El Cronista de Salta
Mientras Milei se saca fotos con cascos al estilo Top Gun, un informe interno de la Fuerza Aérea, es contundente: no hay capacidad técnica para mantener pistas, ni hangares, ni maquinaria, y gran parte del equipamiento está directamente obsoleto. Un militar fue brutalmente sincero: “Si tuviéramos los 24 aviones, sólo podrían volar dos horas al año cada uno.” Esa frase, por sí sola, destruye toda la puesta en escena.
Peor aún: Argentina pagó 301,2 millones de dólares por aviones que otros países transfieren prácticamente a precio simbólico. Países Bajos entregó 18 F-16 a Rumania por 1 euro, abonando apenas el IVA y ciertos costos logísticos. Colombia descartó la opción en 2023 por considerarlos “de segunda mano” y con vida útil limitada. Europa se está desprendiendo de estos modelos porque ya migran a plataformas superiores como el F-35. ¿Por qué Argentina paga fortunas por lo que otros países prácticamente regalan?
A esto se suma un dato que el gobierno omite deliberadamente: los F-16 argentinos ni siquiera servirían para vigilar las Islas Malvinas, porque el país carece de radares avanzados para operar de manera efectiva en la zona. Es decir: una compra millonaria para una utilidad militar casi nula.
La frutilla del postre es la dependencia absoluta de Estados Unidos. Las municiones “compradas”, por 360 millones adicionales, quedarán almacenadas en territorio norteamericano y serán entregadas “a pedido”, según el conflicto y según la voluntad de Washington. Argentina paga, pero no controla ni el armamento ni su disponibilidad. Es un alquiler geopolítico, no una política de defensa soberana.
Lo único verdaderamente nuevo en esta “modernización” es el maquillaje. Bajo el barniz de épica aeronáutica, el país vuelve a hipotecar su Defensa en nombre de un negocio que ya huele a negociado. Argentina no recupera poder militar: se convierte en depositaria de chatarra estratégica ajena, sin radares, sin autonomía y sin capacidad técnica para sostener lo que compra.
Y mientras tanto, el gobierno festeja como si hubiera comprado el futuro. Pero el futuro, en materia de Defensa, lo siguen escribiendo otros. Nosotros apenas pagamos la factura.



Comentarios
Publicar un comentario