La música pertenece a dos mundos, al del alma y al del cuerpo. La música se nutre de estas dos naturalezas. El jazz no es, de ninguna manera, la excepción, por ello, transforma estas dos naturalezas, al no ser de una naturaleza estática. El jazz es movimiento, variación, cambio, devenir. Es una constante búsqueda de una imagen, de un símbolo. El artista se mueve por caminos que solo él conoce, y a los que llevará de la mano a todo aquel que decida escucharlo y fundir su alma con la música.
La música de la libertad
Las partes y el todo
Creación y goce del momento
Obed Nares
La música de la libertad
El jazz es particular frente a los demás géneros musicales, ya que posee esta característica de unir y de separar a la vez. Tiene un comienzo definido y agrupado. Después va a un momento de ruptura y de creación para construirse de nuevo en un todo.
Vale la pena recordar el origen del jazz para poder comprender su naturaleza de ruptura y de libertad. Nació de los esclavos del continente africano en América que ansiaban su libertad, ser reconocidos como parte de la sociedad. Y aunque no surgió como tal, el jazz que conocemos ahora tiene sus raíces en estos pueblos.
Al jazz se le han unido distintos géneros musicales. Tanto los más conocidos, como el funk o la música latina, hasta otras combinaciones menos ortodoxas como el pop, el rock e inclusive la música electrónica.
Parte de la naturaleza del jazz es la de adoptar a los demás estilos. Es una música abierta que permite hacer fusiones con aquellos que quieran adentrarse en el entramado de armonías, melodías y ritmos que caracterizan a esta música.
Sin embargo, la época central del jazz fueron los años 30 y 60 en Estados Unidos. En aquellos años comenzaron a desarrollarse los solos tal como los conocemos ahora y, sobre todo, fue la época en la que se vio nacer a grandes ídolos del jazz como John Coltrane, Charlie Parker, Miles Davis, Thelonious Monk, Dizzy Gillespie, Earl Bostic y muchos otros.
Los inicios de la improvisación en el jazz en esta época fueron con el estilo Dixieland, que ya venía gestándose desde la década de 1910, y el nacimiento del free jazz y fusión en los años sesenta, con el llamado jazz modal. En este estilo se experimentó con las estructuras armónicas y melódicas ya establecidas, es decir, lo que se conoce como improvisación.
Las partes y el todo
La improvisación se desarrolla en varias capas. Cada movimiento va desenvolviéndose de manera única en la música. Todos los miembros de un combo de jazz toman sendas que solo ellos conocen durante la interpretación.
Como se mencionaba antes, la pieza de jazz comienza con un “todo”. Es el llamado head, la melodía principal de la pieza. Este no es improvisado, y es una estructura obligada para todos los músicos. El head es un elemento que sirve de base para lo que continúa.
El changes es la armonización de la melodía del head. El changes tiene gran importancia, pues ofrece la atmósfera y el color de la armonía en la que se moverá toda la melodía y la improvisación. A diferencia de la música clásica, la armonía del jazz va por bloques y se repite cíclicamente a lo largo de toda la pieza.
No se puede olvidar la sección rítmica: el bajo y la batería. Ellos llevan el ritmo sincopado que caracteriza al jazz.
El jazz no es un género donde un intérprete sea el más importante o el que tome la batuta. Al contrario, todos los instrumentos van moviéndose en una especie de amalgama en la que caminan juntos por la senda que los llevará al punto cúspide, la improvisación.
Es aquí donde cada quien toma su camino y, sin embargo, todos se amoldan de manera perfecta.
Creación y goce del momento
La improvisación es la creación espontánea de melodías y armonías. Sin duda los mejores músicos de jazz son grandes compositores. Aunque quizá no necesariamente a la manera académica, con partituras o standards de jazz. Es decir, no todos plasman sus ideas en el papel, sino que crean música en el instante preciso.
El jazz ofrece libertad creativa al momento de improvisar y permite transitar por caminos infinitos y desconocidos para gozar de su paisaje.
Sin embargo, a pesar de ser una música libre y que refleja esa libertad de los intérpretes, tiene ciertas reglas y límites muy rígidos para la improvisación, sobre todo para los instrumentos rítmicos melódicos.
Una de sus principales reglas es que haya coherencia al momento de la creación de melodías. Es decir, que no haya solo ocurrencias y saltos sin relación, sino, más bien, que se construya una red melódica entre las diferentes secciones en las que se va a improvisar.
Así, el músico debe analizar la estructura en la que desarrollará su improvisación. Debe tener en mente la serie de acordes por los que se moverá, así como la melodía principal del head. El músico puede hacer variaciones sobre el tema principal, crear melodías paralelas en torno a este o alguna completamente nueva, pero teniendo en mente las notas clave del head, pues estas le servirán de apoyo.
Hay muchas técnicas para la improvisación en el jazz, y consta de varios elementos técnicos y estéticos. Pero, como todas las artes, busca llevar al espectador y al artista a lugares diferentes y a tener nuevos sentimientos.
John Coltrane decía, «En ningún momento hay fin. Siempre hay que imaginar nuevos sonidos, nuevos sentimientos que transmitir. Y siempre está la necesidad de mantener lo más refinados posible esos sentimientos y sonidos, de manera que podamos ver realmente lo que hemos descubierto en su estado puro, ver lo que realmente somos y poder transmitirlo.»
Los caminos del jazz son sugerentes para los que se atreven a enturarse en ellos. Uno puede perderse en las sendas del jazz. Es una sensación similar a arrojarse a un río y dejarse llevar por la corriente. Se saborea y se disfruta el momento musical.
La música eleva a ese lugar que solo conoce el alma. El jazz es un juego que tiene reglas rígidas, pero que a la vez invita a romperlas.
Cuando no alcanzan las palabras, entonces está la música a la que nunca pudo apresar el lenguaje, está el jazz sonando en todos los rincones del mundo. El jazz, que pertenece a todo y a todos.
Obed Nares
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