#Músicaparaelencierro. Cerrando una semana repleta de rock psicodélico latinoamericano, ahora neckwringer nos hace viajar a Perú para hacernos escuchar a Ancestro con su gran álbum "El Gran Altar" del 2017, su segundo disco, que desde las dos suites psicodélicas (con un total de seis temas) que componen un disco que viaja por los terrenos de la psicodelia exploradora, densa y dura al estilo de la escuela de Los Natas, con un nivel imaginativo que entreteje melodías abismales y conforma un disco redondo. Este es otro de los discos de la psicodelia latinoamericana que actualmente está dando vueltas por el mundo (literalmente) pero no el único, sino que es parte de toda esa andanada que está posicionando a latinoamérica entre lo más representativo, jugoso, intenso y vivo de la psicodelia a nivel mundial. Y con este gran LP doy por cerrada otra semana en el blog cabezón, una semana de pura psicodelia de estas tierras, que tanto sorprende y tanto gusta. La semana que viene continuaremos con este viaje a los mundos de los sonidos ancestrales, abismales, místicos y anhelados, esos que viven desde siempre en el blog cabezón.
Artista: Ancestro
Álbum: El Gran Altar
Año: 2017
Género: Psychedelic Rock
Duración: 41:43
Nacionalidad: Peruana
Una banda nuevita, formada en 2015, Ancestro llegó para revitalizar la escena under de Perú, una banda joven con ambiciones antiguas. En el 2016 debutaron con el LP "El regreso de los Brujos", y en este segundo trabajo cambian de sonido pero no de forma; psicodelia pesada y candentes ritmos stoner forman su sello personal.
El trío casi cien por ciento instrumental (Boris Baltodano en Bajo, Diego Cartulin en Guitarra, percusión y teclados junto a Victor García en Batería)) transita un camino más que interesante: el que busca llevarnos a través de un Perú psicodélico y lisérgico sin por ello remitir a sonidos tradicionales y folclóricos.
Desde el inicio con la intensa “Icaro” (en el que el mito se resignifica con el instrumental del efecto wah wah y los riffs repetitivos y mántricos deudores del Sleep más ganchero) hasta el final con “Gallinazos” (en la que las percusiones ancestrales se entreveran con el riff de guitarra y las inteligentes melodías construidas desde el bajo) el trío insiste en contarnos su historia y hacernos imaginar ese Perú Rojo y Ancestral que vemos en la tapa del disco. Los doce minutos de “Purga/El gran Altar” son reflejo de esto que decimos. Un comienzo bien sutil que recuerda al Pink Floyd más lisérgico permite que el clima y la banda crezcan en intensidad. El resultado es una explosión que, sostenida en el repiqueteo percusivo de la batería, logra un clima épico admirable. Gran viaje proponen los muchachos a través de un conjunto de canciones que sostienen con decisión la propuesta.
"El Gran Altar" es todo un viaje, una iniciación, un ritual místico de sonidos tremendos e instrumentales que parecen salidos de la garganta del diablo, que rompe los límites entre el género y hasta podría llevarte y transportarte a los portales de otros mundos.
Cuando se habla de rock pesado, normalmente se esperan sonidos poderosos que explotan y estremecen. Con Ancestro pareciera suceder a la inversa: la banda trujillana tiene la habilidad de tragarse los sonidos, implosionar y remecer desde las entrañas. Es como si tocaran desde el interior de un gran agujero negro.
En El Gran Altar, su segundo disco, el trío formado por Boris Baltodano (bajo), Diego Cartulin (guitarra, percusión y teclados) y Víctor García (batería) eleva una ofrenda ancestral en la que reúne elementos de rock pesado, stoner y blues. Seis canciones (en realidad cinco + una intro) que hacen temblar. Repito, desde adentro, como si un alien incubado bajo la tierra pugnara por salir.
Con la excepción de Aguijón, una canción que corre con la misma urgencia que el Motörhead más visceral, las piezas de El Gran Altar son pesadas hasta la muerte y conservan el gen Black Sabbath como la sustancia seminal desde la cual levantan las columnas de roca dura.
Pero Ancestro no se queda en la influencia. Al ser un acto instrumental tiene que potenciar otros aspectos para hacer que no extrañemos una sección vocal. Y es aquí donde el trío va más allá: hay que demolerlo todo con un sonido de ultratumba.
El mejor ejemplo de esto es el riff dominante de Purga/El Gran Altar, que golpea con brutal insistencia, como los clavos de Cristo sobre el madero. El resultado es conmovedor y patibulario. Mientras que Agua Muerta va por el mismo camino, Gallinazos aligera un poco el equipaje e incluye, hacia la mitad, una suerte de fuga de matices tribales que precede a un solo de guitarra lisérgico y bluesero.
Nuevamente, como con su primer disco (El Regreso de los Brujos), pulgar arriba para Ancestro.
Calificación: 8.5/10
Ancestro : arena, pasado y veneno
Tras varios intentos y proyectos, fue hasta el año de 2015 cuando nació el power-trío que tendría la intención de mezclar el stoner desértico de los 90's con el heavy psych difundido en el nuevo siglo.Conformados por Boris Baltodano en el bajo, Diego Cartulin en las guitarras y Rod Hiraoka en la batería, la banda se refugió en el poder de la música instrumental para crear alucinantes paseos sonoros que juegan con la mente hasta llevarla al delirio provocado por la insolación y la distorsión. Bajo el nombre de Ancestro, los tres chicos peruanos buscarían fundir la grandiosidad del pasado con el misterio y la intriga que despiertan sus vestigios que encontramos el día de hoy, ruinas que provocan sueños y despiertan leyendas.
De manera inmediata, Ancestro se metería a los estudios de grabación para crear lo que sería su álbum debut, disco que llevaría por título El regreso de los brujos y sería publicado en agosto de 2016 por Man in the Box Records y Necio Records. A través de instantes lisérgicos llenos de densidad auditiva, el grupo encuentra su equilibrio perfecto al mezclar dichos sonidos con estruendosas melodías atascadas de fuzz arenoso de ritmos variables inspiradas en el primer stoner de bandas norteamericanas como Kyuss y Sleep, así como los referentes latinoamericanos del género como los argentinos Los Natas o los puertoriqueños La Iglesia Atómica.
Sin embargo, la banda sufriría la salida de su baterista original quien sería sustituido temporalmente por Arturo Quispe y definitivamente por Víctor García. Dicho cambio obligaría a la banda a replantear su sonido y dar continuidad a lo alcanzado en ese momento. Fue así que en septiembre de 2017 salió a la luz El gran altar, un disco que se permite a sí mismo experimentar nuevas posibilidades sonoras sin olvidar aquellos riffs arenosos llenos de introspección y zozobra que obligan a mirar hacia atrás en el tiempo y hacia dentro en nuestra mente.
Para los amantes del primer stoner, "Aguijón" es un dulce néctar donde podrán energía, poder y distorsión en plenitud. El piquete de un alacrán escondido entre las antiguas paredes del templo inyecta el veneno causando dolor e irritación, furia que recorre por las venas a salvajes kilómetros por hora hasta inundar todo el cuerpo. Las bocinas se atascan por el sonido áspero de la arena y la sustancia tóxica suministrada por la piel, explosión sonora llena de rabia y quemaduras bajo los ardientes rayos del sol que remite al Kyuss del Blues for the sun red, pero que al mismo tiempo se permite explorar sus propios terrenos a través de la magia del pedal wah jugando con la guitarra y las violentas figuras que recorren el mástil del bajo eléctrico. Mientras la batería golpea sin cesar, la melodía viaja por el torrente sanguíneo hasta infectar totalmente al cuerpo moribundo. "Aguijón" se puede resumir en dos palabras: fuerza y velocidad.
Ancestro es una prueba fehaciente que Perú tiene todo para colocarse dentro del escenario mundial del stoner, creando junto con Pradhana, El Jefazo, Brothers of the Sun, Cuarzo y Satánicos Marihuanos un conjunto de bandas rabiosas fundamentadas en el poder de los acordes arenosos y la frescura de nuevas melodías inspiradas en ritmos hipnóticos donde los efectos alucinatorios de la exposición al sol y el respeto a sus culturas milenarias. Sin embargo, este grupo nos demuestra que no todo está centralizado en Lima y que seguramente en el interior del país andino existen otras joyas por descubrir. Por lo pronto, hoy tenemos en nuestros oídos esta pequeña maravilla instrumental llamada El gran altar, que gracias a su infecciosa "Aguijón" a penetrado la piel para intoxicar y enamorar a quien ose pulsar el botón y se arriesgue a realizar un viaje mágico y onírico por las ruinas del pasado...
Después del debut de 2016, “El Regreso de Los Brujos” (reseña aquí), y que nos convirtió en seguidores de estos chicos de Trujillo, al norte de Perú, ese gran trabajo del año pasado marcó un antes y un después para sus jóvenes mentores, presagiaba un futuro alentador y nos mantuvo en alerta hasta el día que nos vuelven a mostrar su alta clase con este su segundo larga duración.
Con un pequeño ajuste desde su formación original ya que a Diego Cartulín (guitarras, teclados) y Boris Baltodano (bajo) se les sumó Víctor García en batería, con esta alineación entraron a los estudios de Man in the Box para marcar su retorno, de nombre ritualista como lo fue el debut, “El Gran Altar”, liberado al mundo este pasado 24 de Septiembre.
En este nuevo disco podríamos hablar de un pequeño quiebre en la música de Ancestro, se vuelven más introspectivos, incluso meditativos, la sola intro “Icaro” (canto chamánico), se eleva como un mantra que te obliga a una preparación para el ritual, un viaje que te llevará por inusuales estados sensoriales. Desde la hipnosis inicial, la brutalidad del viaje, pasajes de calma y meditación, y algunas visiones de espanto sobrecogedor. Viaje alienado que va cobrando sentido en el transitar de cada episodio.
Musicalmente Ancestro conserva lo exhibido en “El Regreso de los Brujos” guarda esa crudeza del fuzz elevado, ritmos densos y caóticos como el de “Mareación” que se impulsa con reverberantes riffs y una robusta base rítmica, un disco que revela nuevas visiones musicales, espectrales formas con angustiados cortes de guitarra que se clavan como puñales invisibles en tu pecho, como lo que sucede en “Aguijón”.
Punto central del disco es “Purga – El Gran Altar”, todos los conceptos del disco en una explanada psicodélica, los primeros efectos lúdicos de la ayahuasca se manifiestan en forma de electrizantes guitarras de alta complejidad emotiva, largas jams ejecutadas desde el más allá, una prolífica odisea, que puede recordarte a Earthless y que fácil debe ser una de las mejores composiciones que ha desarrollado Ancestro a lo largo de su breve, pero intensa historia.
La brutalidad se concentra en los 2 últimos tracks, donde la furia de la naturaleza se expresa en ese atormentado “Agua Muerta”, intenso y doloroso, con una fuerte carga emocional, pero que pareciera liberarse con rabia después de cada sentido golpe en las percusiones que aquí palpitan sus mejores momentos del disco. Claramente existe un elemento onírico/lisérgico que se expresa en todo momento del disco, las invocaciones y fantasma que nuestra mente dibuja van tomando forma y estructura musical, se pueden casi palpar las sensaciones que sus autores no quieren transmitir. De hecho, el desenfreno de “Gallinazos”, actúa como liberador de energías, carroñear para limpiar, una salida o un retorno a la realidad, con una gran línea de bajo y un ritmo mucho más limpio y abordable, una señal de esperanza y vida.
El regreso de Ancestro con “El Gran Altar” es de lo más esperanzador, un disco que refleja el gran momento que vive la escena rockera de Perú. Para la banda de Trujillo este álbum no sólo es nuevo viaje, es una auténtica odisea, en donde las vivencias y estados por los que pasan sus composiciones invitan al oyente a sumarse y entender con mucha facilidad el mensaje no escrito, pero si graficado en ejecuciones de alta clase, exquisitas instrumentalizaciones, alto vuelo y emotividad en su máxima expresión, es sólo una cosa de tiempo que algún sello importante fije sus ojos en esta obra mágica que de seguro marcará el futuro de Ancestro.
Lista de Temas:
1. Primera Parte:
-Ícaro
-Mareación
-Aguijón
-Purga/El Gran Altar
2. Segunda Parte:
-Agua Muerta
-Gallinazos
Alineación:
- Boris Baltodano / Bajo
- Diego Cartulin / Guitarra, Teclados y Percusión
- Víctor García / Batería
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