El rock progresivo es de por sí un género con un difícil desarrollo histórico y valga decirlo; frecuentemente relacionado a un escaso número de escuchas, de mercadeo renuente, con muchos clichés y prejuicios para los amantes del rock en general, pues el imaginario general supone de esta música que debería sonar enérgica, agresiva y de alguna manera algo menos elaborada en lo compositivo e interpretativo.
Entonces, es imposible reducir aquí, en discusiones pírricas, lo que es o no prog y sus pormenores en más de medio siglo. Baste con decir que sus precedentes serán por partes iguales, los músicos norteamericanos más experimentales de la psicodelia y el rock hippie en busca de viajes sonoros y los jóvenes ingleses, un poco menos empíricos, contando con formación más cercana a lo orquestal y sinfónico, la llamada música “culta”. Los gringos por su parte eran un poco más agrestes en sus formas, básicamente en Norteamérica el rock prog adoptó directamente las raíces del blues y el country, pero aportando más el jazz del tipo Big Band y la fusión como otra forma de exploración y cruce de límites.
Tal vez Procol Harum sus pioneros, King Crimson su definición por derecho, Pink Floyd su máxima exposición, Yes, Genesis, Camel, Renascence, Barclay James Harvest, nombres complejos como su música y un sin fin de historias que trascendieron fronteras dirigiéndose a la Europa continental. Países como Alemania y su Krautrock, Italia o Grecia con propuestas asociadas a lo estrambótico y las fantasías de otros mundos, también España con el rock andaluz por ejemplo donde confluyen los intereses por las tradiciones flamencas. En fin, el bichito del prog llegaría a infinidad de lugares remotos en el globo, sin olvidar Latinoamérica, iniciando con Argentina y Brasil, donde el mismo Charly Gracia estaría involucrado.
Es importante pues reconocer que en Colombia también ha existido el progresivo y sorpresivamente temprano dentro del contexto de la época. De hecho, parece que fue de gran interés entre muchos de los primeros artistas nacionales, pero como el rock a secas en si no era una música de interés popular en el país, tratar de hacerlo con tintes pop era más sensato, aunque no por ello más fácil.
Por todo lo anterior realizaremos un repaso de algunas bandas que se decantaron por la magia y dificultad del progresivo reconociendo su indisciplina para inmiscuirse en la carrera por el éxito, inclinándose en su terquedad en crear música, que tal vez, solo le interesa a los músicos… Bueno en realidad sé que no, los seguidores en el país son mucho más de los que pensamos y sus historias variadas e interesantes.
Los Antecedentes. La Psicodelia Colombiana
El progresivo nació en la segunda mitad de los años sesenta derivados en parte del movimiento psicodélico por lo cual es sorprendente que ya para entonces las pocas agrupaciones de rock colombiano se arriesgaron con este estilo y pensamiento. Cuenta de ello lo dan principalmente las dos bandas más representativas en los orígenes del rock colombiano. Primero Los Flippers con -Psicodelicias- de 1967, álbum totalmente enclavado en el sonido de la época, influenciado evidentemente por -Sgt. Pepper- de The Beatles, incluso presentaban una versión del tema del mismo nombre.
Los Flippers - Shotown
Segundo, el fundamental trabajo de los Speakers -El Maravilloso Mundo de Ingeson- de 1968, disco en el cual se puede asegurar que la música nacional da un paso adelante. Bastante arriesgado presenta un interesante uso de discursos, sonidos incidentales e instrumentación pomposa con los que se encuentra una experimentación en estudio patente de lo que sería la consolidación que caracterizaría en el futuro al rock prog.
Los Speaker - Nosotros, Nuestra Arcadia, Nuestra Hermanita
Los Prolíficos años Setenta
El Latín Jazz, el folclore y las fusiones marcaron un método para las bandas de esta época que encontraron una notable inspiración en Carlos Santana desde su impactante presentación en Woodstock del 69, pero también bandas norteamericanas como la Mahavishnu Orchestra del legendario John McLaughlin e incluso pasajes explosivos e instrumentales como los de los primeros Chicago, que son reconocibles en los primeros desarrollos del prog colombiano. Aunque no se descartan los interese por bandas inglesas, no son tan claras las alusiones a las odas sinfónicas y casi espaciales del prog europeo (poco o nada de King Crimson o Pink Floyd), más bien los músicos nacionales vieron la posibilidad de recurrir a los ritmos folklóricos locales para imprimir autenticidad en sus propuestas.
Los setenta vienen siendo una de las pocas veces en las cuales podríamos hablar de una escena de rock nacional teniendo en cuenta el número de bandas y la similitud de las intenciones creativas que se destacan al iniciar la década. Aquí encontramos tres propuestas fuertes que provienen de la lucha de los músicos pioneros de los años sesenta por la continuidad. Inicialmente Siglo Cero en el 70 y La Columna de Fuego en el 71, dos bandas de corta duración donde figura el baterista de origen italiano Roberto Fiorilli (ex Time Machine, Speakers) que apostó en estos proyectos a la experimentación dura con temas instrumentales recorriendo paisajes sonoros cambiantes, de larga duración, con frecuentes referencias folklóricas y notable habilidad instrumental.
Siglo Cero - Latinoamérica
En estos grupos Fiorilli estuvo acompañado por músicos entre los que resaltan Daniel Bazanta (hermano de Totó la Momposina), Jaime Rodríguez (ex Ampex) o el gran músico Humberto Monroy (ex Speakers) quien a su vez funda Génesis (originalmente Géne - Sis) enfocado en hippismo y los sonidos andinos, románticos, espirituales y tranquilos que recuerdan más al movimiento psicodélico, no propiamente prog originalmente, pues es hasta 82 en el álbum -En un Planeta Lejano- donde podríamos reconocer mucho más las características del género, pero que no deja de ser una banda bastante experimental en toda su discografía.
Génesis (Banda de Colombia) - Carta de Juan
Como curiosidades, Siglo Cero sólo produjo el sencillo "Latinoamérica", una canción de 30 minutos dividida en dos partes con una poderosa descarga instrumental que transita entre varios ritmos, mientras que Columna de Fuego logró tres placas y una incursión europea que los llevó a presentarse en países como España y Alemania. En su paso por allí dejaron un interesante registro visual donde sobresale la presencia de Leonor González Mina, la negra Grande de Colombia. Por su parte Génesis consiguió una mayor longevidad y productividad patente en sus siete larga duración, algunos singles y recopilatorios siendo una de las bandas más prolíficas del país.
Columna de fuego - Cristal 5/4
Continuando en la onda proto prog son los propios Flippers quienes presentaron durante 1973 el muy interesante -Pronto Viviremos Un Mundo Mucho Mejor-. Definido por alejar a la banda de las reinterpretaciones de canciones anglo, pero manteniendo las influencias musicales de su líder y fundador el guitarrista Arturo Astudillo. En él se percibe un estilo mucho más personal y con una complejidad casi de álbum conceptual, así como un repaso a diferentes estilos del rock hasta entonces. Un trabajo que enmarca una colección de canciones disímiles entre sí aunque con sorpresas melódicas y pequeñas interconexiones.
Los Flippers - Que sabes del amor
Es también el 73 que aparecen dos conjuntos trascendentales; primero Malanga una banda todavía más determinada por el latín jazz y las referencias a Santana. En ella se distinguen algunos visionarios y virtuosos como Agusto Martelo (ex Hope y La Planta), el virtuoso guitarrista Alexei Restrepo, lamentablemente fallecido en 2019 (después en Crash, Ship, Ex 3) y el que a la postre sería el internacional y leyenda Chucho Merchán en el bajo (The Pretenders, Pete Townshend, Eurythmics, David Gilmour, entre otros). Sonata No. 7 a la revolución y Nievecita fueron los dos temas que quedarían para la posteridad de este efímero conjunto que marca la tendencia de lo que le ocurrió al rock por entonces, la migración del talento nacional a la búsqueda de mejores oportunidades.
Malanga - Sonata N. 7 a la revolución
En segunda instancia, La Banda Nueva con un único LP denominado La Gran Feria. Catalogado en algún momento por algunos periodistas como el álbum de rock más importante de la historia colombiana. Letras sarcásticas e irónicas del acontecer nacional (por ejemplo, El Blues del Bus) y pasajes instrumentales bastante logrados que se afirma tuvieron inspiración en obras del compositor sinfónico Béla Bartók (como en los temas Extinción y Rumba 1) aunque sin perder el interés por revisar lo autóctono.
Banda Nueva - Extinción
Finalmente destacar en esta década a Terrón de Sueños, otra banda creada por un ex Flippers, el bajista Fabio Gómez, específicamente para el Festival de Ancón del 71 si bien es el 74 quedan los registros de un sencillo con las canciones Himno Al Viento (instrumental) y Oye Mi Saxo, totalmente enmarcados en la tendencia descrita del Latín Rock, mucho antes siquiera que se pensara una idea como el llamado “Rock en Español” que busco encasillar a las bandas de los noventas.
Terrón de Sueños - "Himno al Viento" & "Oye Mi Saxo"
Los 1980: Una Nave Cruzando El Ocaso
En el resto del mundo el progresivo había entrado en crisis, tanto por la suprema autocomplacencia de los músicos y su interés cada vez mayor por complejizar, hasta el infinito, tanto los conceptos narrativos como la música. El comercio musical dio como respuesta estratégica la explosión del Punk Rock que ofreció devuelta a los jóvenes la diversión y rebeldía propios de los orígenes del rock. En Colombia en la segunda mitad de los setentas y principios de los ochenta el rock nacional estaba prácticamente muerto, algunos de los mejores intérpretes se habían ido del país, otros cambiado de género, incursionado en la música tropical o incluso cambiado de profesión (invitados a leer la Causa Nacional de Jacobo Celnik donde se da cuenta de forma amplia sobre estos fenómenos).
Es así que muchos de los músicos del prog anglo se fueron adentrando en el rock de arena y a un nuevo género un tanto más pop que vino a llamarse A.O.R. (Adult Orient Rock) Este es una suerte de Hard rock o Power Pop en el que podían integrar su virtuosismo en canciones de formato radial de corta duración y coros memorables, en sí, muchas baladas. Específicamente hablamos de Asia, Foreigner, Journey, Toto, Styx y el giro de bandas hard setenteras como Boston, Uriah Heep, Blue Oyster Cult entre muchas otras, y de las que se hace notar la influyente propuesta de un referente mundial, Alan Parsons, el señor productor del Dark Side Of The Moon de Pink Floyd.
Justamente al iniciar la década nace en el país una banda con claras influencias de Alan Pasors Project, el grupo Ship. Esta se gesta con una de las historias más fascinantes y desconcertantes de nuestro país, de la cual se ha escrito mucho recientemente pues los pormenores alrededor de la creación de su primer álbum conllevan algunas polémicas, sin embargo, lo importante es el papel fundamental de este trabajo en la historia del rock nacional colombiano.
SHIP - Night in the neighborhood
La nave es comandada por Jorge Barco en la guitarra, teclados y voces, junto a importantes nombres como Nacho Pilonieta en el bajo (Compañía Limitada, Ex 3) y el ya citado Alexei Restrepo en la guitarra, quienes presentan el álbum Born de 1982, que además de suscribirse directamente en el progresivo es uno de los mayores proyectos gestados en el país, pues cuenta con hitos importantes al haber surgido bajo colaboraciones importantes como la del legendario productor Eddie Kramer (Jimmi Hendrix, Kiss, Barón Rojo, etc) y con el amparo de todo el proyecto que dio vida a los estudios Fonovisión, un estudio diseñado con los mayores estándares de la época, en donde es posible se hicieran las primeras mezclas específicamente para rock y no música tropical que había caracterizado las producciones colombianas.
Tras una serie de presentaciones nacionales y algo de promoción, la banda se desintegra y Barco se dedica a su profesión de piloto aeronáutico. Ship ha retornado en estos últimos años y lanzando en el 2018 un segundo y magnífico álbum denominado -Beyond The Desert- con el cual volvieron a los escenarios llevándolos a una memorable presentación en Rock al Parque el mismo año. No puedo dejar de rendir tributo al baterista responsable de este trabajo, Diego Fernando Torres, quien infortunadamente dejó este mundo en octubre del 2019. Fue sin duda uno de los mejores bateristas y músicos en la historia del país, amante y conocedor profundo del género y muy versátil en el entendimiento de su instrumento.
SHIP - Hard Life
Continuará....
Luis Lopez Huertas para rock-progresivo.com
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