Billy Mayerl nació en Tottenham Court Road, en el centro del distrito teatral y musical de Londres, así que es posible que estuviera escrito en las estrellas que sería uno de los grandes animadores de la Inglaterra del siglo XX. Pianista prodigio, a los siete años fue aceptado en el famoso Trinity College of Music e hizo su primera actuación pública a los nueve, tocando el demoníaco concierto para piano de Edvard Grieg (4 de noviembre).
Mientras estudiaba en el Trinity (y complementaba sus ingresos tocando en locales de cine mudo y salas de baile), parece que Mayerl empezó a frecuentar un centro de músicos locales llamado «Gayland». Allí conoció el ragtime americano (véase, por ejemplo, el 8 de julio), que despertó todo su entusiasmo, y no tardó en intentar algo parecido. Sus profesores de composición en el Trinity, sin embargo, no se inmutaron: y lo amenazaron con expulsarlo si volvía a ensuciarse las manos con aquellas vulgaridades.
Ajeno a las pretensiones de los puristas clásicos, Mayerl centró sus intereses en las salas de baile y en el teatro musical, y adquirió cierta fama local como miembro de la legendaria Havana Band del Hotel Savoy. Apodado después «Rey de la Síncopa» en su academia por correspondencia, que se especializó en jazz pianístico de estilo Harlem y que se dijo llegó a tener treinta mil alumnos, estuvo además muy solicitado como pianista. Por ejemplo, estrenó en Londres en 1925 la célebre Rhapsody in blue de Gershwin.
Como compositor, escribió más de trescientas obras para piano. Habitualmente calificadas de «música ligera» (designación que hace un flaco servicio a su considerable inventiva), muchas tenían nombre de árboles y flores, como el encantador azafrán bastardo de hoy.
Clemency Burton-Hill
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