Esta semana en #porlalibre, el podcast cabezón, andamos con risa nerviosa porque parecen de chiste pero se están llevando a montones de creativxs, emprendedorxs e innovadorxs a la calle: son los PATENT TROLLS y andan cazando incautos e incautas que, sin saberlo, utilizaron, sin autorización, alguna patente tan estúpida como tirarle el palito al perro. En los sistemas de patentes de los EUA y (un poco menos) de Europa, que buscan imponerse globalmente a través de las condiciones de los tratados de comercio global que ellos dictan, hay vacíos legales capaces de crear una industria millonaria de abogados a través del acoso a pequeñxs inventorxs e innovadorxs
Esta semana en #porlalibre conversamos sobre una de las más bizarras degeneraciones de las leyes de propiedad intelectual: los patent trolls, que ya llevan algunos años acosando a inventores, desarrolladores y empresarios mediante la explotación de los vacíos legales que la legislación produce.
Fue el documental The Patent Scam (La estafa de las patentes, Austin Meyer, 2017) lo que nos puso en la pista de este monstruo, que opera principalmente en los Estados Unidos, donde el sistema de patentes ha generado una multimillonaria industria (de la que se enriquece principalmente un grupo de abogados texanos) basada en la demanda por prácticamente cualquier cosa que se pueda patentar (y en aquel país se patenta hasta el palito para lanzarle a tu perro en el parque). Tanto así que la Electronic Frontier Foundation colecciona ejemplos en su blog “Stupid Patent of the Month”.
Si no fueran tan costosos para los verdaderos innovadores, los ejemplos serían de risa loca, pero llevan a los emprendedores bajo demanda a la bancarrota y el desempleo, ¡hasta Forbes se ha alarmado! Y como el modelo de “patente” —una forma autorizada y legítima de otorgar derechos monopólicos temporales sobre una innovación o una invención— se impone alrededor del mundo a través de las condiciones impuestas por los EUA y Europa para el comercio global, ¡vienen por nosotros! ¡¡Cuidado!!
(Gracias a Hugh D’Andrade de la EFF por la ilustración del troll y a Vecteezy por la del foco (las hemos intervenido).
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