Parece ser que el gobierno de Joe Biden mantuvo en estos días reuniones con Nicolás Maduro y la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, confirmó que este lunes habían conversado distintos asuntos, incluidos la "seguridad energética". El ahora ex "dictador" Maduro también confirmó el encuentro y calificó de cordial y respetuoso ("Estaban las banderas de Estados Unidos y Venezuela, se veían bonitas las banderas unidas") el acercamiento entre Washington y Caracas, cosa que no ocurría desde 2019, cuando rompieron relaciones. La guerra Rusia/Ucrania mueve el tablero geopolítico y las idioteces mediáticas.
La hegemonía cultural dominante de Occidente se manifiesta claramente en el control de los medios de comunicación; la campaña de desinformación, mentiras, la censura de medios de comunicación -principalmente rusos- y la satanización de la figura de Putin, y en la exaltación mesiánica del Presidente de Ucrania, el cuasi-nazi Zelensky, construyen una manipulación de hechos que queda en evidencia durante el conflicto armado entre Ucrania y Rusia. Esto lo podemos concluir a partir de los énfasis, los titulares, la falta de rigurosidad, la carencia de contrastación de versiones y el interés de engañar al público, tomando abierto partido por una de las partes en conflicto.
El conflicto geopolítico entre Ucrania y Rusia, con toda su complejidad y las raíces históricas que arrastra, debe encaminarse con toda urgencia a una resolución pacífica y negociada que parta del interés y defensa de los pueblos y evite los altos costos humanitarios, el sufrimiento, la muerte y la destrucción que conlleva. Los pueblos son las primeras víctimas de las guerras y de las sanciones económicas, por ello las hostilidades deben cesar cuanto antes.
Iban a poner "Nos hicieron quedar como unos pelotudos", pero les avisaron a tiempo. https://t.co/rjorIonEJl
— La Corriente K (@lacorrientek) March 8, 2022
En medio de la decisión política de no hacer demasiado para que la guerra acabe, están los medio que poco y nada hacen por la verdad y la paz. Quizás hasta me atreva a hacer un post de las estupideces (por no decir mentiras) que se dicen de esta guerra, mientras que nadie habla, por ejemplo, del papel del petróleo y del gas en este entuerto, o de otras tantas cuestiones interesantes para reflexionar, pero mejor vamos a un comentario como la gente que ponga un poco de cordura y paños fríos a tanto calor en los fusiles y en los televisores.
Ante el declive del dominio global que ha tenido desde 1945, los EE.UU. buscan consolidar a toda costa zonas de influencia, que garanticen facilidades comerciales para sus empresas y acceso a materias primas. Lo que escribo a continuación se puede leer en documentos oficiales y think tanks, por lo que se prescinde de teorías conspirativas. La política del regime change no está dirigida a crear democracias, solo gobiernos que sean fieles a los intereses de Estados Unidos. No fueron estados democráticos los que surgieron de las sangrientas intervenciones en Vietnam, Afganistán, Iraq, Siria, y Libia. No fue para promover la democracia que alentaron golpes de Estado que depusieron a presidentes elegidos democráticamente en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), Bolivia (2019), sin mencionar el golpe de 2014 en Ucrania. Desde hace algún tiempo, el principal rival es China. En el caso de Europa, la estrategia estadounidense tiene dos pilares: provocar a Rusia y neutralizar a Europa (especialmente a Alemania). La Rand Corporation, una conocida organización de investigación estratégica publicó en 2019 un informe preparado a petición del Pentágono, titulado «Extendiendo Rusia. Competir desde terreno ventajoso» . En él se analiza cómo provocar a los países para que la provocación pueda ser explotada por los Estados Unidos. Con respecto a Rusia, dice: «Hemos analizado una serie de medidas no violentas capaces de explotar las vulnerabilidades y ansiedades reales de Rusia como un medio para presionar al ejército y la economía de Rusia y el estatus político del régimen en el país y en el extranjero. Los pasos que hemos examinado no tendrían la defensa ni la disuasión como objetivo principal, aunque podrían contribuir a ambos. Por el contrario, tales pasos se consideran elementos de una campaña diseñada para desestabilizar al adversario, obligando a Rusia a competir en campos o regiones donde Estados Unidos tiene una ventaja competitiva, llevando a Rusia a expandirse militar o económicamente, o haciendo que el régimen pierda prestigio e influencia a nivel nacional y/o internacional.” ¿Necesitamos saber más para entender lo que está sucediendo en Ucrania? Rusia fue provocada a expandirse para luego ser criticada por hacerlo. La expansión de la OTAN hacia el este, en contra de lo que se había acordado con Gorbachov en 1990, fue la pieza clave inicial de la provocación. La violación de los acuerdos de Minsk fue otra pieza. Cabe señalar que Rusia comenzó por no apoyar el reclamo de independencia de Donetsk y Lugansk después del golpe de 2014. Prefería una fuerte autonomía dentro de Ucrania, como está establecido en los acuerdos de Minsk. Estos acuerdos fueron rotos por Ucrania con el apoyo de Estados Unidos, no por Rusia.
En cuanto a Europa, el principio es consolidar la condición de socio menor que no se atreva a perturbar la política de las zonas de influencia. Europa debe ser un socio fiable, pero no puede esperar reciprocidad. Por eso la UE, ante la ignorante sorpresa de sus líderes, fue excluida del AUKUS, el tratado de seguridad para la región del Índico y el Pacífico entre EE.UU., Australia e Inglaterra. La estrategia del socio menor requiere que se profundice la dependencia europea, no sólo en el ámbito militar (ya garantizado por la OTAN) sino también en el económico, es decir, en términos energéticos. La política exterior (y la democracia) de EE. UU. está dominada por tres oligarquías (no solo hay oligarcas en Rusia y Ucrania): el complejo militar-industrial; el complejo gasífero, petrolero y minero; y el complejo bancario-inmobiliario. Estos complejos tienen ganancias fabulosas gracias a las llamadas rentas monopólicas, situaciones privilegiadas de mercado que les permiten inflar los precios. El objetivo de estos complejos es mantener al mundo en guerra y crear una mayor dependencia de los suministros de armas estadounidenses. La dependencia energética de Europa en relación con Rusia era inaceptable. Desde el punto de vista de Europa, no se trataba de dependencia, se trataba de racionalidad económica y diversidad de socios. Con la invasión de Ucrania y las sanciones, todo se consumó como estaba previsto, y la apreciación inmediata de los precios de las acciones de los tres complejos tenía champán esperándolos. Una Europa mediocre, ignorante y sin visión estratégica cae impotente en manos de estos complejos, que ahora les dirán los precios a cobrar. Europa está empobrecida y desestabilizada por no haber tenido líderes a la altura del momento. Además de eso, se apresura a armar a los nazis. Tampoco recuerda que, en diciembre de 2021, la Asamblea General de la ONU adoptó, a propuesta de Rusia, una resolución contra la “glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que promuevan el racismo, la xenofobia y la intolerancia”. Dos países votaron en contra, Estados Unidos y Ucrania.
Las negociaciones de paz en curso son una equivocación. No tiene sentido que sean entre Rusia y Ucrania. Deberían ser entre Rusia y los EE.UU./OTAN/Unión Europea. La crisis de los misiles de 1962 se resolvió entre la URSS y los Estados Unidos. ¿Alguien se acordó de llamar a Fidel Castro para las negociaciones? Es una cruel ilusión pensar que habrá una paz duradera en Europa sin compromiso real por parte de occidente. Ucrania, cuya independencia todos queremos, no debería unirse a la OTAN. ¿Finlandia, Suecia, Suiza o Austria han necesitado hasta ahora la OTAN para sentirse seguros y desarrollarse? De hecho, la OTAN debería haber sido desmantelada tan pronto como acabó el Pacto de Varsovia. Sólo entonces la UE podría haber creado una política y una fuerza de defensa militar que respondiera a sus intereses, no a los intereses estadounidenses. ¿Qué amenaza había para la seguridad de Europa que justificara las intervenciones de la OTAN en Serbia (1999), Afganistán (2001), Irak (2004), y Libia (2011)? Después de todo esto, ¿Es posible seguir considerando a la OTAN como una organización defensiva?
Boaventura de Sousa Santos - Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU) y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial. Articulo enviado a Other News por el gabinete del autor.
Alguien quiere pensar en Guaidó? https://t.co/PAOf6bre72
— La Corriente K (@lacorrientek) March 7, 2022
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