Artista: Kansas
Álbum: Point of Know Return
Año: 1977
Género: Progresivo sinfónico, hard prog
Duración: 44:14
Nacionalidad: EUA
El disco en el que aparece “Dust in the Wind”, ese clásico indiscutible del rock que pelea al tú por tú con “Stairway to Heaven” y “Wish You Were Here”, simplemente no se agota ahí. Para quien sabe escuchar, para quien aprecia el buen prog, Point of Know Return entrega de todo, con excelencia y energía abundantes. El imaginario náutico de la carátula —la ilustración del barco que cae al vacío al llegar al límite de la Tierra plana— anuncia un recorrido por temas históricos que la banda ha trabajado al detalle. Parte de la mejor poesía, no sólo de Kansas sino de todo el rock, se encuentra en este disco.
[Point of Know Return, video "oficial"]
“Dust in the Wind” puede resultarnos ya hasta molesta de escuchar, después de tantas y tantas veces. Quiźa —pensamos— no es para tanto, por favor ya no abusen. Pero si tratamos de aislarla de la memoria, de dejar de adivinar su arpegio y su tonalidad simple, su predecible juego menor/mayor y su solo de violines que ya no nos sorprende, obtendremos una hermosa balada, con una letra sugestiva que vuelve a las reflexiones influenciadas, aparentemente, por la filosofía oriental (y que a quienes sufrimos la formación católica nos recordaba aquello de “polvo eres”, dotándolo, por fin, de algún sentido). Pero Livgren, su autor, aclaró alguna vez que la frase “somos sólo polvo en el viento” proviene de la sabiduría indígena; que la encontró en un libro de poesía nativa americana. El impacto que estas gotitas de sabiduría tuvieron sobre los jóvenes de los 70 ha sido tal vez definitivo. No para todos, por supuesto; la mayoría olvidarían o simplemente nunca habrían querido escuchar, y la reescucha ad libitum del tema se vaciaría de sentido, se volvería simple nostalgia. Pero muchos de nosotros seguimos cuestionando el valor de lo material hacia donde nos llama la vieja canción, y sabemos que mantener la claridad sobre lo efímero de nuestro paso por el mundo y lo inútil que es la obsesión acumuladora, nos permitirá vivirlo mejor. Se convirtió en uno de los sencillos más sonados de toda la era del rock, habiendo sido concebido de forma casi casual: Livgren estaba creando un simple ejercicio de punteo para guitarra; alguien le dijo que sonaba bien, que le pusiera letra y nació la canción; el autor mismo desconfiaba de que el resto de la banda la aceptara por estar tan alejada, con su espíritu acústico, del sonido hard prog sifónico que perseguían. Y el resto del disco es sorprendente.
[Steve More, que fue parte de Kansas, toca Dust in the Wind, 1991]
La era de los descubrimientos, el momento en que está a punto de acontecer el Renacimiento, el espíritu de aventura que habría de sacar a Europa de la Edad Media, se representa en “Point of Know Return”, tema breve y alegre de Steinhardt, Ehart y Walsh, donde el personaje, como un grumete de las carabelas de Enrique el Navegante, abandona casa y familia para retar al “punto de regreso conocido”, el límite que no debería transgredirse a riesgo de no volver.
Más complejo musicalmente es “Paradox”, de Livgren y Walsh, pero sigue la temática de la búsqueda, de la aproximación a lo desconocido; es como un monólogo del personaje del tema anterior, convenciéndose a sí mismo de que está bien ir hacia allá. Un breve puente instrumental sincopado y complejo con riffs de guitarra desemboca en el protagonismo del violín para el coro que grita “¡No tengo miedo de caer!”.
[en la contra, un estilizado mascarón de proa] |
“The Spider” (Walsh) es un interludio sinfónico muy breve que puentea entre lo anterior y lo que es probablemente el mejor tema del disco, mostrando que también hay una intención conceptual detrás. Si algún disco de Kansas es conceptual, este es. “Portrait (He Knew)” (de la dupla Walsh-Livgren en su mejor momento), ligado al anterior, es un tema estupendo sobre un personaje que bien podría ser renacentista, aunque hemos sabido después que está dedicado a Albert Einstein. Más sereno que los temas anteriores, impecablemente instrumentado y totalmente progresivo, describe las características que podríamos atribuir, si permaneciéramos en la época que nos plantea el inicio y la gráfica, a Giordano Bruno, a Copérnico, a Galileo o a Leonardo da Vinci. Y Einstein fue, a su modo, un hombre renacentista, un pensador adelantado a su tiempo y a las limitaciones de sus contemporáneos, como lo describen aquí los autores. El cierre es espectacular, perdiendo toda serenidad en una rápida serie de fraseos sinfónicos.
“Closet Chronicles” (nuevamente la dupla creativa Walsh-Livgren) abandona la inspiración renacentista aunque sigue siendo comentario de una personalidad peculiar. Se trata de una especie de crónica de la vida del magnate Howard Hughes bajo el ropaje metafórico de un rey. Es un tema más largo que el resto; lento, cercano a las baladas del grupo, aunque pronto muestra el espíritu progresivo con intensos cambios de ritmo, tonalidad y armonías, todo muy bien ensamblado. El rey encerrado en el clóset se refiere al aislamiento que el magnate se autoimpuso al final de su vida, víctima de un severo cuadro obsesivo-compulsivo. Hay que poner atención en el puente instrumental en compases compuestos, contratiempos exactos y brillantes unísonos que muestran el virtuosismo que la banda ha alcanzado para este momento.
[la letra de Closet Chronicles, gran tema dedicado a Howard Hughes]
“Lightning’s Hand” (Livgren-Walsh) vuelve al imaginario histórico; ahora nuestro viajero enfrenta el terror de la tormenta vista como amenaza que blande un dios mitológico. Se trata de un hard rock progresivo como los que entrega impecablemente la banda desde su primer álbum. Al término de esta tormenta de rayos y truenos aparece la calma de “Dust in the Wind”, para volver nuevamente a la tempestad en “Sparks of the Tempest”. Otra vez la dupla Livgren-Walsh aborda la crítica de la sociedad contemporánea, en un tema musicalmente notable: señalan el abuso del fuerte sobre el débil, el hecho de que la humanidad no ha aprendido nada en toda su historia: “Los vivos son los muertos en la era de la pistola”. La estrofa final tiene una referencia al Gran Hermano de la novela 1984 de Orwell, ese poder que te observa y que hemos visto volverse realidad en la era de facebook y el smartphone.
[la espectacular Sparks of the Tempest]
“Nobody’s Home” es una balada sinfónica de Livgren y Walsh que describe lo que encontraría un alien “bueno”, que viniera a enseñarnos a vivir bien, pero que encontrara la Tierra devastada, más o menos como la estamos dejando; la preocupación por el entorno y la naturaleza que ya es signo de identidad de Kansas, vuelve a aparecer.
El cierre del disco es “Hopelessly Human”, en donde Livgren vuelve a su estilo dramático (como en algunos de los temas de Song for America), y a la reflexión sobre una humanidad sin esperanza pero aún con sentido. Es el tema más extenso y más sinfónico del disco, el más cercano a la suite progresiva. Y sería la última que le escucharemos al Kansas clásico, el mejor, el de los años 70.
[La funda interior del disco, una foto con la imaginería náutica y un gran trabajo de caligrafía para las letras y créditos (y retratos a tinta de los integrantes] |
Lista de Temas:
- Point of Know Return
- Paradox
- The Spider
- Portrait (He Knew)
- Closet Chronicles
- Lightning’s Hand
- Dust in the Wind
- Sparks of the Tempest
- Nobody’s Home
- Hopelessly Human
Alineación:
[a cada uno de los integrantes se le añadió un instrumento inexistente en plan de broma, son los que aparecen al final]
- Steve Walsh / órgano, sintetizadores, vibráfono, piano, voz principal, coros, percusiones [invertidor cromático Peabody]
- Kerry Livgren / sintetizadores, piano, clavinet, guitarras, percusiones [máquina de silbar Rinauldo]
- Robby Steinhardt / violines, viola, voz principal, coros, [lap Faucon]
- Rich Williams / guitarras [pedal de la vaca Bemis]
- Dave Hope / bajo [autogiro]
- Phil Ehart / batería, campanas, percusión [gong a cadena]
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