¿Qué tienen que ver las vacunas con la libertad? ¿Y con el sentido común? A un año del inicio de la pandemia asistimos a la anunciada "muerte del pensamiento". Un año después de iniciados los tiempos del barbijo, la lavandina y el alcohol en gel y en medio de la "Guerra de la Vacuna" vemos como la pobreza y las desigualdades aumentan mientras los ricos niegan aportar un centavo, donde los medios y el periodismo en general pelean contra la realidad y han declarado una guerra sin cuartel a la realidad y la lógica, mientras hordas de terraplanistas, negacionistas y zombies de las fiestas clandestinas hacen un calco de aquellas orgías dadas en el medioevo cuando, en plena mortandad, arrancaba la fiesta y nacía el desenfreno al son del canto de los trovadores. La crisis económica que ya sufría nuestro país como consecuencia de los cuatro años de gobierno neoliberal, se fue agudizando. Las cifras de pobreza y desempleo crecieron considerablemente: ésta última trepó al 13,1%, la más alta desde 2004, pero la pandemia dispara las fortunas de los más ricos, mientras los agentes de Clarín dicen que la democracia no sirve. Ninguna novedad, ellos fueron la dictadura.
"Divide ut regnes" (divide para reinar) era una práctica romana que consistía en reubicar a los grupos con rencores de larga data muy cerca unos de otros para que sus constantes peleas les impidieran colaborar en derrocar el poder romano. Sigue siendo la táctica predominante de los poderosos más allá de las grietas de hoy en día.
Es quizás la primera vez en la historia que sin exclusión los seres humanos de nuestro planeta se enfrentan al mismo fenómeno simultáneamente. La escala mundial de esta pandemia ha rediseñado las fronteras y está poniendo a prueba a nuestra sociedad en sus cimientos. En el extremo opuesto, estamos asistiendo al colapso de la esfera política, donde no ha habido casi coordinación internacional, un apoyo insuficiente a la comunidad médica y un nivel desastroso de falta de comunicación en relación con el virus y la aplicación de la vacuna. Peor aún son las corporaciones, que básicamente están sentadas fuera de la pandemia, esperando robar todo lo que pueden mientras que al mismo tiempo concentran aún más su poder, como buitres dándose un festín con presas debilitadas.
La situación actual es particularmente peligrosa, y no solamente en Argentina. En todo el mundo, la pandemia ha exacerbado las desigualdades económicas y sociales provocadas por el modelo de crecimiento económico aplicado globalmente en las últimas décadas. El mismo ha fracasado provocando una crisis sistémica que ahora desborda al campo de la geopolítica.
Un hecho no es nada sin su época. Las gigantes farmacéuticas son inmunes a la incertidumbre que ha provocado la eficacia de algunas de sus vacunas contra Covid-19, pues según datos de mercado, su valor bursátil continúa en aumento. Desde el inicio de la pandemia a la fecha, estas empresas acumulan una ganancia de 152 mil millones de dólares. Mientras tantos, hay "peridistas" que dicen que en España hay hisopados adulterados, o darle lugar en su programa a un médico que asegura que "la vacuna puede matar" luego de haber tomado en cámaras una sustancia tóxica desaconsejada por la comunidad médica. Llevado a las calles, se registran declaraciones, concentraciones o protestas que se realizan en nombre de la defensa de supuestos derechos vulnerados, pero que no son más que elaboraciónes absurdas con argumentos falaces y totalmente alejados de la realidad que, invariablemente, estos individuos quebrantan. Claro está que no han llegado solos a esa instancia del delirio anti-realidad. Forman parte de una elaborada política comunicacional del Poder, que logra traspasar las capacidades resistentes del raciocinio e instalarse en las conciencias de grandes sectores de la sociedad. No resulta ya extraño escuchar bestialidades como lo del supuesto veneno vacunal, o la inexistencia del virus que provocó la actual pandemia del Covid-19, cuando antes enviaron a un fiscal venal a desenterrar paródicamente supuestos contenedores repletos de billetes en la Patagonia.
La selección natural de quién debe morir o quién debe vivir por Covid-19 no solo la ha realizado la naturaleza sino que ha sido pautada y dictada por décadas de neoliberalismo, al no garantizar la vida de todos: no todos se han podido quedar en casa y no todos han podido acceder a respiradores o a medicación específica en los hospitales. Quizás, con la escalada de la segunda ola, la muerte se democratice ahora un poco y les toque un poco a cada uno sin distinción de escalas sociales, pero no hay que olvidar que las muertes en las residencias, en las cárceles o en los hospitales son consecuencias de un modelo que privilegia los beneficios frente a la sostenibilidad de la vida.
Y en ese contexto, en la Ciudad de Buenos Aires, en el pico más alto de contagios de la mayor crisis sanitaria que se tenga memoria, el Jefe de Gobierno porteño decide desafiar un decreto presidencial que suspende, entre otras medidas, la presencialidad escolar durante el lapso de quince días. La Ciudad de Buenos Aires es el distrito que menos invierte en educación de todo el país, es la jurisdicción más rica de Argentina, pero la que destina la menor porción de su presupuesto para el área educativa. El Joker Larreta, se mostró preocupado por la educación de niños y niñas, al menos delante de las cámaras, porque no es necesario retrotraerse demasiado lejos para señalar lo contradictorio y vacío de sus discursos: el presupuesto educativo 2021 de la Ciudad es el más bajo de toda su historia. En los últimos 5 meses se han realizado recortes que rondan el 70% en el área de infraestructura escolar, tanto en lo referido a la construcción de escuelas nuevas como a refacciones. En enero de este año, se conoció otro importante recorte sobre el Plan Sarmiento: se quitaron 371 millones de pesos de este programa y se los destinó en forma de subsidios a la escuela privada. Todos estos recortes sobre la escuela pública los ejecutaban Larreta y Acuña mientras se mostraban muy preocupados durante el verano por el inicio del ciclo lectivo y el regreso a las clases presenciales.
Tenemos hospitales y clínicas estallados, récord de ocupación de camas de terapia intensiva en la Ciudad de Buenos Aires mientras los trabajadores de la salud no pueden más y miles y miles de familias están sufriendo agonías de seres queridos, y la sensibilidad aglutinada en #JuntosPorLaMuerte, con el grito en el cielo porque en principio dos semanas cierran espacios donde se encuentran millones de personas por día. En plena segunda ola de coronavirus, Pichetto pide reprimir a trabajadores de la salud que cortan rutas en Neuquén, en el marco de un reclamo salarial que ya lleva casi dos meses.
La extrema gravedad de esta actitud tiene ribetes de esperpento: al mismo tiempo que desconocen la autoridad presidencial, las autoridades de la ciudad en rebeldía le piden al gobierno nacional que le reponga cincuenta respiradores que le donaron inconsultamente a las mismas prepagas a las que anteriormente les habían donado las vacunas compradas y entregadas por la Nación.
Y por si esto no fuera el summun del absurdo, se están ocupando salas completas de un hospital público, con pacientes remitidos por prepagas. Durante décadas, la Ciudad se quejó de que en sus hospitales se atendieran residentes en la Provincia. Hoy, la Ciudad remite pacientes, incluso necesitados de camas de terapia intensiva, a la Provincia.En este país (y este mundo) cada vez más polarizado, la locura y la estupidez se vuelven cotidianas. En general, hablamos de "locura", cuando una persona manifiesta una pérdida de control, su conducta se manifiesta irracional y no parece tener en cuenta las consecuencias de sus actos, que se verán como absurdos y alejados de la percepción de la realidad. En esos individuos pueden notarse anomalías en su comunicación con los demás. En el campo social, podemos hablar de un fenómeno que se viene dando en nuestra sociedad y se repite en otros lares, donde personas de determinados sectores o clases asumen actitudes y discursos absolutamente reñidos con la realidad, desconectados de las manifestaciones concretas de los hechos. El negacionismo en nuestro pais tiene como característica central negar a toda expresión que no los represente, sea coherente y con sentido común o no. La única legitimidad que reconocen como válida son los que permiten llevar adelante los negocios de la clase dominante, los acuerdo con los piratas, protegiendo y asegurando un modelo impiadoso a partir del cual la sociedad se empobrece más y más, se desorganiza, se rompen las redes de solidaridad y reglas de convivencia misma ,mientras la cúspide cada vez mas obscena e impúdicamente rica y poderosa se encierra en un horizonte acotado por el lucro como único afan y motor de la voluntad. La sociedad de la locura....
El ¿periodista? Diego Cabot señaló en su cuenta de Twitter que la "rebelión de los papis" contra la suspensión de las clases presenciales en el AMBA era "la 125 educativa", y en un punto tiene razón: la anima exactamente el mismo espíritu sedicioso de la asonada agrogarca del 2008, certeramente calificada por Carta Abierta como "destituyente" (...) En ese sentido, la "rebelión educativa" de la CABA y algunos distritos del conurbano responde al mismo concepto de la negativa del Grupo Clarín a retrotraer los precios de sus servicios de internet o cable: desconocer la autoridad del gobierno que los argentinos eligieron mayoritariamente en las urnas, porque no es el que ellos apoyaron. Y lo hacen porque ese mismo gobierno ha dicho que no piensa insistir con la ley de medios, les sigue dando pauta oficial, y ni siquiera amagó con revisar la fusión entre Cablevisión y Telecom: para ellos, todo gesto "amistoso" es una propuesta de rendición incondicional. (...) Es de esperar que hoy, en el preciso punto en que nos encontramos (una asonada golpista en toda la línea y todos los frentes) quienes forman parte del núcleo duro del gobierno (comenzando por el propio presidente), y que sostuvieron por años que el conflicto con las patronales agrarias del 2008 escaló por la tozudez de Cristina, entiendan que con la derecha no se negocia, porque toda oferta en ese sentido será tomada como una muestra de debilidad, y obrarán en consecuencia. Porque si de algo sabe, es de disputar poder, en especial, por vías no electorales.
Estamos rodeados de desequilibrados con poder con sus mercenarios comunicadores mediáticos, capaces de armar irracionales contextos falsos. No es esta una locura que se pueda tratar con medicamentos psiquiátricos o sesiones de psicoterapia. Es la defensa de la vida lo que se pone en juego con cada reacción a tantas "locuras" de los poderosos. Es la consecuencia con la herencia de tantas injusticias nunca redimidas. Es la condición para alcanzar la imprescindible humanidad que gobierne de aquí en más cada uno de los actos de esta sociedad enloquecida
Somos los trabajadores de primera línea del futuro de la humanidad, luchando contra la apatía y el nihilismo, esforzándonos por la diversidad convergente, organizándonos contra la injusticia a través de la no violencia activa y promoviendo la igualdad de derechos y oportunidades para todos los seres humanos. Necesitaremos la energía, las ideas y el esfuerzo de todos si queremos aprovechar esta oportunidad y, ojalá, por fin, no volvamos a la normalidad
No podemos volver a la normalidad, porque la normalidad fue el problema. La normalidad es la locura.
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