"Locomotora" es el tercer y último álbum de la banda chilena Los Blops (considerados como uno de los pilares musicales fundamentales del rock chileno junto con Congreso y Los Jaivas), grabado en 1973, editado en 1974 y publicado en el blog cabeza ya hace muchos años. Jazz fusión con rivetes latinoamericanos, temas largos y 100% instrumentales. Hoy Rockarte recrea su álbum más mentado, un álbum tuvo escasa promoción, siendo editadas solamente 500 copias en Chile, pero que se las arregló para ser cada vez más grande mientras pasaba el tiempo, y en lugares como el blog cabezón nunca dejamos que se olvide.
Edición Rockarte
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Grabado en 1973 y publicado en 1974 por razones obvias y conocidas. Esta es una de las piezas desconocidas a nivel masivo en la historia del rock chileno, una obra de alto vuelo musical y que tomó fuerza durante el tormentoso 1973. Fue en ese contexto cuando Los Blops darán un vuelco hacia un rock más experimental, impregnado de rock y jazz fusión. El último álbum en la discografía de Los Blops, “Locomotora”, en nuestra Enciclopedia del Rock Futuro.
Estos son los discos considerados como tesoros en la discografía nacional. De “Locomotora” sólo se publicaron 500 copias originales, provenientes de los master del disco, álbum que fue grabado en Buenos Aires, Argentina, en un período de tiempo de sólo 14 horas. La experimentación permitió que se hiciera en una sola sesión, puesto que se trata de un disco con mayores exploraciones sonoras y sin letras, por lo que el espacio para las improvisaciones musicales tuvo un importante protagonismo.
También es conveniente resaltar el rol de guitarrista Eduardo Gatti, siempre relacionado más a la trova y el canto nuevo, sin embargo, en él vive un espíritu rockero con un sonido de guitarra muy propio y que recogió la herencia del rock de los sesenta y setentas.
"Locomotora" es a menudo considerado como el primer disco progresivo surgido en Chile, propio de una banda que había comenzado por una senda influenciada principalmente por la música beat y la psicodelia de los 60s, con acercamiento al folk barroco y la música pastoral acústica, lanzando dos álbumes dentro de ese estilo, pero para su tercer lanzamiento demuestran haberse encaminado hacia un nuevo sendero, un cambio radical en sus sonido y concepción musical y artística, con esa marcada tendencia hacia la experimentación en terrenos de jazz, progresiones y fusiones exploratorias dentro de ese ámbito, tomando, en esta etapa, influencias de las nuevas bandas del momento, como Soft Machine. En este nuevo rumbo experimentan en composiciones a puro virtuosismo y desfachatez instrumental, resueltos de desenvolverse hacia terrenos desconocidos y explayándose en composiciones de antemano impredecibles por la notable sofisticación que manifiestan, una búsqueda que convierte a las piezas presentadas en aventuras repletas de vaivenes y quehaceres progresivos de todo tipo.
Esta obra experimental (Locomotora) fue grabada en Argentina en 1973, pero no vio la luz hasta el año siguiente, cuando el grupo ya se había disuelto. Cinco piezas se presentaban en esta, todas instrumentales, ya habiendo dejado atrás el predominio de arreglos de cuerda pastorales y volcándose hacia un sonido donde predominan los teclados, las progresiones, el rock pesado en una versión instrumental, y con dejos psicodélicos que se difuminan por entre las diversas progresiones, fusiones e ideas compositivas que significan el sonido total del disco.
Es un estilo rabioso, intempestivo, con una fuerza propia que los empuja hacia la innovación sin concesiones, un desafío hacia muchas convenciones, una contracorriente que buscaba invadir, electrificándose, buscando nuevas fusiones, experimentando con la improvisación instrumental, la búsqueda progresiva, abandonando la poesía pastoral pero incrementándose en un espíritu que unió a la formación del momento y la unificó en una sola búsqueda sonora. La portada del disco quizás sea una analogía (consciente o inconsciente) a este proceso del grupo, reflejado como unos niños que van juntos, de la mano, rumbo a una locomotora infernal que aguarda a por ellos para partir a toda velocidad hacia un nuevo e indefinido destino.
Para ese entonces, en este nuevo estilo del grupo, Julio Villalobos había dejado la banda, quien para esa época ya no formaba parte del grupo oficialmente, siendo reemplazado por el pianista Juan Carlos Villegas, quien contaba con una formación clásica, otro elemento que surge sutil de entre las armonías de las composiciones de este trabajo, y estaba además interesado en el rock experimental y el jazz, esta inclusión en la banda aceleraría ese cambio tan radical que sufrirían en su estilo.
El sonido final del disco y su sabor tan particular dejan un sabor que no se apela definitivamente a sus condimentos, hay jazz pero no se trata de estricto jazz fusión, hay progresiones y cambios pero tampoco responden a fórmulas clásicas del rock progresivo del momento, se presentan todos estos ingredientes pero reordenados en un germen que surgió de las nuevas visiones del grupo y que se sublimó en una formula nueva y vibrante como no se conocía hasta entonces en su Chile natal.
Este disco fue grabado en los estudios RCA en Buenos Aires, Argentina, en solamente 14 horas. Este estudio estuvo disponible para la banda gracias a su productor Pepe Romeu. Después del golpe militar en Chile la cinta master de Locomotora se perdió y luego Eduardo Gatti, guitarrista de la banda, la fue a encontrar en el fondo del basurero del sello IRT. El álbum tuvo escasa promoción, siendo editadas solamente 500 copias en Chile.
Blops fue un grupo musical chileno fundado en 1964. Considerados como uno de los pilares fundamentales del rock chileno de aquella época, junto con los grupos Congreso y Los Jaivas, entre otros. Sus integrantes más importantes son: Julio Villalobos (guitarra, acordeón y voz), Eduardo Gatti (guitarras, teclados y voz), Juan Pablo Orrego (bajo, xilófono y voz), Juan Contreras (teclados y flauta traversa), Sergio Bezard (batería) y Juan Carlos Villegas (piano y teclados). El grupo no fue plácidamente recibido por la crítica, se les acusó de imperialistas por usar instrumentos eléctricos, los juzgaron como plagiadores y nadie quería grabarlos, incluso fueron abucheados en el Festival de Viña del Mar de 1971. "Salimos del escenario y dijimos ‘’así es que no les gustan las canciones espirituales. Entonces, tráguense esta’’. Nos pusimos a ensayar rock progresivo durante ocho horas diarias y después presentamos ese repertorio en Viña en un recital muy famosos de esa época, ‘’Los caminos que se abren’’. Hasta hoy se dice que no ha habido nada igual", recordó Eduardo Gatti.
‘’El primero (Los Blops) es un disco ingenuo, inocente, como el de unos niños empezando. Hay dos hitos: ‘’Vértigo’’, una canción de Julio Villalobos, y ‘’Los Momentos’’. El segundo disco (Del volar de las palomas) es el de la madurez. Ahí todo está más armadito. El tercero (Locomotora) fue una catarsis. Antes de grabarlo, en los recitales llegábamos en cero, nos mirábamos y decíamos: ¿quién parte? Era pura improvisación. Estábamos muy compenetrados. Logramos un estado de afinidad tan grande que ni siquiera nos mirábamos. Todos sabíamos cuando íbamos a cambiar el acorde. Para mí eso tiene una explicación sólo metafísica. Estuvimos siempre en una búsqueda absolutamente abierta. Hacíamos música, meditación, ejercicios físicos, ensayábamos ocho horas diarias; teníamos una disciplina salvaje. En Los Blops hay algo que es atemporal.’’, Eduardo Gatti.
Esta obra experimental (Locomotora) fue grabada en Argentina en 1973, pero no vio la luz hasta el año siguiente, cuando el grupo ya se había disuelto. Cinco piezas se presentaban en esta, todas instrumentales, ya habiendo dejado atrás el predominio de arreglos de cuerda pastorales y volcándose hacia un sonido donde predominan los teclados, las progresiones, el rock pesado en una versión instrumental, y con dejos psicodélicos que se difuminan por entre las diversas progresiones, fusiones e ideas compositivas que significan el sonido total del disco.
Es un estilo rabioso, intempestivo, con una fuerza propia que los empuja hacia la innovación sin concesiones, un desafío hacia muchas convenciones, una contracorriente que buscaba invadir, electrificándose, buscando nuevas fusiones, experimentando con la improvisación instrumental, la búsqueda progresiva, abandonando la poesía pastoral pero incrementándose en un espíritu que unió a la formación del momento y la unificó en una sola búsqueda sonora. La portada del disco quizás sea una analogía (consciente o inconsciente) a este proceso del grupo, reflejado como unos niños que van juntos, de la mano, rumbo a una locomotora infernal que aguarda a por ellos para partir a toda velocidad hacia un nuevo e indefinido destino.
Para ese entonces, en este nuevo estilo del grupo, Julio Villalobos había dejado la banda, quien para esa época ya no formaba parte del grupo oficialmente, siendo reemplazado por el pianista Juan Carlos Villegas, quien contaba con una formación clásica, otro elemento que surge sutil de entre las armonías de las composiciones de este trabajo, y estaba además interesado en el rock experimental y el jazz, esta inclusión en la banda aceleraría ese cambio tan radical que sufrirían en su estilo.
El sonido final del disco y su sabor tan particular dejan un sabor que no se apela definitivamente a sus condimentos, hay jazz pero no se trata de estricto jazz fusión, hay progresiones y cambios pero tampoco responden a fórmulas clásicas del rock progresivo del momento, se presentan todos estos ingredientes pero reordenados en un germen que surgió de las nuevas visiones del grupo y que se sublimó en una formula nueva y vibrante como no se conocía hasta entonces en su Chile natal.
Este disco fue grabado en los estudios RCA en Buenos Aires, Argentina, en solamente 14 horas. Este estudio estuvo disponible para la banda gracias a su productor Pepe Romeu. Después del golpe militar en Chile la cinta master de Locomotora se perdió y luego Eduardo Gatti, guitarrista de la banda, la fue a encontrar en el fondo del basurero del sello IRT. El álbum tuvo escasa promoción, siendo editadas solamente 500 copias en Chile.
Blops fue un grupo musical chileno fundado en 1964. Considerados como uno de los pilares fundamentales del rock chileno de aquella época, junto con los grupos Congreso y Los Jaivas, entre otros. Sus integrantes más importantes son: Julio Villalobos (guitarra, acordeón y voz), Eduardo Gatti (guitarras, teclados y voz), Juan Pablo Orrego (bajo, xilófono y voz), Juan Contreras (teclados y flauta traversa), Sergio Bezard (batería) y Juan Carlos Villegas (piano y teclados). El grupo no fue plácidamente recibido por la crítica, se les acusó de imperialistas por usar instrumentos eléctricos, los juzgaron como plagiadores y nadie quería grabarlos, incluso fueron abucheados en el Festival de Viña del Mar de 1971. "Salimos del escenario y dijimos ‘’así es que no les gustan las canciones espirituales. Entonces, tráguense esta’’. Nos pusimos a ensayar rock progresivo durante ocho horas diarias y después presentamos ese repertorio en Viña en un recital muy famosos de esa época, ‘’Los caminos que se abren’’. Hasta hoy se dice que no ha habido nada igual", recordó Eduardo Gatti.
‘’El primero (Los Blops) es un disco ingenuo, inocente, como el de unos niños empezando. Hay dos hitos: ‘’Vértigo’’, una canción de Julio Villalobos, y ‘’Los Momentos’’. El segundo disco (Del volar de las palomas) es el de la madurez. Ahí todo está más armadito. El tercero (Locomotora) fue una catarsis. Antes de grabarlo, en los recitales llegábamos en cero, nos mirábamos y decíamos: ¿quién parte? Era pura improvisación. Estábamos muy compenetrados. Logramos un estado de afinidad tan grande que ni siquiera nos mirábamos. Todos sabíamos cuando íbamos a cambiar el acorde. Para mí eso tiene una explicación sólo metafísica. Estuvimos siempre en una búsqueda absolutamente abierta. Hacíamos música, meditación, ejercicios físicos, ensayábamos ocho horas diarias; teníamos una disciplina salvaje. En Los Blops hay algo que es atemporal.’’, Eduardo Gatti.
Jimi Hendrix
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