#Músicaparaelencierro. Erróneamente etiquetado como musico New Age, este compositor belga es el minimalista europeo (junto a Nyman) más reconocido a nivel mundial, y es que escuchar cualquier obra de este susodicho es una experiencia enriquecedora y no cualquier musico lo proyecta con tan solo piano y voz. Resulta curioso que tanto Nyman como Mertens han compuesto bandas sonoras para el director de cine británico Peter Greenaway; Wim compuso la excelente BSO "The Belly of an Architect". Así comienza el comentario sobre este autor y disco, realizado por Roberto I. Quesada para cerrar otra semana a puro minimalismo, con un compositor que entra en la categoría de músico de vanguardia. "Jérémiades" es de los discos clásicos del autor, y para muchos es ya la mejor de su carrera y toda una muestra de maestría musical única, una obra maestra con la que cerramos nuestra saga de minimalismo en el blog cabezón.
Artista: Wim Mertens
Álbum: Jérémiades
Año: 1995
Género: Minimalismo / Neo-clásico
Duración: 59:09
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Bélgica
El compositor belga Wim Mertens (nacido en 1953) es un artista reconocido internacionalmente que ha regado su música por el mundo, y hasta por otras artes, como el del cine. Mertens también es el autor de "American Minimal Music" (1980), el primer libro en analizar en profundidad la repetitiva música estadounidense. En 1998, Mertens fue nombrado embajador cultural de Flandes. Mertens ha compuesto piezas en diferentes formatos, desde canciones cortas y accesibles, hasta grandes y complejas composiciones para música de cámara y orquesta sinfónica. Desde su debut discográfico en 1980, con la composición electrónica para máquinas de pinball titulada "For Amusement Only", Wim Mertens ha lanzado más de 65 álbumes.
Aquí, la presentación del señor Quesada, que nos comenta sobre este autor y este disco.
Erróneamente etiquetado como musico New Age, este compositor belga es el minimalista europeo (junto a Nyman) más reconocido a nivel mundial, y es que escuchar cualquier obra de este susodicho es una experiencia enriquecedora y no cualquier musico lo proyecta con tan solo piano y voz. Resulta curioso que tanto Nyman como Mertens han compuesto bandas sonoras para el director de cine británico Peter Greenaway; Wim compuso la excelente BSO "The Belly of an Architect".
Tuvo sus influencias sobre todo de homólogos estadounidenses como Phillip Glass y Steve Reich, lo que lo llevó a analizar su propio nivel compositivo y escribir un libro sobre música de estructura repetitiva, "Música Minimalista Americana". Es a principios de los 80 cuando sus composiciones empiezan a despegar y ser degustadas por un público masivo, específicamente con el disco "Close Cover" junto a su ensamble Soft Verdict, que ya es todo un clásico en su basta discografía o "Man of No Fortune and With a Name To Come", uno de los discos pilares para conocer su estilo piano / voz.
Precisamente "Jeremiades" pertenece a dicho estilo minimal de piano y voz, es un disco que destila una fuerte melancolía, posee una profunda musicalidad, el sonido del piano de verdad que hace llorar y, al igual que grupos como Sigur Ros o Magma, Mertens desarrolla su propio lenguaje musical basado en frases no-semánticas y con algo de francés y latín "distorsionado" que acompañan las tenues melodías de estructuras cíclicas, además todas las piezas son muy melódicas y fáciles de escuchar.
Con títulos en hebreo, "Kaf" es el primer tema en el cual se aprecia la belleza lirica en cada minuto de la misma y en la que abunda una melancólica y reiterativa melodía junto a la voz "castrati" de Mertens; en "Kof" se nota cierta cadencia sonora cual un caballo cabalgando, esto es lo que yo llamo minimalismo onírico; la estructura musical de "Mem", con notas que parecen tocar ocho manos, es comparada con la que hacía Brian Eno en sus discos de Ambient, ya que el hilo armónico parece ir de un lado a otro; por ultimo destacar "Gimel" que evoca un sueño mágico con toques de melancolía, sin palabras...
Temas:
Kaf (23:19)
Kof (8:30)
Mem (7:30)
Alef (4:30)
Gimel (14:00)
Jod (1:30)
Considero que un equivalente a este músico en el mundo progresivo es sin duda Florian Fricke de Popol Vuh o perfectamente Brian Eno, ya que reúnen todas las condiciones para estar mano a mano con este gran compositor por sus finos, mántricos, repetitivos y deslumbrantes arreglos para piano.
Discos recomendados:
Hosianna Mantra-Popol Vuh
Plateaux of Mirrors (Ambient 2)-Brian Eno/Harol Budd
Roberto I. Quesada
Wim Mertens es sinónimo de muchas cosas: pianista, guitarrista clásico, contratenor, compositor, musicólogo… pero, por encima de todo, es un artista de su tiempo que ha sabido compaginar la honestidad en su producción musical con el beneplácito de diferentes tipos de audiencias.
Wim Mertens es uno de esos compositores de incalculable genialidad que son toda una “rara avis” hoy en día, por permanecer fieles a su estilo y que, tras tener un gigante exitazo comercial, se dedican a cultivar el Arte sin importarle la audiencia a quien va destinada Prueba de ello es que, tras bombazos como “Close cover”, o “Struggle for pleasure”, sigue lanzando al mercado obras como son sus ciclos circulares “Alle Dinghe” (7 cds, 1991), “Gave van niets” (10 cds, 1994), “Kere Weerom” (7 cds, 2000), o, la última, “Aren Lezen” (14 cds, 2001).
Pero... el problema de Mertens, al igual que el de muchas otras genialidades sonoras actuales, es el tener que enfrentarse a ciertos sectores retrógrados del mundo clásico que parecen tener por norma aceptar solo aquellas obras “inaudibles” para los no músicos (a pesar de que la mayoría de los que las defienden con intolerancia ni lo son), y cerrarse en banda a la hora de escuchar maravillas como esta.
Ciertos capítulos de la carrera de Mertens no le han ayudado tampoco mucho a la hora de defender su denominación clásica. Algunos, como la reedición en el sello americano Windham Hill de dos de sus cds de renombre, “Close cover” (en el año 1986), y “Whisper me” (en el 88), es un ejemplo. Pero esto no viene a ser más que una simple anécdota, ya que fue un mero aprovechamiento por parte de esta casa discográfica, tras ver la grandísima acogida del público norteamericano en sus conciertos en Chicago y Los Ángeles allá por los años 80, y pronto se dieron cuenta de que el músico seguía fiel a su estilo más antiindustrial y que no dejaría su discográfica de toda la vida, Les disques du crépuscule, a la que ha revitalizado de manera sorprendente con sus discos.
Otro ejemplo más es el de un error cometido a la hora de definirse debido a su gran humildad. En una ocasión dijo que él hacia música solo por divertimento (como el título de uno de sus álbumes), y que, siendo un auténtico fan de las nuevas tendencias clásicas y de los minimalistas Glass, Nyman (que prologó su libro “American minimal music”), Reich, etc., su música se podía definir como una especie de “refrito” de todos ellos.
Cosa que no es del todo cierta, ya que, si bien Mertens es un auténtico conocedor y teórico de la música, tiene un estilo propio que no pierde autenticidad ni identidad, y que se diferencia fácilmente de todos ellos, porque sus influencias no le dominan, siendo el compositor más “populoso” y por lo tanto, el que más pasiones y amores levanta entre sus seguidores (y eso que tampoco sus conciertos fuera de los auditorios son bien considerados).
Sobre esta obra (“Jérémiades”), cabe decir que es de los discos más clásicos y anticomerciales del autor, pero que para muchos es ya la mejor de su carrera y toda una muestra de maestría musical única, una obra maestra.
(...) Esta es una de las grabaciones más representativas, y, paradójicamente, de las menos conocidas del estilo minimalista, y que mayor calidad atesora. De paso, viene a ser un descanso para todos aquellos que piensen que tan solo los americanos y Nyman tienen obras de este estilo.
Todo él es muy melódico, propio del autor (algo que viene a ser un inconveniente, ya que no le gusta en absoluto que por este dato algunos llamen a su estilo pop, y, tampoco serialismo, que incluso le llevaba a tremendos enfados en sus entrevistas más juveniles), con los únicos instrumentos del piano y la voz. Empieza con un corte largo, “KAF” (los títulos están en hebreo) de 23 minutos y 19 segundos, pero no por ello pesado. La pieza en cuestión tiene una sugestiva y repetitiva melodía acompañada de la técnica voz del autor, que la hace una pieza única, onírica, que deja llevar al oyente por nuevos caminos sonoros y que le hace conocedor de una nueva forma de entendimiento musical. La música va fluyendo con breves acompañamientos vocales muy agradables, que no se detienen durante la larga duración. Sin duda, el mejor tema del disco.
El segundo, “KOF” (8:30), rebaja su tiempo, aquí el piano se vuelve más repiqueteante e intenso, pero no decrece la excelente “presentación” del álbum. Por notas puntiagudas y afinadas, se deja de nuevo oír la voz de su autor de vez en cuando, en el momento menos esperado, y de la mejor manera posible, ya bien avanzada la duración del tema, sin bajar el ritmo de la música, y provocando un “crescendo” de interés auditivo.
El tercero, “MEM” (7:30) vuelve al tono melodioso del primero, pero aquí la voz aparece en contadas ocasiones, acompañando las notas largas y siendo en primer lugar la sinfonía la protagonista, dándonos un anticipo de lo que será el resto del disco.
“ALEF” (4:30), es un tema más titubeante, que recuerda, en su inicio, a “Struggle for pleasure”, pero que, a medida que avanza, va dejando parte a la partitura minimalista y al sonido de la melodía, ya que a partir de aquí el disco se queda sin “voz”, y tan solo predomina el sonido del piano.
En quinto lugar, “GIMEL” (14:00), una pieza larga, al igual que la primera, que bien podría ser durante sus primeros minutos la continuación de la anterior, pero que, estando bien avanzada, es cuando tienen lugar unos giros pianísticos al estilo “Glass” aderezados con la suavidad del autor que son los que marcan el compás, terminando la pieza de la misma manera que comenzó, no en scherzo, sino de una forma silenciosa.
El tema final y que es un breve resumen de los 3 últimos, “JOD” (1:30), viene a ser lo dicho, una “micro” muestra del instrumentalismo de Mertens que se pierde y difumina en su forma callada y quieta.
Con lo dicho, este álbum demuestra la claridad de ideas del autor y es un culmen a todo un conocimiento de causa de los nuevos estilos clásicos. Sin duda: Mertens es un estupendo compositor, fácil de escuchar (¿tiene eso algo de malo?) pese a su complicado planteamiento circular, y aún por encima, su música es completamente clásica (obviando el maltrato que le dispensan los grandes almacenes al colocarle en la sección “new-age” o Nuevas Músicas, y que hacen que el primerizo comprador se equivoque, cosa que yo mismo he sufrido), sin darle complicaciones, ¡muchísimo mejor!.
Lista de Temas:
1. Kaf
2. Kof
3. Mem
4. Alef
5. Gimel
6. Jod
Alineación:
- Wim Mertens / Composed, Performer, Piano, Voice
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