañados

    ResponderEliminar
  2. que lastima quería bajar este disco en flac. mi cd original tambien tiene tracks dañados.. :/

    ResponderEliminar
  3. Tomá Campeón!, Te Lo Regalo Yo..... Flac+Cue+Log (No Scans). Rip Propio.

    magnet:?xt=urn:btih:bb425cda858082bfc61cd2b984e749e5b1b1d306&dn=Charly+Garcia+-+Filosofia+Barata+y+Zapatos+de+Goma+%281990%29+%5BEAC-F&tr=udp%3A%2F%2Ftracker.openbittorrent.com%3A80&tr=udp%3A%2F%2Fopen.demonii.com%3A1337&tr=udp%3A%2F%2Ftracker.coppersurfer.tk%3A6969&tr=udp%3A%2F%2Fexodus.desync.com%3A6969

    ResponderEliminar
  4. ¿Se podría volver a subir?
    ¡Muchas gracias!

    Juan

    ResponderEliminar

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Y comenzamos la semana bien alto con algo del Mago John McLaughlin, un excelente material de jazz fusión y jazz rock, al mirando a Mahavishnu de John pero un poco más orientado al jazz convencional, y donde además de tener un equipo de lujo (Billy Cobham, Jerry Goodman, Stu Goldberg y Fernando Saunders) hay un batallón de genios, y solo por citar a algunos podemos hablar de Chick Corea, Stanley Clarke, Jack DeJohnette, Carlos Santana, Jack Bruce, Tony Williams y un montón de bestias más para darle su toque personal a un trabajo redondo, porque a todos y a cada uno de ellos McLaughlin responde, da réplicas, complementa, exacerba emociones o simplemente pasa un buen rato o comparte buenas vibraciones, en n esfuerzo excepcional que resume no sólo su ilustre carrera en los años 70, sino todo el género de fusión jazz-rock de ese período. Y otro genial aporte de LightbulbSun para empezar la semana a lo grande . Artista: John McLaughlin Álbum: Electric Guitarist Año: 1978 Género:

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Entre el stoner rock, el doom y el heavy progresivo, con muchos riffs estupendos para todos y por todos lados, mucha adrenalina y potencia para un disco que en su conjunto resulta sorprendente. El segundo disco de una banda sueca que en todo momento despliega su propio sonido, a 4 años desde su anterior álbum, "Earth". Saltarás planetas, verás colisionar cuerpos celestes, atravesarás galaxias y te verás arrastrado hacia la nada que lo abarca todo, conocerás el vacío y el fuego abrasador de los soles, y también encontrarás algunos arcoíris desplegándose bajo el cielo bermellón. He aquí un viaje interestelar por el universo de los sonidos, en una búsqueda tremenda y desgarradora, un disco muy bien logrado, que muestra una de las facetas de los sonidos de hoy, donde bandas deambulan por el under de todos lados del mundo en pos de su propio sonido y su propia identidad, y también (al igual que muchos de nosotros) su lugar en el mundo terrenal, tan real y doloroso. Los invito

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.