Primera producción de Blades con Son del Solar, el sexteto convertido en orquesta sonera, cargado de nostalgia y alegría, y portador de uno de los mejores temas del gran compositor panameño, “Contrabando”, así como de esa bella visión de la “Patria” y de las preocupaciones sociales que lo caracterizan. Un álbum más tradicional, ya sin incursionar en el funk, en que el jazz latino rinde tributo a su origen en las islas del Caribe.
Artista: Rubén Blades y Son del Solar
Álbum: Antecedente
Año: 1988
Género: Latin jazz / son / salsa
Duración: 39:000
Nacionalidad: Panamá / EUA
Antecedente es la primera producción de Blades con Son del Solar, es decir, el sexteto ampliado con una sección de metales, elemento tan característico del son, que ya habíamos anticipado al comentar los discos con Seis del Solar, aunque ha sido retirado el elemento que lo acercaba a funk, la batería. Hay que mencionar que antes de agrandar la banda, Blades y los Seis lanzaron un tercer disco muy interesante, Agua de luna, que contiene varios temas inspirados en la obra de Gabriel García Márquez, como en tributo al Nobel colombiano y a los mundos que creó (quedará pendiente comentar esa producción, aunque escucharemos algo de ella en la grabación en vivo con que cerraremos esta sección cabezona dedicada a Rubén y Seis/Son del Solar). En Antecedente grabado en Nueva York, todo apunta hacia Panamá, como si fuera una especie de promesa de regresar. Y, efectivamente, como sabemos, don Rubén regresará a su tierra, se postulará para la presidencia y más tarde ocupará la cartera de turismo.
Lo primero que viene a la cabeza al empezar a escuchar y a bailar este buen disco, es que renace el sonido que Rubén había alcanzado con las orquestas de Pete Rodríguez y Willie Colón; puede parecer una música más apegada a la tradición sonera caribeña, lo cual es natural si tomamos en cuenta que la sección de metales vuelve inútiles las experimentaciones con sintetizador que dieron un carácter tan particular a los primeros discos (se extraña el vibráfono de cualquier modo). Pero fuera de esa archiconocida capacidad de Blades para crear personajes y contar sus historias, el álbum no tiene un claro hilo conductor, aunque no faltan el humor ni la denuncia y el discurso políticos (siempre algo panfletario). Además, aquí tenemos incursiones que fusionan el sonido Blades / Solar en otros géneros de la amplia variedad originada en Cuba, como el bolero y la conga. En conjunto, una colección muy fiestera que tiene algunas canciones extraordinarias.
“Juana Mayo” es la “Roxanne” caribeña. Blades dedica esta hermosa canción a una prostituta y, en medio de un buen son, una auténtica salsa, describe elementos de su vida sin rehuir la crítica, especialmente en los pregones del final en que incluye la reflexión sobre la doble moral machista que rodea a la prostitución (hoy dramáticamente vinculada con el tráfico de personas, especialmente de mujeres pero también de niños y niñas): “Ella, la que descubrió tu primera pasión”, dice el autor revelando lo común que es en América Latina que la primera experiencia sexual de un hombre sea a través del comercio sexual, y luego sella la hipocresía de esa moral veleta: “Pero hoy, otra es tu señora”.
Siguiendo en la misma tesitura (y hasta en el mismo tono, lo que da a esta primera parte cierta monotonía), Blades le canta a su ciudad, Panamá, con alegre nostalgia en “Noches del ayer”. En tercer lugar está “‘Tas caliente”, una sabrosa conga (son con un acento agresivo en el último tiempo del compás), que describe, sobre todo en los pregones, la actitud de un personaje abusivo: “le dicen Chernobilito”, dice Rubén describiendo al clásico abusón del barrio.
El humor continúa con un bolero delicioso en el que Blades vuelve a ese tema en el que parece no encontrar esperanza, a diferencia de aquellos en que se ocupa de lo social y lo político: el amor (más bien el desamor). El bolero de desamor, cantado por los miembros de la orquesta en imitación del estilo del mayor bolerista de todos los tiempos, el puertorriqueño Daniel Santos, desemboca en un crescendo protagonizado por los bongós pero al final, cuando viene el solo de piano de Oscar Hernández, se interrumpe abruptamente (“si te portas bien, le pido a Oscar que siga el solo en el próximo álbum”).
Le sigue una de esas muestras fabulosas de jazz latino, de son duro: “La marea”. Otra vez estamos ante una canción de desamor en la que la presencia del ser amado vive un vaivén como el del agua mientras nosotros quedamos encallados “esperando a que vuelva a llegar”. Los coros y el pregón son de fábula, esta es una de las grandes canciones de Blades. Además tenemos en ella los diálogos de los metales (en realidad dos trombones, entre los instrumentos de esa familia, el más sonoro y con mayor personalidad).
Como en sus otros discos, la única canción de otro autor en este es “Nacer de ti”, de Franco-Nieto; nuevamente un son alegre dedicado a Panamá, en el que no faltan referencias a la historia como “Fui rebelión, cimarronaje...”; nuevamente un tema muy fiestero.
Pero la verdadera joya de este disco y (desde el punto de vista de quien lo comenta) de la carrera entera de Blades, es “Contrabando”. Esta vez, a ritmo de poderoso guaguancó, Blades nos cuenta una historia del río, un viaje en canoa por el caudaloso (“fangoso” dice él) Orinoco, en el que acompañamos a un indio contrabandista en escenas que se repiten desde siempre en una región americana tan amplia como son las selvas que la cubren desde el Usumacinta hasta el Paraná. Es como un capítulo de Cien años de soledad; aparecen los productos de la modernidad que el contrabandista lleva a la apartada selva, incluyendo “seis Playboys y baterías” y “postales del Papa de Roma”, y sus clientes: “los guerrilleros, el sacristán y el alcalde”. Los trombones dialogan en todo momento con la voz desarrollando un planteamiento armónico lleno de cromatismos y figuras progresivas, hasta llegar a un fabuloso solo de trombón que superaría al mismísimo Willie Colón. Para cerrar, el coro nos da una de esas máximas poderosas de tan obvias a las que nos tiene acostumbrados Blades: “Camino verde, tan ancho como el mar / el que no busca se muere sin encontrar”. Quien haya surcado las aguas de algún río amazónico, seguramente sabe a qué nos referimos.
Luego de otro ejemplo de nostalgia por su Panamá (“Plaza Herrera”), el disco cierra con la hermosa “Patria”, un son lento, casi un danzón, en el que Blades trata de explicar a un niño “el significado de la palabra patria”. En particular no soy nacionalista y considero que toda frontera es arbitraria, además de que el concepto que engloba ese fetichismo nacionalista tiene la misma raíz que el machista patriarcado. Pero al escuchar las descripciones de Rubén hallamos esas cosas que parecen no importar (excepto por la repetición triple de la palabra “bandera”) pero que dan sentido a ser de donde somos. Se los digo yo que soy migrante y vivo lejos de mi tierra. En este tema en particular, aunque hay un suave solo de trombón, tan dulce que por momentos parece trompeta, las protagonistas principales son las percusiones. El cierre las ve acelerar y uno se queda pensando que ojalá hubieran durado más.
Antecedente, primer disco de Rubén Blades con Son del Solar, su sexteto ampliado, ha abandonado la cercanía con el rock y el funk y se ha volcado de lleno al son. Es una nostálgica declaración de amor (y promesa de vuelta) por su terruño en ese cordón de tierra que es el istmo del Canal, todo cosido con el hilo irrompible de la fusión del son cubano con el jazz latino.
Lista de Temas:
1. Juana Mayo
2. Noches del ayer
3. 'Tas caliente
4. Nuestro adiós
5. La marea
6. Nacer de ti
7. Contrabando
8. Plaza Herrera
9. Patria
Alineación:
- Bobby Allende / tumbadoras, quinto
- Rubén Blades / voz, maracas, coros
- Oscar Hernández / piano, sintetizador
- Ralph Irizarry / timbales, percusión
- Mike Viñas / bajo, sintetizador
Músicos invitados:
- Papo Vásquez y Reinaldo Jorge / trombones
- Marc Quiñones / bongós, campana, güiro, tumbadora
- Tito Allen y Néstor Sánchez / coros
Artista: Rubén Blades y Son del Solar
Álbum: Antecedente
Año: 1988
Género: Latin jazz / son / salsa
Duración: 39:000
Nacionalidad: Panamá / EUA
Antecedente es la primera producción de Blades con Son del Solar, es decir, el sexteto ampliado con una sección de metales, elemento tan característico del son, que ya habíamos anticipado al comentar los discos con Seis del Solar, aunque ha sido retirado el elemento que lo acercaba a funk, la batería. Hay que mencionar que antes de agrandar la banda, Blades y los Seis lanzaron un tercer disco muy interesante, Agua de luna, que contiene varios temas inspirados en la obra de Gabriel García Márquez, como en tributo al Nobel colombiano y a los mundos que creó (quedará pendiente comentar esa producción, aunque escucharemos algo de ella en la grabación en vivo con que cerraremos esta sección cabezona dedicada a Rubén y Seis/Son del Solar). En Antecedente grabado en Nueva York, todo apunta hacia Panamá, como si fuera una especie de promesa de regresar. Y, efectivamente, como sabemos, don Rubén regresará a su tierra, se postulará para la presidencia y más tarde ocupará la cartera de turismo.
“Juana Mayo” es la “Roxanne” caribeña. Blades dedica esta hermosa canción a una prostituta y, en medio de un buen son, una auténtica salsa, describe elementos de su vida sin rehuir la crítica, especialmente en los pregones del final en que incluye la reflexión sobre la doble moral machista que rodea a la prostitución (hoy dramáticamente vinculada con el tráfico de personas, especialmente de mujeres pero también de niños y niñas): “Ella, la que descubrió tu primera pasión”, dice el autor revelando lo común que es en América Latina que la primera experiencia sexual de un hombre sea a través del comercio sexual, y luego sella la hipocresía de esa moral veleta: “Pero hoy, otra es tu señora”.
Siguiendo en la misma tesitura (y hasta en el mismo tono, lo que da a esta primera parte cierta monotonía), Blades le canta a su ciudad, Panamá, con alegre nostalgia en “Noches del ayer”. En tercer lugar está “‘Tas caliente”, una sabrosa conga (son con un acento agresivo en el último tiempo del compás), que describe, sobre todo en los pregones, la actitud de un personaje abusivo: “le dicen Chernobilito”, dice Rubén describiendo al clásico abusón del barrio.
El humor continúa con un bolero delicioso en el que Blades vuelve a ese tema en el que parece no encontrar esperanza, a diferencia de aquellos en que se ocupa de lo social y lo político: el amor (más bien el desamor). El bolero de desamor, cantado por los miembros de la orquesta en imitación del estilo del mayor bolerista de todos los tiempos, el puertorriqueño Daniel Santos, desemboca en un crescendo protagonizado por los bongós pero al final, cuando viene el solo de piano de Oscar Hernández, se interrumpe abruptamente (“si te portas bien, le pido a Oscar que siga el solo en el próximo álbum”).
Le sigue una de esas muestras fabulosas de jazz latino, de son duro: “La marea”. Otra vez estamos ante una canción de desamor en la que la presencia del ser amado vive un vaivén como el del agua mientras nosotros quedamos encallados “esperando a que vuelva a llegar”. Los coros y el pregón son de fábula, esta es una de las grandes canciones de Blades. Además tenemos en ella los diálogos de los metales (en realidad dos trombones, entre los instrumentos de esa familia, el más sonoro y con mayor personalidad).
Como en sus otros discos, la única canción de otro autor en este es “Nacer de ti”, de Franco-Nieto; nuevamente un son alegre dedicado a Panamá, en el que no faltan referencias a la historia como “Fui rebelión, cimarronaje...”; nuevamente un tema muy fiestero.
Pero la verdadera joya de este disco y (desde el punto de vista de quien lo comenta) de la carrera entera de Blades, es “Contrabando”. Esta vez, a ritmo de poderoso guaguancó, Blades nos cuenta una historia del río, un viaje en canoa por el caudaloso (“fangoso” dice él) Orinoco, en el que acompañamos a un indio contrabandista en escenas que se repiten desde siempre en una región americana tan amplia como son las selvas que la cubren desde el Usumacinta hasta el Paraná. Es como un capítulo de Cien años de soledad; aparecen los productos de la modernidad que el contrabandista lleva a la apartada selva, incluyendo “seis Playboys y baterías” y “postales del Papa de Roma”, y sus clientes: “los guerrilleros, el sacristán y el alcalde”. Los trombones dialogan en todo momento con la voz desarrollando un planteamiento armónico lleno de cromatismos y figuras progresivas, hasta llegar a un fabuloso solo de trombón que superaría al mismísimo Willie Colón. Para cerrar, el coro nos da una de esas máximas poderosas de tan obvias a las que nos tiene acostumbrados Blades: “Camino verde, tan ancho como el mar / el que no busca se muere sin encontrar”. Quien haya surcado las aguas de algún río amazónico, seguramente sabe a qué nos referimos.
Luego de otro ejemplo de nostalgia por su Panamá (“Plaza Herrera”), el disco cierra con la hermosa “Patria”, un son lento, casi un danzón, en el que Blades trata de explicar a un niño “el significado de la palabra patria”. En particular no soy nacionalista y considero que toda frontera es arbitraria, además de que el concepto que engloba ese fetichismo nacionalista tiene la misma raíz que el machista patriarcado. Pero al escuchar las descripciones de Rubén hallamos esas cosas que parecen no importar (excepto por la repetición triple de la palabra “bandera”) pero que dan sentido a ser de donde somos. Se los digo yo que soy migrante y vivo lejos de mi tierra. En este tema en particular, aunque hay un suave solo de trombón, tan dulce que por momentos parece trompeta, las protagonistas principales son las percusiones. El cierre las ve acelerar y uno se queda pensando que ojalá hubieran durado más.
Antecedente, primer disco de Rubén Blades con Son del Solar, su sexteto ampliado, ha abandonado la cercanía con el rock y el funk y se ha volcado de lleno al son. Es una nostálgica declaración de amor (y promesa de vuelta) por su terruño en ese cordón de tierra que es el istmo del Canal, todo cosido con el hilo irrompible de la fusión del son cubano con el jazz latino.
Lista de Temas:
1. Juana Mayo
2. Noches del ayer
3. 'Tas caliente
4. Nuestro adiós
5. La marea
6. Nacer de ti
7. Contrabando
8. Plaza Herrera
9. Patria
Alineación:
- Bobby Allende / tumbadoras, quinto
- Rubén Blades / voz, maracas, coros
- Oscar Hernández / piano, sintetizador
- Ralph Irizarry / timbales, percusión
- Mike Viñas / bajo, sintetizador
Músicos invitados:
- Papo Vásquez y Reinaldo Jorge / trombones
- Marc Quiñones / bongós, campana, güiro, tumbadora
- Tito Allen y Néstor Sánchez / coros
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