Para ir finalizando la semana, les presentaremos una rareza que pende de un hilo por la internet. Acostumbrados a la supuesta prehistoria que se generará en ella, con sus capas y subcapas geológicas virtuales, confiamos en que todo lo que disfrutamos siempre estará en ella como preciado fósiles a los que siempre podremos volver. Pero nunca falta algún maldito copyright o el motivo que sea para que sean eliminados totalmente, vedándonos de semejantes perlitas. Por eso, como todo material que acostumbramos a traer, van a tener esto disponible para descargar en la Biblioteca Sonora.
Lo que les traigo a continuación es un Cortometraje realizado por Fernando Spiner que tiene entre uno de sus tres personajes nada menos que a nuestro querido Luis Alberto Spinetta, quién también realiza la banda sonora del corto. En pocas líneas podemos decir que trata sobre la soledad aún pendiendo en el futuro con todas las máquinas que este pueda llegar a enarbolar; y por qué no, relata lo que es vivir entre la incomunicación también. Con ustedes: Balada para un Kaiser Carabela.
Dirección: Fernando Spiner
Guión: Eduardo Milewicz, Fernando Spiner
Género: Cortometraje
Año: 1987
Duración: 22:00 Interpretación: Claudio Ginepro, Luis Alberto Spinetta y Sofía Viruboff Música: Luis Alberto Spinetta
Duración: 22:00 Interpretación: Claudio Ginepro, Luis Alberto Spinetta y Sofía Viruboff Música: Luis Alberto Spinetta
1987, año en que se estaba gestando Tester de Violencia (Bajo la herencia: la inmortalidad. Cultura y poder son esta porno bajón), Fernando Spiner contacta por medio de Fito a Spinetta (por el trabajo de La La La), y en Villa Gesell se proponen realizar Balada para un Kaiser Carabela, proyectada solamente una vez en Argentina. Destaco la maquinara sonora que es muy bella y las miradas que se entrelazan a lo largo de las escenas.
Agradecemos al canal de youtube de Germanneitor por conservar el material. y por último decimos que lo hemos dejado en formato MP4 en la Biblioteca Sonora.
Análisis fugaz:
Autos que no pueden arrancar. Teléfonos no contestados. Fotografías rotas. Juegos retro (esos queridos pixeles). Danzas para sordomudos. Playas desiertas y jaulas. Todo va girando en torno a esto, todo se repite. Los diálogos son escasos, inútiles y hasta introspectivos. Más dirigidos hacia el propio emisor que al receptor. Sin embargo las danzas sin música podrían ser el pequeño gesto de conexión, la salvación; puesto que allí los tres personajes logran participar y mostrarse a los demás, entendiéndose en el silencio.
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