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OSI - Blood (2009)

Otro disco que pensaba traer al blog ya desde hace rato, pero LightbulbSun se me adelanta y lo tenemos aquí gracias a él. Si no los conocen, OSI (Office Strategic Influence) fue un supergrupo integrado por Kevin Moore (Dream Theater, Chroma Key) y Jim Matheos (Fates Warning) y secundada por ocasionales artistas invitados de primer nivel, como en este disco que los acompañan Mikael Åkerfeldt (Opeth), Tim Bowness (No-Man) y Gavin Harrison (Porcupine Tree, King Crimson y un larguísimo etcétera), muy dinámico, cambiante y original, mezclando el rock progresivo moderno, el metal y canciones atmosféricas, y otras en las que hay de todo.  Este es su tercer álbum y sólo decir que me ha parecido un álbum excepcional desde el momento que lo escuché por primera vez. Bienvenido OSI al blog cabeza, seguramente a más de uno esto le va a gustar mucho!

Artista: OSI
Álbum: Blood
Año: 2009
Género: Metal progresivo experimental
Duración: 47:21
Referencia: Progarchives
Nacionalidad: EEUU



Reuniendo elementos modernos desde los teclados de Moore y los riffs de Matheos, el resultado es un metal progresivo con toques de música electrónica, adornado con la voz sobria y las letras introspectivas de Moore. Ya desde el primer tema el disco abre el disco mostrando la intención de juntar todos estos elementos experimentales. 

Por si no conocían la banda, por suerte hay sendas reseñas dando vueltas por ahí, aquí algunas de ellas...

Tres años después llega el sorprendente nuevo disco de OSI. Nadie les puede acusar de usar siempre la misma fórmula o no aportar nada nuevo. Este proyecto del guitarrista Jim Matheos y del teclista Kevin Moore vuelve a dar en el clavo. Eso sí, sólo para los que amen las nuevas tendencias musicales y sonidos más alternativos. En el fondo con la base de lo que en los 80 y 90 se creó ya, pero quizás resulte demasiado diferente a los más clásicos. Buen disco, en todo caso, este 'Blood' de los OSI. Sin Mike Portnoy. Él se lo pierde...
Después del debut ('Office of Strategic Influence', 2003), llegaba también a los tres años -parece que es algo premeditado- un 'Free' que confirmaba la seriedad de este proyecto liderado por quien fuera el primer teclista de Dream Theater, Kevin Moore. En ese segundo trabajo ya se fue descolgando el batería de esa misma banda, Mike Portnoy, hasta el punto que trabajaron con muchas bases programadas.
Ahora vuelven a hacer lo mismo, pues la presencia del percusionista de Porcupine Tree, el genial Gavin Harrison, es casi anecdótica. Joey Vera dejó también el bajo. Queda claro que es la banda de Matheos y Moore y punto. Eso sí, se marcan el lujo de colaborar con el citado Harrison e invitan al vocalista Mikael Akerfeldt (de Opeth, donde lidera y también toca la guitarra) para cantar en uno de los temas.
Este 'Blood' tiene de novedad respecto a 'Free' que es más oscuro, mucho más techno-maquinero, con teclados menos melódicos y pianísticos. La base rítmica es programada en casi la totalidad del disco, con excepciones de pasajes acústicos de Harrison, crecido tras su gira con King Crimson el pasado verano (2008). Además, 'Blood' apuesta por atmósferas más oscuras y no intentan combinar tantos estilos como lo hacía su álbum predecesor. Aquí Moore y Matheos han apostado por una oscuridad expresiva, fría y mecánica. Pero no por ello pierde al oyente. Eso sí, cada vez el seguidor de OSI debe ser más fiel y amante de las técnicas de estos dos tipos: voces retocadas por ordenador, sintetizador a mansalva y guitarras pesadas puramente rítmicas, sin ningún apasionamiento melódico. Que nadie espere encontrar rock tradicional: estrofa-estrofa-puente-estribillo-solo de guitarra...
Como sucedió en 'Free' (2006), habrá quienes escuchen influencias clásicas (King Crimson) y quienes oigan más los toques modernos hardcore (Rammstein), ochentenos (Depeche Mode), grunge e industrial (Nirvana, Pearl Jam)...
En cuanto a los mejores temas, 'The Escape Artist' abre el disco y el apetito. Genial temazo. El más melódico de todos, quizás, con algún solo de guitarra mínimo y mucho teclado pianístico al estilo de rock gótico y nórdico. Le sigue 'Terminal', una canción más oscura, presagio de lo que viene a continuación. Base rítmica y mezcla de soul-rock y todas las etiquetas que se le quieran poner a los ingredientes de un cóctel que sólo Moore y Matheos pueden cocinar. En el caso de 'False Start' nos encontramos el tema más duro de todos y se podría decir que más convencional. Si no fuera por lo amelódico y metálico de las partes vocales podríamos hablar del típico tema de metal progresivo que podrían firmar desde Dream Theater a los Porcupine Tree en su versión más dura. El mejor tema, sin duda. Luego llega 'We Come Undone', el mejor ejemplo de producción y base programada como esencia musical de este disco. Una mezcla entre Depeche Mode y Pet Shop Boys. Y queda bien, en serio. Más del mismo estilo lo da al siguente pieza, 'Radiologue', con pasajes metaleros góticos realmente buenos. OSI vuelve al sonido más hardcore con 'Be The Hero', donde Matheos mete más mano claramente. Muy buena la contribución de Harrison dándole algo de vida al engendro -en el buen sentido- tecnológico trazado y tramado por Moore.
El ejemplo de las extravagancias de Moore está en la séptima canción, 'Microburst Alert' una pieza instrumental artificial y fría en su concepción y ejecución. Un caos sonoro electrónico ordenado gracias a la ayuda que da una base rítmica continua, machacona y facilona. Acaba con guitarreo muy metalero de Matheos, pero realmente será difícil de digerir para algunos. Quizás por eso acaban el disco con dos gestos de 'paz'. 'Stockholm', cantada por Akerfeldt, es una clara alusión a las influencias más techno-ochenteras de Depeche Mode y compañía. Por su parte, 'Blood', la que da nombre al disco, intenta recoger todo lo que ha sido el recorrido por la sangre de sus creadores. Comienzo absolutamente maquinero, muy cargado, con samplers continuos. Después se da paso a un piano místico con la guitarra distorsionada de Matheos y evoluciona en una parte vocal muy tradicional en OSI en sus 6 años de vida. Irrumpe una fase marcada por los platillos pacificadores de Harrison y evoluciona a otro pasaje de teclados 'ambient' que termina el tema y el álbum con acompañamiento de la guitarra distorsionada de Matheos. Nada nuevo y, a la vez, novedoso en cada fase.
No hay truco: son OSI: geniales por sí mismos, siendo lo que son. Energía contenida y mucha programación. Frialdad excesiva para los amantes del minimalismo y los pocos retoques de producción. Una delicia para los que gustan de los beneficios de la tecnología en la música actual. Y en definitiva, un reto para los críticos que quieran catalogar su música. Talento les sobra. Las composiciones, notables.
Lo mejor: Un sonido original, una música distinta y amor por el buen trabajo de producción que deja una gran sensación de preciosismo sonoro. Lo peor: Quizás su excesiva frialdad por la mecanización de las voces, el concepto 'industrial' de la elaboración de la música... nada es sencillo ni tradicional en ellos.Imprescindibles: Hay muy distintas sensibilidades en este álbum. Pero son esenciales 'The Escape Artist', 'False Start', 'Be The Hero' y 'Blood'.

Pablo M. Beleña


Bueno, el disco es todo un plato fuerte para los fans del prog metal y admiradores de los genios creadores de este proyecto musical. ¿Qué más les peudo agregar? Bueno, la gente que sigue escribiendo las reseñas les cuentan un poquito más.

Hasta el momento de su hiatus, OSI fue una super banda atractiva para la escena. Coordinada en principio por Jim Matheos —reconocido por la fundamental Fates Warning— y Kevin Moore (ex-Dream Theater, Chroma Key), ha reunido numerosos músicos renombrados como el propio Mike Portnoy que nunca se deja tiempo para estar quieto. Y, en el distante 2009, lanzaron el que es posiblemente su disco con mayor alcance: Blood. Esta vez con la colaboración de Gavin Harrison en la batería y con la breve aparición de Mikael Åkerfeldt.
Como viene sucediendo desde hace tiempo, con giros musicales como el de Fates Warning o el de Chroma Key, OSI se orienta a la mezcla de la electrónica, lo atmosférico y bases progresivas sutiles. Por tanto, la accesibilidad de este trabajo encuentra sus caminos hacia un estilo pulcro, muy sobrio.
The Escape Artist es, sin duda, el mayor hit del álbum en cuánto a alcances comerciales se refiere. Voces calmadas, cercanas al estilo de Jonas Renske de Katatonia, guitarras activas y grooveras de Matheos cómo se podrían apreciar en Porcupine Tree. Y, a propósito de la citada banda, una línea rítmica astuta con detalles intrincados bajo la ejecución del propio Harrison. En cuanto al trabajo de teclados, Moore trabaja la electrónica y melodías oscuras como le es costumbre desde el Awake con Dream Theater.
Terminal es otra propuesta completamente diferente. Define, en el segundo paso, la dualidad del proyecto. Es notable la soltura de Moore, con una composición más inclinada a la atmósfera melancólica y distante de su personalidad. Aunque se edifica sobre repetición de patrones sencillos, la batería contribuye cediendo sus apreciables variaciones. False Start sube el volumen a la cima de la cresta. En sí, reitera los elementos de The Escape Artist, pero se distingue especialmente por la amalgama de ritmos en un puente instrumental memorable, aunque breve. We Come Undone casi repite los recursos de Terminal. Sin embargo, recae relegada a sentirse como una pieza de transición.
Radiologue rompe el patrón. Más sombría que melancólica es la primera que mezcla mejor los elementos ofrecidos por el dúo Matheos-Moore, tensa en las cuerdas y atmosférica en los teclados. Con su paso lento, se decanta por el empleo de baterías programadas. Una homogeneidad que manifiesta mayor trabajo en equipo. Continuando está textura, Be The Hero alterna la gravedad de rítmicas pausadas, contundentes y grooveras. Microburst Alert, a cargo mayoritariamente de Matheos, es un instrumental muy transitorio. No ofrece mucho a la fórmula más allá de algunas síncopas y buenos riffs.
Stockholm, penúltimo track de la versión estándar del álbum, cuenta con la colaboración especial de Mikael Åkerfeldt en las vocales —muy apropiado al título. Por supuesto, la mejor opción son las líneas limpias, cuya tesitura del músico sueco es perfecta. El producto final llega a asemejarse en esencia a algunos momentos puntuales del Damnation de Opeth, con esa melancolía progresiva influenciada por los setentas colocada en un contexto siniestro. Todo sobre la base del propio Moore.
Blood, como suele ser costumbre con canciones que titulan trabajos enteros y, además, los cierran, recopila por completo cada aspecto de anteriores canciones. Lejos de la espectacularidad, se siente bien que el trabajo sea tan consecuente. Es decir, se aprecia un estilo, una propuesta respetada, seguida con fidelidad por sus propios creadores.
Con esto, solo queda decir que la versión más frecuente del álbum cuenta con No Celebrations, Christian Brothers y Terminal (Endless) como bonus tracks. Estos quedan fuera del cuerpo completo, pero añaden unos veinticinco minutos para quienes deseen escuchar más en cantidad. Sin embargo, la moderada duración de las nueve canciones de la versión estándar son más que justas.
Dentro de lo que ofrece, Blood es un disco interesante para los seguidores de los músicos involucrados. Puede ser una pieza de culto o una mera curiosidad. Esto dependerá de la apreciación que tenga el escucha hacía Chroma Key y la música atmosférica, pues no hay ni el progresivo del ya lejano Awake de Dream Theater ni la potencia del poderoso Fates Warning ochentero o noventero. Por lo demás, esto mismo favorece el trabajo, pues es una ventana a otras intenciones que por su tan distinta naturaleza no cabrían dentro de visiones musicales de las anteriores bandas citadas.

Dante Rodríguez




Por último, agradezcanle a LightbulbSun, quien fue el que me ganó de mano...

Estamos ante uno de los proyectos más admirados del progresivo experimental, pero seamos francos, esto es pura experimentalidad con una base mayormente electrónica, voces distorsionadas y lineales todo ello apoyado al completo en densos riff.
Sus almas maters son Jim Matheos (GORDIAN KNOT, FATES WARNING) y Kevin Moore (CHROMA KEY, MAJESTY, ex-DREAM THEATER) y O.S.I, musicalmente hablando, estaría entre CHROMA KEY y GORDIAN KNOT. Para BLOOD, en vez de contar con Mike Portnoy (DREAM THEATER) han optado por Gavin Harrison (PORCUPINE TREE), algo mucho más apropiado, ya que el señor Harrison se mueve como pez en el agua entre estos ritmos electrónicos llenos de samples y sintetizadores.
Lo primero que llama la atención es la voz de Kevin Moore, muy lineal, como si hablase en las canciones en vez de cantarlas, puede parecer desalentador, pero en el marco musical la voz es perfecta. Hay que destacar la colaboración de Mikael Akerfeldt (OPETH) que pone voz al tema “Stockholm”, que en comparación con el resto del disco, es… distinto. Es sublime.
El primer corte, “The Escape Artist”, se caracteriza por un sonido electrónico un tanto psicodélico con los sintetizadores a tope, protagonistas absolutos, me recuerda a PURE REASON REVOLUTION mientras que “Terminal” se asemeja más a los primeros discos de PORCUPINE TREE más ambientales y atmosféricos.
“False Start” y “Be The Hero” son los temas con las guitarras más heavys y cobran protagonismo frente a los teclados. La cuarta canción, “We Come Undone” es pura electrónica, algo muy soft y ambiental.
El tema que más me gusta es “Radiologue” que tiene una onda menos experimental pero más psicodélica, con ciertos aires a pop underground britanico. Tiene un ritmo creccendo muy prolongado que me recuerda muchísimo a PURE REASON REVOLUTION.
Con el séptimo corte, “Microburst Alert”, O.S.I nos pone a prueba. Es un tema muy del estilo de NINE INCH NAILS, ese industrial electrónico mareante de sonidos extravagantes e inclasificables. Si encima le añadimos que después viene el tema con Akerfeldt, está última parte del disco es una inmensa amalgama de estilos, como un bloque conjunto de piezas distintas que resalta de la matriz uniforme porque todas las piezas que lo forma son distintas entre si.
Acaba el redondo con “Blood” que presta el nombre (merecidamente) al disco y de nuevo retoman ese espíritu transgresor pero sin alcanzar los límites anteriores. Grandioso.
O.S.I. siglas de “Office of Strategic Influence”, se han marcado un disco buenísimo que no dejará a nadie indiferente, todos tendrán algo que decir al respecto, o barbaridades o elogios, pero habrán logrado lo que buscaban, traspasar ese limite convencional, dar una vuelta más a la tuerca de la creatividad y originalidad, haciendo que nos preguntemos “¿por qué esto no puede ser buena música?”. Yo ya me contesté a la pregunta “es buena música, pero diferente a lo que conocemos”

Jorge Cárcamo Yagüe

Que lo disfruten! Abajo está el video del disco completo.




Lista de Temas:
1. The Escape Artist (5:51)
2. Terminal (6:30)
3. False Start (3:05)
4. We Come Undone (4:04)
5. Radiologue (6:05)
6. Be the Hero (5:51)
7. Microburst Alert (3:48)
8. Stockholm (6:41)
9. Blood (5:26)

Alineación:
- Jim Matheos / guitar, bass, keyboards, programming
- Kevin Moore / vocals, Minimoog Voyager, programming
With:
Gavin Harrison / drums
Mikael Åkerfeldt / vocals (8)
Tim Bowness / vocals (bonus 1)



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