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The Astral Platypus - Last Sunday Dawn (1967-2017)

Develamos el misterio que iniciamos con la entrada titulada "¿Cómo puede ser que una de las bandas más exitosas de la historia haya sido borrada de Internet?". Nacidos como una parodia nacida en Buenos Aires agrupados como La Resistencia Progresiva Argentina al mejor estilo sátira de Capusotto, hoy viernes 24 La Resistencia Progresiva Argentina lanzó el primer capitulo del documental que cuenta la historia de esta banda parodia al rock progresivo creada por músicos de toda la comunidad argentina. The Astral Platypus es una banda parodia al rock progresivo, formada por músicos de la comunidad, que despliega todo su humor en un documental falso narrando la historia de la banda como así también sus primeros dos álbumes. Aquí, la supuesta historia de unos Pomelos del rock progresivo: mensajes subliminales, pactos con el diablo, la CIA, música pretenciosa, Sectas milenarias que secretamente controlan el mundo...
No te pierdas la miniserie que cuenta la historia de los "verdaderos padres" del rock progresivo, que fueron borrados de internet por un conflicto con su discográfica, y recién ahora pueden contar sus verdades. Imperdible para cualquier fan del prog y el humor capusotteano!


Artista: The Astral Platypus
Álbum: Last Sunday Dawn
Año: 1967-2017
Género: Sátira / Rock progresivo
Nacionalidad: Argentina



Pueden escuchar estas supuestas producciones de una exitosa banda progresiva de los setentas en su espacio de Bandcamp



Lo presentamos con este texto:
"Los envidiosos dirán que es un robo a mano armada de King Crimson, como también así los abogados de un señor llamado Fripp. Pero la verdad innegable es que esta canción salió antes y el ladrón se llama Robert".
The Astral Platypus



Este fue el single del segundo disco de la banda, que comparte nombre con la obra, y fue un apabullante éxito en países como las Islas Feroe, Mongolia, Mauritania, Chipre y Panamá.

La Resistencia Progresiva Argentina reeditará la discografía perdida de la mítica banda The Astral Platypus

La batalla legal entre la banda, que reclamaba la posibilidad de digitalizar el material de su periodo clásico, y Edipus Tampons, fue destrabada por su histórico manager Dino Longobardi. Se realizará también un documental que acompañará los lanzamientos discográficos.

“Acá claramente faltaba mano experta” nos cuenta Dino Longobardi por Skype, en un perfecto español, desde su casona en el Caribe. “Un simple llamado telefónico nos ahorró a todos una barbaridad de guita en abogados”.
Los derechos del periodo clásico de la banda (67 al 89) estaban en posesión de la discográfica Edipus Records, que dejó el mercado discográfico a mitad de los ‘90 y siempre se negó a reeditar los discos del periodo en cuestión, que nunca llegaron al CD y por ende, quedaron relegados en el olvido analógico. Robert Lynch, histórico bajista de la banda, denunció que era un acto de censura y abuso de poder. “¿Cómo puede una de las bandas más exitosas de los 70 y 80 no aparecer en internet? Un intento de seguir pelotudizando a la población con canciones sobre ojetes y bombachitas, todo lo contrario a nuestro arte” nos dijo hace unas semanas.
Pero la intervención del histórico manager destrabó el conflicto. “Era fácil, Truman Ladrimank JR, el CEO de Edipus aceptó mi propuesta. Los derechos de los temas están nuevamente en mi poder, lo que significa el retorno de los Platypus. ¡Cuidate el tujes, Bieber!”
Dino es un hombre apasionado, brillante, carismático. Su historia es prácticamente realismo mágico alla italiana. Sexto hijo de una familia de renombre caída en desgracia, tuvo que hacerse cargo de la funeraria familiar, último reducto de una de las grandes fortunas italianas del siglo XIX, cuando sus hermanos le ”encajaron el tomuer”. Las deudas, provenientes de la adicción de su padre al juego, eran asfixiantes y tomaría su mano (ya experta a los veinte años) para saldarlas de una vez por todas y convertir al negocio familiar en algo internacional.
“Puedo decir que soy todo lo que soy gracias a Hitler y Mussolini” exclama muerto de risa con su labia compradora, capaz de vender hielo en la Antártida, arena en el Sahara, bandas de rock progresivo al mainstream. Efectivamente la funeraria Longobardi y Hermanos hizo fortunas con sus promociones para caidos en la segunda guerra mundial.
“Pero había que ver más allá, no dormirse en la gloria. La guerra iba a terminar y el flujo de guita fácil iba a disminuir, era momento de diversificar.” Primero arrancó con canchas de paddle, parripollos y un puticlub, pero fue su emprendimiento textil lo que lo acercaría a la gloria perpetua.
“Me avivé que si ponía las fábricas en Nepal no garpaba un joraca en impuestos, sueldos, nada. Después me copiaron todos, pero fue mi idea.”
Fue en Nepal donde escucharía en la calle a la joven banda que se convertiría en The Astral Platypus mendigando por las calles, de la que aceptaría ser su manager y los llevaría a ser una de las bandas más exitosas de todos los tiempos.
“El potencial era enorme y el tiempo me dió la razón, es hora de que esa música vuelva a resurgir”.
Las anécdotas que cuenta sobre las noches de juerga con Supernova, Jagger y Raquel Welch, sus demandas por plagio a Jimmy Page, como consiguió su colección de esculturas “Las Porongas del Rock” (donde jura y perjura que el más dotado de todos es John Deacon), son completamente impagables y serán parte fundamental del documental que se está gestando.
Al cuestionarle sobre la posibilidad de una reunión de la formación clásica (o los que quedan) no puede esconder una sonrisa. “El jueves que viene termina mi arresto domiciliario y empiezo a hacer los llamados pertinentes”.
La Resistencia Progresiva Argentina


Hugo Lagar entrevista a Robert Lynch (The Astral Platypus)
Días pasados, un extraño posteo en el Perfil de La Resistencia Progresiva Argentina llamó demasiado mi atención: bajo el título de “Despertar”, unos ignotos The Astral Platypus tocaban una cruza de psicodelia, proto-progresivo, folk y vaya a saber qué cosas más!!!. Días después crearon un canal en YouTube y seguí escuchando un material, al parecer anclado desde 1967, tan taxonómicamente indescifrable hasta para el propio César Mendoza Loyola (popular andino analista web-vinílico). Como sea… la cosa es que tomé coraje y me aventuré (quizás) a una experiencia de entrevistas más bizarras con esta especie de cara visible llamado Robert Lynch. Advierto, desde ya, que, por más que respondió en español, apelaré al recurso de notas al pie, con varias aclaraciones de interpretación (más allá de sus polémicas respuestas) por el mundano tenor de las expresiones de Robert, a modo de “salvar” mi habitual estilo de reportajes. Ni siquiera me tranquiliza esta suerte de elogio de ser su primer entrevista en treinta años. Espero no ser intimado por el Sello (que, cuan custodio de derechos intelectuales, se ocupa de bajar cada tema que sube Robert). Como sea, con Uds… aquí: el polémico Robert Lynch, desde U.K., interpósita “Edypus Records”.
Hola Robert! En principio, debo reconocer que me llamó la atención un posteo en un ente colectivo local (La Resistencia Progresiva Argentino) por el tenor de tu declaración y ése fue el motivo de contactarme contigo, para Los Especiales del Guardián de los Cielos por primera vez. Así, lo primero que voy a solicitarte responder es: ¿Quién es Robert Lynch?
Robert: Hola Hugo, un gusto hablar con Ud. Es muy importante que todavía haya gente que, en este mundo de “Despacito”, se interese por la música de verdad. Esta es la primer entrevista que doy en casi treinta años que estuve alejado de la actividad musical; e incluso, cuando lo estaba, las evitaba para conservar el misterio. Pero, sin dudas, la situación lo amerita.
¿Quién es Robert Lynch? Compositor, cantante, bajista, activista, disconformista del sistema y el status quo.
En lo poco que pude recabar sobre el grupo, hay un hecho que me llama sumamente la atención: ¿Por qué escribían letras en español si ustedes son ingleses?
Robert: No sé porque es tan extraño o llamativo. Magma inventó su propio idioma y nadie dice nada. ¿Cuántas bandas argentinas cantan en inglés? Es cierto que no la pega ni por asomo[1] ninguna de esas. Pero el ambiente era sumamente distinto en los ‘60 cuando arrancamos nosotros. Era todo mucho más libre. El idioma español era algo llamativo y que nos hacía diferentes a todas las bandas en el under londinense, exóticos. Además podíamos escribir cualquier estupidez[2] y nadie entendía nada. Así que pasaba inadvertido. Bueno, lo mismo pero a la inversa que la música en inglés acá (je!)
Mi padre era argentino y en casa se hablaban los dos idiomas. De pequeño, les enseñé a mis amigos el “idioma secreto” que solo yo sabía y lo usábamos como un código interno para mandarnos mensajes en la escuela. Era algo propio, que nos distinguía de todos nuestros compañeros, señoritos ingleses. Nuestra identidad grupal propia, no impuesta por el entorno hostil de la escuela pupila donde nos mandaron. Pasar eso a la música, que después empezamos a hacer, fue un paso natural.
¿Cuáles fueron y siguen siendo tus influencias musicales?
Robert: The Who fue, es y seguirá siendo, mi banda favorita. John Entwistle me rompió la cabeza y me llevó a tocar el bajo. No era necesario tocar la tónica junto al bombo y ya, para nada. El tipo la rompía. Por otro lado, Pete Townshend siempre fue mi inspiración a la hora de componer. El Piso viene de Tommy y Quadrophenia, ni hablar.
La música mainstream de hoy me parece una reverenda mierda (sic), pero no soy un eterno nostálgico sino que me pongo a buscar en el under y veo que hay mucho futuro. Lástima que el mercado nunca los va a dejar llegar.
¿Y los Beatles? Generalmente toda tu generación los tiene en la cúspide.
Robert: Los detesto profundamente. Particularmente a George Harrison.
¡¿Cómo?! ¿Por qué?
Me parecen sobrevalorados. Me gustaban de chico, obvio. Yo agarré la Beatlemanía a full. Pero después lo superé. La gente les atribuye todas las innovaciones del mundo cuando en realidad lo que hacían era seguir las modas y copiarle los trucos a los demás. El trajecito militar de colores estaba recontra de moda en esa época. Ellos lo agarraron y lo pusieron a la tapa, de golpe es “la ropa de Sgt Pepper” y todas cosas así. La gente habla de Sgt Pepper como el disco más importante de la historia, pero sin Pet Sounds y LSD no existiría. Eso suele olvidarse y me rompe las pelotas (sic)[3]. Mientras ellos estaban con “She loves you, yeah yeah yeah”, tenías a gente como Frank Zappa o Miles Davis innovando en serio. Dejémonos de joder con The Beatles.
Hablemos de otra cosa por favor.
Vayamos a The Astral Platypus. Hay muchos que no los conocen y apenas yo “me desayuno” ahora: ¿Cómo suena la banda?
Robert: Tuvimos veinte años de carrera, desde el 67 al 89. No hay UN sonido sino que fuimos evolucionando. Puedo decirte que arrancamos como una jam band psicodélica liderados por Supernova, uno de los mejores guitarristas que ví en mi vida. Pero Edipus nos rompía las pelotas (sic) ya desde esa época con “tener singles, hits”; lo que nos obligó a laburar también en el formato canción.
Desde el ‘69 (pre In the Court of the Crimson King) ya nos volcamos a lo que después llamarían Rock Progresivo: temas largos con muchas secciones y vuelo instrumental, sobre líricas conceptuales. La “formación clásica de la banda” era completamente novedosa para la época: el guitarrista[4], Steve Galahad Pond, tocaba tanto guitarra clásica como eléctrica furiosa. Anderson tocaba flauta y violín, además de cantar; Sleepman era un innovador tecnológico constante con su órgano Hammond, Moog y Mellotron y un virtuoso como pocos. Como sección rítmica, Clarke y yo éramos un reloj, completamente entrelazados. Nuestro mejor disco lo hicimos en 1978: “El Piso”. Donde finalmente se dejaron de joder y me dejaron componerlo todo a mí.
Cuando llegaron los ’80, Edipus nos llamó y nos dijo: “cambiaron las reglas de juego, ahora tienen que hacer temas que puedan salir en MTV”. Yo ya no quería saber más nada, para ser sinceros. Pienso que la gran mayoría del material de esa época es vergonzoso.
¿Por qué nunca se editaron en CD, o formatos digitales, los discos clásicos de la banda?
Robert: Varios motivos. Después del fiasco del ‘89, todos quisimos distanciarnos de esa tremenda aberración que fue la fallida gira mundial “Together as One”. La idea era increíble: juntar a todos los miembros que alguna vez habían pasado por The Astral Platypus y salir de gira juntos. Salió pésimo[5] y los medios, por enésima vez, nos cerraron las puertas y nos declararon prácticamente criminales. Nunca más pasaron un tema nuestro por la radio, MTV o lo que sea. Fue en ese momento en que teníamos anunciadas las remasterizaciones del material clásico de la banda y Edipus nos “cajoneó”.
¿Por qué crees que fue así y qué consecuencias tuvo en su legado como banda?
Robert: The Astral Platypus, una de las bandas que más discos vendió en la década del ‘70 y en los ‘80, con el furor de Black solista, las ventas siguieron por ese camino. ¿Sabés lo que hubiera pasado si todos los miembros clásicos nos hubiéramos llegado a reunir? Se acababa la joda de la música prefabricada. El mercado se dio cuenta y nos aniquiló. Ellos quieren “idiotas manejables” que compren cualquier “cosa”[6] y nosotros siempre fomentamos el pensamiento crítico. ¿Cómo iban a dejar que ese mensaje llegara a las masas?
Preguntabas por las consecuencias… primero no nos importó y cada uno se fue por su lado, asqueados de todo. Yo me dediqué a otras cosas pero finalmente me cayó la ficha cuando descubrí que nunca habíamos existido para internet. Borraron nuestro legado de todas partes… Veo la basura reguetonera que escuchan ahora y me quiero “pegar un corchazo” (sic).
¿Qué hicieron?
Mi autoestima estaba por el subsuelo, así que lo primero fue volver a hacer música. Ese fue el inicio de las giras de “El Piso” como solista, que fueron un éxito tremendo en Europa Oriental, Rusia. Estaba ganando la guita que siempre me habían robado[7] … hasta que llegó la demanda de Edipus Records, reclamándome el pago del 80 por ciento de la recaudación de la gira por ser dueños únicos de los derechos de autor de las canciones que yo mismo compuse en el ‘78…
La corte “yankee”, obviamente, falló en su favor y me quedé sin un mango. Los otros Platypus en la misma… Después de casi treinta años nos pusimos de acuerdo en algo y los demandamos por nuestros derechos de autor.
¿Cómo sigue el asunto?
Robert: El juicio está por terminar y tenemos sospechas que la corte “yankee” nos va a perjudicar. Las expectativas son pésimas ya que la justicia defiende los intereses económicos en lugar de los artísticos. Me aferro a la esperanza de ser nuevamente dueño de lo que creo. Sin embargo, ganemos o no, yo voy a seguir intentando hacer salir a la luz la música de The Astral Platypus.
Por más que Edipus constantemente me esté bajando los temas de Youtube, pongo un mail a disposición de quien quiera que le comparta el material de la banda:
therealrobertlynch@hotmail.com
¿Tienen algún plan en el caso de salir victoriosos? ¿Veremos la reunión de la formación clásica?
Robert: No hay chance, olvídalo. No nos podemos ni ver la cara. Yo pienso salir a tocar “El” Piso en su totalidad, que los demás hagan lo que se les cante el orto.
Gracias Robert.
Hugo Lagar
[1] En realidad, me veo en la obligación de adaptar lo más aproximado posible la redacción de una oración así: “es cierto que no la pega ni en pedo ninguna de ellas”. Robert es demasiado vulgar en algunas de sus afirmaciones. Se nota que su padre era argentino.
[2] Misma aclaración de Nota 1: en realidad me respondió usando el vocablo “pelotudez”, en vez que el expuesto, para ser fidedigno.
[3] Tal cual y esta vez preferí exponerlo intacto.
[4] Aquí también la traducción exacta debiera ser “violero”
[5] Para ser más exactos, cambié tenor con la siguiente fórmula: donde se lee “pésimo” debe leerse “para el orto”, “para el culo” o similares.
[6] Donde se lee “cosa”, en realidad Robert escribió “poronga”. Incluso la expresión “pegar un corchazo”. No quiero pensar qué tipo de educación recibió de su padre…
[7] En realidad, escribió “me cagaron”.




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"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

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