Nada de lo que sucedió y ocurrirá en Brasil puede ser ajeno a lo acontece y acontecerá en los países de América del Sur.
La presidenta de Brasil ha sido destituida en lo que se trata de un golpe de Estado parlamentario con complicidad judicial llevado adelante bajo una pantalla de formalidad constitucional. El contexto del golpe, fomentado por el grupo mediático hegemónico de Brasil O Globo está en el altísimo grado de corrupción por el cual están investigados y procesados un gran número de parlamentarios de los partidos de derecha y en el deseo del empresariado de retrotraer conquistas sociales a escenarios neoliberales.
Pero esta degradación democrática no sucede solamente en Brasil, sino que se extiende por toda la región y el mundo. Se trata en realidad del ocaso de una democracia que – atendiendo a su proceso histórico – en realidad nunca llegó a ser plena o que fue demasiado incompleta como para poder considerarla un "gobierno del pueblo". En el mismo corazón de EEUU la participación de los mega millonarios y sus obscenas montañas de dinero contante están transformando la política en una representación teatral. Los medios necesitan hacer la mejor caja posible entre hoy y el día de las elecciones; la competencia entre los multimillonarios se parece a las apuestas en las carreras de caballos, mientras la gran farsa democrática en EEUU ya está en marcha.
La presidenta de Brasil ha sido destituida en lo que se trata de un golpe de Estado parlamentario con complicidad judicial llevado adelante bajo una pantalla de formalidad constitucional. El contexto del golpe, fomentado por el grupo mediático hegemónico de Brasil O Globo está en el altísimo grado de corrupción por el cual están investigados y procesados un gran número de parlamentarios de los partidos de derecha y en el deseo del empresariado de retrotraer conquistas sociales a escenarios neoliberales.
"Malandro oficial, malandro candidato a malandro federal, malandro con contrato, con corbata y capital".Chico Buarque
Pero esta degradación democrática no sucede solamente en Brasil, sino que se extiende por toda la región y el mundo. Se trata en realidad del ocaso de una democracia que – atendiendo a su proceso histórico – en realidad nunca llegó a ser plena o que fue demasiado incompleta como para poder considerarla un "gobierno del pueblo". En el mismo corazón de EEUU la participación de los mega millonarios y sus obscenas montañas de dinero contante están transformando la política en una representación teatral. Los medios necesitan hacer la mejor caja posible entre hoy y el día de las elecciones; la competencia entre los multimillonarios se parece a las apuestas en las carreras de caballos, mientras la gran farsa democrática en EEUU ya está en marcha.
El Gran Hermano del estableshiment es el que filma esta película de miedo donde aún no ha aparecido el héroe, pero sí muchísimos villanos.
Hollywood nos acostumbró al cine catástrofe. Nos acostumbró a los superhéroes y, sobre todo, a los archivillanos, a los psicópatas. Así que ya no nos dan miedo ni los unos, ni las otras. Ya sea porque luego vendrá el Happy End o porque nos lo presentan como "una oportunidad de desarrollar todo nuestro ingenio y poner a prueba nuestra templanza y fortaleza".
Algo de esto debe afectar a las poblaciones para sentirse capaces de sufragar por personajes tan enfermos. Pienso en Trump, en Macri, en Erdogan, pero también pienso en los senadores brasileños, en el chocolatero que gobierna Ucrania. La lista es interminable en todo el mundo: Assad, Ariel Sharon, Bush, Aznar o Uribe. La política pareciera haberse vuelto parte de esta danza de los horrores, por donde desfilan los asesinos seriales, los mentirosos compulsivos y los campeones de la estafa, y al que no entra en su juego lo destituyen.
En realidad estamos hablando de un show-business, un gran reality que pertenece a los mismos dueños. Los que eligen al actor para la próxima película son los mismos que financian egresados de las grandes universidades para que vayan trepando en los partidos políticos y vayan poniendo de rodillas a países en favor de sus corporaciones. El Gran Hermano siempre está allí. Son los que lo ejecutaron el golpe de Estado en Brasil, ya sin necesidad de sacar a los militares a la calle.
El establishment dueño de este show-business encontró entró en el Poder Ejecutivo por vía democrática, pero está visto que si no hubiera sido así, habrían utilizado un atajo para llegar al poder, tal como los golpes blandos que se vienen viendo en la región que (tal como fueran los golpes militares de otras épocas) son la moda imperialista en la región, Como ha afirmado el sicario económico John Perkins; EEUU ensaya experimentos, y cuando uno le funciona bien y que empezaría con el derrocamiento del presidente de Honduras, Mel Zelaya, en el 2009, en el que podría ser una prueba en un país "pequeño" la periferia de la región que luego se fue llevando a mayor escala, para llegar hasta el corazón mismo de Sudamérica y principal potencia regional.
Viendo la secuencia, el de Honduras fue un golpe rudimentario, al principio casi de manual, pero con una parodia de legalidad, pero la secuencia, a medida que avanza, va creciendo en su maquillaje y su sofisticación. Siguió con el golpe en Paraguay en 2014, destituyendo a Fernando Lugo, todavía un poco "chambón" ya que utilizaron un torpe juicio político express sin pruebas y violando su derecho de defensa, pero les sale bien y consuman el golpe. Y culmina en Brasil con este proceso tan legal como ilegítimo y carente de fundamentos jurídicos. En Argentina ni falta que hizo... lograron meter a Marioneta Macri y su Revolución de la Alegría con todas las de la ley, si bien esta vez se respetaron los tiempos y rituales que marca la formalidad, nuevamente se trata de una interrupción del régimen democrático para imponer un gobierno de facto de la elite dueña del show-business. Elite aliada a los medios de comunicación (ver la nota que publicamos ayer) tan necesarios para sus fines. En el caso de Perú, lograron la supresión de cualquier alternativa política: el electorado tuvo que optar entre dos variantes de la derecha neoliberal.
Al igual que lo hace la plutocracia argentina de Corporación Cambiemos, la descarada plutocracia brasilera: Temer ya anunció que sus primeras medidas apuntarán a un ajuste al fonde de jubilados, una ley de flexibilización laboral y un fuerte recorte fiscal, mientras ya se amplifican las relaciones con EEUU. El neoliberalismo ya lidera los dos países clave en América del Sur. Falta que los medios brasileros repitan el relato del "fin de la fiesta populista", que todos estos años fue una "ilusión", y todas esas pavadas que escuchamos a diario desde la asunción de la Peste Amarilla.
Como enseña la experiencia de los golpes en Paraguay y Honduras, y como ya lo vemos venir en Argentina, lo que viene luego de la toma del poder por parte del neoliberalismo es la salvaje represión para erradicar de la faz de la tierra cualquier tentativa de reconstrucción democrática, amparados por el tridente jueces, parlamentarios y medios de comunicación.
Porque hay que tener en cuenta que al capitalismo jamás le interesó la democracia: ya uno de sus principales teóricos; Friedrich von Hayek, decía que aquella era una simple "conveniencia", admisible en la medida en que no interfiriese con el "libre mercado", que es la no-negociable necesidad del sistema. Por eso era (y es) ingenuo esperar una oposición de los capitalistas y sus voceros políticos o intelectuales a un gobierno aún tan moderado y tibio como el de Dilma, y lo mismo podríamos decir aquí en Argentina en el Gobierno de CFK o en cualquier lugar del mundo. Para la derecha, para el neoliberalismo, para el "facho" liberal, la democracia es sólo una opción táctica, fácilmente descartable.
¿Quién, sino el "Gran Hermano" dueño del "Show-Business" mató a la democracia en Honduras, Paraguay, Brasil o Grecia? ¿Quién quiere destruirla en Venezuela, Bolivia y Ecuador? ¿Quién la mató en Chile en 1973, en Brasil en 1964, en Indonesia y República Dominicana en 1965, en Argentina en 1966 y 1976, en Uruguay en 1973, en el Congo Belga en 1961, en Irán en 1953 y en Guatemala en 1954? La lista sería interminable, tal como lo es la lista de malandras del mundo: Trump, Macri, Sharon, Bush, Aznar, Uribe, Rajoy, etc. etc. etc. etc. etc.
Policía contra manifestantes en conflito en el centro de São Paulo.
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