Desde la asunción de Cambiemos, su gestión no sólo ha cercenado derechos y libertades, sino que ha llegado al perpetrar el hecho más grave que se puede dar en Democracia, desaparecer a una persona, pero las corporaciones mediáticas nos han acostumbrado tanto a las operaciones de prensa con fines de propaganda que ya casi no nos damos cuenta. La prensa como órgano de propaganda se manifiesta llegando hasta las fronteras de lo grotesco, mientras el poderío amarillo avanza y aparecen nuevos casos de censura contra todo periodista que no es chupamedias al poder, dejando en claro que vienen por todo, incluso por nuestra libertad de opinión, lentamente van despejando su camino hacia el absolutismo, apagando las voces representativas de un amplio sector de la ciudadanía, que quedará mediáticamente inerme frente a las atrocidades de un Poder que todo lo puede. La prensa oficialista y el poder judicial están al servicio de los bolsillos de los empresarios y gobernantes, nunca miran más allá de las cortinas de humo amarillas y terminan por justificar las injusticias impuestas, ya sean legales o ilegales. Dejémonos de hipocresías: el sistema de injusticia en el que vivimos no merece ninguna consideración.
Los Amarillos juegan en tándem con el periodismo amarillista, para que vos tengas terror al salir de tu casa, apuntándote con el dedo para que no seas como Santiago.
Argentina ha sido cautivada por un experimento inédito, que erotiza a las élites del Continente. Corporación Cambiemos es la vanguardia de la lucha contra el populismo latinoamericano. Y hasta ahora ha logrado ser convincente entre los sectores populares, porque su modelo es el caos, una transición a la posdemocracia que hasta ahora la sociedad los apaña y acompaña. Los amarillos son salvajes y saben manipular: el manejo del Estado, representar a las clases dominantes, controlar todas las fuerzas represivas, la justicia, el periodismo y otras instituciones basadas en el proxenetismo de los apellidos ilustres es clave para reconstruir una agenda represiva. Mientras amplios sectores sociales (aunque no necesariamente mayoritarios) que van instaurando la tópica fascista, vivimos una (fantasmagórica) fiesta prolongada de las clases medias que gozan su llegada a Miami. Hay un electorado macrista (y tal vez no siempre macrista) que está imponiendo la necesidad de la violencia estatal, en un momento donde la lucha de clases se tensa y donde no habrá paz social sin refundación política; eso significa muertos y represión. El Felino Macri va por la hegemonía y el poder total, y espera replicar un modelo de apoyo popular a la represión, y el poder de los medios en su vandalismo informativo es su principal fuerza de lavado de cabezas. Desde que asumió el Poder Ejecutivo, el mandato del poder corporativo se dirigió inmediatamente a desmantelar la AFSCA y anular todo lo referente a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual por DNU. Pese a tener todos los medios concentrados que desarrollaron "periodismo de guerra" contra la gestión kirchnerista, no dejan espacio crítico en pie.
Luego vendrá la represión que es, sin duda, una apelación política de mediano plazo. No hay otra lectura posible a una decisión (donde juegan, también, Tel Aviv y Washington) de un reordenamiento político y económico y donde lo militar y, en particular, los servicios de inteligencia juegan un papel novedoso. Bullrich en Tel Aviv sería el título de la nueva obra. Cambien mapuches por palestinos y tendrán toda una hoja de ruta de la derecha sionista de los últimos (casi) setenta años.
Con la misma actitud con la que durante la dictadura militar, ocultaba y negaba la existencia de los desaparecidos, el "periodismo" que se denomina "independiente" (que debería pedir garantías de que actue una justicia indenpendiente, honesta, expeditiva, e imparcial) debería requisar los crudos de los videos que Gendarmería dice que no existen, pero no obstante son editados y publicados por los medios afines al Gobierno, para tratar de negar la desaparición de Santiago Maldonado.
En momentos en el que el reclamo de aparición con vida de Santiago Maldonado es un grito social que se escucha en todo el país, denunciamos el peligro que representa que las empresas de medios de comunicación se conviertan en una herramienta del gobierno para montar indignantes operaciones de encubrimiento.
Los Amarillos juegan en tándem con el periodismo amarillista, para que vos tengas terror al salir de tu casa, apuntándote con el dedo para que no seas como Santiago.
Argentina ha sido cautivada por un experimento inédito, que erotiza a las élites del Continente. Corporación Cambiemos es la vanguardia de la lucha contra el populismo latinoamericano. Y hasta ahora ha logrado ser convincente entre los sectores populares, porque su modelo es el caos, una transición a la posdemocracia que hasta ahora la sociedad los apaña y acompaña. Los amarillos son salvajes y saben manipular: el manejo del Estado, representar a las clases dominantes, controlar todas las fuerzas represivas, la justicia, el periodismo y otras instituciones basadas en el proxenetismo de los apellidos ilustres es clave para reconstruir una agenda represiva. Mientras amplios sectores sociales (aunque no necesariamente mayoritarios) que van instaurando la tópica fascista, vivimos una (fantasmagórica) fiesta prolongada de las clases medias que gozan su llegada a Miami. Hay un electorado macrista (y tal vez no siempre macrista) que está imponiendo la necesidad de la violencia estatal, en un momento donde la lucha de clases se tensa y donde no habrá paz social sin refundación política; eso significa muertos y represión. El Felino Macri va por la hegemonía y el poder total, y espera replicar un modelo de apoyo popular a la represión, y el poder de los medios en su vandalismo informativo es su principal fuerza de lavado de cabezas. Desde que asumió el Poder Ejecutivo, el mandato del poder corporativo se dirigió inmediatamente a desmantelar la AFSCA y anular todo lo referente a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual por DNU. Pese a tener todos los medios concentrados que desarrollaron "periodismo de guerra" contra la gestión kirchnerista, no dejan espacio crítico en pie.
Luego vendrá la represión que es, sin duda, una apelación política de mediano plazo. No hay otra lectura posible a una decisión (donde juegan, también, Tel Aviv y Washington) de un reordenamiento político y económico y donde lo militar y, en particular, los servicios de inteligencia juegan un papel novedoso. Bullrich en Tel Aviv sería el título de la nueva obra. Cambien mapuches por palestinos y tendrán toda una hoja de ruta de la derecha sionista de los últimos (casi) setenta años.
Con la misma actitud con la que durante la dictadura militar, ocultaba y negaba la existencia de los desaparecidos, el "periodismo" que se denomina "independiente" (que debería pedir garantías de que actue una justicia indenpendiente, honesta, expeditiva, e imparcial) debería requisar los crudos de los videos que Gendarmería dice que no existen, pero no obstante son editados y publicados por los medios afines al Gobierno, para tratar de negar la desaparición de Santiago Maldonado.
En momentos en el que el reclamo de aparición con vida de Santiago Maldonado es un grito social que se escucha en todo el país, denunciamos el peligro que representa que las empresas de medios de comunicación se conviertan en una herramienta del gobierno para montar indignantes operaciones de encubrimiento.
El país ha construido en largos años de lucha desde la transición democrática hasta nuestros días un umbral común de rechazo al genocidio, a las desapariciones forzadas, por la memoria, la verdad y la justicia que incluye el rechazo a la violencia como método de la política y el poder.
Esos cimientos se sacudieron hace once años con la desaparición forzada de Jorge Julio López, y en estos 50 días con la de Santiago Maldonado. En aquel septiembre del 2006 el segundo secuestro de López ponía en el centro de la sospecha al genocida Miguel Etchecolaz, quien había sido Director de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires durante la dictadura, y a la policía bonaerense o núcleos activos y retirados de esa fuerza que respondían al ex director, y a una estrategia mayor por frenar los juicios de lesa humanidad por la vía del miedo. Así la desaparición de López se convertía en una amenaza contra las víctimas de la dictadura principales testigos en los juicios que se ventilaban en el país.
Con la memoria en López, con el presente por Maldonado
Como ha quedado claro el Estado tiene una deuda enorme y particular la justicia sobre qué pasó con Julio, quienes fueron sus captores, sus autores, los responsables de la maraña para obstaculizar la investigación. El Estado permitió que por un año y medio sea la Policía Bonaerense, la principal sospechada desde el primer día, fuera la que investigara. A pesar de ello los juicios siguieron, las victimas-testigos siguieron declarando. El compromiso popular, de los organismos de derechos humanos y una parte del Estado lograron quebrar las maniobras de impunidad generalizada que se intentaba. El umbral común, la raya construida frente al genocidio contenía a la mayoría y se expresó con mucha fuerza.
Vivimos otra etapa. La derecha ha conquistado democráticamente el gobierno nacional y varios provinciales. En su seno conviven una derecha moderna neoliberal, y los viejos segmentos de la derecha argentina, algunos muy comprometidos con los gobierno militares. Todos esos segmentos plurales que la conforman fueron y son muy distantes de la lucha por los derechos humanos, por la defensa de los juicios, y el reclamo de justicia y de cárcel a los genocidas. Los derechos humanos son vistos y sentidos como una ajenidad.
En el marco de la conmemoración de un nuevo aniversario de La Noche de los Lápices, los estudiantes secundarios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires realizaron una masiva marcha desde el Palacio Pizzurno hasta el Ministerio de Educación de la Ciudad para reclamar por la aparición con vida de Santiago Maldonado y denunciar la nueva la reforma educativa que las autoridades quieren implementar el próximo año.
Cerca de treinta escuelas se encuentran tomadas en Capital Federal y, a 41 años de La Noche de los Lápices, una de las prácticas represivas más recordadas, la lucha y la defensa por la educación pública se encuentra más fuerte que nunca.
El pedido de sangre
Fabrican sus propias "verdades", las salen a "militar" con afán. Habrá que rendirse ante la evidencia de que Goebbels ha triunfado. En enero del 2016, Jorge Turcato, presidente de la Sociedad Rural de Esquel, emitió un polémico discurso como parte del reclamo de los empresarios rurales que están buscando justificación a la represión a las comunidades, donde se habla de la paz social, la subversión, el terrorismo, el rol de la política, la justicia y el pedido de mano dura: "lo que hace especialmente complejo este momento, es la pérdida de la paz social que venimos tolerando... hablamos de la intrusión violenta y usurpadora de campos de propiedad privada efectuados bajo la apariencia de un reclamo de tierras (...). El quiebre de la paz social lo ha comprobado la ciudadanía con rutas cortadas, violencia, clandestinidad, capuchas, pocos aborígenes y muchos infiltrados que juegan a la política desde la violencia, y una dirigencia oportunista capaz de justificar lo inexplicable, sólo para rapiñar un voto o desprestigiar al oponente (...) unos pocos jodiéndole la vida a muchos. ¿Hay que encapucharse para que el integrante del superior tribunal de justicia se presente a descomprimir? ¿Hay que taparse la cara, ser violento, amenazar con producir muertes, hablar de sangre y fuego y entonces sí serán escuchados? (...) Los movimientos guerrilleros nunca son masivos en sus comienzos, pero todos recordamos en donde desemboca la violencia que desatan, y miles de muertos de ambos lados tapizan una historia de estúpidos e imberbes que eligieron la lucha armada para encabezar su demanda. De ellos, idiotas, deberíamos tomar debida nota para no generar la Colombia de las Farcs, la ETA de España o el ISIS de Medio Oriente".
Meses después de producido este reclamo, el estado argentino está imputado por la desaparición forzada de Santiago Maldonado.
Y estos dichos los vemos implementados en hechos palpables, no sólo en la desaparición de Maldonado: la Confederación Mapuche de la provincia denunció que se trata de plantar pruebas y montar la imagen de un "maputerrorismo" que convalide la represión a las comunidades mapuches.
La guerra contra los pueblos
Dijo la socióloga Monique Pinçon-Charlot, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia justo antes de las elecciones francesas: "Trump, Fillon, Le Pen y Macron son los representantes del sistema capitalista en su fase neoliberal. Esta oligarquía para durar tiene que construir falsas alternancias. Los multimillonarios están en el poder. Para ellos, la única cosa que cuenta es que la oligarquía siga concentrando todas las riquezas y todos los poderes. Es una guerra de clases de los más ricos contra los pueblos".
Cabe pensar entonces que si estos tipos siembran ira para cosechar violencia, es porque, esencialmente, más allá del fraude que preparan para octubre, saben que sólo mediante la violencia podrán sostenerse. Bueno saberlo nosotros también, para denunciarlos con dureza y salvaguardar la paz.
Ellos no van a cambiar, la derecha siempre fue y será la misma mierda. Si en algo aventaja el PRO a otras fuerzas políticas es por su prepotencia. Con protección mediática, complicidad judicial y sin ningún tipo de remordimientos. Los publicistas de la prensa amarilla siguen y seguirán fabulando leyendas de los indios terroristas, del Isis, sanguinarios y come-niños. mientras la desvergüenza sin límites entronizada en el Ministerio de Seguridad y la Justicia Federal no quiere porque no puede hacerlo sin quedar inculpada en dar respuesta a una pregunta que tiene toda la fuerza de nuestra historia: ¿Donde está Santiago Maldonado?
Una vez más habrá que derrotar a las políticas del miedo. La base es hacer valer el campo de los que no queremos un Estado represor, los que no queremos violencia estatal ni de ningún tipo, mucho menos secuestros, desapariciones, detenciones de opositores. La grieta es una estrategia del poder real y la derecha, y Argentina es un país bipolar o mejor dicho multipolar, son muchas las identidades políticas, sociales, culturales. Hace poco escuchamos una fórmula que, a falta de algo mejor, utilizamos para concluir este áspero manifiesto: frente al pesimismo de la nostalgia, es preciso oponer el optimismo de la desobediencia.
Esos cimientos se sacudieron hace once años con la desaparición forzada de Jorge Julio López, y en estos 50 días con la de Santiago Maldonado. En aquel septiembre del 2006 el segundo secuestro de López ponía en el centro de la sospecha al genocida Miguel Etchecolaz, quien había sido Director de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires durante la dictadura, y a la policía bonaerense o núcleos activos y retirados de esa fuerza que respondían al ex director, y a una estrategia mayor por frenar los juicios de lesa humanidad por la vía del miedo. Así la desaparición de López se convertía en una amenaza contra las víctimas de la dictadura principales testigos en los juicios que se ventilaban en el país.
Con la memoria en López, con el presente por Maldonado
Como ha quedado claro el Estado tiene una deuda enorme y particular la justicia sobre qué pasó con Julio, quienes fueron sus captores, sus autores, los responsables de la maraña para obstaculizar la investigación. El Estado permitió que por un año y medio sea la Policía Bonaerense, la principal sospechada desde el primer día, fuera la que investigara. A pesar de ello los juicios siguieron, las victimas-testigos siguieron declarando. El compromiso popular, de los organismos de derechos humanos y una parte del Estado lograron quebrar las maniobras de impunidad generalizada que se intentaba. El umbral común, la raya construida frente al genocidio contenía a la mayoría y se expresó con mucha fuerza.
Vivimos otra etapa. La derecha ha conquistado democráticamente el gobierno nacional y varios provinciales. En su seno conviven una derecha moderna neoliberal, y los viejos segmentos de la derecha argentina, algunos muy comprometidos con los gobierno militares. Todos esos segmentos plurales que la conforman fueron y son muy distantes de la lucha por los derechos humanos, por la defensa de los juicios, y el reclamo de justicia y de cárcel a los genocidas. Los derechos humanos son vistos y sentidos como una ajenidad.
Por más que se crean "pro", son "anti". Anti peronistas, anti k, anti comunistas, anti izquierdistas, anti populistas... Igual que Macri. Aluden a un concepto vago de "patria", pero qué proponen? Qué defienden? Cual es su pensamiento, aparte de una serie de prejuicios y estigmatizaciones? Aluden a una supuesta "libertad". Cual libertad? La de enriquecerse sin límites éticos? La de ser egoístas? La de pertenecer a una élite protegida por el Estado? La de evadir o elegir tributar siempre y cuando no sea "para mantener vagos"? Usan slogans como "Juntos.." Juntos con quien? Cual es su propuesta para combatir la pobreza aparte de combatir a los pobres? Cual es su plan aparte de quitar derechos, de crear un mundo solo para el que pueda pagarlo? Yo creo que más allá de sus slogans y frases huecas es gente vana, ignorante, llena de resentimiento, y totalmente falta de humanidad, de compasión. La compasión es uno de los sentimientos más nobles: es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Evidentemente, no es el caso.Gustavo Gauvry
En el marco de la conmemoración de un nuevo aniversario de La Noche de los Lápices, los estudiantes secundarios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires realizaron una masiva marcha desde el Palacio Pizzurno hasta el Ministerio de Educación de la Ciudad para reclamar por la aparición con vida de Santiago Maldonado y denunciar la nueva la reforma educativa que las autoridades quieren implementar el próximo año.
Cerca de treinta escuelas se encuentran tomadas en Capital Federal y, a 41 años de La Noche de los Lápices, una de las prácticas represivas más recordadas, la lucha y la defensa por la educación pública se encuentra más fuerte que nunca.
El pedido de sangre
Fabrican sus propias "verdades", las salen a "militar" con afán. Habrá que rendirse ante la evidencia de que Goebbels ha triunfado. En enero del 2016, Jorge Turcato, presidente de la Sociedad Rural de Esquel, emitió un polémico discurso como parte del reclamo de los empresarios rurales que están buscando justificación a la represión a las comunidades, donde se habla de la paz social, la subversión, el terrorismo, el rol de la política, la justicia y el pedido de mano dura: "lo que hace especialmente complejo este momento, es la pérdida de la paz social que venimos tolerando... hablamos de la intrusión violenta y usurpadora de campos de propiedad privada efectuados bajo la apariencia de un reclamo de tierras (...). El quiebre de la paz social lo ha comprobado la ciudadanía con rutas cortadas, violencia, clandestinidad, capuchas, pocos aborígenes y muchos infiltrados que juegan a la política desde la violencia, y una dirigencia oportunista capaz de justificar lo inexplicable, sólo para rapiñar un voto o desprestigiar al oponente (...) unos pocos jodiéndole la vida a muchos. ¿Hay que encapucharse para que el integrante del superior tribunal de justicia se presente a descomprimir? ¿Hay que taparse la cara, ser violento, amenazar con producir muertes, hablar de sangre y fuego y entonces sí serán escuchados? (...) Los movimientos guerrilleros nunca son masivos en sus comienzos, pero todos recordamos en donde desemboca la violencia que desatan, y miles de muertos de ambos lados tapizan una historia de estúpidos e imberbes que eligieron la lucha armada para encabezar su demanda. De ellos, idiotas, deberíamos tomar debida nota para no generar la Colombia de las Farcs, la ETA de España o el ISIS de Medio Oriente".
Meses después de producido este reclamo, el estado argentino está imputado por la desaparición forzada de Santiago Maldonado.
Y estos dichos los vemos implementados en hechos palpables, no sólo en la desaparición de Maldonado: la Confederación Mapuche de la provincia denunció que se trata de plantar pruebas y montar la imagen de un "maputerrorismo" que convalide la represión a las comunidades mapuches.
La guerra contra los pueblos
Dijo la socióloga Monique Pinçon-Charlot, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia justo antes de las elecciones francesas: "Trump, Fillon, Le Pen y Macron son los representantes del sistema capitalista en su fase neoliberal. Esta oligarquía para durar tiene que construir falsas alternancias. Los multimillonarios están en el poder. Para ellos, la única cosa que cuenta es que la oligarquía siga concentrando todas las riquezas y todos los poderes. Es una guerra de clases de los más ricos contra los pueblos".
Cabe pensar entonces que si estos tipos siembran ira para cosechar violencia, es porque, esencialmente, más allá del fraude que preparan para octubre, saben que sólo mediante la violencia podrán sostenerse. Bueno saberlo nosotros también, para denunciarlos con dureza y salvaguardar la paz.
Ellos no van a cambiar, la derecha siempre fue y será la misma mierda. Si en algo aventaja el PRO a otras fuerzas políticas es por su prepotencia. Con protección mediática, complicidad judicial y sin ningún tipo de remordimientos. Los publicistas de la prensa amarilla siguen y seguirán fabulando leyendas de los indios terroristas, del Isis, sanguinarios y come-niños. mientras la desvergüenza sin límites entronizada en el Ministerio de Seguridad y la Justicia Federal no quiere porque no puede hacerlo sin quedar inculpada en dar respuesta a una pregunta que tiene toda la fuerza de nuestra historia: ¿Donde está Santiago Maldonado?
Una vez más habrá que derrotar a las políticas del miedo. La base es hacer valer el campo de los que no queremos un Estado represor, los que no queremos violencia estatal ni de ningún tipo, mucho menos secuestros, desapariciones, detenciones de opositores. La grieta es una estrategia del poder real y la derecha, y Argentina es un país bipolar o mejor dicho multipolar, son muchas las identidades políticas, sociales, culturales. Hace poco escuchamos una fórmula que, a falta de algo mejor, utilizamos para concluir este áspero manifiesto: frente al pesimismo de la nostalgia, es preciso oponer el optimismo de la desobediencia.
Gracias Moe por seguir buscando la verdad.
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