Antes de meterme a hablar de grupos, bandas y músicos rusos debo aclarar algo que me ha llevado años concebir y asumir y es la tardanza en el despertar de la música moderna rock o pop más allá del telón de acero. Ese mundo cerrado y desconocido para el resto de occidente durante más de 70 años de dictadura férrea comunista lo que sería el equivalente próximo a un fascismo radical instaurado en Europa vía Hitler, Mussolini o Franco.
En Rusia el equivalente más cercano fue Hitler. Entre el Führer y el padrecito Stalin mataron todo lo que pudieron con entusiasmo y jolgorio y también el imperio japonés se sumó a la fiesta de la locura. Hitler fueron 12 años de terror en Europa pero en Rusia fueron muchas décadas de imperio del mal, de horrores inconcebibles y miedo pavoroso que incluso a día de hoy su política aun despierta sospechas y temores. En mi país y aunque esto sea una anomalía histórica todavía se venera por las más altas instituciones del estado la figura de Francisco Franco y Jose Antonio Primo de Rivera. Esto es una vergüenza que solo Europa reconoce, pero no nuestros gobiernos. Aquí no fue una democracia votada a partir de 1975 (tampoco lo habrían permitido) sino una obra de teatro y una continuidad autoritaria pactada y maquillada de libertades controladas al máximo. El clero hizo el resto para que la miseria mental nos adoctrinase desde niños y fuésemos fieles corderitos. Hoy en el siglo XXI y aunque parezca una distopía, tenemos a la derecha conservadora más retrógrada que pueda imaginarse y a una juventud iletrada producto del fracaso de la educación. El panorama es malo. Sin embargo, tanto la música como el arte han luchado siempre por sobreponerse a todas las restricciones impuestas por los autoritarismos. En los años sesenta las ingenuas bandas de rock “yeyé” adolescente que poblaban España fueron toleradas a regañadientes y ridiculizadas por llevar el pelo largo o ropa distinta, pero es que en la antigua unión soviética estaban totalmente prohibidas. Hacer música rock en Rusia era marginal, peligroso y algo realizado de forma clandestina. Se admitía el jazz y el pop cursilón porque no resultaban demasiado molestos para el concepto del realismo socialista. Pero para un pueblo que históricamente ha sufrido tanto como Rusia, no hay las suficientes barreras para parar sus inquietudes. El primer y único festival de rock en la URSS se realizó en el año 1980 en una especie de imagen aperturista cara a los juegos olímpicos de Moscú. Se quería dar una imagen renovada, pero aquello duró solo unos días e incluso llegó a formarse el llamado club de rock de Leningrado.
Le vamos a robar (mejor dicho, pedir prestada) al sitio web Rockliquias y a Alberto Torró esta introducción a la música rock rusa, específicamente de la banda Avtograf, para enmarcar el festival de música rusa, bielorrusa y ucraniana de esta semana, así que con todo respecto, nos vamos introduciendo en una jugosa e inexplorada sección de música que los invito a conocer.
Por Alberto Torró
Una de las bandas que actuaron en aquel festival fueron los moscovitas Avtograf. Se fundaron en 1979 a través del guitarrista y compositor Alexander Sitkovetsky, el bajista Leonid Goutkin, el teclista Leonid Makarevich y el batería Andrej Morgunov. Su estilo completamente personal y algo orientado a la fusión muestra un poderoso empleo de sintetizadores y guitarra eléctrica con una basa inevitablemente académica porque en Rusia hasta el más normal de los músicos estudia en el conservatorio. Avtograf tienen un estilo agradable, melódico y sumamente refinado. El gusto por la precisión técnica es algo que vamos a encontrar en la mayoría de las bandas. Es una banda generalmente instrumental con voces autóctonas ocasionales y un fuerte perfume eslavo. A las melodías cantadas en ruso hay que acostumbrarse como ocurre con los japoneses. No tienen la misma base cultural que el resto de Europa y siempre hay un trasfondo de melancolía y tristeza propio del espíritu eslavo. El fatalismo que proclama la cultura de Dovstoyesky, el sino del drama y del destino. Ya sé que a ojos de los occidentales se trata de un tópico probablemente superficial como los que piensan que en España cantamos todos flamenco y estamos bailando sevillanas a todas horas. No os podéis imaginar lo radicalmente diferentes que somos los españoles en cada territorio de nuestro país de norte a sur. Hay como veinte países diferentes en mi tierra os lo aseguro. Lo clásico y lo sinfónico se encuentra siempre en la música rusa da igual que lo llamemos rock. Os puedo asegurar qué si Rusia no hubiese estado bajo el yugo comunista y abierto a Europa, el rock progresivo sinfónico habría tenido sus mayores exponentes. Pero todo llegó demasiado tarde, con influencias peculiares, contaminaciones raras, músicas frikis y un retraso a la modernidad propio de los países democráticos donde el rock progresivo floreció.
Yo soy un amante declarado de la música clásica rusa, de toda la clásica rusa sin excepción. Oí antes a Tchaikovsky a Borodin o a Rimsky Korsakov que al rock sinfónico. Yo me crie en la música clásica antes que en la moderna, quizás ya lo he comentado alguna vez. Lo normal es que en mi generación el amor a la música clásica se produjo tras la escucha de ELP. Yo conocía antes la consagración de Stravinsky que el Tarkus y eso me sirvió de mucho. Mi concepto de ser “sinfónico” viene de la clásica no del rock. Mi gusto por el rock viene a la inversa y no suele suceder. Para mí siguen siendo dos mundos diferentes y de un nivel distinto pero complementarios. Incluso Duke Ellington, Gershwin o Bernstein vinieron antes que King Crimson a mis oídos. Es la verdad. Esto viene al caso porque yo deseaba que Rusia fuese la quintaesencia del rock sinfónico por encima de los ingleses o los alemanes incluso de los italianos. La enorme cultura sonora del país de Pushkin o Tolstoi los habría hecho los reyes del sinfonismo progresivo pero no fue así.
Este nuevo apartado en Rockliquias es casi una reivindicación a las primeras músicas que escuché en mi vida. Avtograf grabaron tres discos, el último en 1991 y curiosamente en inglés y abiertos al mercado internacional copado entonces por el AOR. La unión soviética cayó en 1989 con el muro de Berlin. Si lo miras fríamente es comprensible su apertura a músicas de occidente y se pueden perdonar los despistes en gente que no sabía lo que era la libertad. Libertad que todos sabemos, aunque vivamos en el mundo liberal de que eso no existe. Acaso es preciso vivir en un mundo cerrado y aislado para crear buenas músicas…? Terrible pregunta.
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