King Crimson - The ProjeKcts (ProjeKct Two) - Space Groove (1998)
De
Moebius8
#Músicaparaelencierro. Y seguimos a puro King Crimson con uno de sus "fractales", y ya que en Progarchives lo consideran un LP del Rey Carmesí con todas las palabras, no lo vamos a negar aquí. Otra vez LightbulbSun nos presenta algo relacionado con King Crimson, y la verdad que aquí ya me confunde un poco el derrotero del Rey Carmesí, con los "Elements", con los discos en vivo, las reediciones especiales, los ProjeKcts y los EPs. Este es el único disco de estudio de este fraKctal de King Crimson, ProjeKct Two. Este Frakctal está integrado por: Adrian Belew (¡en batería!), Robert Fripp en guitarras, y Trey Gunn en touch guitar y synths. Y esto viene a completar la colección de los ProjeKcts, esos proyectos paralelos del Rey Carmesí, de los cuales ya habíamos presentado "Masque", "Live Groove" y "Live At The Jazz Cafe". Aquí podrás disfrutar de estos capos que despliegan su técnica a través de una serie de improvisaciones abiertas, así que aquí les presentamos un gran jam crimsoniano, como para que nunca falte material de sorpresa en la mesa del blog cabezón.
Artista: ProjeKct Two Álbum: Space Groove Año: 1998 Género: Progresivo ecléctico Duración: 90:30 Referencia:Discogs Nacionalidad: Inglaterra
Este registro sucedió (según cuenta la leyenda) más o menos espontáneamente cuando Fripp, Belew y Gunn comenzaron a tocar en el estudio de Belew, cuando este acababa de recibir la batería "V-Drum" electrónica. Más que nada jugaron realizando improvisaciones que parecen que gustaron, y los registros realizados durante esos 3 días se lanzaron luego como este CD doble. Belew no es Bill Bruford, pero se desenvuelve bastante bien (bueno, digamos que zafa, ponele) en la batería. El primer CD presenta 2 improvisaciones largas con inflexiones de jazz y una pieza mucho más corta. Los temas más cortos del segundo CD son muy bueno y con un enfoque mucho más nítido.
En conjunto, este álbum doble es muy interesante principalmente para fans de King Crimson, y además como demostración de desarrollos técnicos y musicales, y el disco nunca tuvo la intención de ser nada más que un acto de investigación y desarrollo por parte de los músicos, ya que acababan de desenvolver un juguete nuevo y brillante de última generación y simplemente querían jugar con él..
No está de más decir que un trío de este calibre puede estar en un jam que dure todo el día y aún así valga la pena escucharlo. Esto es, ni más ni menos, lo que hay aquí, pero solo en dos CDs.
Y a continuación, la historia mejor contada de todo este pequeño proyecto (aunque mejor sería decir "juego") que presentamos hoy gracias a los inestimables aportes de LightbulbSun.
A mediados de los
noventa asistimos al nacimiento de una de las formaciones más arriesgadas de
King Crimson en toda su carrera. Durante ese tiempo, la banda funcionó como un
“doble trío” formado por dos guitarristas, dos bajistas y dos baterías y nos
ofrecieron una etapa llena de riesgo y evolución que, para muchos, es una de
las mejores de un grupo histórico. Sin embargo, una mente tan inquieta como la
de Robert Fripp y, por extensión, la mente grupal del colectivo King Crimson no
se iba a detener ahí y así, en 1997, surge una idea tremendamente original de
la que no conocemos muchos antecedentes, al menos a este nivel: se trataba de
dividir (“fractalizar” era la palabra que usaba Fripp) la banda en pequeñas
combinaciones de sus miembros para investigar alrededor de posibles nuevas
direcciones musicales. Cada uno de esos “spin off” se denominaría “ProjeKct” e
irían numerados del 1 al 6 aunque más tarde apareció un “ProjeKct X” e incluso
la banda con Jakko Jakszyk o Mel Collins que comentamos aquí en su momento, que
llevaba el subtítulo de “a King Crimson ProjeKct”.
Kit de batería electrónica "V-Drums" cuya adquisición dio origen al disco.
El primero de los ProjeKts estaría integrado por Robert
Fripp, Trey Gunn, Tony Levin y Bill Bruford pero lo cierto es que la primera
formación que tocó y grabó junta fue la bautizada como “ProjeKct Two”, un trío
compuesto por el omnipresente Fripp (único participante en todas las
fractalizaciones), Trey Gunn y Adrian Belew aunque, y aquí está la primera
sorpresa, éste último no toca guitarras sino batería y percusión. Lo cierto es
que fue precisamente la adquisición de un sistema V-Drums (una batería
electrónica de Roland) la que propició la reunión casi espontánea del trío. Lo
que empezó como un ensayo en el que se pretendía preparar alguna nueva
composición para King Crimson dio lugar a una gran improvisación. Al terminar,
preguntaron al ingeniero de sonido Ken Latchney si aquello se había grabado a
lo que este respondió que sí. No hizo falta mayor discusión. El trío continuó
tocando y esas sesiones se convertirían, apenas dos días después, en el material
que serviría de base para un doble disco que iba a ser la presentación en
sociedad del “ProjeKct Two”. La grabación se divide en dos discos diferentes en cuanto a
la duración de las piezas: el primero, apenas contiene tres composiciones
mientras que el segundo recoge hasta un total de catorce divididas en dos
suites de siete cortes cada una.
SPACE GROOVE:
“Space Groove II” – Comienza la improvisación a partir de un
dúo de bajo y batería al que pronto se incorpora la guitarra de Fripp. El hecho
de que estemos ante tres músicos tocando en directo puede llevar a engaño
acerca de la variedad de sonidos que entran en juego en la grabación. Al margen
de la extensa paleta de la guitarra de Robert, tenemos que añadir la Warr
Guitar de Trey Gunn, instrumento que puede incorporar desde siete hasta quince
cuerdas abarcando un rango sonoro que iría desde la guitarra convencional hasta
el bajo pasando por sonidos similares a los del “Chapman Stick”. Además, la
batería electrónica puede ser utilizada como controlador desde el que lanzar
todo tipo de sonidos vía MIDI. Esta primera pieza del trabajo es también la más
larga del mismo y combina un aire general jazzístico con sonoridades
decididamente rockeras con lo que podría ser la base desde la que crear cualquier
gran pieza de King Crimson, algo que, recordemos, estaba en la idea que daba
origen a los “projekts”. Hay momentos en los que los integrantes de la banda
hacen magia y escuchamos guitarras sonando como órganos Hammond,
fantasmagóricos pianos y vibráfonos que no pueden proceder sino del milagro
tecnológico del MIDI impulsado por la energía imparable de un Fripp muy
inspirado a la guitarra.
“Space Groove III” – El segundo corte del disco hace las
veces de breve transición entre los otros dos, de mayor duración. El material
contenido en la pieza es de similar factura que en la anterior aunque mostrando
alguna posibilidad más de la batería electrónica a cargo de Belew,
especialmente en cuanto a sonoridades diferentes. Fripp, por su parte, continúa
explotando el sonido de vibráfono que le confiere un tono jazzístico muy
interesante al corte.
“Space Groove I” – La segunda gran pieza del primer disco
nos permite recuperar al Fripp más ácido con la guitarra en los primeros
instantes, algo que siempre es de agradecer para quienes admiramos su sonido
más característico y del que ha hecho su mayor seña de identidad. A su
alrededor, Gunn y Belew van añadiendo elementos con un cierto aire de respeto
ante lo que va tocando el líder de la banda, como no queriendo interferir.
Cuando Fripp concluye su primera intervención, entramos en un largo segmento
muy experimental y algo menos cohesionado que la primera parte del disco aunque
lleno de interés en cualquier caso con el que termina el primero de los dos
discos.
VECTOR PATROL:
“Happy Hour in Planet Zarg” – La primera Suite del disco
abarca, como ya indicamos, los primeros siete temas y lleva por título: “The
Planet Zarg Quartet”. En el primer corte, Belew parece animarse definitivamente
y tomas las riendas de la pieza con gran energía. Evidentemente, Adrian a la
batería no es ni Bill Bruford ni Pat Mastelotto pero hace un trabajo más que
aceptable y tenemos que tener en cuenta que, en el fondo, estamos hablando de
“nivel King Crimson” lo que para los estándares del rock es lo máximo en cuanto
a exigencia.
“Is There Life on Zarg?” – Sin solución de continuidad
entramos en el segundo tramo de la suite, dominado ahora por los arabescos al
bajo (o a la Warr guitar) de Trey Gunn. Aunque hasta este momento se había
mantenido en un plano más discreto, en este corte ofrece una absoluta
exhibición de facultades apoyado de un modo muy eficaz por el resto del trío.
“Low Life in Sector Q-3” – La experimentación continúa con
un corte que sería de transición debido a su brevísima duración de no ser por
el hecho de que el siguiente es aún más corto. Ambos, en todo caso, son eso,
temas de paso que no llegan a ofrecer mucho más.
“Sector Shift” – Como indicamos, apenas escuchamos aquí una
sucesión de efectos electrónicos que nos llevan a una de las piezas más
melódicas de todo el disco.
“Laura in Space” – Enlazando con la percusión del corte
anterior, nos sumergimos en un universo de música “ambient” en la que la
batería es un elemento más que contribuye a la sensación de tranquilidad en la que
ha desembocado el trabajo llegados a este punto. Se suceden apuntes de
instrumentos de viento disparados a través de los controladores de guitarra
aunque no terminan de cristalizar en algo verdaderamente interesante.
“Sector Drift” – Nueva transición sin solución de
continuidad que enlaza del mismo modo con el final de la suite.
“Sector Patrol” – Volvemos a escuchar la batería con
energías renovadas y el vibráfono comandado desde la guitarra de Fripp cerrando
en cierto modo el círculo. Es este el momento más interesante de toda la suite
recordándonos alguno de los mejores instantes de “Space Groove II” comentada en
el primer disco de la obra.
“In Space There is No North, In Space There is No South, In
Space There is No East, In Space There is No West” – La última sección del
trabajo, que comienza aquí, lleva el título genérico se “Lost in Space” y
comienza con sonidos sampleados que bien podrían ocupar el lugar de saxos y
trompetas al ser esta una composición netamente jazzística. Sin embargo, en
apenas unos instantes, como haciendo referencia a esa imposibilidad física de
orientarse a la que alude el título, asistimos a una serie de cambios radicales
de estilo, primero pasando por sonidos hidúes (sitar incluído) y luego con un
giro caribeño con sus “steel drums” presentes.
“Vector Patrol” – No dura mucho, sin embargo, el experimento
y enseguida regresamos al espíritu principal de la obra con la improvisación
por bandera y un trasfondo rockero siempre presente; todo ello con la idea de
llegar a uno de los movimientos más largos de este segundo disco en el que se
define ya el estilo definitivo del mismo.
“Deserts of Arcadia (North)” – Al ser esta una pieza más
extensa cuenta con el lujo del tiempo como aliado para construir un desarrollo
más coherente. El único problema es que, llegados a este punto, el estilo de
Belew comienza a resultar algo monótono y es aquí cuando se echa en falta un
auténtico batería. Fripp tira de recursos para tratar de llenarlo todo con su
sonido de guitarra más clásico y también con el de vibráfono y Hammond pero volver
a levantar el conjunto es ya una tarea complicada a pesar de la fantástica ayuda
en el bajo de Gunn.
“Deserts of Arcadia (South)” – Ambientes electrónicos y
sonidos espectrales nos dan la bienvenida al reverso oscuro del corte anterior.
Escuchamos la guitarra de Fripp más desnuda que nunca hasta ahora en el disco y
la batería se sitúa en un plano muy discreto y con un cierto aire marcial en
sus breves intervenciones.
“Snake Drummers of Sector Q-3” – Casi carece de sentido
considerar como tema independiente esta introducción de 26 segundos que enlaza
perfectamente con el comienzo del siguiente corte por lo que no haremos mayor
comentario.
“Escape From Sagittarius A” – El de “guitar hero” no es un
papel en el que hayamos escuchado con frecuencia a Robert Fripp pero hay
instantes en el comienzo de esta larga pieza en la que pareciera que el
guitarrista se acerca el mismo. Un espejismo, en cualquier caso ya que pronto
retoma su rol habitual y los miembros del trío se embarcan en un nuevo viaje
épico que está entre lo más interesante de todo el doble disco, a pesar de la
ya mencionada reiteración en los patrones de percusión a cargo de Belew.
Escuchamos una especie de compendio de muchas de las virtudes del trabajo que bien
podría servir como resumen del mismo.
“Return to Station B” – Cerrando el trabajo tenemos esta
especie de coda en la que destaca Trey Gunn por encima del resto. Fripp aporta
su inestimable guitarra pero, en lineas generales, esta es una despedida e la
que el bajista ocupa el centro bajo los focos.
Aunque es recomendable acercarse a los “projeKcts” como ensayos
de una obra mayor que sería el siguiente disco de King Crimson, lo cierto es
que este “Space Groove” tiene una entidad propia que hace que pueda ser
disfrutado de forma independiente. El material no es fácil de digerir si no se
está familiarizado con los discos inmediatamente anteriores de la banda pero una
vez que se hace el esfuerzo, la satisfacción está casi garantizada. Puede adquirirse aquí:
Lista de Temas: CD 1: Space Groove (38:56) 1. Space Groove II (19:03) 2. Space Groove III (2:40) 3. Space Groove I (17:13) + Enhanced section (PC, Mac): Discography of DGM label
CD 2: Vector Patrol (51:34) - The Planet Zarg Quartet - 1. Happy Hour on Planet Zarg (4:56) 2. Is There Life on Zarg? (2:25) 3. Low Life in Sector Q-3 (1:32) 4. Sector Shift (0:46) 5. Laura in Space (3:17) 6. Sector Drift (0:54) 7. Sector Patrol (3:41) - Lost in Space - 8. In Space There Is No North, in Space There Is No South, in Space There Is No East, in Space There Is No West (2:52) 9. Vector Patrol (3:41) 10. Deserts of Arcadia (North) (8:57) 11. Deserts of Arcadia (South) (4:11) 12. Snake Drummers of Sector Q-3 (0:26) 13. Escape from Sagittarius A (10:53) 14. Return to Station B (3:03)
Alineación: - Robert Fripp / guitars, Fx - Trey Gunn / Warr guitar, guitar synth - Adrian Belew / Roland V-Drums
Quizás hay que aclararlo de entrada: la siguiente lista no está armada por nosotros, y la idea de presentarla aquí no es porque se propone como una demostración objetiva de cuales obras tenemos o no que tener en cuenta, ya que en ella faltan (y desde mi perspectiva, también sobran) muchas obras indispensables del rock argento, aunque quizás no tan masificadas. Pero sí tenemos algunos discos indispensables del rock argentino que nadie interesado en la materia debería dejar de tener en cuenta. Y ojo que en el blog cabezón no tratamos de crear un ranking de los "mejores" ni los más "exitosos" ya que nos importa un carajo el éxito y lo "mejor" es solamente subjetivo, pero sobretodo nos espanta el concepto de tratar de imponer una opinión, un solo punto de vista y un sola manera de ver las cosas. Todo comenzó allá por mediados de los años 60, cuando Litto Nebbia y Tanguito escribieron la primera canción, Moris grabó el primer disco, Almendra fue el primer
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Si vamos a presentar los mejores discos de este 2024 no podemos dejar afuera al último trabajo de una de las mejores bandas instrumentales de la actualidad. Hay demasiados aspectos destacados en este álbum, el quinto de una de las pocas bandas que pueden hacer un disco largo e instrumental que no decaiga ni aburra ni por un segundo, con 10 temas y 68 minutos donde se funde el jazz, el space rock, el sinfonismo, el heavy prog, todo aderezado con pizcas de psicodelia, bastante clima y muchos matices diferentes, y es maravilloso ver como logran crear diferentes estados de ánimo, atmósferas, sonidos, en una amalgama muy interesante, en algo que se podría definir como la mezcla de King Crimson y Rush, y se hace obvio que han estado tocando juntos durante muchos años, por lo que su comprensión musical e incluso emocional se expresa maravillosamente en canciones como las que están plasmadas en este trabajo. Otro ejemplo de que hay muchísima música increíble surgiendo cada hora, las 24 hor
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