Estudios MTV, Miami, Estados Unidos, jueves 4 de mayo de 1995. Charly García realiza su Hello! MTV Unplugged. En el minuto 23’35”, él y su banda comienzan a tocar “Cerca de la revolución”. Charly, en el medio de la canción, desde un sillón lleno de almohadones, grita: “Ey, María!”. En ese momento, empieza a sonar uno de los mejores punteos del rock argentino: es la guitarra de María Gabriela Epumer. Sentada en una banqueta alta, vestida de brillos, con una pollera felpuda y las piernas al aire, está ella. La mejor guitarrista que existió, según Charly.
Había escuchado el CD del unplugged miles de veces, como todos los otros discos de Charly, pero fue hace tres o cuatro años que recién vi el video del concierto entero. Y cuando la vi a María, al fin pude ponerle un rostro a ese anuncio de García, a ese “Ey, María!”. La sorpresa es que, sin saberlo, ya la conocía.
Viuda e hijas del Roque Enroll sonaba en mi casa cuando era chica. “Lollipop”, “Fondo Monetario Internacional”, “Bikini Amarillo”, todos temas mega conocidos. Estuvieron entre las mejores canciones argentinas, según los rankings de la revista estadounidense Rolling Stone. Nunca supe quién era la viuda, nunca supe quiénes eran las hijas. Sólo sabía que era una banda conformada exclusivamente por mujeres. Entre ellas, estaba María Gabriela Epumer. Entonces me di cuenta: de ahí conocía su voz.
Desde los 16 años, la guitarrista, bajista y cantante ya componía sus temas. Hacía punteos con una Gibson blanca que pertenecía a David Lebon, y se juntaba con su hermano músico Lito Epumer y Pedro Aznar para hacer covers de Stevie Wonder. Familia de músicos, del barrio de Villa Devoto, descendiente de mapuches, tataranieta del lonko rancülchen (jefe de comunidad) Epumer. Su primera banda fue Rouge, también integrada sólo por mujeres, pero como cantaban reversiones en inglés y era la época de la última dictadura, fueron prohibidas. Algunas de éstas chicas luego formaron parte de la mítica Viuda e hijas.Colaboró en canciones y álbumes de varios artistas, como Luis Alberto Spinetta, Fito Páez, Celeste Carballo. Mercedes Sosa la invitó junto a Charly a tocar junto a ella en Nueva York. Muchos de sus covers me parecen aún más hermosos que las versiones originales. Esta versión de “Despiértate Nena”, que tocó en vivo en un programa de televisión, es simplemente hermosa y, a la vez, recontra elevada en términos musicales (el conductor, un joven Pato Galván, en un momento no les puede seguir más el ritmo).
María conoció a Charly García a sus 9 años. Su tía, Celeste Carballo, era novia de Juan Rodríguez, el baterista de Sui Generis, y la llevaba a los ensayos y a los recitales que hacía la banda. Pero fue recién en 1993 cuando comenzaron a tocar juntos. Charly se había quedado sin guitarrista para su gira, y después de ver un show de Las chicas (banda que integraba María) le comentó la situación a Epumer. Ella se ofreció para ser su guitarra. A los pocos días, Charly la invitó a su estudio, y después de tocar más de cinco horas sus canciones, en un momento le dijo: “Ya está”.
Ese mismo año se fueron de gira, María pasó a ser parte de su banda estable y entre 1994 y 1995 grabó con él La hija de la lágrima, Estaba en llamas cuando me acosté y el ya mencionado Hello! MTV Unplugged. Su guitarra y voz suenan en aproximadamente diez álbumes de Charly.
Mientras era su guitarrista y amiga, comenzó a formar su carrera como solista. Sus discos son Señorita Corazón (1998), Perfume (2000) y los EPs Pocketpop (2001) y Una sola cosa (2003). En ellos pudo desarrollar su estilo propio, una mezcla de rock, pop y algo medio inclasificable. Ella misma, en una entrevista, confiesa que no sabría explicar el género “Me cuesta mucho definirlo, pero te diría que básicamente son canciones”. Corta.
Hace
poco se me dio por analizar la biblioteca de mi casa: el 70% de lxs
autorxs son hombres. También me frustré al ver mi biblioteca musical en
Spotify, aunque no tanto (desde siempre que escucho a numerosas
artistas, aunque últimamente en un abanico muy variado, que va desde
Rosalía hasta Chavela Vargas). Mi último descubrimiento fue Marianne
Faithfull. La conocí gracias a Barbie Recanati, música y productora
argentina. Tiene una columna semanal en la radio donde habla sobre
rockeras mujeres de todo el mundo. También están en formato podcasts.
Esas columnas le sirvieron para escribir el libro Mostras del Rock (con ilustraciones de PowerPaola), donde explica:
Me gusta la idea del robo del ADN. Es lo que siempre intento explicar sobre la falta de memoria en la historia en términos de género y nunca había encontrado la expresión o metáfora correcta. ¿Cuántas Marías habrán existido? ¿Cuáles son las mujeres que estuvieron detrás de todas esas grabaciones que firmaron los rockeros? ¿Quiénes las borraron? ¿En qué parte de mi ADN musical se manifiestan sin que yo lo sepa?
Epumer falleció en junio del 2003, a sus 39 años, a causa de un paro cardiorrespiratorio. En febrero de ese mismo año, unos meses antes de su muerte, tocó en el Festival de Viña del Mar, Chile, junto a Charly. En él, García aparece en el escenario arriba de una silla de ruedas, todo medio perfo, porque ni bien lo dejan solo, se para, levanta su dedo fuck you y hace girar la silla en su propio eje, dejándola a un costado. Tocó más de una hora.
Esa noche, María hizo sonar la guitarra eléctrica vestida con un body, unas medias panty rotas, una capa azul larguísima, y con una banda (como las presidenciales o las de los concursos de belleza) que decía “MISS SAY NO MORE”. También tenía una corona de reina en su cabeza. Algunos dicen que fue el mejor recital que dieron juntos. Mientras miraba el video pensaba en lo que debe haber sido, como música y como persona, para que Charly, con lo exigente y exquisito que siempre fue, le ponga ese título: Miss Say No More.
Al terminar de escribir esta nota, sentí que una pequeña parte de mi ADN musical fue recuperado. Espero que si llegaste hasta acá, te haya pasado lo mismo.
Martina Evangelista
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