Imágenes registradas el 14 de diciembre del 2017 en Buenos Aires. La Gendarmería se puso a marchar golpeando los pies contra el suelo, haciendo ruido y buscando amedrentar y generar miedo. Recuerda a tiempos bastante tristes de la historia argentina La gente salió a la calle a protestar y manifestarse en contra de la reforma previsional que impulsa el gobierno de Mauricio Macri. Esta reforma afecta y ajusta principalmente a jubilados y beneficiarios de planes sociales. La Gendarmeria y la policía federal reprimieron salvajemente, dejando 47 detenidos y muchisimos heridos.
El momento que más me impresionó de la marcha del jueves, los milicos disfrutando de la represión. Toda una coreografía de cuerpos y sonidos montada en función del terror.
El momento que más me impresionó de la marcha del jueves, los milicos disfrutando de la represión. Toda una coreografía de cuerpos y sonidos montada en función del terror.
El caos que planificaronRaúl Kollmann para Página 12. La nota entera, aquí.
Por qué la represión en Congreso fue tan violenta, desordenada y feroz: Primero hicieron un informe de inteligencia a medida. Luego desplegaron cuatro fuerzas diferentes sin comunicación y, finalmente, dieron piedra libre para tirar. El desastre fue inocultable y removieron a Patricia Bullrich del operativo planeado para mañana.
Un falso informe de Inteligencia; el despliegue de cuatro fuerzas de seguridad sin comunicación ni coordinación, la falta de control civil y político sobre los efectivos y, sobre todo, el autogobierno total que hoy tienen los gendarmes, policías y prefectos desató la feroz y caótica represión del jueves. Los servicios de inteligencia están hoy dominados por ex policías, de manera que armaron un informe de la ex SIDE que simplemente les sirvió como excusa para la represión. El texto advierte que 1200 manifestantes iban a ocupar el Congreso, una coartada –sin prueba alguna– que los funcionarios del Ejecutivo repitieron como en misa. Ese armado llevó a emplazar a más de mil efectivos de la Gendarmería, traídos de Campo de Mayo, en todo el perímetro del edificio del parlamento. También se trajeron desde el bajo porteño todas las vallas usadas en el operativo por la reunión de la Organización Mundial de Comercio. Pero lo que era una jugada supuestamente destinada a evitar que alguien entre al Congreso se convirtió, como tenían previsto, en una ofensiva–cacería por todo el centro, con motos, carros y a pie, con la consigna “disparen a discreción”.
Entonces se vio a gendarmes disparando los peligrosísimos proyectiles de goma sin orden alguno; enfrentando a diputados, a periodistas, patoteando a familiares de los tripulantes del ARA San Juan, tirando piedras y arrestando a cualquiera que pasaba cerca. El mando civil y político no existió, la coordinación desapareció y cada uno hizo lo que quiso. Como siempre, al terminar la jornada, los extraños encapuchados, los que queman autos y rompen comercios, no aparecían por ningún lado ni figuraron entre los detenidos. El viernes, al anochecer, se anunció el desplazamiento de Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad, del operativo de mañana. Es una admisión del desastre que produjeron el jueves.
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