Por Maria Pilar Reyes
No son ellos quienes pierden su sustento
Digo que es una guerra porque... ¿no es acaso así como las élites económicas que sustentan el poder politico siempre se han deshecho del exceso de población y de productos que ven como un obstáculo para seguir aumentando sus ganancias? Nunca han sido los mas ricos y privilegiados quienes han sacado la peor parte en los conflictos armados, aunque ellos y solo ellos, desde posiciones políticas claves, han orquestado, decretado y sacado provecho de las guerras. No son sus hijos los que hacen el grueso de las tropas de invasión. No son sus familias las que carecen de contactos y recursos para irse a otro lado. No es a sus hijos a los que desde temprana edad se les inflama de patriotismo para que un día marchen felices a matar y dejarse matar por defender la patria, una patria que nunca defendió a los pobres ni les dió nada ni antes ni después. Y no son los ricos y privilegiados quienes hoy pierden su sustento.
Prioridades en defensa de la vida
Los gobiernos aprovechan la pandemia para intentar paralizar los movimientos sociales que los últimos años han ido creciendo aceleradamente y extendiéndose a nuevos grupos en todo el mundo en fuerte rechazo al sistema capitalista y sus consecuencias antihumanas y depredadoras. La movilización popular crece contra este sistema profundamente antidemocrático que deja cada vez más personas fuera de un nivel mínimo de bienestar y seguridad y aumenta la cantidad de personas que -según los principios del sistema capitalista- no son rentables y están demás. Personas cuyas voces y vidas no importan ni cuentan para los arquitectos del sistema neoliberal. Personas que ven diariamente sus derechos humanos y su dignidad pisoteados, bufoneados, manipulados, mercantilizados.
La situación no es nueva. La privatización y mercantilización de los servicios básicos (la vivienda, la educación, la salud, el tranporte público, las pensiones, los alimentos, el agua, los medicamentos) propulsada por la economía neoliberal, la fase más extrema del capitalismo, han causado muchísimas muertes que pasan desapercibidas en la prensa official. Pero ahora COVID19 ha puesto en evidencia las nefastas consecuencias de este sistema incluso para los que hasta aquí no habían querido saber. El tema es... qué hacemos. Porque así no podemos seguir. Y si no actuamos dejaremos el campo libre para que el fascismo presente sus soluciones.
Poder sobre y el discurso y la agenda pública
Ya antes de la pandemia se ha venido viendo como el fascismo se ha ido normalizando, ocupando puestos claves en el espacio politico y accediendo a los medios de comunicación masivos para difundir su versión de la realidad. El nacionalismo, el racismo, la antimigración, el populismo, la militarización de la sociedad van ganando terreno, igualmente que las posiciones antisistema que en nombre de la libertad individual se niegan a respetar medidas que de algun modo pueden dar una mínima protección a los mas deposeídos, los que tienen pocas o ninguna posibildad de elegir, los que siempre pagan el precio de los experimentos sociales ideados por cuerpos adultos con mentalidad pubertal.
"No me pongo tapabocas porque a mí nadie me viene a decir lo que tengo que hacer!" declaran. El tapaboca y otras normas de higiene evitan en cierta medida que uno pueda contagiar a otra persona. Pero a los individualistas eso qué les importa!. Su necesidad de demostrar su propio poder vale más que la vida de otros. Nuevos pequeños hitlers aparecen por aquí y por allá, enardeciendo a los descontentos y llamando a simbólicas acciones masivas. Porque para satisfacer su propio ego y disfrutar sintiendo que pueden dominar a miles y llevarlos a donde ellos quieren no dudan en utilizar a los mas ingenuos, los incautos, los angustiados. Pequeños hitlers con sueños de grandeza, de liderazgo, de ser seguidos y adorados por una masa enardecida y en el peor de los casos también embrutecida, vienen a llenar el vacío dejado por los actores políticos que se han corrompido y perdido toda legitimidad
No mañana, ahora!
Cuando escribí este texto el Capitolio aún no había sido asaltado. Hoy ya hemos visto las consecuencias concretas del actuar de líderes politicos destructivos que usan para sus propios fines a una masa despolitizada, confusa y desesperada. Un conjunto humano que va creceindo en el mundo y que está lejos de ser uniforme pero a quien conglomera el pánico a convertirse en los "nadie", los que no cuentan. Y muchos de ellos saben que ya lo son. De ahí el fanatismo y la violencia de su actuar.
Entonces, manos a la obra! Tenemos mucho con que lidiar para avanzar hacia una democracia. No una democracia burguesa que solo sirve los intereses de la minorías privilegiadas, sino una democracia de justicia y de derechos para todos. Una sociedad sin violencias. Una sociedad en paz.
Maria Pilar Reyes
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