Neckwringer nos recuerda un gran disco de un excelente metal progresivo salido de tierras chilenas. Un tremendo material en su tipo, con bastante influencias de jazz (tanto que su segundo trabajo de estudio, y este, su primer disco, son considerados las experiencias latinoamericanas en el campo de la fusión jazz-metal). Fenomenal maestría musical y grandes composiciones, con temas realmente impresionantes y creativos en la onda de Canvas Solaris, Cynic, Gordian Knot y incluso Spastic Ink. Un poco de metal psicodélico súper técnico inspirado en jazz y con mucho trabajo puesto en él, "Bonsai" es un álbum increíble por donde se lo mire, desplegado en ocho temas aventureros que rugen con energía e intensidad, con lindos solos de jazz y secciones relajadas que proporcionan el equilibrio necesario. Otro recuerdo indispensable que nos trae el segundo disco Octopus, metal de vanguardia para el disfrute de todos. Otra alegría que trae Neckwringer para compartir con ustedes.
Álbum: Bonsai
Año: 2006
Género: Jazz / Metal progresivo
Duración: 54:52
Nacionalidad: Chile
Otro álbum compartido por el Neckwringer.
Como referencia, les puedo decir es que Octopus es un muy buen grupo de fusión jazz-metal, muy interesante en su trabajo anterior (Octopus), y por lo que leí éste álbum aún está mejor. Han experimentado principalmente sobre la base de metal moderno progresivo y la música de jazz, entre otros estilos. Como resultado se produce un estilo de vanguardia de la música con su sello característico. Sus producciones "Bonsái" y "Coda" (2008) fueron publicadas en Europa, con gran acogida por el público y la prensa especializada, y han realizado dos giras en Europa y América del Norte.
Su primera grabación fue un EP registrado en vivo en apenas un día. Lo sucedió en el 2004 un álbum de estudio, Octopus, grabado en Farellones. El disco Bonsai (2006) sustentó su más amplio trabajo de promoción en vivo, incluyendo presentaciones en los festivales Crescendo, en Saint Palais (Francia), y Baja Prog, en Mexicali (México). Durante su existencia, Octopus fue una banda de seria dedicación para sus integrantes, aunque todos ellos mantuvieron proyectos musicales paralelos —como Cristóbal Orozco en el trío de jazz moderno M.O.E. y Braulio Aspé, en Australis—, y en los cuales hasta hoy se ocupan.
Como ya dijimos, agregan muchos toques de jazz a su música y solos de guitarras gemelas deliciosamente fluidos, donde cada riff suena como la mejor elección de un pozo sin fondo de ideas creativas. A diferencia de la mayoría de los álbumes de metal, este no es un muro de sonido con niveles de compresión sobrecargados. Al igual que una verdadera banda progresiva, Octopus domina perfectamente todos los niveles de volumen posibles, los más altos y los más atenuados, creando una sólita textura con un gran rango dinámico. Aquí no hay una bola de sonidos, la batería suena dinámica y "acústica", el bajo es claramente audible y las guitarras suenan excelente, tanto cuando son desgarradoras y furiosas como cuando son relajantes y gráciles. El metal técnico con tanta emoción y sutileza es un hallazgo raro y la banda merecería mucha más atención de la que tuvo en su momento. Pero nosotros la ponemos en el lugar que le corresponde, en nuestro espacio cabezón.
La escena chilena sigue sorprendiendo a los afanosos investigadores progresivos con su ley de músculo y garra eléctrica: esta vez me refiero al cuarteto instrumental Octopus, que con su segundo disco “Bonsái” demuestra ser capaz de crear un prog metal de primerísimo nivel, cargado de complejidad técnica, dinámica fluida y potencia visceral. La portada del disco es muy inquietante de por sí: con base sepia, muestra una mano cuyos cinco dedos son sendos puños que agarran fieramente cuchillos dispuestos a clavarse en la piel y desangrar el cuerpo. Esto es precisamente lo que se siente al escuchar el repertorio de este disco – los efluvios armados por los riffs y punteos de las dos guitarras en una incandescente comunión con la eficaz dupla rítmica construyen una atmósfera pesada que se va solidificando continuamente, sólo para caer desangrada por los puñales rockeros que le van cayendo de manera constante y recia. Una portada tan seca y aguerrida como ésta es idónea para traducir en una sola imagen cualquier cantidad de palabras que quien esto escribe o cualquier otra persona pueda usar para describir la música.Cesar Inca
La secuencia de los cuatro primeros temas es un vendaval alucinante de fuerza y técnica. El despliegue de complejidad no se oculta, precisamente, pero tampoco se traduce en porciones sonoras forzadamente intrincadas. Las cosas fluyen muy naturalmente a través de las ideas musicales que se van hilando en cada una de estas piezas, lo cual me recuerda a otro ejemplo reciente, el “Penumbra Diffuse” de Canvas Solaris. Otros referentes de familiaridad pueden ser la faceta más metalera de Dream Theater y Gordian Knot, además de sus compatriotas de Autómata, especialmente cuando coquetean con el crimsonismo dentro de sus coordenadas metálicas. La presencia de cadencias jazzeras en la diestra labor del baterista Cristóbal Orozco permite realzar el colorido que portan los motivos musicales a través de su explícita fiereza – dicha fiereza adquiere tintes principalmente sombríos en el inquietante ‘Ruka Pillán’, pero el tenor general es más vivaz.
‘Catarsis’ momentáneamente trastoca la atmósfera general, introduciendo una aureola más sutil plagada de melancolía reflexiva: el efecto es apropiado merced a la presencia de un trío de cuerdas y una guitarra acústica adicional a cargo de Fernando Daza. La tensión artística del ensamble no desparece, solamente emerge con un nuevo matiz, inspirado en el lado más misterioso del prototipo crimsoniano: esta delicia no dura más 4 ¾ minutos, pero su tiempo está muy bien aprovechado. La lógica del vendaval sonoro se restaura efectivamente con ‘Bipolar’, una de las composiciones más notables del disco. La alternancia entre pasajes crudos y otros más sutiles está compacta a más no poder: menciones especiales para los solos, que son algunos de los mejores de todo el disco. Introduciendo más variedad al asunto, ‘Viento Sur’ comienza con un inesperado clima de jazz-fusión de raigambre tropical; insólitamente, al poco rato emerge una contundente sección metalera, transformando el viento en un auténtico tornado. Así se anuncian las alternancias que tendrán lugar a lo largo de 6 minutos y medio. La pieza homónima de cierre es la más larga, con sus poco más de 9 minutos de duración. Con un interludio concebido bajo la sombra de Led Zeppelín, las cosas viran pronto hacia los estándares del más exigente metal técnico. La inclusión de ornamentos jazz-rock y otros de corte crimsoniano (parece algo infaltable para las bandas chilenas con polenta mayúscula) hacen de esta pieza un compendio del repertorio integral, erigiéndose así en un broche de oro coherente para un disco implacablemente electrizante – Octopus pone a su “Bonsai” como una de las obras más contundentes de la escena progresiva hispanohablante del 2006. Y no estoy solo en esto... solo hace falta leer las palabras de elogio que Tony Levin y Pat Mastelotto han vertido sobre el grupo en su blog de Myspace (www.myspace/octopusband).
1. Algo Medio
2. Ruka Pillán
3. Pseudo Groove
4. ON/CD
5. Catarsis
6. Bipolar
7. Viento Sur
8. Bonsai
Alineación:
- Jorge Benavides / guitar
- Fernando Daza / guitar
- Braulio Aspe / bass, synthesizers
- Cristóbal Orozco / drums, sequences
Invitados:
Ras / scratches
Patricio Banda / double bass
Nicolás Matamala / cello
Juan Canales / violin
Tomas Mühr / percussions
tremenda banda chilena, dispuestos a editar su cuarta producción en muy poco tiempo... ¿alguien tiene el homónimo?
ResponderEliminarEl pass funciona para descryptar el link pero no para descomprimir el RAR ???
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