Un tribunal de "justicia" integrado por tres individuos con cargos vitalicios, dotados de inmunidad frente a la voluntad popular; no tienen que someterse a la opinión pública, ni hablan con los medios de comunicación. "Los jueces hablan por sus sentencias", reza un viejo proverbio, y la sentencia habló: así como existe una corrupción no deseada (incluso si su veracidad es muy dudable) también existe una que es "permitida", la buena, aquella que sobrevuela al gobierno de la derecha y que va desde las estafas cripto a la pedofilia, desde el endeudamiento desmedido hasta la desindustrialización, desde la protección a los narcos al manejo de fondos sin control pasando por la fuga de divisas, venta de cargos o la mismísima bicicleta carry trade. Nada de esto sería posible con un poder mediático transparente y un poder judicial honesto. En el marco de la tremenda crisis institucional que atraviesa el país avanza la impunidad, y la corte suprema (en minúscula) se ha transformado en el mayor símbolo de la injusticia en la Argentina.
¿Cuesta acaso mucho imaginar cómo sería nuestra historia y nuestro destino con un poder judicial no ya equitativo ni justo sino apenas honesto?. Existen acciones inconstitucionales que se llevan adelante y allí están, sin políticos ni jueces que se opongan; quizás los decretos de necesidad y urgencia como el actual llamado DNU70 sea el caso extremo, que permite el endeudamiento y modifica decenas de leyes a la vez y ni siquiera es tratado por la corte cuando la urgencia demuestra que se contraen compromisos impagables, hay mucho más al respecto pero se entiende la idea... Se deja pasar la historia en beneficio de la caja de unas pocas corporaciones o líderes millonarios que dan las órdenes que puntualmente el indigno "per-judicial" poder judicial de la nación ejecuta. La derecha va a fondo, siguiendo un modelo de aplastamiento del conflicto social sin mediaciones y aplicando la violencia estatal pura y dura, aquí y en todas partes.
Es en vano esperar que los de arriba tengan algún límite en el alcance de sus acciones y en la ética que las sostiene.
Parece resultar obvio explicar que la corte suprema de justicia está sometida a mandatos, situadas por encima de ellos y de su supuesta "independencia". Son las de los poderes fácticos, el poder real. Ésos a quienes nadie vota. Los que no tienen plazos ni divisiones, ni límites para ejercer sus poderes. El poder económico y los grandes medios de comunicación, siempre en interacción, fueron los grandes impulsores de la mayor parte de las injusticias que hoy vive la Argentina. Seamos claros, acá no importaron tanto las discusiones jurídicas; la valoración de las pruebas, la interpretación de las leyes, las competencias de las distintas autoridades en relación a los hechos que se juzgan.
La entrega de tierras a la megaminería, el desvío de fondos públicos destinados a jubilaciones, por ejemplo, para financiar, en unos casos, la bicicleta financiera y en otros, la parálisis de causas contra represores; la parálisis en las causas de reparación histórica a perseguidos políticos durante la década de 1970; los subsidios multimillonarios a empresarios amigos; o la represión política a la clase obrera: nada de eso se juzga en esta causa ni se juzgará en ninguna de ellas. Pretenden vía libre para aplastar el salario, sepultar los derechos obreros, triturar a los sindicatos, destruir el sistema jubilatorio, la salud y la educación públicas.Más allá de los límites y contradicciones de sus gestiones, algunas enormes, CFK no es representativa de ese programa de máxima del gran capital. Los verdaderos negocios de CFK, si los hubiera, no son juzgados en esta causa. No vienen por ella, sino por nosotros. Ni siquiera por los peronistas o kirchneristas, sino por la inmensa mayoría de los argentinos, sus sueños, su futuro, sus empleos, sus derechos, sus salarios. Incluso los de muchos que hoy festejan el fallo inicuo como nosotros festejábamos la conquista de derechos, o el logro de dignidades.
Y obviamente también lo hicieron para aleccionar a cualquiera que se atreva en el futuro a meterse con el poder real.
Los representantes del antihumanismo, ajenos tanto a la historia como a la comprensión del comportamiento humano, actúan contra natura: persiguen, encarcelan, violan dignidades y derechos. Brutos y brutales, creen que mediante la represión lograrán disciplinar a los pueblos.
Pero la acción humana está orientada hacia la transformación de los factores que generan dolor y sufrimiento. Ese impulso profundo no se puede detener ni disciplinar.
Hace tiempo que nuestra democracia se desvía de los valores que le dieron origen, mientras exhibe una desigualdad creciente que intentan mantener “bajo control” a fuerza de palos, balas, gases y detenciones ilegales, con la imprescindible complicidad del Poder Judicial.
Día tras día, opositores al gobierno, periodistas y referentes sociales que reclaman la restitución de derechos vulnerados, esperan una respuesta del poder constitucional que tiene la obligación de garantizar el libre ejercicio de esos derechos: la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Sin embargo, sus integrantes, amparados en una impunidad absoluta, solo invocan la “independencia del Poder Judicial” para proteger sus privilegios, como el de no tributar impuesto a las ganancias.
Durante el gobierno de Javier Milei, han pasado a integrar el colectivo de “héroes” evasores, pero con la legitimidad que ellos mismos se otorgan a través de sus resoluciones, orientadas a la defensa de intereses personales y sectoriales.
Hoy, este máximo tribunal está a punto de consumar uno de los atropellos más graves en democracia: convalidar una condena judicial en una causa armada, plagada de recusaciones y denuncias por irregularidades, sin siquiera revisarla. Así, habilitarían la proscripción política de Cristina Fernández de Kirchner.
Mediante sus fallos, han avalado o impedido la aplicación efectiva de la ley, constituyendo con sus decisiones verdaderos actos de gobierno. Incluso inciden en procesos electorales, eligiendo qué candidato sí o qué candidato no, en contextos de flagrante vulneración de derechos, y siempre respondiendo a los dictados de los poderes fácticos de adentro y de afuera.
En el marco de la tremenda crisis institucional que atraviesa el país avanza la impunidad. Avanza la injusticia. Avanza el endeudamiento sin freno ni control. La Corte Suprema se ha transformado en el mayor símbolo de la injusticia en la Argentina.
Instituto de Políticas Públicas Humanizar
Si no hay resistencia con espíritu de contraofensiva vendrán por todos y todas. La sentencia de los egregios magistrados no es apelable, pero las relaciones de poder sí son susceptibles de revertirse. No es posible imaginar un formato de resistencia a partir de las viejas formas de insubordinación y rebelión, al estilo de las puebladas o del ejemplo extremo del Cordobazo. Es predecible, más bien, una articulación de los conflictos, más lenta o más ágil, en el que la organización e imaginación de bastos sectores atacados sea el telón de fondo de todas las resistencias. El nudo se desata cuando la política (no la de las élites partidarias, sino la de la gente común y corriente) es creativa. Para eso, deberá recuperar su rebeldía y épica, perdida ya hace mucho tiempo.
Insurgir, sublevar. alzarse, rebelarse, declararse formalmente en contra del régimen del 1%, contra el poder real que impone estas reglas de juego de la partidocracia domada, acollarada, castrada. Se trata de romper los límites impuestos, los de esta legalidad con olor a dictadura de esta democracia que no es tal sino ladrones al servicio de la plutocracia. Se trata de recuperar la condición humana en un mundo deshumanizante.
En la actual Argentina marcada por el individualismo y la prepotencia del mileismo triunfante, hay que animarse a proponer un imaginario a contrapelo, solidario, activo e insurrecto, generador de intuiciones e ideas que aspiran a subvertir el canibalismo social reinante.
La historia de la lucha de clases continúa. La de las propensiones indomables de una parte del pueblo argentino también. Alguien dijo alguna vez... "Hagan lío".







Muy claro Moe. Gran y certero análisis. Si se vuelve al poder alguna vez, habrá que avanzar contra el poder judicial con todo, como locomotora, haciéndolos pedazos.
ResponderEliminarmarche presa la chorraaa, ustedes no vuelven mas giles, y no es de mala onda. les pasó por inutiles, a no ser que por arte de magia se hagan inteligentes los zurdos dudo que vuelvan pero bueno el tiempo lo dirá. mientras tanto VLLC!
EliminarQue original el comentario del libertario Bruno Dacarai, realmente estoy re sorpreso, no lo escuché nunca. No tienen originalidad ni para intentar un retruque, siempre lo mismo, siempre lo mismo, comentarios calcados que ya cansan muchachos. Conecten dos neuronas a ver si se les ocurre algo más
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