El Amazonas se está quemando, un verdadero símbolo que marca el espíritu de nuestro tiempo. |
"La economía está para servir a las personas... y no las personas para servir a la economía."
Manfred Max-Neef
"Todo lo que hago no tiene sentido si la casa se quema". Sin embargo, cuando la casa se quema, es necesario continuar como siempre, hacer todo con cuidado y precisión, tal vez incluso con más rigor, aunque nadie se dé cuenta.
¿Qué casa se está quemando? ¿El país donde vives o Europa o el mundo entero? Tal vez las casas, las ciudades ya se han quemado, no sabemos desde hace cuánto tiempo, en un gran incendio, que hemos fingido no ver. Todo lo que queda de algunas de ellas son trozos de pared, una pared con frescos, una franja del techo, nombres, muchos nombres, ya arrancados por el fuego. Y sin embargo, los cubrimos tan cuidadosamente con yeso blanco y palabras mentirosas, que parecen intactos. Vivimos en casas, en ciudades quemadas de arriba abajo como si aún estuvieran en pie, la gente finge habitarlas y sale a las calles enmascarada entre las ruinas como si aún fueran los barrios familiares de antaño.
Y ahora la llama ha cambiado de forma y naturaleza, se ha vuelto digital, invisible y fría, pero por esta misma razón está aún más cerca, está sobre nosotros y nos rodea en todo momento.
Que una civilización -una barbarie- se hunda para no volver a levantarse, esto ya ha sucedido y los historiadores están acostumbrados a marcar y fechar cesuras y naufragios. ¿Pero cómo podemos ser testigos de un mundo que se va a arruinar con los ojos vendados y la cara cubierta, de una república que se derrumba sin lucidez ni orgullo, en la abyección y el miedo?
Giorgio Agamben - Cuando la casa se quema
"EL MUNDO EN RUMBO DE COLISIÓN" - Manfred Max Neef (2009):
Desigualdad en Argentina: transformar la escala de valores para humanizar
Cinco millones de niños y niñas menores de 14 años son pobres mientras que la indigencia alcanza a tres millones de personas en Argentina. En este país profundamente desigual, hay una fuerte resistencia de sectores conservadores a aplicar un impuesto a la riqueza del 2% al 3,5% por única vez sobre el patrimonio de 9300 multimillonarios que poseen fortunas de más de 200 millones de pesos. Una medida mínima pero que contribuye a la redistribución de los ingresos.
Nueve mil trescientos multimillonarios frente a cinco millones de niños y niñas pobres (el 56,3% del total del país). Un panorama de clara injusticia, desproporción y desigualdad. Un cambio sustancial de la escala de valores en la sociedad, donde nada esté por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo de otro, es urgente e indispensable ya.
Los datos de pobreza e indigencia fueron difundidos por el Indec la última semana de septiembre en su informe de incidencia de la pobreza y la indigencia para el primer semestre de 2020. Mientras que el proyecto de Ley de Aporte Solidario y Extraordinario a las Grandes Fortunas logró dictamen de mayoría el viernes 25 de septiembre en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados, aprobado por el oficialista Frente de Todos y aliados. Enfrente, la oposición a esta ley por parte de los diputados macristas de Juntos por el Cambio, siempre defendiendo al poder económico concentrado. Es un aporte cuya recaudación total estimada es de 307 mil millones de pesos que se destinarán principalmente a comprar equipamiento de salud para enfrentar la pandemia, apoyar a las PyMEs con subsidios y créditos, urbanizar los barrios populares con obras que empleen a residentes de cada barrio y financiar las becas estudiantiles Progresar.
Los datos de pobreza e indigencia muestran un panorama de desproporción alarmante pero que parecen no asombrar. ¿Qué debe suceder para que nuestras poblaciones reaccionen ante semejantes injusticias? Como ya se ha repetido incansablemente, la pandemia evidenció más las desigualdades existentes. Con todo, el 64,1% de la opinión pública respalda la iniciativa, según un estudio de la consultora Analogías citado por Página 12. Mientras que un 28,3% rechaza la ley que solo impacta en el 0,02% de la población, un sector minoritario pero con fuerte influencia mediática y poder de lobby que se resiste a este aporte necesario y redistributivo en un momento de crisis estructural como la actual.
Los intereses de los sectores más pudientes están protegidos en una burbuja de cristal, no solo por ellos sino por sectores de la clase media y de los trabajadores. Es llamativo cómo ha conquistado la subjetividad de amplias capas de la población la defensa a los que más tienen, así como el perjuicio y degradación para los postergados y discriminados.
Frente a tal panorama es urgente la implementación de más políticas distributivas, de mayor alcance y capacidad transformadora. Pero si esas políticas no son acompañadas por la gran mayoría de la sociedad no pueden avanzar y profundizarse. El cambio entonces debe ser también mental, de valores, de sensibilidad. Porque un sistema político y social se sostiene con los valores de las personas que integran esa sociedad. Actualmente, la valoración prioritaria por parte de amplios conjuntos sociales del dinero, la competencia, el individualismo son la base para mantener las situaciones de injusticia antes descriptas.
Entonces debemos pensar estrategias para generar una transformación en las grandes mayorías de esa escala de valores neoliberal, por una humanista. Proyectar acciones integrales desde los medios de comunicación, el sistema educativo, las políticas culturales para proponer a los diversos conjuntos humanos el valor de que no habrá progreso si no es de todos y para todos, de que la igualdad de derechos y oportunidades debe considerarse prioritaria, de que no podemos permanecer indiferentes al sufrimiento del otro. Los gobiernos progresistas no han dado, en general, adecuada prioridad al cambio cultural y mental necesario para acompañar un proceso transformador.
Mediante planificaciones que incluyan a las organizaciones sociales territoriales, generando espacios de debate en la base social de las cuestiones públicas; la amplificación de políticas progresistas a través de la generación de contenidos para los medios públicos y populares; el impulso a los referentes y a todas las personas que acompañen ese proceso transformador para que amplíen su influencia en sus redes de alcance; la generación de espacios de encuentro y reflexión de propuestas humanizadoras desde la base social que sean consideradas por el Estado en la implementación de sus políticas. Es indispensable elaborar este tipo de estrategias para que el cambio social progresista y humanizador sea encarnado por las grandes mayorías populares, así será más viable su transcendencia en el tiempo. Es un camino para pasar de la actual democracia formal a una necesaria democracia real.
La humanidad vive tiempos de descuento. El cambio profundo en la escala de valores debe estar entre las prioridades si queremos avanzar hacia una nueva etapa histórica progresiva que garantice la vida del ser humano y de las nuevas generaciones, en una civilización mundial inmersa en una crisis económica, sanitaria, política y ecológica, pero que aún está a tiempo de encontrar nuevas salidas.
Iván Novotny - Licenciado en Ciencias de la Comunicación, periodista, investigador, editor de Pressenza en Argentina.
Economía Donut
Con su "Economía Donut", la economista británica Kate Raworth aporta un soplo de aire fresco a los debates sobre la economía sostenible. De todas las cosas, ella estiliza un dulce donut como símbolo de practicar la economía sostenible.
Según Raworth, el modelo del donut apunta "a un futuro en el que se satisfagan las necesidades de todos los seres humanos y se proteja al mismo tiempo el mundo vivo del que todos dependemos".
El anillo exterior del donut simboliza el "techo ecológico", los límites naturales más allá de los cuales se destruyen los recursos naturales. El anillo interior representa la "base social", que contiene todas las necesidades vitales de la vida, lo que todo ser humano debería tener derecho a recibir y a lo que apuntan los objetivos de desarollo sostenible. Cuando hay escasez aquí, prevalecen la pobreza, la necesidad y la miseria.
Un "espacio seguro y justo para la humanidad" sólo existe en la rosquilla misma, entre los límites ecológicos y las normas sociales mínimas. En este modelo de desarrollo, la economía ya no tiene justificación propia, sino que se supone que debe servir al pueblo. Con este cambio fundamental de perspectiva, Kate Raworth nos invita a embarcarnos en "la emocionante aventura de repensar la economía".
El 29 de septiembre de 2020, el sitio web del "Doughnut Economics Action Lab" (DEAL) se estrenó en línea, un día después 30 personas se reunieron en Berlín para aprender de las experiencias de la "Coalición del donut" de Ámsterdam en un taller de Jennifer Johanna Drouin. La iniciativa quiere que Berlín esté preparada para el futuro y transformarla en una ciudad regenerativa para el 2030. La red DEAL se ha fijado reglas claras. Se distancia del greenwashing y prohíbe utilizar la economía de la rosquilla para promover un nuevo tipo de economía.
Es una opción más, junto con tantas otras, para que reconstruyamos la casa que el monstruo ya quemó.
https://doughnuteconomics.org/ y https://amsterdamdonutcoalitie.nl/
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