Horacio Manrique nos presenta otra vez el neo progresivo de Arena. "The Seventh Degree of Separation" es su séptimo álbum de estudio, un disco muy fácil entrarle, escucharlo y disfrutarlo. Un trabajo simpe, intrigante, melódico, bastante anclado en el hard rock con algo de AOR y con algunos de los elementos clásicos de esta banda: ese sonido propio resultado de un rock pomposo y contundente con algunos riffs memorables e ingredientes de la más alta calidad en todas partes y con melodías pegadizas, y esta vez con un concepto basado en el nacimiento y la muerte del mundo, por lo que tiene un tono oscuro en general; aunque hay muchas secciones bien animadas. Pasaron seis años desde su anterior trabajo y crearon este disco que algunos lo aman y otros lo odian pero que no pasa desapercibido.
Artista: Arena
Álbum: The Sevent Degree Of Separation
Año: 2011
Género: Neo progresivo
Duración: 55:56
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Inglaterra
Ritchie Hernandez
Pueden escucharlo ustedes mismos y ver si lo aman o lo odian, y pueden hacerlo desde su espacio en:
Spotify
Lista de Temas:
1. The Great Escape (4:38)
2. Rapture (4:22)
3. One Last Au Revoir (4:34)
4. The Ghost Walks (3:19)
5. Thief of Souls (3:52)
6. Close Your Eyes (3:25)
7. Echoes of the Fall (2:26)
8. Bed of Nails (4:39)
9. What If? (4:35)
10. Trebuchet (3:39)
11. Burning Down (4:29)
12. Catching the Bullet (7:42)
13. The Tinder Box (4:16)
Alineación:
- Paul Manzi / vocals
- John Mitchell / guitars, backing vocals, co-producer
- Clive Nolan / keyboards, backing vocals, engineer & co-producer
- Kylan Amos / bass
- Mick Pointer / drums
Artista: Arena
Álbum: The Sevent Degree Of Separation
Año: 2011
Género: Neo progresivo
Duración: 55:56
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Inglaterra
Es verdad, y hay que decir antes que nada, que es un disco bastante desparejo, con canciones olvidables que son compensadas por otras de gran calidad.
Llevábamos seis años esperando un nuevo disco de Arena, ya que el conflictivo 'Pepper & Ghost' salió en el 2005. De hecho desde el 2006, año del DVD 'Smokes & Mirrors' grabado en Katowice, no teniamos en nuestras manos nada nuevo de esta banda, terriblemente odiada por algunos y extremadamente querida por muchos amantes del neoprogresivo.
6 años son demasiados años, tantos que la expectación creada en torno a este trabajo puede llegar a ser su principal baza en contra. Y es que cuando uno espera tantísimo tiempo, supone que va a llegar algo realmente genial, especialmente si proviene de músicos que han sido capaces de crear temas como 'Solomon', 'Sirens', 'Opera Fanatica', 'The Shattered Room' (por mencionar algunos) y albumes tan geniales como 'The Visitor' o 'Contagion'. Si encima lo que se nos anuncia es un nuevo disco conceptual, ya tenemos sembrado el sendero de la expectación, una expectación tan intensa que corremos el peligro de tropezar ante una realidad insalvable: es muy difícil superarse cuando ya has rozado la cima de la genialidad.
Y ese es el mayor problema ante el que se enfrenta este séptimo disco de Arena, que no resiste la comparación con muchos de los anteriores trabajos de la banda. Es inevitable que tras 6 años de sequía los fans esperasen algo grandioso, especial, fuera de serie… y este 'The Seventh Degree of Separation' dista mucho de la genialidad, pese a tratarse de una obra muy interesante.
Que no se me interprete mal, no es un mal disco ni mucho menos. Es de destacar su excelente calidad de sonido, fruto de una formidable labor de producción que fusiona el tradicional sonido Arena, cálido y potente, con un ligero toque dramático, dotándo al disco de una atmósfera especialmente oscura sin olvidar el habitual carácter melódico tan destacable en las composiciones de la banda.
Como dijimos se trata de un álbum conceptual, centrado en el concepto de la muerte como tránsito. Según el propio Nolan, la obra se dedica a explorar la última hora de vida así como la primera hora en ese más allá tras la muerte. Es un disco que necesita de varias escuchas para adentrarse en su profundidad, escuchas que resultarán por otra parte agradables dado el excelente sonido que envuelve al oyente desde las primeras notas.
Este 7º álbum de Arena nos devuelve a John Jowitt al bajo, grande entre los grandes, aunque reconozcamos que había sido magistralmente sustituido durante los últimos 10 años por un más que correctísimo Ian Salmon. En todo caso, damos de nuevo la bienvenida a Jowitt a Arena, tras haberse despedido de IQ. Pero quizás una de las notas más destacables e interesantes de este álbum en cuanto a componentes de la banda se refiere, es la incorporación del nuevo cantante, el 4º en la larga lista de vocalistas que pasaron por sus filas. Se trata de Paul Manzi, el cual ya había demostrado sus buenas cualidades con la banda de Oliver Wakeman. Manzi se adapta a la música de Arena casi como si de un guante se tratara, otorgándole ese necesario toque interpretativo y sabiendo transmitir sentimiento y calidad. Personalmente no echo de menos para nada a Mr. Rob Sowden, me atrevería incluso a decir que es probablemente el mejor de los 4 cantantes que ha tenido Arena hasta la fecha, en muchas cosas me recuerda a Paul Wrightson pero con más categoría. Habrá que ver si en directo se defiende igual de bien y si se adapta, como creo sinceramente que hará a la perfección, a los temas clásicos de la banda.
Empieza el álbum con 'The Great Escape', el tema que necesitamos para acostumbranos a la nueva voz tras la sorpresa inicial. Apenas 4 minutos bastan para que Manzi demuestre su capacidad de adaptarse al estilo Arena y se vea clarísimo el acierto que ha sido elegirle como nuevo vocalista. Siguen 'Rapture' y 'One Last Au Revoire', dos temas que no pasarán a los anales de la historia de Arena como los mejores de su repertorio, precisamente. De hecho este es uno de los momentos en los que la audición del disco se hace más difícil, donde se echa de menos la genialidad mostrada en anteriores trabajos y la sensación de estar ante un producto bastante plano, sin rasgos destacables.
'The Ghost Walks', tras un insultante comienzo que nos recuerda demasiado a Steve Hackett, consigue rehacerse a sí misma hasta convertirse en un tema interesante de escuchar, gracias a las labores de Clive Nolan a los teclados, logrando una atmósfera cautivadora y envolvente. 'Thief of Souls' nos devuelve a la realidad y nos sumerge en una serie de 4 temas que resultan, a mi juicio, lo peor del disco. Son el ya citado y 'Close Your Eyes', 'Echoes of the Fall' (indudablemente el peor tema del disco, por suerte solo dura poco más de 2 interminables minutos) y 'Bed of Nails'.
Por fin llegamos al corte 9, 'What If ?' y es entonces cuando el disco empieza a sacarnos del letargo con las primeras pinceladas interesantes, esa sabia conjunción de potencia y melodía que tan brillantemente sabe conjuntar Arena y que estábamos echando de menos durante los 30 minutos de audición que llevabamos. Los dos siguientes temas son 'Trebuchet' y 'Burning Down', con ellos continúa el despertar de la banda, como si les hubiera llevado 30 minutos calentar los motores hasta encontrar su camino.
Y continuando con ese in crescendo tardío de calidad musical llegamos a los dos cortes finales: 'Catching the Bullet' y 'The Tinder Box', los cuales durante 12 minutos nos hacen reencontrar a esa banda que tanto admiramos y amamos. Es un buen colofón para dejarnos un buen sabor de boca, pero lamentablemente insuficiente para hacernos olvidar esa primera media hora de aburrimiento y simplicidad.
En suma, lo mejor de este 'The Seventh Degree of Separation' lo podemos resumir en tres cosas: vuelve Arena (aunque no sea todo a lo grande que hubiéramos deseado), regresa John Jowitt a la banda y se incorpora el mejor cantante que hayan tenido nunca en sus 16 años de existencia: Paul Manzi.
Puntuación: 7,5/10
6 años son demasiados años, tantos que la expectación creada en torno a este trabajo puede llegar a ser su principal baza en contra. Y es que cuando uno espera tantísimo tiempo, supone que va a llegar algo realmente genial, especialmente si proviene de músicos que han sido capaces de crear temas como 'Solomon', 'Sirens', 'Opera Fanatica', 'The Shattered Room' (por mencionar algunos) y albumes tan geniales como 'The Visitor' o 'Contagion'. Si encima lo que se nos anuncia es un nuevo disco conceptual, ya tenemos sembrado el sendero de la expectación, una expectación tan intensa que corremos el peligro de tropezar ante una realidad insalvable: es muy difícil superarse cuando ya has rozado la cima de la genialidad.
Y ese es el mayor problema ante el que se enfrenta este séptimo disco de Arena, que no resiste la comparación con muchos de los anteriores trabajos de la banda. Es inevitable que tras 6 años de sequía los fans esperasen algo grandioso, especial, fuera de serie… y este 'The Seventh Degree of Separation' dista mucho de la genialidad, pese a tratarse de una obra muy interesante.
Que no se me interprete mal, no es un mal disco ni mucho menos. Es de destacar su excelente calidad de sonido, fruto de una formidable labor de producción que fusiona el tradicional sonido Arena, cálido y potente, con un ligero toque dramático, dotándo al disco de una atmósfera especialmente oscura sin olvidar el habitual carácter melódico tan destacable en las composiciones de la banda.
Como dijimos se trata de un álbum conceptual, centrado en el concepto de la muerte como tránsito. Según el propio Nolan, la obra se dedica a explorar la última hora de vida así como la primera hora en ese más allá tras la muerte. Es un disco que necesita de varias escuchas para adentrarse en su profundidad, escuchas que resultarán por otra parte agradables dado el excelente sonido que envuelve al oyente desde las primeras notas.
Este 7º álbum de Arena nos devuelve a John Jowitt al bajo, grande entre los grandes, aunque reconozcamos que había sido magistralmente sustituido durante los últimos 10 años por un más que correctísimo Ian Salmon. En todo caso, damos de nuevo la bienvenida a Jowitt a Arena, tras haberse despedido de IQ. Pero quizás una de las notas más destacables e interesantes de este álbum en cuanto a componentes de la banda se refiere, es la incorporación del nuevo cantante, el 4º en la larga lista de vocalistas que pasaron por sus filas. Se trata de Paul Manzi, el cual ya había demostrado sus buenas cualidades con la banda de Oliver Wakeman. Manzi se adapta a la música de Arena casi como si de un guante se tratara, otorgándole ese necesario toque interpretativo y sabiendo transmitir sentimiento y calidad. Personalmente no echo de menos para nada a Mr. Rob Sowden, me atrevería incluso a decir que es probablemente el mejor de los 4 cantantes que ha tenido Arena hasta la fecha, en muchas cosas me recuerda a Paul Wrightson pero con más categoría. Habrá que ver si en directo se defiende igual de bien y si se adapta, como creo sinceramente que hará a la perfección, a los temas clásicos de la banda.
Empieza el álbum con 'The Great Escape', el tema que necesitamos para acostumbranos a la nueva voz tras la sorpresa inicial. Apenas 4 minutos bastan para que Manzi demuestre su capacidad de adaptarse al estilo Arena y se vea clarísimo el acierto que ha sido elegirle como nuevo vocalista. Siguen 'Rapture' y 'One Last Au Revoire', dos temas que no pasarán a los anales de la historia de Arena como los mejores de su repertorio, precisamente. De hecho este es uno de los momentos en los que la audición del disco se hace más difícil, donde se echa de menos la genialidad mostrada en anteriores trabajos y la sensación de estar ante un producto bastante plano, sin rasgos destacables.
'The Ghost Walks', tras un insultante comienzo que nos recuerda demasiado a Steve Hackett, consigue rehacerse a sí misma hasta convertirse en un tema interesante de escuchar, gracias a las labores de Clive Nolan a los teclados, logrando una atmósfera cautivadora y envolvente. 'Thief of Souls' nos devuelve a la realidad y nos sumerge en una serie de 4 temas que resultan, a mi juicio, lo peor del disco. Son el ya citado y 'Close Your Eyes', 'Echoes of the Fall' (indudablemente el peor tema del disco, por suerte solo dura poco más de 2 interminables minutos) y 'Bed of Nails'.
Por fin llegamos al corte 9, 'What If ?' y es entonces cuando el disco empieza a sacarnos del letargo con las primeras pinceladas interesantes, esa sabia conjunción de potencia y melodía que tan brillantemente sabe conjuntar Arena y que estábamos echando de menos durante los 30 minutos de audición que llevabamos. Los dos siguientes temas son 'Trebuchet' y 'Burning Down', con ellos continúa el despertar de la banda, como si les hubiera llevado 30 minutos calentar los motores hasta encontrar su camino.
Y continuando con ese in crescendo tardío de calidad musical llegamos a los dos cortes finales: 'Catching the Bullet' y 'The Tinder Box', los cuales durante 12 minutos nos hacen reencontrar a esa banda que tanto admiramos y amamos. Es un buen colofón para dejarnos un buen sabor de boca, pero lamentablemente insuficiente para hacernos olvidar esa primera media hora de aburrimiento y simplicidad.
En suma, lo mejor de este 'The Seventh Degree of Separation' lo podemos resumir en tres cosas: vuelve Arena (aunque no sea todo a lo grande que hubiéramos deseado), regresa John Jowitt a la banda y se incorpora el mejor cantante que hayan tenido nunca en sus 16 años de existencia: Paul Manzi.
Puntuación: 7,5/10
Ritchie Hernandez
Pueden escucharlo ustedes mismos y ver si lo aman o lo odian, y pueden hacerlo desde su espacio en:
Spotify
Lista de Temas:
1. The Great Escape (4:38)
2. Rapture (4:22)
3. One Last Au Revoir (4:34)
4. The Ghost Walks (3:19)
5. Thief of Souls (3:52)
6. Close Your Eyes (3:25)
7. Echoes of the Fall (2:26)
8. Bed of Nails (4:39)
9. What If? (4:35)
10. Trebuchet (3:39)
11. Burning Down (4:29)
12. Catching the Bullet (7:42)
13. The Tinder Box (4:16)
Alineación:
- Paul Manzi / vocals
- John Mitchell / guitars, backing vocals, co-producer
- Clive Nolan / keyboards, backing vocals, engineer & co-producer
- Kylan Amos / bass
- Mick Pointer / drums
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