Diego nos reseña, en exclusiva, el primer disco solista del maestro Hammill, acompañado no solo por sus compañeros de Van der Graaf Generator Banton, Jackson y Evans, sino por otros grandes músicos donde se destaca un joven Robert Fripp. Un disco de un artista que creó un estilo único de música sobrecogedora que ha inspirado y maravillado a muchos durante décadas, y que cubre una amplia gama de emociones y estados de ánimo, ahora en una grabación un poco más relajada que otras obras del "Hendrix de la voz" y todo su torrente de sensibilidad. Señoras, señores, he aquí una cita con la emoción, aquí está el maestro Hammill ofreciendo un trabajo introspectivo agradable y conmovedor.
Artista: Peter Hammill
Artista: Peter Hammill
Álbum: Fools Mate
Año: 1971
Género: Art rock / Progresivo ecléctico
Duración: 44:31
Nacionalidad: Inglaterra
Año: 1971
Género: Art rock / Progresivo ecléctico
Duración: 44:31
Nacionalidad: Inglaterra
Lista de Temas:
1. Imperial Zeppelin
2. Candle
3. Happy
4. Solitude
5. Vision
6. Re-Awakening
7. Sunshine
8. Child
9. Summer Song (In the Autumn)
10. Viking
11. The Birds
12. I Once Wrote Some Poems
1. Imperial Zeppelin
2. Candle
3. Happy
4. Solitude
5. Vision
6. Re-Awakening
7. Sunshine
8. Child
9. Summer Song (In the Autumn)
10. Viking
11. The Birds
12. I Once Wrote Some Poems
Alineación:
- Peter Hammill / acoustic guitar, piano, lead vocals
With:
Robert Fripp / guitar (1,7,8,10-12)
Hugh Banton / organ, piano & backing vocals (1,3,5-9,11)
David Jackson / alto & tenor saxophones & flute (1,3,6-8,10)
Nic Potter / bass (1,3,6-9,11)
Guy Evans / drums, percussion & backing vocals (1,3,6,7,9,11)
Ray Jackson / mandolin, harp & backing vocals (2,4,10)
Rod Clements / violin & bass (2,4,10)
Martin Pottinger / drums (1,2,4,10)
Paul Whitehead / percussion (10)
John Anthony / backing vocals, producer
- Peter Hammill / acoustic guitar, piano, lead vocals
With:
Robert Fripp / guitar (1,7,8,10-12)
Hugh Banton / organ, piano & backing vocals (1,3,5-9,11)
David Jackson / alto & tenor saxophones & flute (1,3,6-8,10)
Nic Potter / bass (1,3,6-9,11)
Guy Evans / drums, percussion & backing vocals (1,3,6,7,9,11)
Ray Jackson / mandolin, harp & backing vocals (2,4,10)
Rod Clements / violin & bass (2,4,10)
Martin Pottinger / drums (1,2,4,10)
Paul Whitehead / percussion (10)
John Anthony / backing vocals, producer
Este un disco muy primerizo de un Hammill explorando su propia identidad. Cuando se grabó ya tenía cierto aire de retrospectiva, recuperando canciones que por su simpleza o naturaleza habían quedado fuera del repertorio de VDGG.
Desde Peter Gabriel a Robert Smith, desde Luca Prodan a Andrés Calamaro (y tantos otros que sería interminable nombrarlos todos) han expresado su admiración por este artista, y por algo será. Como usina creativa de Van der Graaf Generator, Hammill ha concretado –con esa banda y en su carrera solista- una obra artística altamente original a lo largo de varias décadas. Y aquí lo presentamos en el puntapié inicial de lo que sería su carrera solista.
Las canciones son un tanto "naïfs" para el estilo de Hammill y la instrumentación es bastante inusual. Es un disco sutilmente diferente al resto de lo que vendría después, incluso el registro de Hammill es claramente más agudo. Aún así contiene algunas piezas que hoy en día sigue tocando, como "The Birds", "Vision" o "Summer Song (In the Autumn)". En cierta manera, por cronología de los temas y esencia, su pariente más cercano es "Aerosol Grey Machine" de VDGG, al que lo unen finos hilos, pero en general los discos solistas de Hammill poco tienen que ver con la obra de los geniales VDGG.
Aquí les dejo el tremendo comentario de Diego, que es el responsable de que esto esté brillando en el blog cabezón.
Como esta es la primera que escribo sobre Peter Hammill, será extensa como modo de presentación de su estilo inicial en su carrera, otros álbumes tendrán una extensión menor ya que serán analizados y caracterizados de manera muy general.
En la reseña inicial sobre este multifacético artista británico se hizo mención a la exploración de diferentes lenguajes musicales y a su plasticidad para saber amoldarse a los mismos con gran rapidez, de forma de compartimentar los sonidos de la época en géneros populares con formas aún muy incipientes en las vanguardias musicales.
Una vez que VDGG iba finalizando sus primeros pasos en la escena progresiva, Peter decide retomar algunas de las canciones escritas de su adolescencia y crear otras nuevas para publicarlas en su primer álbum solista, un opus relativamente instrospectivo con toda la calidad lírica que nos había acostumbrado durante los años de Van Der Graaf pero con una sustancial diferencia: una instrumentación menos abigarrada y densa, mucho menos compleja y experimental. Por el contrario, el buen éxito comercial de este primer disco “Fools Mate” se debe antetodo a que decide manejar las canciones con una fórmula mucho más accesible y cercana “a casa”, más terrenal, desde las letras hasta los arreglos y melodías. Ya no están presentes los fastuosos solos de saxo de Jackson ni las poderosas performances de los órganos hammond y farfisa de Banton; todo ese bagaje es reemplazado por hermosas y cálidas viñetas acústicas y de piano en su gran mayoría.
El resultado no puede ser otro que sorprendente: hay algo del primer Bob Dylan en las armonías y en la entonación, en la manera de interpretar, en especial de la etapa 1965-1966 cuando las guitarras acústicas adoptaron una función de gran desarrollo melódico y de contrapunto con el resto de los instrumentos. Si hay influencias notables, las del músico norteamericano es una de las más resonantes, en la forma de plasmar tanto los textos como la música como un genuino cantautor.
El álbum está integrado por doce canciones y todas ellas son bastante eclécticas, diferentes unas de otras tanto en estilo como en forma musical, es decir, en la estructura.
Este opus empieza con “Imperial Zeppelin” con un pequeño zumbido electrónico que nos deja a las claras que no ha desaparecido del todo el sonido VDGG en la marca personal de Peter, sino que la música de la banda, después de todo es el ADN que traza las grandes líneas musicales que pensaba llevar a cabo más adelante en su carrera.
Retomando lo que se estaba comentando antes, Imperial Zeppelin es un tema que se caracteriza por un ritmo incesante comandado por el piano y con un contagioso ritmo y una batería de gran protagonismo durante la mayor parte del tema, aportando unos compases muy interesantes, casi siempre en un compás regular y sosteniendo una gama de melodías dinámicas. La sección central es bastante sorpresiva porque hay unos coros muy psicodélicos bastante intensos y que le otorgan gran fuerza interpretativa con voces dobladas de Peter para retomar la parte inicial de la canción.
La segunda pieza del álbum es la clásica “Candle” y la verdad es que se trata de un poema musical surrealista verdaderamente solemne en toda su expresión.
Los arreglos de mandolina son fantásticos y dejan al oyente boquiabierto de la belleza que tienen las melodías para luego arrancar Peter a cantar de manera ceremoniosa “Look at the candle, as its life is bought, as the wick just rolls over and dies” unas líneas que evocan el transcurrir de la vida de una persona en sus diferentes etapas.
Los contrapuntos que existen entre el piano y la mandolina en el centro de la canción son superlativos porque alcanzan una epicidad que realza el carácter épico de esta maravillosa balada. Hay que escucharla para sentir la pasión con la que está cantada.
Una melodía conducida por los teclados en ambiente circense nos lleva a “Happy” y en esta ocasión Peter nos deleita con su histriónica voz, pues nos entrega una performance muy particular subiendo y bajando de tonos y modulando de formas muy diferentes para musicalizar perfectamente una canción de interesantes cambios melódicos con teclados.Diego Ojeda
Nos vamos a continuación a una balada acústica introspectiva, se trata de “Solitude” un tema donde Hammill canta con mucho sentimiento y pesar acerca de la soledad que suele envolver al hombre en determinados momentos de su vida.
La música se teje sobre unos acordes de guitarra acústica envolventes y notas delicadas de armónica, una voz relativamente sombría con momentos más calmos y otros de gran intensidad melódica y rítmica enmarcados por la percusión, junto a unos fraseos de armónica demoledores durante la parte final de esta gran canción.
Y llega a continuación el primer gran clásico de su carrera y se trata de nada más y nada menos que de “Vision” una canción simplemente perfecta en las letras como en el contenido musical, una bellísima y poética balada de piano enmarcada por unos tonos de voz parsimoniosos de gran calado emocional y excelente interpretación instrumental
El corte transgresor de este álbum es sin ninguna duda “Re-Awakening” que comienza con una base sostenida por la batería y los saxos en una fase cantada de forma bastante teatral, con varios cambios de compás para luego desembocar en una explosión sonora con un estribillo de antología: “Re-awakening isn't easy when you're tired. Don't push me: I was taught self-expression when I was a child and so I know the best way to go is slow”. Las melodías contagiosas junto a la entonación épica de Hammill me hacen poder imaginar una celebración en un antiguo reino y en medio de los grandes gentíos va llegando el rey para hablar en público saludando a todos. Es una sensación que no decae durante el resto de la canción hasta que que se van sumando más y más coros hasta que finaliza de forma delicada y ceremoniosa con el órgano en tono descendente.
“Sunshine” tiene la melodía más pegadiza de todo el álbum y es otro de los clásicos.
La octava canción se llama “Child” y está construida sobre una gran malla de suaves e intensas y melodías acústicas con breves intermezzos de flauta, y acordes tenues casi provenientes de la música oriental, con cierta influencia de algunas canciones beatle de George Harrison en su etapa de mayor contemplación religiosa.
Summer Song in the Autumn es una pequeña viñeta de poco más de dos minutos de duración con predominio del piano y la batería para complementar pasajes intensos.
Los arreglos de viento son profusos en “Viking” otra de las joyitas del álbum, ya que se va desenvolviendo con un tema progresivo típico, con cambios de ritmo pero también con atrapantes atmósferas in crescendo durante la parte central, la mejor del tema.
Ahora, mi segundo tema favorito después de “Vision” es la solemne “The Byrds”, aún más poética que Vision tanto en los arreglos de piano como en las líricas, porque se desarrolla y crece de manera exponencial durante cada pequeño tramo que va transcurriendo, es una balada, sí, pero llevada a los extremos de belleza lírica, porque la interpretación de Hammill acá es de otro planeta, es reposada pero a la vez llena de energía, y este es un ejemplo de lo que comentaba en la “Reseña Introductoria” sobre que él muchas veces, deja el espíritu en cada intepretación, metíendose dentro de nosotros mismos, los oyentes en nuestra mente generando mucha emotividad.
La última canción del álbum es la acústica “I Once Wrote Some Poems” donde desgarra su acústica, toca con rabia y canta con cierta malicia, pero manteniendo cierta calma sobre aquellas cosas que muchas veces callamos y que queremos gritar a los demás.
Luego de este muy buen debut le seguiría casi sin descanso entre giras y grabaciones su primer obra maestra, “Charmeleon in the Shadows of the Night” y el primero de su fenomenal trilogía clásica de los años ´70.
Y continuaremos con estos soberbios comentario de Diego sobre la obra solista del prolífico Hammill. Es que en los tiempos en que Van der Graaf se tomaba una pausa, Hammill, siempre prolífico aprovechaba para hacer crecer su bagaje musical solista, a menudo empleando los servicios de sus compañeros de grupo, ahora como sesionistas. Entre 1971 y 1980 surgieron no solo "Fool’s Mate" sino también discos memorables como "The Chameleon in the Shadow of the Night", "The Silent Corner and the Empty Stage", "In Camera", "Nadir's Big Chance" y "Over" que establecieron la huella característica de esta otra faceta de su obra: Peter hablaba de romances fallidos, de dudas existenciales, del paso del tiempo, de las contradicciones de la religión, de las trampas del mundo del rock, matizando las canciones más densas con dulces plegarias amorosas. El cuerpo total de su música en esa primera década solista es fascinante y desbordante a la vez: a Hammill no se lo escucha como música de fondo: su voz, su música, sus letras exigen un compromiso igual al que él invierte en cada disco.
Espero que les guste el comentario que Diego se gastó en hacer, claroq ue lo hizo con mucho pero mucho gusto, basado en un disco que es por demás disfrutable, pero vendrán otros mejores, je.
Continúen en sintonía cabezona, que esto no termina aquí.
Sólo disfruten...
Clap, clap, clap!!!
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado el escrito. Un saludo y esta semana se viene la próxima.
ResponderEliminarPd: Las reseñas no serán cronológicas porque pienso alternar periodos ya que si escribiera siguiendo un orden igualmente habría diferencias notables en su composición ya que hay notables contrastes entre álbum y álbum, por lo tanto no hay una línea que se siga de uniformemente.
Pienso dejarme la mayoría de las mejores obras para las escrituras finales.
Abrazo, desde Buenos Aires.
❤️❤️❤️ simplemente genial.. gracias por compartirlo.. Diego!!
Eliminar❤️❤️❤️ simplemente genial.. felicidades Diego!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus comentarios bella flor!!
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