#Músicaparaelencierro. Veloz, pulcro, preciso, elegante, Mario Mátar fue uno de los pioneros del rock en la provincia argentina de Mendoza, su estilo influyó a cientos y su forma de tocar la guitarra fue admirada por todos quienes lo escucharon. Fue unos de los fundadores de la mítica banda Altablanca; la más influyente de la historia del rock mendocino, y otras superbandas como Zonda Projeckt, entre tantas otras. Su estilo para tocar la guitarra, la aplicación de avances tecnológicos y su técnica siempre han sido incomparables. Ha desarrollado una vastísima carrera musical, y también incursionó en múltiples expresiones artísticas, desde obras de teatro hasta películas. Desplegó desde un intenso rock sinfónico hasta un delicado jazz rock. Fue distinguido como Ciudadano Ilustre de Godoy Cruz, recibió un reconocimiento de parte de la Cámara de Senadores de la provincia, la Secretaría de Cultura y SADAIC. La Escuela de Rock de Guaymallén lleva su nombre, y hasta hay una propuesta para que el aeropuerto de Mendoza se llame "Aeropuerto de Pájaros Mario Mátar" (en honor a una de sus piezas más reconocidas y a uno de sus notables proyectos: "Aeropuerto de Pájaros"). Hoy, LightbulbSun nos presenta la obra de uno de los músicos argentinos más grandes, un box set que consta de 7 discos y un libro. Aquí, una excusa para recordar a un grande de verdad, que siempre vivirá en el blog cabezón.
Artista: Mario Mátar
Álbum: Mario Mátar Box
Año: 2018
Género: Jazz rock / Ecléctico
Referencia: Link a Discogs, Bandcamp, Youtube, Wikipedia, Progarchives o lo que sea.
Nacionalidad: Argentina
Quizás este sea un posteo distinto porque no solamente hablamos de un trabajo discográfico, incluso, no solo tratamos sobre la carrera y la historia completa de un artista, sino de todo lo que representa y todo lo que ha dejado. Sobre el registro discográfico en sí, me permito dejar unos videos para que escuchen mientras leen el contenido de la nota, creo que en lo que se refiere a la música, no hay nada mejor que presentarlo con música.
Para quien no lo conozca desde nuestros posteos de los discos de Altablanca y Zonda Projeckt, Mario Mátar fue el mejor guitarrista que tuvo la provincia y uno de los mejores del país, uno de los fundadores del rock en Mendoza y además, pionero en muchas cosas. Zonda Projeckt fue su última banda, junto a Tuti Vega y Erni Vidal, con los que trabajó durante 7 años seguidos. Grabó y editó 2 discos, uno de estudio y otro en vivo, todos presentados en el blog cabezón.
Emotivo homenaje a Mario Mátar
Poco después de las 7 de la tarde de este sábado, el intendente de Guaymallén, Marcelino Iglesias, el secretario de Cultura, Diego Gareca, un grupo de funcionarios de la Comuna y de la secretaría, hacedores culturales, amantes del rock y el mismo Mario Mátar pudieron disfrutar de un espectáculo que recorrió las grandes canciones del músico mendocino y parte del rock nacional.
De esta manera, Guaymallén impuso el nombre del destacado músico a su escuela de rock. Este merecido homenaje fue en la sala Tito Francia del espacio Julio Le Parc.
En este reconocimiento a uno de los artistas más respetados y queridos de nuestra provincia, quien fue director artístico de la Escuela de Rock, desde su creación, participaron los alumnos de la institución, quienes interpretaron cuatro canciones, y la Banda de los Profesores, que recreó obras de Mátar.
Prensa del Gobierno de Mendoza - 28 de Mayo de 2017
A la edad de 20 años dijo "Yo quiero ser un guitarrista con mi estilo y hacer mi propia música". Cumplió su sueño. En el año 1974, cuando aquí solo habían bandas de covers, él compuso su primera canción.
Sobre la Escuela de rock Mario Mátar depende de la Municipalidad de Guaymallén
y es una institución educativa artística en la cual centenares de
personas -que van desde los 12 hasta los 80 años- toman clases de
diversos instrumentos ligados con el rock, además de tener producción
musical e historia.
Cerca de 800 alumnos asisten a la primera Escuela
Municipal del Rock gratuita de Mendoza, que a su vez es la segunda en
el país. Las clases se dictan en nueve salas se enseña guitarra, bajo,
canto, batería, percusión, saxo, teclas, producción de estudio e
historia del rock.
Esta gran pieza de colección que hoy presenta LightbulbSun incluye 100 temas de los siete discos de Mátar, solamente de su carrera solista, siendo los mismos:
[1] La Llave del Sendero
[2] Aún Creo en el Paraíso
[3] Neptuno Club
[4] A Través Del Gran Arco
[5] Attesa Silente
[6] Aldea
[7] Aeropuerto de Pájaros
[8] Libro
Mátar también hizo jingles publicitarios, música de películas, obras de teatro y Vendimia. Durante 5 años, fue músico exclusivo de Canal 7; y desde 1988 hasta el 2007, año en el que se le declaró la enfermedad; se dedicó a la docencia, dando clases de guitarra a más de 500 jóvenes. El artista falleció a sus 60 años luego de luchar contra una larga enfermedad. En su momento lo mencionamos en el blog cabezón, junto con una carta póstuma escrita por Lito Vitale. En la la Escuela de Rock Mario Mátar todos los años se lo sigue homenajeando.
Mi canción de amor y despedida para mi amigo, el gran Mario Mátar, el mejor guitarrista de rock de la historia de Mendoza: https://t.co/IAUU77iFy3
— Ulises Naranjo (@UlisesNaranjo) December 29, 2017
dueño de un estilo, maravillosa persona y maestro de guitarristas de Mendoza. Buen viaje, Marito... pic.twitter.com/jrTT6W6L1U
Mario Matar se fue a su última gira
Este gran músico mendocino partió físicamente pero nos dejó el legado invaluable.
En el mes
de mayo pasado, visiblemente emocionado, Mario fue homenajeado por su
rica trayectoria, denominándose a la Escuela de Rock de Guaymallén con
su nombre.
Durante el
reconocimiento, acompañado por su hija y nietas, recordó con videos
momentos de su vida y temas musicales, frutos de una valiosa
creatividad.
En el 2010, fue distinguido como Ciudadano Ilustre de Godoy Cruz. A fines de 2016, en el marco de la conmemoración por el Día Internacional de la Música, recibió un reconocimiento a su trayectoria por parte de la Cámara de Senadores, la Secretaría de Cultura y SADAIC.
Con 40 años de brillante carrera, integró las bandas de rock: Altablanca, Raga, Neptuno Club, Salsa Blanca y Zonda Proyeckt. Entre sus creaciones como solista se destacan: “La llave del sendero”, “Aún creo en el paraíso”, “Neptuno Club”, “A través del gran arco”, “Attesa silente”, “Aldea” y “Aeropuerto de pájaros”, que están a disposición del público gracias a la gestión de la Secretaría de Cultura de Mendoza.
Más sobre el camino de un grande
Mario Mátar fue y será siempre uno de los grandes músicos mendocinos. Su estilo para tocar la guitarra, sus avances tecnológicos y su técnica fueron incomparables. Desarrolló una vastísima carrera musical, con proyección nacional e internacional. Desde 1973, integró grupos como Tiempo Después o Altablanca, sin dudas el más influyente de la historia del rock de Mendoza.
Tuvo momentos cumbres en su vida, como cuando en 1984 viajó a Los Ángeles para estudiar en el Musicians Institute de Hollywood, con profesores de la talla de Duanne Deyo y Jorge Strums. De allí, volvió con una guitarra sintetizada digital con MIDI, marca Roland 707, siendo la primera de este tipo en el país.
Un año más tarde, se sumó a la banda que acompañaría a Piero en una gran gira de 10 meses por todo el continente, junto a Los Enanitos Verdes. La historia siguió con Salsa Blanca, con quien estuvo en Italia durante 6 meses. Neptuno Club fue su última grupo, aunque también hizo cosas con Zonda Projeckt.
Mario Mátar se fue de gira dejando una huella única e indeleble y un legado invaluable de expresiones artísticas, que seguirá vivo siempre como patrimonio cultural musical.
Fuente: Prensa Guaymallén.
MARIO MÁTAR: GUITARRISTA ROQUERO ILUSTRE MENDOCINO
Fundador del rock mendocino, hoy expande su obra contra viento y marea.
Mario Mátar no sólo es el mejor guitarrista local sino el maestro que ha inspirado a generaciones. Una enfermedad lo ha puesto frente al desafío más grande de su vida.
(Foto: El guitarrista junto a su mujer Patricia, en una foto de 1984. Tienen una hija y una nieta. Es reconocido como el mejor instrumentista mendocino.)
Todavía se acuerda de la ‘cueva del genio’ bajo las ruinas de adobe de la ex bodega Tomba, donde un pibe de barbita (un técnico electrónico de rioba, el ‘genio’) enchufaba amplificadores caseros para la fraternidad rockera local de los ‘70s. “Y...había mucha onda y solidaridad entre nosotros. Estaba Siglo XXI, Éxodo, Lágrimas Blues. Tocábamos muy poco, así que todos nos convocábamos”, desanda Mario Mátar.
Acaso, está viéndolo todo en 3D: la cara de su primera maestra de guitarra, Celia Báez, que desistiendo del cuyanazo terminó aceptando la pasión del aprendiz por Led Zeppelin. La primera eléctrica que le compró su madre en Hoffmann. El toque que hicieron junto a Eduardo Aveni en el extinto cine de Las Heras, después de que les proyectaran unas pelis de la Coca Sarli.
Corría 1973 y, entre el audio de Almendra y Manal, Mátar empezaba a tantear sus creaciones.
De las catacumbas del under cuyano a los fondos de la pizzería que servía de búnker a Tiempo Después (su bandita iniciática, covers de Vox Dei), la vocación del violero de 16 creció.
Paradójicamente, a Mario - “que por esos tiempos hasta se llevaba la guitarra al baño”, atestiguan los parientes- le costó asentar la música como profesión: “Estudié dos años de Ingeniería y dejé; después terminé de cursar Agronomía, pero nunca dí los finales; lo mío, se sabía, era esto, aunque los adultos nunca te lo decían; eran unos guachos”.
Tiempo después, los músicos de la mítica Altablanca sufrirían otro par de aspiraciones fallidas: primero, la partida de Javier Segura a San Luis para estudiar Veterinaria; segundo, el reclutamiento de Natalio Faingold para la supuesta guerra con Chile, que lo dejó varado en Uspallata cuando la banda hizo el histórico megashow (‘79) de la bodega Arizu.
“Pará, estamos saltando los tiempos, las bandas”. Mucho que desgrabar del recuerdo tiene Mario, pero él es pura expresividad y paciencia. Sobre todo ahora que la enfermedad (artritis) lo sienta no detrás de las cuerdas sino delante de la pc. Y con total sinceridad repara: “Cuando me enfermé el Goy me dijo: ‘ahora aprovechá para difundir todo lo que has hecho’. Así que en eso estoy, trabajando imágenes, subiendo videos, reuniendo música. Siete discos tengo”.
Calcula hacia atrás, sin contar el máster en vivo de Altablanca. De modo que la banda sonora de su viaje existencial - desde el tour junto a Piero y Los Enanitos Verdes por todo el continente hasta la movida de Salsa Blanca en Italia- de repente suena a través de sus títulos: “Aún creo en el paraíso”, “Attesa silente”, “Aldea”, “Neptuno Club”, entre más.
Primer flashback: Mario tocando en línea junto a Los Enanitos Verdes (tanto en un teatro de Chubut con 1.500 personas como en el Coliseo de Ecuador frente a unas 12 mil), detrás del gran Piero de mediados de los ochenta. Segundo flash: Mario en la Toscana, junto al éxito latino que en Italia representó Salsa Blanca, haciendo mover a pulso funky y merengue al tano fiestero, cuando acá la inflación del ‘89 se comía los dientes.
Pero la cinta de un viejo cassete se enhebra en la charla y envuelve partes de un pasado solista, que Mátar inició tras su etapa con Piero, en una de las vueltas irresistibles a sus pagos: “Se llamó ‘Aeropuerto de pájaros’ y fue un riesgo que me atreví a asumir porque tenía a músicos de primera: el Facundo Guevara, el Pato Damon... Recién me preguntaste qué sueño me quedó en el tintero: creo que volver a tocar con estos grosos regrosos”.
El origen
“Hubo un día mágico en mi vida, un día choto que después se volvió fundamental: fue en abril del ‘76, un tiempito después de que subió Videla, el día en que nació Altablanca”. Mario busca una foto precisa en su Facebook, pero la escena mental lo puede.
Apunta: “Yo era el gordito dueño de la pelota ¿viste? El que llevaba la guitarra y los equipos en su camioneta; ese día nos habían prestado una casa para ensayar en la calle España; iba a juntarme con el Pompi Manzur (que no fue) y con el Negro Bardoni (que tampoco fue); al rato caen unos pibes vestidos de camisita y saco y con las caras pintadas como Kiss, que venían haciendo una publicidad de The Sportsman: eran el Javier Segura y el Natalio Faingold”.
Ahí nomás hubo reparto de instrumentos, zapada y brindis en Don Claudio para sellar una amistad musical que duraría varios años. “Natalio, al otro día, se compró una batería y le compró a Javier el bajo”. Había nacido Altablanca.
“Nunca, creo, sentí tanto swing instrumental como en los primeros tiempos de esa banda; algo que me dejaba tranquilo allá arriba, dibujando en la viola”.
“Musicalmente no era mi metier, pero con Piero yo obtuve dos picos: profesionalismo al mango y turismo a pleno”, consiente. Hasta entonces, Mario sólo había transitado la vía Mendoza-Los Ángeles, ciudad donde resistió 6 meses estudiando con cerebros, tentando a la fortuna y ganándose el pan en una orquesta medio chicana.
La cosa fue así: después de yirar por el norte -de donde se trajo una tremenda guitarra Roland- Mario volvió a Mendoza a esperar su viento. Y acá Marciano y Felipe le soplaron que se iban de gira con Piero (“entonces para la productora estaba primero Piero y después Soda Stereo, imaginate”) y que había un lugar.
“En Ecuador, en Colombia, Piero era una fiebre. Ahí los otros músicos empezaron a mirar para América Latina”. Paréntesis: el contrato de Mario con Piero termina después del tour “El regalado”, nuevamente se vuelve a los pagos. ¿Y Piero? “Le cambió el país, llegó la joda de los ‘90, se fue para Miami y le vendió por un millón de dólares los derechos a Televisa. Y sí”.
Volver al futuro
Pero hay más en el archivo: el recuerdo de Marciano (Cantero) ayudando con los cables a Altablanca; la llegada en el ‘81 del primer sonido-sonido cuando apareció Carlos Ruiz y conectó la manguera del operador adelante.
Y la inteligencia activa de Rodolfo Muratorio, que más tarde se convertiría en manager de Molotov, por ejemplo. “Él tuvo la idea de traer, para el toque de la Arizu, a un periodista de la Pelo y la Expreso Imaginario (las dos revistas de música más importantes de Buenos Aires), que después nos sacó un notón”. ¿Y por qué no cruzaron las fronteras? “Quizá la función de Altablanca fue otra: la de despertar la chispa, la de demostrar que acá pasaban grandes”.
Mucho material para Mario, que sigue recorriendo la ruta ya más conocida de Zonda Project y otros tantos aciertos (como productor, como director musical de Vendimias, como maestro de todos los guitarristas de aquí y allá), que sin embargo se ha puesto a diseñar el arte de tapa de sus discos, en casa. Una de ellas, aclara, será la del cuadro que pintó mi mamá, cuando nací. Igual, su cuarto está ilustrado -al igual que su computadora- con fotos de todos los tiempos del rock mendocino.
- ¿Dónde naciste?
- Tengo un conflicto con eso. Nací en San Rafael y ahí me crié hasta los 10 años, pero nunca lo sentí como mi patria.
- En cambio, Godoy Cruz te nombró su ciudadano ilustre.
- ¿Viste? Uno construye su patria.
Nunca tuvo pelo largo, ni patas de elefante, ni cuero negro. Si bien estuvo cerca de un ambiente fumón nunca le pintaron las drogas. Y la única vez que estuvo cerca de una celda, fue en la redada militar que se llevó a la prima, el abuelo y los chicos del Pulgarcito que estaban escuchando el toque de Altablanca.
- ¿Hubieras preferido construir tu carrera afuera?
-Me arrepentí de volver. Y no. Soy cien por ciento mendocino; eso es lo que ahora releo.
Y más allá de todas la anécdoras históricas, de bandas, giras, músicales y artísticas, me llamó mucho la atención la propuesta de que al aeropuerto de Mendoza se lo llame "Aeropuerto de Pájaros Mario Mátar". Copio de su pedido en el sitio de firmas de pedidos www.change.org.
A pocos días de cumplirse un año de la desaparición física de Mario Mátar, estábamos en el cierre de la segunda temporada de Tal Como Soy por FM UTN 94.5 Mendoza, conversando: Armando Fierro, Marcelo De Dorrego, José Luis González Delank, David Protasoni y Sinda Miranda.
Durante la charla, Armando Fierro propuso que el aeropuerto de Mendoza podría llamarse "Aeropuerto de Pájaros Mario Mátar". Inmediatamente, hicimos un primer posteo en Facebook para medir la repercusión y diez minutos después, creamos la petición en Change para compartir con nuestros oyentes y seguidores de la fanpage.
Desde el año 2015, desde Tal Como Soy, apoyamos a las músicas y los músicos de rock mendocino. Tenemos el registro audiovisual de las últimas apariciones públicas de Mario Mátar, las cuáles hemos difundido incluso en vivo, a través de nuestra fanpage y siempre tratamos de estar presentes en los shows que se organizan desde la Escuela de Rock Mario Mátar.
Por qué queremos que el aeropuerto de Mendoza cambie su nombre por Aeropuerto de Pájaros Mario Mátar?
- Porque Mendoza merece ser reconocida internacionalmente, no solo por su vino, sino también por su cultura.
- Porque Mario Mátar ha llevado nuestra música a diferentes rincones del planeta.
- Porque nos hizo volar, sin subirnos a un avión, a todas las personas que tuvimos la dicha de escucharlo.
- Porque Mario Mátar nos ha dejado un valioso legado cultural, que servirá de ejemplo e inspiración a las generaciones presentes y futuras.
- Porque Francisco José Gabrielli fue un político argentino que se desempeñó dos veces como gobernador y una vez como Interventor Federal de facto de Mendoza. Además, porque las mendocinas y los mendocinos no tienen buenos recuerdos de su gestión ni del Mendozazo.
Leer el pedido y texto original
En su última aparición en público, Mario Mátar declaró "Siempre tenía conmigo un sitio que me acompañaba a todos lados. Ese era mi altar. Ese sitio era el lugarcito donde me sentaba a esperar a que las musas bajaran [...] Yo no soy talentoso, lo que si fui es muy laburador, muchísimo. Me grababa horas y horas, me escuchaba y me criticaba. Entonces ese lugar, yo lo llamé AEROPUERTO DE PÁJAROS, que es el lugar donde aterrizan mis musas [...] Aeropuerto de Pájaros nació como el lugar, donde yo podía cultivar mi música y mi guitarra. Es un sitio donde estoy conmigo mismo"
Y así cerramos una entrada que me costó mucho hacer, por todo lo que representa, y porque queremos recordar siempre a esta gente, tan talentosa, tan generosa, tan trabajadores, por ellos, por los demás, por la cultura, porque el rock no sería lo que es hoy sin gente como Mario Mátar.
Por ello también agradecemos a LightbulbSun, por tanto gusto de recordar a un grande de verdad, y no solamente hablando desde lo musical.
Lista de Discos:
[1] La Llave del Sendero
[2] Aún Creo en el Paraíso
[3] Neptuno Club
[4] A Través Del Gran Arco
[5] Attesa Silente
[6] Aldea
[7] Aeropuerto de Pájaros
[8] Libro
Muchas gracias por utilizar el flyer "Lo había planeado todo..." en blanco y negro, creación de Armando Fierro con fotografía de Sinda Miranda (talcomosoy.com.ar) Abrazo!
ResponderEliminarTal vez les interese leer aquí lo que cuento sobre Mario Mátar y su encuentro con Robert Fripp
ResponderEliminarhttps://www.losandes.com.ar/mario-matar-a-la-altura-de-los-genios/
Siiiiiii, gracias Fernando!!! Agradecido!!!! Muy agradecido
EliminarCon tu permiso, puedo publicar esa nota en el blog?
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