Una mujer fue vista en un edificio del barrio de Colegiales haciendo trabajos de limpieza en un sexto piso, del lado de afuera de la ventana, sin protección alguna. Otro ejemplo de nuestra vuelta al pasado. Vamos camino al siglo XIX, a los albores del capitalismo, pero sin capitalismo, puesto que la revolución burguesa por América Latina no pasó y jamás nos hemos industrializado. Luego vienen las reformas laborales con sus "flexibilizaciones" del trabajo que —también regresivamente— aumentarán las horas de la jornada semanal, destruirán los derechos adquiridos de los trabajadores como las vacaciones, el aguinaldo, las licencias por maternidad y enfermedad, las asignaciones familiares y todas las políticas sociales orientadas a equilibrar la balanza. Al crecer también el desempleo, y también de acuerdo con el marxismo, lo que se forma es un ejército de reserva siempre listo para hacer cualquier trabajo, por cualquier salario y en cualesquiera condiciones. Con tanta gente desocupada y desesperada por llevar el pan a la mesa de sus hijos hambrientos, ¿quién se atreverá a reclamarle algo al patrón y a correr el riesgo de ser despedido y reemplazado por otro famélico?.
A los argentinos nos toca "cuidar el laburo", es decir, a aceptar callados cualquier atropello y cualquier humillación con tal de mantenernos ocupados, justamente porque tenemos que pagar tarifas de servicios y precios que consumen la totalidad de nuestros salarios. No podremos darnos el lujo de perder el puesto de trabajo. Y ahí tenemos el escenario ideal para el rico, el que caracterizamos como un escenario similar al del siglo XIX, al del capitalismo naciente: todo el poder en manos de los ricos, que son cada vez más ricos a partir de la explotación ilimitada de los recursos humanos de los pobres, que son cada vez más pobres y más miserables. Regresivamente.
La noche del jueves y el viernes pasado, hombres y mujeres aguardaron varias horas, para dejar su currículum en la nueva sede de la panadería de Garupá, que abrirá sucursal en los próximos días en Posadas, la capital misionera. Más de 10 cuadras de cola para 15 puestos de trabajo.
Se acerca la temporada de verano y los locales de la costa comienzan la búsqueda de trabajadores eventuales. El miércoles 700 jóvenes hicieron tres cuadras de cola para un puesto en un local gastronómico de Playa Grande.
El jueves 3 se difundieron en redes sociales imágenes de cientos de jóvenes que hicieron fila en Bernal tras darse a conocer que una fábrica de hielo contrataría 12 operarios. Un usuario de Facebook publicó el video donde se ve una cola de más de 3 cuadras para aplicar a la búsqueda.
Todo ello se multiplica por mil cuadros similares, diarios, seguramente alguno cercano a tu casa, a tu empleo, o quizás lo vivas en carne propia. En ese caso sabés de qué estamos hablando.
La imagen se dio hoy en Buenos Aires, fue captada por un transeúnte y subida a Twitter. La mujer que limpiaba los vidrios hacía sus labores en el sexto piso de un edificio ubicado en el cruce de las avenidas Crámer y De los Incas. Parada en el borde de una ventana, con apenas una baranda a la altura de los tobillos, la encargada de pasar un trapo a la ventana corrediza, del lado de afuera, trabajaba sin arneses ni casco. De hecho, no se trata de una labor propia de personal doméstico.
Como vemos en la primera foto, la señora limpiando vidrios exteriores en el sexto piso, sin protección representa muchas cosas, representa la vuelta al pasado, la discriminación, el abuso patronal. Casi una esclava. Y no solo es perfectamente posible volver al esclavismo, o casi, a un "statu quo" colonial, feudal, servil y autoritario, sino que lo estamos viviendo día a día, eso tiene un nombre: restauración conservadora. No es que se vuelva al pasado en un sentido literal y estricto. Lo que se restaura con las restauraciones conservadoras son las condiciones sociales de una época determinada. Todo lo demás sigue igual y no volveremos a viajar a caballo ni a comunicarnos por telégrafo, no habrá caballeros con galera ni damas encorsetadas, no va a resucitar la reina Victoria. Las restauraciones se dan en el plano de la economía, en la manera cómo se distribuye la riqueza de una nación. ¿Van a avanzar las clases populares y trabajadoras en general con la justicia social o van a concentrar los ricos todo el PBI en sus manos? He ahí la cuestión.
Esa es la meta del neoliberalismo y hacía allí marchamos a pasos acelerados, aunque el sentido común opine que estamos delirando, que "eso no va a pasar, es imposible volver al pasado". Y el sentido común opina de esa manera porque no es capaz de ver el proyecto, no entiende que el neoliberalismo existe precisamente para reinstalar un estado de cosas anterior, no para repartir globos de colores ni para instalar el "diálogo" en la sociedad.
Del "fifty-fifty" kirchnerista llegaremos pronto a un 80-20 netamente favorable a los ricos, en el que cuatro gatos van a quedarse con el 80% de la riqueza nacional mientras las masas desesperadas nos disputamos las achuras en el matadero como perros, como solía decir Jauretche.
Cuando lo que el trabajador gana por su trabajo en concepto de salario se diluye en pago de servicios y precios, entonces el capital gana más de lo que pone. En consecuencia, concentra aún más la riqueza del país, ya que mes a mes la diferencia aumenta a su favor, la brecha se amplía. Por eso las paritarias en neoliberalismo —cuando existen— deben cerrar siempre por debajo de la inflación, para que el trabajador tenga cada vez menos hasta llegar a la definición de "proletario" propuesta por el marxismo clásico, que es la del trabajador cuyo salario es suficiente apenas para mantenerse a sí mismo y su prole. A sí mismo, para seguir trabajando; a su prole, para renovar el ejército de esclavos sin pan en el tiempo.
Durante el siglo XX los pueblos se empoderaron en sus revoluciones e implementaron por el mundo sus propios proyectos políticos. Eso tuvo consecuencias en casi todos los países, donde a mediados del siglo se hicieron realidad los derechos del trabajador como sujeto histórico de una época. Se equivocan los que suelen pensar en las vacaciones, en el aguinaldo y en la jornada de 8 horas diarias como cosas que siempre estuvieron allí. Todas esas fueron conquistas de los pueblos en la lucha y son esas conquistas las que el proyecto político de los ricos, que es el neoliberalismo restaurador y conservador, viene a destruir.
Pero los pueblos no se empoderaron en el siglo XX por arte de magia o porque fueron conducidos por revolucionarios geniales, aunque los revolucionarios son importantes en la historia. Los rusos no hicieron el socialismo solo porque tuvieron a Lenin ni los argentinos conquistamos el aguinaldo y la indemnización solo porque tuvimos a Perón. Los rusos y los argentinos lo lograron porque se pusieron las pilas y echaron a girar la rueda de la historia hacia delante.
Para que Perón tuviera su 17 de octubre en 1945 fue necesaria la sublevación del subsuelo de la Patria, como diría Scalabrini Ortiz. Sin el "aluvión zoológico", Perón habría sido fusilado y condenado al olvido. En realidad, el proyecto de los pueblos está siempre en los mismos pueblos. En todos los casos el protagonista son los pueblos en marcha, es el trabajador con la conciencia de que es trabajador y de que debe luchar todos los días contra la restauración conservadora que viene a destruir sus derechos y reducirlo otra vez a la condición de esclavo.
A los argentinos nos toca "cuidar el laburo", es decir, a aceptar callados cualquier atropello y cualquier humillación con tal de mantenernos ocupados, justamente porque tenemos que pagar tarifas de servicios y precios que consumen la totalidad de nuestros salarios. No podremos darnos el lujo de perder el puesto de trabajo. Y ahí tenemos el escenario ideal para el rico, el que caracterizamos como un escenario similar al del siglo XIX, al del capitalismo naciente: todo el poder en manos de los ricos, que son cada vez más ricos a partir de la explotación ilimitada de los recursos humanos de los pobres, que son cada vez más pobres y más miserables. Regresivamente.
La noche del jueves y el viernes pasado, hombres y mujeres aguardaron varias horas, para dejar su currículum en la nueva sede de la panadería de Garupá, que abrirá sucursal en los próximos días en Posadas, la capital misionera. Más de 10 cuadras de cola para 15 puestos de trabajo.
Se acerca la temporada de verano y los locales de la costa comienzan la búsqueda de trabajadores eventuales. El miércoles 700 jóvenes hicieron tres cuadras de cola para un puesto en un local gastronómico de Playa Grande.
El jueves 3 se difundieron en redes sociales imágenes de cientos de jóvenes que hicieron fila en Bernal tras darse a conocer que una fábrica de hielo contrataría 12 operarios. Un usuario de Facebook publicó el video donde se ve una cola de más de 3 cuadras para aplicar a la búsqueda.
Todo ello se multiplica por mil cuadros similares, diarios, seguramente alguno cercano a tu casa, a tu empleo, o quizás lo vivas en carne propia. En ese caso sabés de qué estamos hablando.
La imagen se dio hoy en Buenos Aires, fue captada por un transeúnte y subida a Twitter. La mujer que limpiaba los vidrios hacía sus labores en el sexto piso de un edificio ubicado en el cruce de las avenidas Crámer y De los Incas. Parada en el borde de una ventana, con apenas una baranda a la altura de los tobillos, la encargada de pasar un trapo a la ventana corrediza, del lado de afuera, trabajaba sin arneses ni casco. De hecho, no se trata de una labor propia de personal doméstico.
Los Incas y Crámer.— sergio ucedo (@sergioucedo2) October 16, 2019
No tengo palabras. pic.twitter.com/FW2B8SG8Rb
Como vemos en la primera foto, la señora limpiando vidrios exteriores en el sexto piso, sin protección representa muchas cosas, representa la vuelta al pasado, la discriminación, el abuso patronal. Casi una esclava. Y no solo es perfectamente posible volver al esclavismo, o casi, a un "statu quo" colonial, feudal, servil y autoritario, sino que lo estamos viviendo día a día, eso tiene un nombre: restauración conservadora. No es que se vuelva al pasado en un sentido literal y estricto. Lo que se restaura con las restauraciones conservadoras son las condiciones sociales de una época determinada. Todo lo demás sigue igual y no volveremos a viajar a caballo ni a comunicarnos por telégrafo, no habrá caballeros con galera ni damas encorsetadas, no va a resucitar la reina Victoria. Las restauraciones se dan en el plano de la economía, en la manera cómo se distribuye la riqueza de una nación. ¿Van a avanzar las clases populares y trabajadoras en general con la justicia social o van a concentrar los ricos todo el PBI en sus manos? He ahí la cuestión.
Esa es la meta del neoliberalismo y hacía allí marchamos a pasos acelerados, aunque el sentido común opine que estamos delirando, que "eso no va a pasar, es imposible volver al pasado". Y el sentido común opina de esa manera porque no es capaz de ver el proyecto, no entiende que el neoliberalismo existe precisamente para reinstalar un estado de cosas anterior, no para repartir globos de colores ni para instalar el "diálogo" en la sociedad.
Del "fifty-fifty" kirchnerista llegaremos pronto a un 80-20 netamente favorable a los ricos, en el que cuatro gatos van a quedarse con el 80% de la riqueza nacional mientras las masas desesperadas nos disputamos las achuras en el matadero como perros, como solía decir Jauretche.
Cuando lo que el trabajador gana por su trabajo en concepto de salario se diluye en pago de servicios y precios, entonces el capital gana más de lo que pone. En consecuencia, concentra aún más la riqueza del país, ya que mes a mes la diferencia aumenta a su favor, la brecha se amplía. Por eso las paritarias en neoliberalismo —cuando existen— deben cerrar siempre por debajo de la inflación, para que el trabajador tenga cada vez menos hasta llegar a la definición de "proletario" propuesta por el marxismo clásico, que es la del trabajador cuyo salario es suficiente apenas para mantenerse a sí mismo y su prole. A sí mismo, para seguir trabajando; a su prole, para renovar el ejército de esclavos sin pan en el tiempo.
Durante el siglo XX los pueblos se empoderaron en sus revoluciones e implementaron por el mundo sus propios proyectos políticos. Eso tuvo consecuencias en casi todos los países, donde a mediados del siglo se hicieron realidad los derechos del trabajador como sujeto histórico de una época. Se equivocan los que suelen pensar en las vacaciones, en el aguinaldo y en la jornada de 8 horas diarias como cosas que siempre estuvieron allí. Todas esas fueron conquistas de los pueblos en la lucha y son esas conquistas las que el proyecto político de los ricos, que es el neoliberalismo restaurador y conservador, viene a destruir.
Pero los pueblos no se empoderaron en el siglo XX por arte de magia o porque fueron conducidos por revolucionarios geniales, aunque los revolucionarios son importantes en la historia. Los rusos no hicieron el socialismo solo porque tuvieron a Lenin ni los argentinos conquistamos el aguinaldo y la indemnización solo porque tuvimos a Perón. Los rusos y los argentinos lo lograron porque se pusieron las pilas y echaron a girar la rueda de la historia hacia delante.
Para que Perón tuviera su 17 de octubre en 1945 fue necesaria la sublevación del subsuelo de la Patria, como diría Scalabrini Ortiz. Sin el "aluvión zoológico", Perón habría sido fusilado y condenado al olvido. En realidad, el proyecto de los pueblos está siempre en los mismos pueblos. En todos los casos el protagonista son los pueblos en marcha, es el trabajador con la conciencia de que es trabajador y de que debe luchar todos los días contra la restauración conservadora que viene a destruir sus derechos y reducirlo otra vez a la condición de esclavo.
Derrapó Carrió: "A los chicos un poco de trabajo esclavo hay que darles" pic.twitter.com/WXUA3HYhN8— El Destape (@eldestapeweb) 15 de mayo de 2018
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