Ya son, al menos, once los muertos en Chile y Piñera dice que están "en guerra". Después de muchos años de rechazo al sistema, la olla de presión finalmente ha reventado. Porque si bien las desigualdades son globales e intangibles, según recientes informes (en este caso del banco suizo Credit Suisse) el patrimonio global de los millonarios creció un 2,6% interanual, con el 45% de la riqueza mundial en manos del 1% más rico, los resultados de estas desigualdades son locales, concretas, hasta íntimas y personales. Nos afecta en nuestra estilo de vida, en nuestro trabajo (si logramos conservarlo), en nuestra salud y nuestra educación. Eso es lo que está estallando por los aires en Chile (la niña mimada de la derecha sudamericana), país cuyos patrones definen un neoliberalismo extremo en ámbitos como pensiones, en educación, en salud, en un sistema tributario que busca favorecer a los ricos. Pues no es posible que creaca la riqueza de los millonarios sin imponer restricciones progresivas de los derechos de las mayorías.
Las declaraciones de Ley de Seguridad Interior del Estado, de Estado de Emergencia y el Toque de Queda, inéditos tras la dictadura, no ha sido una respuesta circunstancial a un estallido social, sino es la formulación política de una ideología que ha trabajado sistemáticamente para conculcar libertades civiles y políticas, y para la generación de miedo y ansiedad en la población.
Wikipedia
"No son 30 pesos, son 30 años" es un eslogan que se repitió ayer domingo en muchas redes sociales y carteles de los manifestantes que continuaron saliendo a las calles de todo el país. Los "30 pesos" alude al alza del boleto del Metro de Santiago que hizo estallar la olla a presión del pueblo chileno. Los "30 años" se refieren a las décadas desde el fin del régimen militar y la traición que significó el que los partidos pro-democracia profundizaran el modelo económico impuesto por la dictadura, en lugar de hacer cambios de fondo.
Esto es Cabeza de Moog rompiendo el cerco mediático:
La olla a presión que se había acumulado por las últimas décadas de administración del modelo neoliberal ha reventado de forma imparable. El modelo chileno, tan admirado desde la distancia segura del ámbito mediático, finalmente ha topado la paciencia de la ciudadanía estallando en una ola catártica de protestas, expresada a veces en manifestaciones pacíficas y cacerolazos, pero también en una serie de actos de vandalismo, después de una jornada que culminó con toque de queda y bajo control militar en dos de las ciudades más importantes por ser sedes de dos poderes del Estado, como son Santiago y Valparaíso.
Los militares y los carabineros están (no podía ser de otra manera) desplegando una represión y amedrentamiento que rebasa el abuso sobre un pueblo cansado de aguantar atropellos constantes. Por el neoliberalismo es el atropello como forma de vida, es pisotear las condiciones humanas como toda regla de juego, es lucrar con nuestras vidas y es definirnos como un dígito que puede servir o no a las ganancias. Y Chile fue una de las mayores expresiones, hasta ahora "presuntamente" exitoso.
En la memoria reciente está el despliegue del Comando Jungla en la Araucanía, la sistemática represión a las comunidades indígenas y el consecuente asesinato del joven Camilo Catrillanca. A la vista están los proyectos de ley para penalizar a los niños y niñas en las escuelas públicas mediante Aula Segura y el control preventivo en los menores de 18 años. Todos ejemplos ilustrativos de una vocación de política autoritaria que no cae del cielo sino que tiene inicios e ideología bien concretas.
Pese al tiempo transcurrido desde el cese el retorno de las instituciones constitucionales y la democracia, prevalece una matriz dictatorial socio-económica clasista impuesta por entonces novel "Escuela de Chicago" a través de Sergio de Castro, Fernando Leniz, Hernan Buchi y otros discípulos de Milton Friedmann. Fueron los que armaron un modelo que subsiste hasta hoy, pese a los gobiernos posteriores que, retoque aquí y allá, dejaron incolumne el edificio basado en la aceptación de un sector de la suerte perra que le cabe al marginado. Y a medida que pasa el tiempo, el porcentaje de marginas se eleva y acrecienta siguiendo los pasos de la concentración capitalista. Evidentemente es un modelo que tarde o temprano va a volar por los aires.
Las jornadas de protestas han puesto en evidencia la dura realidad de un país próspero en apariencia, pero debilitado profundamente por un sistema injusto y totalmente deshumanizado. Es el Chile en blanco y negro en donde se contrapone la imagen feliz de exportación con una realidad cada vez más precaria para la clase trabajadora, la cual vive en una deuda perpetua para poder sobrevivir, y para un amplio sector de la juventud cuyas perspectivas académicas y laborales resultan cada día más estrechas.
Los chilenos se cansaron de que se lucre con sus derechos, en el transporte, en las pensiones y la seguridad social, en la salud, en la educación y con su calidad de vida, del saqueo, de la desigualdad y la injusticia social. La violencia hace tiempo que se apoderó de la convivencia social, ahora se ven las consecuencias de un pueblo violentado económicamente, psicológicamente y moralmente.
Las declaraciones de Ley de Seguridad Interior del Estado, de Estado de Emergencia y el Toque de Queda, inéditos tras la dictadura, no ha sido una respuesta circunstancial a un estallido social, sino es la formulación política de una ideología que ha trabajado sistemáticamente para conculcar libertades civiles y políticas, y para la generación de miedo y ansiedad en la población.
Chicago Boys es una denominación aparecida en los años 1970 que hace referencia a los economistas liberales educados en la Universidad de Chicago, donde aprendieron de las ideas económicas de los estadounidenses Milton Friedman y Arnold Harberger.
Estos economistas influyeron profundamente durante la dictadura militar liderada por Augusto Pinochet. Fueron los artífices de reformas económicas y sociales que llevaron a la creación de una política económica de mercado con orientación neoclásica y monetarista, además de la descentralización del control de la economía. Milton Friedman acuñó el término el «milagro de Chile», para referirse a la obra de sus discípulos en ese país. Independiente de la valoración positiva o negativa de los cambios implementados, existe consenso en su gran influencia en la configuración del Chile actual.
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"No son 30 pesos, son 30 años" es un eslogan que se repitió ayer domingo en muchas redes sociales y carteles de los manifestantes que continuaron saliendo a las calles de todo el país. Los "30 pesos" alude al alza del boleto del Metro de Santiago que hizo estallar la olla a presión del pueblo chileno. Los "30 años" se refieren a las décadas desde el fin del régimen militar y la traición que significó el que los partidos pro-democracia profundizaran el modelo económico impuesto por la dictadura, en lugar de hacer cambios de fondo.
Esto es Cabeza de Moog rompiendo el cerco mediático:
No deja de ser significativo que los actos de mayor violencia se enfocaran precisamente en aquellas empresas sobre las cuales existen fuertes resquemores por ser símbolo de un sistema que margina a las mayorías: bancos, oficinas de las AFP, farmacias, supermercados, garitas de peaje y estaciones del Metro; allí se enfocó la mayoría de hechos vandálicos, en muchos casos con destrucción total de su infraestructura, en distintas localidades del país. Por lo tanto, al parecer no se trató simplemente de una protesta por la tarifa de transporte de la capital, sino por los abusos sistemáticos de un sistema diseñado por y para el grupo económico más privilegiado, el cual deja al margen de los beneficios de la riqueza a las grandes mayorías, arrinconando con recursos legales a quienes exigen cambios de fondo.Carolina Vasquez Araya - El Quinto Patio
La olla a presión que se había acumulado por las últimas décadas de administración del modelo neoliberal ha reventado de forma imparable. El modelo chileno, tan admirado desde la distancia segura del ámbito mediático, finalmente ha topado la paciencia de la ciudadanía estallando en una ola catártica de protestas, expresada a veces en manifestaciones pacíficas y cacerolazos, pero también en una serie de actos de vandalismo, después de una jornada que culminó con toque de queda y bajo control militar en dos de las ciudades más importantes por ser sedes de dos poderes del Estado, como son Santiago y Valparaíso.
Ahora los conflictos estallan en lugares donde no se los esperaba. En Ecuador, la traición del mandato que recibió Lenín Moreno se enfrentó con un repudio popular que exhibe la condicionalidad de los éxitos electorales que rompen sus pactos con la base social que los eligió. La derecha ecuatoriana quedó tambaleante, sostenida por un despliegue represivo que renuncia a todo intento de simular legitimidad institucional. Este fin de semana se está viviendo una crisis de mayor magnitud todavía en Chile, la niña mimada de la derecha sudamericana. La respuesta de Piñera ha sido militarizar las calles del país que gobierna y declararle la guerra a su pueblo.Oscar Cuervo
Los militares y los carabineros están (no podía ser de otra manera) desplegando una represión y amedrentamiento que rebasa el abuso sobre un pueblo cansado de aguantar atropellos constantes. Por el neoliberalismo es el atropello como forma de vida, es pisotear las condiciones humanas como toda regla de juego, es lucrar con nuestras vidas y es definirnos como un dígito que puede servir o no a las ganancias. Y Chile fue una de las mayores expresiones, hasta ahora "presuntamente" exitoso.
El modo de enfrentar la movilización (que en un comienzo no era más que una inocentada de estudiantes secundarios de pasarse los torniquetes sin pagar, con cánticos) ha sido aplicación de violencia desmedida por parte de carabineros. Cómo esto no ha funcionado y han provocado el apoyo incondicional de la mayoría de la población, que también ha tomado parte y se ha sumado muy activamente, han declarado el estado de emergencia y han sacado a los militares a las calles. Pero la gente en vez de asustarse y meterse a sus casas se ha indignado y ha participado con más fuerza y convicción. (...) se trata de un malestar generalizado, inorgánico, extendido y de alta intensidad que difícilmente podrán parar con la disminución de esos treinta pesos del pasaje o amenazas. Las cacerolas no han parado por un instante de sonar en todo el país durante dos días completos y no pararán hasta que renuncie Piñera, saquen los militares de las calles y se llame a elecciones democráticas para salvar esta tremenda crisis del modelo implantado en dictadura. Con el agravante de que, por primera vez, la furia desatada no tiene representantes, no hay con quien entablar una mesa de diálogo, ni sector político que pueda capitalizar adherencia y representatividad. Esta vez se trata de un diálogo con la gente y en un país tan institucional, burocrático y autoritario como Chile, no hay capacidad política para abordar tal desafío. Habrá que construirla entre todos o morir en una nueva arremetida dictatorial.María José Avello - Socióloga y Escritora
En la memoria reciente está el despliegue del Comando Jungla en la Araucanía, la sistemática represión a las comunidades indígenas y el consecuente asesinato del joven Camilo Catrillanca. A la vista están los proyectos de ley para penalizar a los niños y niñas en las escuelas públicas mediante Aula Segura y el control preventivo en los menores de 18 años. Todos ejemplos ilustrativos de una vocación de política autoritaria que no cae del cielo sino que tiene inicios e ideología bien concretas.
Pese al tiempo transcurrido desde el cese el retorno de las instituciones constitucionales y la democracia, prevalece una matriz dictatorial socio-económica clasista impuesta por entonces novel "Escuela de Chicago" a través de Sergio de Castro, Fernando Leniz, Hernan Buchi y otros discípulos de Milton Friedmann. Fueron los que armaron un modelo que subsiste hasta hoy, pese a los gobiernos posteriores que, retoque aquí y allá, dejaron incolumne el edificio basado en la aceptación de un sector de la suerte perra que le cabe al marginado. Y a medida que pasa el tiempo, el porcentaje de marginas se eleva y acrecienta siguiendo los pasos de la concentración capitalista. Evidentemente es un modelo que tarde o temprano va a volar por los aires.
Entre las cifras que entregó el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) tras las jornadas de protestas del día domingo, contabilizó 283 personas detenidas (de ese grupo 61 son mujeres), 44 heridos, 9 personas desnudadas en procedimientos policiales. Todo esto entre las comunas de Santiago, Maipú, Iquique, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Talca, Concepción, Valdivia, Temuco, Puerto Montt y Punta Arenas.Carolina Rojas - Periodista chilena
La mayoría acusó uso desmedido de la fuerza al momento de la detención, además de detenciones a niños/as, malos tratos, golpes en rostros y muslos, torturas y vejaciones sexuales, entre otras vulneraciones.
Las jornadas de protestas han puesto en evidencia la dura realidad de un país próspero en apariencia, pero debilitado profundamente por un sistema injusto y totalmente deshumanizado. Es el Chile en blanco y negro en donde se contrapone la imagen feliz de exportación con una realidad cada vez más precaria para la clase trabajadora, la cual vive en una deuda perpetua para poder sobrevivir, y para un amplio sector de la juventud cuyas perspectivas académicas y laborales resultan cada día más estrechas.
¿@sebastianpinera hablas de guerra?, quedará en la historia como estas acribillando a compatriotas chilenos. #PiñeraRenuncia #noestamosenguerra pic.twitter.com/RF2PEITwqw— NOTICIAS LIBRE DEL MUNDO (@MBR00980827) October 21, 2019
Estas cosas no suceden de la noche a la mañana, aquí el conflicto es profundo y ahora resultó evidente.
Esta protesta social muestra la insuficiencia de un modelo excluyente, que fracasa en generar cohesión e inclusión social, que debe ser completamente transformado en sus bases estructurales, orientándose al bienestar compartido, a crear sentido de pertenencia y comunidad y a una distribución igualitaria de las riquezas y el progreso.
Chile, hermoso pais de hermosa gente, que ha resistido terremotos, se habia movido con fuerza en pos de la gratuidad de la enseñanza en años pasados. Pêro ahora el temblor estremece el propio basamento de este "nuevo" liberalismo que necesita de la represión y muerte.
Ahí está la respuesta en una región que no se resiste a retroceder, en movimientos complejos, pendulares, a veces contradictorios a la luz de algunas ideologías pero bien cercanas a las necesidades, los padecimientos y los sacrificios de las personas comunes.
Chile ahora! Este es Piñera, el socio del saliente.— Marga Wirkierman 🇦🇷🇷🇺 Марга Виркирман (@MargaWirkierman) October 21, 2019
Para q quiere seguir en el Gobierno el fantoche? Para q esto siga pasando en nuestro continente y llegado el caso aca. Por eso ataca, miente, destroza cerebros manipulados por los medios. Q pensás de esto en el siglo XXI? pic.twitter.com/iU76jBMOfo
Esta protesta social muestra la insuficiencia de un modelo excluyente, que fracasa en generar cohesión e inclusión social, que debe ser completamente transformado en sus bases estructurales, orientándose al bienestar compartido, a crear sentido de pertenencia y comunidad y a una distribución igualitaria de las riquezas y el progreso.
Finalmente, a menos de dos años de iniciado el gobierno del presidente Piñera, es evidente que su programa de gobierno y su visión de país fracasó y es difícil pensar cómo pueda seguir gobernando cuando su imagen y autoridad, y la de su gobierno, no es reconocida por la mayoría social. Escuchar al pueblo siempre será mejor.Marcos Barraza - Periodista chileno
Chile, hermoso pais de hermosa gente, que ha resistido terremotos, se habia movido con fuerza en pos de la gratuidad de la enseñanza en años pasados. Pêro ahora el temblor estremece el propio basamento de este "nuevo" liberalismo que necesita de la represión y muerte.
Ahí está la respuesta en una región que no se resiste a retroceder, en movimientos complejos, pendulares, a veces contradictorios a la luz de algunas ideologías pero bien cercanas a las necesidades, los padecimientos y los sacrificios de las personas comunes.
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