Ir al contenido principal

Hay Que Matar A Los Negros: Apartheid Criollo

El gobierno amarillo intensifica el uso del aparato represivo para el control social, mientras gran parte de la sociedad mira con buenos ojos que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, haya puesto en su mira a inmigrantes, pobres y vulnerables en general. Punitivismo racista y doctrina xenófoba, la criminalización de la pobreza y la represión al accionar del "periodismo patova". Toda una historia oscura de nazismo y discriminación tras la frase "Hay que matar a los negros", que hoy perdura tanto como ayer, cuando arrasaron con toda la raza presenta en el suelo argentino. En Argentina parece que nos olvidamos que en estas tierras se encarcela, se reprime y también se mata (fueron récords los índices de gatillo fácil de los últimos meses). Ya no basta con expresar palabras de indignación, el boomerang de violencia ya fue lanzado hace mucho tiempo y aún sigue girando.


La Buenos Aires facha, europea, ideada para el "turismo blanco" es el revés de un racismo que trasciende las fronteras de la Gran Ciudad Capital, y que también se puede ver expresada en la represión desatada contra los integrantes de las comunidades indígenas en todo el país. Ya no tenemos inmigrantes europeos al estilo Sarmiento para habitar el desierto, sino gringos para el paseo turístico; gringos para invertir en proyectos laborales en donde la mano de obra, cada vez más flexibilizada, sí sea de esos negros tercermundistas, pero lejos de la vista de los hombres y las mujeres de bien.

No solo la represión, sino también los "operativos periodísticos" que acompañan la violenta respuesta del Estado hacia los más indefensos, hacia el extranjero pobre, hacia el opositor. Acompañan a la represión desatada contra los manteros en Buenos Aires, y en la otra punta del país, también el racismo se hice presente día a día para recordar que Milagro Sala continúa detenida, desde hace ya demasiado tiempo, junto a otros tupaqueros e indios (coyas, mapuches, lo mismo da), igual de negros, igual de tercermundistas que los del sur del país, los mapuches, con sus reclamos de tierras.


“¡Facundito! ¿Cómo estás, querido?”, había exclamado aquella mujer desde el mostrador mientras extendía hacia un cliente un atado de cigarrillos.
Junto a una heladera con gaseosas, otra, vestida con uniforme de alguna empresa privada de seguridad, sonreía.
El tal “Facundito”, un tipo joven, grandote y desaliñado, dijo estar con sueño porque venía “de allanar la cueva de unos senegaleses en el Once”.
Aquello bastó para que la cara de la mujer se transmutara en una mueca atroz. Entonces, soltó: “A esos ‘senegales’ habría que mandarlos a su país de una patada en el orto”. Y acotó: “Hasta a sus abogados les pagamos nosotros”.
La otra seguía sonriendo.
Parecía una escena costumbrista de la última dictadura. Pero transcurrió el viernes 8 de junio en el pequeño snack bar de la estación de servicio Esso, situada en la esquina de Chacabuco y Chile.
Al rato, los noticieros comenzaron a dar cuenta de un “megaoperativo” efectuado por la Policía de la Ciudad en la avenida Pueyrredón, a la altura de Bartolomé Mitre, del barrio de Balvanera. Los mastines humanos del alcalde Rodríguez Larreta, dirigidos por la fiscal porteña Celsa Ramírez, desalojaron primero a manteros africanos con forcejeos y palazos, además de saquear sus mercaderías, para después irrumpir en tres viviendas de la zona, habitadas por inmigrantes. En el primer ataque hubo 20 detenidos; en el segundo, sólo cinco. Con razón “Facundito” estaba tan cansado.
Ricardo Ragendorfer

Micro-fascismos o racismos en goteos de la vida cotidiana, ejercidos por "ciudadanos bien", que avalan el racismo mayor. Micro-fascismos que gritan, desde todas partes, "hay que matar a los negros", y que sostienen la tendencia que instauran las experiencias de Jujuy y Chubut, esa tendencia a la suspensión del Estado de derecho bajo una mascarada de constitucionalidad.



En la remodelación de Plaza Constitución se pudo ver esos afiches del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con dos cuadrados en donde el de la izquierda dice "Antes" y el de la derecha "Después". Debajo de la primera palabra, una foto de uno de esos puestos que solía haber frente a la estación de trenes, con su estética típicamente tercermundista y sus vendedores con claros rasgos latinoamericanos. Junto a la otra palabra, una sugerente imagen: un limpio y prolijo “Carrito-Pro” (un hombre con delantal y puesto amarillo).


Postales del apartheid

Por entonces en las redes sociales se habían viralizado las imágenes de otro “megaoperativo” de este tipo, esta vez en el barrio de Flores, ocurrido tres días antes. Allí se ve a una horda de uniformados al inmovilizar con puñetazos y patadas al ciudadano senegales Kane Serigne Dame en medio de un charco de sangre y alaridos de dolor; el hombre tenía una fractura expuesta en el brazo derecho. “Voy a mear en un vaso y se lo voy a dar”, comentaba jocosamente un suboficial de civil.
Y el lunes pasado en La Plata, durante un “megaoperativo” conjunto de la Policía Local y el Comando de Patrullas de la Bonaerense (encabezado por su propio jefe, el comisario inspector José Luís Paniagua), con apoyo de una patota de la Subsecretaría de Control Urbano, se procedió a desalojar con los mismos métodos a manteros de dicha nacionalidad. Dos de ellos y tres criollos que intentaron interceder fueron subidos a los patrulleros. La faena también incluyó saqueos de mercadería y celulares. Especialmente celulares. Lo cierto es que los atacantes estaban esa mañana muy interesados en la telefonía de sus víctimas. “Vayan a la comisaría a buscarlos, a ver si se animan”, desafiaba a viva voz servidor público Paniagua.
Tales episodios se desarrollaron en un lapso de apenas diez días. Pero también hubo otros con leves variaciones genéricas.
En este punto, una aclaración: a diferencia de la xenofobia, el racismo a secas no discrimina dado que incluye entre sus blancos a excluidos sociales de origen nacional; o sea, una extranjería de clase.
Al respecto, su ejemplo más reciente fue la bestial incursión realizada el último sábado de mayo por una jauría de la Prefectura en la Villa 21-24. Los agresores balearon la casilla de Iván Navarro –que había denunciado en 2016 a efectivos de esa fuerza por torturas–, arrestaron con violencia a la madre de un pibe hostigado por ellos, cometieron abuso sexual sobre su tía y detuvieron a otros cuatro vecinos; entre ellos, Roque Azucurraire, el fotógrafo de la revista villera La garganta poderosa.
Hay que reconocer que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich –de quien depende esa mazorca–, salió a dar la cara: en una conferencia de prensa convocada para “desenmascarar la mentira” –según el encabezado del correo electrónico enviado a los medios para convocarla–, ella ni siquiera parpadeó al sostener que el consejo editorial de La Garganta quiere que “el narcotráfico se meta y que la venta de drogas esté liberada”, no sin acusar a la Procuraduría de Violencia Institucional (Pocuvin), dependiente de la Procuración General de la Nación, de estar coptada por aquel medio. Fue su manera de celebrar ese 7 de junio el Día del Periodista. Y en comunión con ciertos “colegas”.
Porque salvo honrosas excepciones, las coberturas gráficas y televisivas reflejaron semejante exhibición de psicosis paranoica como si fuera un hecho de lo más normal. Con idéntica tónica también suelen referirse a las tropelías callejeras de la policía contra minorías étnicas o a las frecuentes razzias en los en barrios pobres, las cuales hasta llaman “controles poblacionales”. Como si fueran simples –y necesarios– actos civilizatorios sobre una variada gama de flagelos urbanos. Algo muy a tono con la sensibilidad de un notable sector del espíritu público. Y este es un fenómeno que merece ser analizado.

Ley de Residencia

Los sueños de la “seguridad” crean monstruos. Eso se da desde la noche de los tiempos. Ya en 1892, el diario Tribuna editorializó el asunto de un modo que poco tiene que envidiar a los actuales reclamos punitivos; a saber: “Los que viven de lo ajeno van multiplicándose a ojos vista y es necesario poner valla a ese crecimiento dañino. A la justicia sí hay que exigirle que sea más severa con esos delincuentes, que, en gran parte, no hacen más que entrar y salir de la cárcel, sin propósito de enmienda”.
Cabe destacar que en aquella época el aumento de los índices delictivos derivó en una lectura xenófoba de la cuestión.
Tal, por caso, era el pensamiento de Miguel Cané, el impulsor de la Ley de Residencia, que propiciaba la deportación de inmigrantes díscolos.
No menos extrema fue la postura del diputado del Partido Autonomista Nacional (el polo conservador liderado por Julio Argentino Roca), don Lucas Ayarragaray, quien en la sesión legislativa del 27 de marzo de 1910 entretuvo a los presentes con el siguiente concepto: “Este país, que en su población ya tiene elementos étnicos bien inferiores, debe precaverse trayendo elementos de orden superior. Y para ello resulta absolutamente necesario seleccionar la corriente inmigratoria para incorporar elementos sanos, y poder así tener una raza futura bien construida”.
Ocurre que la preocupación por el delito supo entrelazarse con el miedo a lo desconocido y la aprensión a los cambios de la modernidad. Buenos Aires fue en ese sentido un gigantesco laboratorio. En la Gran Aldea que se asomaba al siglo XX con formas graduales de metrópoli, dichos elementos abundaban: la inmigración en profusas proporciones, junto con el consiguiente aumento demográfico y sus consecuencias babélicas, alentaron ciertos atavismos. Los más recurrentes: el debilitamiento de los valores religiosos, la desintegración de la familia y la caída en picada de la moralidad sexual. De allí –siempre de acuerdo con esas creencias– el peligro de una sociedad sometida por el crimen estaba apenas a un paso. En realidad sucedía un fenómeno de otro signo: las añejas andanzas del malhechor rural comenzaban a ser remplazadas por las que desde entonces produciría la primera camada de hampones urbanos.
Ahora, a más de un siglo de aquellas encrucijadas, la construcción del miedo y la siempre febril pugna por identificar a un “enemigo público” siguen activas. Pero lo que antes fue una zona brumosa del progreso, en la actualidad es nada menos que un signo del derrumbe. Un signo que bailotea en torno a las secuelas del proceso económico desatado a partir de 1976, que aniquiló el tejido social del país y las redes de solidaridad entre sus habitantes. Y que en el presente el macrismo resignificó de una manera tan extrema como bestial.

La caldera del diablo

Para poner en foco la naturaleza racista del PRO no está de más remontarse a sus albores institucionales. En el otoño de 2008, durante una entrevista con el autor de esta nota, el entonces –y ya olvidado– ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, supo afirmar que la Policía Metropolitana –por esos días, aún en gestación– estaba inspirada en la Policía Autónoma de Cataluña, también conocida como Mossos d’Escuadra. Cuando le fue advertido que su tarea principal era perseguir a inmigrantes indocumentados, el funcionario se alzó de hombros, y dijo: “Eso es lo que allá la gente pide”.
¿De tal concepción proviene el apego de Mauricio Macri por resolver a sangre y fuego toda intromisión del espacio público? ¿De aquella idea surge su espíritu racista y represivo, junto con su enfermiza obsesión por las tareas de inteligencia como herramienta indispensable para gobernar? ¿Es acaso la xenofobia una cuestión de marketing?
Desde luego que las respuestas son afirmativas. Pero Macri no inventó nada nuevo. Obviamente, en su proyecto de poder subyace el odio racial para así promover simpatías y adhesiones. No en vano fijó su clientela en la clase media temerosa de su extinción. En otras palabras, el uso propagandístico del resentimiento padecido por el ciudadano común fue la llave de su éxito. Un clásico de la construcción política en su variante más ominosa. Pero ciertas comparaciones al respecto nos valdrían la tradicional acusación de banalizar el Holocausto.
En lo fáctico, hay un episodio que prueba su opción por este recurso.

Del mismo no resultó ajeno su director escénico, Jaime Durán Barba. Todo comenzó a tejerse –según supo revelar un dirigente del PRO a Zoom– durante un almuerzo a comienzos del ya remoto diciembre de 2010 en el comedor de la antigua sede del Gobierno porteño. Junto al gurú ecuatoriano estaba el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y el secretario general, Marcos Peña.
Los tres observaban en silencio a Macri, quien permanecía absorto en la lectura de unas hojas. Era un sondeo de la consultora Ibarómetro sobre índices nacionales de xenofobia; sus cifras eran reveladoras: un 37,9% de los porteños y un 31% de los argentinos consideraba que los inmigrantes no debía gozar del derecho al trabajo, la educación y la salud pública. O sea, aquella masa de compatriotas tenía una cosmovisión similar a la suya. Cuando Macri cayó en la cuenta de tal coincidencia, Durán Barba esbozó una sonrisa.
Y la toma del Parque Indoamericano –iniciada por unas 20 familias sin vivienda durante la mañana del 28 de noviembre de aquel año– ofrecía una oportunidad inmejorable para por fin plasmar en público sus sueños secretos de orden y pureza.
De modo que en una conferencia de prensa efectuada el 9 de diciembre –a sólo dos días de que la metralla policial asesinara allí a dos personas–, no dudó en responsabilizar de los hechos a la “inmigración descontrolada de los países limítrofes”.
Esas sabias palabras propiciarían un pogrom con decenas de heridos en medio de una cacería de personas que ofende a la condición humana. Mientras tanto, los medios deslizaban sólo su estupor ante el carácter “espontáneo” de ese enfrentamiento de “pobres contra pobres”.
Tal fue su lectura sobre la súbita irrupción de un ejército de matones sindicales, barrabravas y punteros oscilantes entre el duhaldismo y el PRO. Eso dibujó una peligrosa bisagra en la historia argentina: fue la primera vez desde la Semana Trágica –ocurrida en enero de 1919– que grupos de choque reclutados entre la sociedad civil se lanzaban a la cacería de inmigrantes.

Tal vez los efectos del asunto no hayan sido debidamente calibrados. Porque hasta ese verano las expresiones xenófobas sólo eran patrimonio de cantitos futboleros o el eje discursivo de ciertos racistas notorios, dado que el carácter “incorrecto” del asunto hacía que incluso quienes estaban infectados por esa patología del pensamiento no la expresaran ante terceros. Pero a partir de aquellos días las cosas cambiaron.

Desde entonces transcurrieron siete años y medio. Los resultados ahora están a la vista.
Ricardo Ragendorfer



Comentarios

Lo más visto de la semana pasada

Los 100 Mejores Álbumes del Rock Argentino según Rolling Stone

Quizás hay que aclararlo de entrada: la siguiente lista no está armada por nosotros, y la idea de presentarla aquí no es porque se propone como una demostración objetiva de cuales obras tenemos o no que tener en cuenta, ya que en ella faltan (y desde mi perspectiva, también sobran) muchas obras indispensables del rock argento, aunque quizás no tan masificadas. Pero sí tenemos algunos discos indispensables del rock argentino que nadie interesado en la materia debería dejar de tener en cuenta. Y ojo que en el blog cabezón no tratamos de crear un ranking de los "mejores" ni los más "exitosos" ya que nos importa un carajo el éxito y lo "mejor" es solamente subjetivo, pero sobretodo nos espanta el concepto de tratar de imponer una opinión, un solo punto de vista y un sola manera de ver las cosas. Todo comenzó allá por mediados de los años 60, cuando Litto Nebbia y Tanguito escribieron la primera canción, Moris grabó el primer disco, Almendra fue el primer

Los Grillos - Vibraciones Latinoamericanas (1976)

Nuestro amigo Julio Moya sigue con su tarea de palentólogo del rock latinoamericano y ahora nos presenta la historia de Los Grillos, y resumiendo les diría que si Jethro Tull hubiera sido andino, probablemente hubiese grabado este disco, ya que encontrarás flautas similares a Ian Anderson, junto con instrumentos de viento autóctonos. Un disco con 8 temas con una duración total que no alcanza la media hora. De alguna manera puede trazarse un paralelismo con Los Jaivas de Chile, pero se debe tener en cuenta que la raíz folclórica es diferente y con un sonido propio de altiplano. Aquí, uno de los discos más importantes de la historia del rock en Bolivia, y una de las mayores joyas del rock boliviano, expresión del folk rock temprano donde Los Grillos fundadon el sonido del Neo Folclore Andino, incursionando en el Moog a modo de "sintetizador andino". Si disfrutaste de "Alturas de Macchu Picchu" de Los Jaivas, o los bolivianos Wara o los argentinos Contraluz, descubrirá

Spinetta y el sonido primordial

“Si vinieron para que les hable de mí, me voy –dijo Luis Alberto Spinetta al tomar el micrófono–. Yo les voy a hablar de la música en una faz filosófica: del origen de la materia sonora y su repercusión en la civilización. Y solo contestaré preguntas sobre eso, no sobre Spinetta.” Eran pasadas las 19.30 del lunes 2 de julio de 1990 cuando el Flaco dio comienzo a su “clínica de poesía musical” en la Casa Suiza –ubicada en Rodríguez Peña 254 de la ciudad de Buenos Aires–, con entrada libre y gratuita, ante más de cuatrocientas personas. Años después, esa charla se convertiría en un libro apócrifo: El sonido primordial. Por Patricio Féminis Esta es la historia de aquella conferencia de Spinetta que llegaría a tener una edición pirata, como si fuera un libro suyo, y que llegaría a venderse por dos editoriales distintas en Mercado Libre. Aquel lunes invernal de 1990, el guitarrista, cantante y creador asistió para exponer en la Casa Suiza (hoy tapiada por un edificio en construcción)

Mauricio Ibáñez - Shades of Light & Darkness (2016)

Vamos con otro disco del guitarrista chileno Mauricio Ibáñez, que ya habíamos presentado en el blog cabeza, mayormente instrumental, atmosférico, plagado de climas y de buen gusto, "Shades of Light & Darkness" es un álbum que muestra diferentes géneros musicales y estados de ánimo. Se relaciona con diferentes aspectos de la vida humana, como la sensación de asombro, crecer, lidiar con una relación problemática, el éxito y el fracaso, luchar por nuestros propios sueños y más. Cada una de las canciones habita un mundo sonoro único, algunas canciones tienen un tono más claro y otras más oscuras, de ahí el título, con temas muy agradables, melancólicos, soñadoros, algunos más oscuros y tensos, donde priman las melodías cristalinas y los aires ensoñadores. Un lindo trabajo que les entrego en el día del trabajador, regalito del blog cabezón!. Artista: Mauricio Ibáñez Álbum: Shades of Light & Darkness Año: 2016 Género: Progresivo atmosférico Duración: 62:34 Refe

Skraeckoedlan - Vermillion Sky (2024)

Entre el stoner rock, el doom y el heavy progresivo, con muchos riffs estupendos para todos y por todos lados, mucha adrenalina y potencia para un disco que en su conjunto resulta sorprendente. El segundo disco de una banda sueca que en todo momento despliega su propio sonido, a 4 años desde su anterior álbum, "Earth". Saltarás planetas, verás colisionar cuerpos celestes, atravesarás galaxias y te verás arrastrado hacia la nada que lo abarca todo, conocerás el vacío y el fuego abrasador de los soles, y también encontrarás algunos arcoíris desplegándose bajo el cielo bermellón. He aquí un viaje interestelar por el universo de los sonidos, en una búsqueda tremenda y desgarradora, un disco muy bien logrado, que muestra una de las facetas de los sonidos de hoy, donde bandas deambulan por el under de todos lados del mundo en pos de su propio sonido y su propia identidad, y también (al igual que muchos de nosotros) su lugar en el mundo terrenal, tan real y doloroso. Los invito

Guranfoe - Gumbo Gumbo (2022)

Como corresponde al comienzo de semana, empezamos un lunes con un gran disco, y ahora de una de esas nuevas bandas que no tienen nada que envidiarle a los grandes monstruos de antaño. ahora con su segundo y último disco. En una entrega totalmente instrumental y a lo largo de todo el disco estos músicos ingleses nos brindan una exposición de como un disco puede ser melódico, apasionado, imaginativo, complejo, temerario, dinámico, adrenalítico y muchos adjetivos más que no alcanzan para describir toda la música de estos chicos, ahora arremetiendo con temas que fueron creados en sus inicios, incluso que fueron interpretados en vivo pero nunca grabados, y razones tienen ya que este material no da para que se pierda en el olvido, ya que este álbum suena tan hermoso como se ve su portada. Cinco temas que son técnicamente brillantes y que recuerdan a una colisión entre Zappa y Camel. Una fusión de folk, jazz y Canterbury que es tan psicodélica como progresiva, intensamente melódica y fá

Bosón de Higgs - Los Cuentos Espaciales (2023)

Para terminar la semana presentamos un disco doble muy especial, desde Ecuador presentamos a una banda que ya tiene un nombre particular que los define: Boson de Higgs, que como ópera prima se manda con un concepto inspirado en el cosmos, la astronomía en un viaje interestelar de 15 temas que tienen además su versión audiovisual, en un esfuerzo enorme que propone la divulgación científica y cultural de un modo nuevo, donde se aúnan la lírica en castellano, el rock alternativo, la psicodelia, el space rock, el hard rock y el rock progresivo. Un álbum doble sumamente ambicioso, con muy buenas letras y musicalmente muy bien logrado y entretenido en todos sus temas (algo muy difícil de conseguir, más pensando si es su primera producción) y donde puede verse en todo su esplendor en su versión audiovisual que obviamente no está presentado aquí salvo en algunos videos, pero que pueden ver en la red. En definitiva, dos discos muy buenos y realmente asombrosos para que tengan para entretenerse

Video de Los Viernes - Nostalgia del Hogar "Feel Like Going Home" 2003

The Blues es una serie documental producida por Martin Scorsese en 2003, declarado "Año del Blues" en Estados Unidos, genero que influyo al jazz y al rock. Cada una de las siete películas que componen la serie ha sido dirigida por un cineasta entusiasta del género y en ellas se hace un repaso su origen y desarrollo a lo largo del siglo xx Hoy toca el turno de Nostalgia del Hogar " Feel Like Going Home 2003" Dirigida por el propio Scorsese, este primer film de la serie rinde homenaje al Delta blues, a los orígenes del género, recorriendo el Estado de Misisipi de la mano del músico Corey Harris, para continuar después viajando por el continente africano en busca de las raíces del Blues. Feel like going home habla de músicos que se criaron alrededor de los algodonales, sin dinero ni comida, allí surgieron unos músicos que aliviaban las vidas de la gente como John Lee Hooker, Willie King, Son House o Robert Johnson. Músicos que se adaptaban a los tiempos, como O

Miguel Abuelo & Nada - Miguel Abuelo & Nada (1973)

Mucho antes de agitar la primavera alfonsinista de la recién llegada democracia con la segunda encarnación de Los Abuelos de la Nada allá por los años 80, había nacido en Francia la primera versión de esta agrupación, pariendo además un disco maldito del que poco se llegó a conocer por estos parajes, e inclusive la primera edición para el mercado argentino de este disco salió no hace mucho. Un disco particular, donde hay hard rock, psicodelia, experimentación, y además una historia muy rica donde terminan apareciendo muchos de los máximos referentes del rock argentino, y donde Miguel Abuelo, ese niño de la calle devenido en poeta iluminado por la psicodelia y el folclore del noroeste es el protagonista casi casi, principal. Recién lo acabamos de presentar y ahora revivimos este disco tan particular. Un disco de culto que no puede estar afuera del blog cabeza. Artista: Miguel Abuelo & Nada Álbum: Miguel Abuelo & Nada Año: 1973 Género: Hard rock / Rock psicodélico Duració

El Sonido Primordial (Luis Alberto Spinetta)

Conferencia de Luis Alberto Spinetta... "La verdadera maravilla sonora está en la vida antes que en cualquier música organizada y compuesta por el hombre"; así podría condensarse el mensaje esencial de la Clínica de Poesía Musical que diera un artista argentino que desde siempre le brindara a la música su propia naturaleza generosa en exploración sensible y con una actitud de constante sorpresa ante la poética vastedad del mundo. En el invierno de 1990, Luis Alberto Spinetta aprovechó un ciclo de clínicas musicales dictados por músicos de la cultura rock argentina, no para hablar de su trayectoria o contar detalles de sus grabaciones que pudieran servirle a un auditorio en su mayoría músicos, sino para exponer una temática poco habitual en estos encuentros: partir del instante donde el hombre ancestral tuvo su primer contacto con la materia sonora, donde la sorpresa frente a la magia de la naturaleza fue el primer paso para la creación musical. Basada fundamentalmente en

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.