Una y otra vez la humanidad asiste expectante a una puja amenazante de conflictos bélicos entre países, por territorios, recursos, poder, entre otras cosas. Desde nuestro humilde espacio hace rato venimos advirtiendo sobre estas manipulaciones mentirosas y larvadas para promover la violencia. Que los pueblos no pague los saqueos de los poderosos aún sigue siendo una utopía, y ello seguirá siendo así mientras las mayorías estén obnubiladas bajo el manto de los relatos de los medios, que nos moldean la realidad a su antojo. La verdad es la primera víctima de la guerra, decía el griego Esquilo hace más de 2500 años. Hoy sabemos que la mentira es un arma de guerra.
Monumento a las víctimas del fascismo en Moscú |
No es exagerado decir que lo que ocurre actualmente en el corazón del continente europeo nos sitúa en el momento más peligroso de la historia contemporánea y el más cercano a una tercera guerra mundial desde la crisis de los misiles soviéticos en Cuba en 1962.
Una vez más, los medios de comunicación –incluyendo las redes sociales- actuaron de forma alevosa para generar un conflicto que sólo puede beneficiar a los vendedores de armas y las petroleras trasnacionales. Una guerra fácil para el periodismo, porque a Putin o a Zelensky se los puede dar vuelta como una media, pero, ¿quién de estos charlatanes se animó a cuestionar rigurosamente la legitimidad de la invasión de EEUU a Afganistán?
Los medios hegemónicos instalaron hace tiempo la guerra en el imaginario colectivo. La cobertura de los principales medios de comunicación es defectuosa, claramente racista y llena de prejuicios, repetidores de los mantras fabricados en Washington para instrumentalizar la guerra geopolítica e ideológica de las "fuerzas del bien" de la civilización occidental.
Más allá de que no tomamos ningún bando, ya que todos los bandos son inhumanos, lo que intenta estudiar esta pequeña nota es el rol de los medios de comunicación en un conflicto donde Putin acaba de invadir Ucrania y la OTAN colabora con el gobierno neoliberal y pro nazi de Kiev. De un lado, la OTAN con los Estados Unidos a la cabeza; del otro, la Rusia capitalista de Estado de Putin. La prensa capitalista, en tanto, tiene dos consignas que se alternan según convenga a Occidente: la "independencia" o la "autodeterminación" de los Estados del Este de Europa. Países como Rumanía o Polonia están en la segunda -es decir, integrados profundamente-, pero en el caso de Ucrania, el mensaje que transmiten es que hay que respetar lo primero. Está claro que a nadie le interesa los intereses de cada uno de los pueblos, y por lo tanto es importante no caer en ninguno de los dos bandos.
Neo nazis ucranianos |
El conflicto tiene su historia, pero se ha desencadenado con la intención de la OTAN de establecer en Ucrania sus misiles con capacidad de atacar ciudades como Moscú o San Petersburgo en 5 minutos, por un lado, y por otro, la represión ucraniana (llámese masacre) a los separatistas. Putin consideró inaceptable esa amenaza a la seguridad nacional rusa y se preguntó cómo reaccionaría Washington si su país instalara bases militares en la frontera de Estados Unidos con México o Canadá.
Todo esto pese a que, en 1997 y bajo el impulso de Bill Clinton, la OTAN y Rusia, entonces presidida por Boris Yeltsin, firmaron el "Acuerdo de Relaciones Mutuas, Cooperación y Seguridad" y que en 2002 se creara un "Consejo Rusia-OTAN" con el propósito de estimular la cooperación entre ambas partes. Con el golpe ucraniano del 2014 esta laboriosa construcción se derrumbó, y como lo dijera el New York Times, el "nervio y el músculo de la OTAN es el Pentágono", y éste no conoce el significado de la palabra "diplomacia". Por el contrario, la experiencia demuestra que la Alianza Atlántica (Estados Unidos más los 29 países europeos que integran el bloque) ha violado permanentemente lo establecido en el primer artículo de la Carta de las Naciones Unidas (mantener la paz). El golpe de 2014 en Ucrania –que derrocó al gobierno de Viktor Yanukovytch-, probadamente dirigido con apoyo de Washington, instauró un Estado vasallo repleto de armas y de pandillas nazis desaforadas, con frecuencia integradas por admiradores de Hitler.
A Volodímir Zelenski, actual presidente ucraniano y títere del neo nazismo europeo, le dieron mucha manija desde la OTAN para llegar a esta situación, y ahora manifiesta que lo dejaron solo. Rusia, a lo largo de los últimos 8 años, intentó resolver parte de estos conflictos y, fundamentalmente, el tema de que no se emplazaran bases de la OTAN, por la vía diplomática.Y si esta incursión rusa se cataloga como violación flagrante del derecho internacional (cosa que efectivamente lo es) ¿cómo se debe catalogar a las operaciones de la OTAN en la ex Yugoslavia, el bombardeo inmisericorde de Serbia y la descarada proclamación de la independencia de Kosovo, entonces república autónoma del país balcánico? Ni hablemos de las violaciones estadounidenses al derecho internacional, a la soberanía e independencia de los pueblos. Los latinoamericanos y caribeños hemos sufrido decenas de estas violaciones.
La prensa pro occidental y la pro rusa están llevando a cabo una campaña histérica para atraer agua a su molino; para justificar a sus gobiernos. Y crean esperpentos hipócritas, donde quizás lo más ridículo es ver a israelíes protestando contra la ocupación de Ucrania desde territorios ocupados en Palestina por Israel desde desde hace más de 70 años y creando un apartheid, y donde cualquier protesta de palestinos termina con muertos (foto de la derecha). ¿De la violencia de Israel hace años sobre Palestina nadie va a decir nada? ¿Cómo es? ¿Hay violencias permitidas?
La profecía de Marshall McLuhan de que "el sucesor de la política será la propaganda" se ha cumplido. En 1964, McLuhan declaró célebremente: "El medio es el mensaje". Ahora la mentira es el mensaje. La propaganda en bruto es ahora la norma en las democracias occidentales. Manejan un nivel de idiotez analítica importante, como se puede ver en la nota de Infobae (y tantas otras) que dan vergüenza ajena. En cuestiones de guerra y paz, el engaño se presenta como noticia. Se censuran los hechos incómodos, se alimentan los demonios. El modelo es la propaganda corporativa, que es la moneda de la época.
Y desde la guerra mediática, en Occidente se agita, cínicamente, la adulteración conceptual de que se trataría un enfrentamiento entre "democracia y dictadura" (la OTAN y EEUU, presentados hipócritamente como el bando de la "democracia" cuando han realizado invasiones, bombardeos, golpes blandos, sanciones y bloqueos en Yugoslavia, Libia, Irak, Irán, Siria, Venezuela, Cuba, Afganistán, Colombia y Ucrania, solo por nombrar a algunos), mientras que en Rusia se agita la "defensa de los valores de la Madre Rusia contra el Occidente degenerado". Rusia, que aplastó recientemente las protestas de los trabajadores petroleros en Kazakhstan y anteriormente Bielorusia y Georgia, habla de la "soberanía". Detrás del furor de esas campañas, un pueblo entero de más de 40 millones de almas es víctima de intereses que le son extraños.
De una manera típicamente colonial, los comentaristas homogeneizan a los ucranianos y no reconocen la diversidad política en una nación de 40 millones de habitantes, pero a diferencia de lo que difunden medios y partidos opositores, el conflicto de Rusia y Ucrania no es ideológico. No hay choque izquierda-derecha, capitalismo-socialismo o democracia-autoritarismo. Hay conflicto de intereses en medio del surgimiento de una nueva multipolaridad. Y si hablamos de ideologías, pareciera que todo el mundo olvida a mencionar a los cruentos crímenes del Euromaidán y las matanzas de los ejércitos neonazis ucranianos (parece ser que para la prensa occidental un genocidio de 14000 muertos no significan nada).
La crítica del macrismo porque la Argentina no asumió una posición pronorteamericana se basó en un argumento ideológico falso: Washington-democracia versus Moscú-autoritarismo. En ambos polos hay de las dos cosas. Y este falso desarrollo sostenido en las declaraciones del macrismo, sobre todo por los radicales macristas, se mezcla con las burradas que caracterizan a las redes.
Como la de Flavia Palmiero que mezcló la guerra en Ucrania con la vacuna Sputnik que salvó decenas de miles de vidas. Pero lo que ahora se muestra como bizarro con la Palmiero, fue afirmado en serio cuando empezaron a llegar esos medicamentos desde Rusia al mismo tiempo que Donald Trump los acumulaba en EE.UU. e impedía su distribución en el mundo.
Para el trotsquismo argentino, Vladimir Putin es un equivalente de Stalin y de allí deducen su posición. Y una parte de la izquierda –incluso un sector que apoya con muchas críticas al oficialismo– acusó al Gobierno de alinearse con Washington porque no respaldó la invasión rusa y porque el comunicado de la Cancillería pide a Rusia el “cese de las actividades bélicas”.
Luis Bruschtein para Página 12
Pero la prensa hace su trabajo y luego cualquier perejil se larga a opinar boludeces. Es hasta divertido ver que hasta le dan bola a lo que dice la farándula, y en esta nota lo refleja y nos muestra mucha mediocridad y una sorpresa deslumbrante. Empecemos por las sombras:
"Parece mentira levantarse y ver una noticia así en 2022", dice Stefi Roitman, quien al parecer estuvo en coma toda su vida y ayer se despertó. No sabía nada de las guerras en Siria, en Yemen, en el Cuerno de África y nadie le contó que EEUU se replegó el 30 de agosto pasado luego de asesinar afganos durante ¡veinte! años. Cinthia Fernández y Malena Guinzburg se desayunaron con la misma noticia: "Parece mentira que sigan existiendo las guerras", dice una, y la otra la supera: "Primero pandemia, cuarentenas y ahora una guerra". Benjamín Vicuña, entre faltas de ortografía, logra balbucear: "Qué Dios ilumine a los líderes mundiales y nos de paz. No volver a lo peor nuestro. No volver", dice, y yo le preguntaría: ¿cuándo nos fuimos? Y Guillermina Valdés, se sorprende: "¡Guerra en el 2022!".
Estos opinadores no son particularmente ignorantes. Por el contrario, son representativos del nivel de conciencia general. la única opinión lúcida ha recibido una pedrea de insultos. Luli Salazar escribió: "La guerra es cuando personas completamente inocentes mueren por los intereses de otros".
Muchas manifestaciones reales (fuera de toda órbita de las pantomimas de los medios de comunicación) en contrario de la guerra se han producido en los pueblos, pero en el poder establecido no está contemplado ese clamor, se ponen intereses que van por encima de las pérdidas humanas y la barbarie de acontecimientos que lleva aparejado la arremetida de unos contra otros en el violento apoderamiento de la subjetividad de las personas, en un sistema en donde tiene como valor central el poder económico y se descarta la vida humana, mientras se hacen jugosos negocios bajo la consigna de la libertad y resguardando la paz, como en el caso de la OTAN, no queda más que decir que esto es una acción mentirosa y fraudulenta en la que unos pocos se erigen como triunfadores, mientras muchos quedan postrados en un macabro sufrimiento sin encontrar una salida y aquellas promesas de mejorar las condiciones de vida quedan convertidas en un mal sueño del que se quiere despertar, pero no se sabe cómo hacerlo.
Una Ucrania diferente y pluralista que se desarrolle de una manera más sintética y dialógica, como un puente soberano entre Europa y Rusia, es ciertamente posible. Para llegar allí, es vital reconocer la diversidad política de Ucrania y garantizar la vida y seguridad de todos sus facciones, para establecer las condiciones para un diálogo nacional institucionalmente protegido entre los ucranianos con puntos de vista opuestos.
Si además de a los ucranianos le interesa a alguién más es una cuestión diferente.
Ataque con misil a lugar residencial.
— Nemesis LeClair 🌳🌳🌳 (@Nemesis_Leclair) February 25, 2022
Pero tranquilos, no es Ucrania.
Es Israel atacando a población civil palestina.
Esto, no tendrá condena de occidente. #Ucrania #CHVNoticias #Merkel #Taiwan #Rusia #OTAN #ULTIMAHORA #URGENTE #TerceraGuerraMundial #ContigoCHV pic.twitter.com/Qu25VCwT3y
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