Artista: John Coltrane
Álbum: Ascension
Año: 1966
Género: Free jazz, avant garde, new thing
Duración: 1:19:26
Nacionalidad: EUA
Ascension, hoy convertido en un álbum doble en que se muestran dos tomas diferentes de la misma obra, es un parteaguas (otro parteaguas) en la trayectoria de Coltrane. Queda clarísimo que a partir de aquí, a partir de 1965 y por lo que le resta al genio hacia adelante (el cáncer se lo llevaría apenas dos años después de grabar esta genialidad, en el momento en que todo el mundo esperaría que su trabajo “cuajara” definitivamente), la música será exclusivamente búsqueda del camino hacia esa idea de lo trascendental tan querida para Trane. Nunca más será interpretación, ya sólo podrá ser mensaje en sí misma, vehículo del futuro. El saxofonista ya no visitará, excepto en algunas presentaciones en vivo, a los maestros ni a los standards, y viajará cada vez con mayor decisión hacia ese lugar más alto desde su particular punto de vista místico. Esta es la diferencia con Coleman (se compara mucho, quizá con razón, a Ascension con Free Jazz) y con la mayoría de los protagonistas de la new thing: el proceso de libertad de Trane es, además de histórico y político como el de sus contemporáneos, también espiritual. Escuchémoslo para ver si no.
Los elementos sobre los que había que construir ya se habían planteado dos o hasta tres años atrás. Ya habían sucedido Live at Birdland y A Love Supreme (¿qué disco de Trane no es mítico, cuál no es una leyenda?), y los caminos que el creador quería explorar se encontraban ya sugeridos. No eran los mismos que venían recorriendo los otros vanguardistas negros; ni Ornette Coleman con su racionalidad y la claridad de lo que buscaba como free jazz, ni Cecil Taylor con su avanzada percusiva al piano, trazaban el mismo camino aunque el oído exterior juntara todo dentro de la idea de new thing. Coltrane estaba poniendo, además, espíritu en todo esto; no cualquier espíritu (a los otros no les falta), sino una idea concretamente religiosa. Lo que para Coleman es razón, casi proyecto de investigación, para Coltrane es misticismo; la luz que brilla con directa sencillez en el primero es la opacidad del misterio, en un sentido religioso, para el segundo. De ahí que exista una diferencia fundamental entre el cuarteto doble con que Coleman acometió la improvisación colectiva y la “big band” que Trane creó para su búsqueda de un camino hacia algo superior, hacia una “ascención” (no un ascenso, tan terrestre, y por supuesto no el dogma cristiano, sino una transformación de la materia espiritual que es la música en algo intrínsecamente superior).
Hoy podemos escuchar las dos “ediciones” que el productor de Impulse, Bob Thiele emitió en su momento. De las sesiones de grabación quedaron dos versiones de “Ascension” pero para el primer lanzamiento del álbum Thiele erró y envió a prensa la toma que Trane había descartado (lanzamiento-errata que ha quedado conocido como “primera edición”), así que hubo que esperar a que se agotara la primera prensa para producir la “segunda edición” con la toma elegida por el autor, que además era la primera toma de la sesión del 28 de junio de 1965. Tener a la mano ambas versiones es para nosotros una suerte, no sólo porque podemos escuchar dos veces la obra desde distintas aproximaciones, sino también porque nos da pistas de qué fue lo que Trane prefirió.
Las notas de algunas ediciones del disco incluyen una sección en la que se ha diseccionado la estructura de “Ascension” en sus dos versiones. Lo que nos muestra este “mapa” es la forma en la que Trane planificó su aproximación a la gran banda con la que acometió esta idea de libertad creativa. Está, por supuesto, mucho más allá del cuarteto doble de Coleman, pero no es precisamente una gran banda como la imaginamos si pensamos en la era del swing. Más que una orquesta —las big bands son orquestas— el grupo que interpreta “Ascension” es un ensamble ampliado que, por sus características, multiplica las dificultades, a la vez que las posibilidades, de improvisación colectiva. La estructura es la siguiente:
El proceso muestra secciones grupales alternadas con espacios para la improvisación solista, en un trayecto que avanza desde el planteamiento original por el creador —basado en “A Love Supreme”— a las reinterpretaciones sucesivas de los miembros del ensamble, hasta llegar a la síntesis en la que el ensamble completo recupera la historia y por fin cierra. Es otra forma de democracia compositiva si la comparamos con el cuarteto doble de Coleman, en el que la improvisación es total de un solo golpe, mientras que aquí asistimos a un relato que avanza, crece, se mueve, alcanza un clímax, se reduce, termina; quizás un guiño al componente bop del que Coltrane nunca se desharía por completo, una multiplicación de trades, esos momentos de improvisación que se reparten cada vuelta en un tema bop los instrumentistas. El proceso espiritual al estilo del Trane maduro, el Trane que ha llegado al free jazz por una vía distinta a la de sus contemporáneos un tanto más jóvenes. A fin de cuentas, Trane ha creado con Monk y con Miles mientras que los otros protagonistas de la new thing, más bien, los han escuchado y, si acaso, han tocado con ellos.
La música es como un proceso de evocaciones. Coltrane propone un mood, un conjunto de posibilidades y los músicos de sueltan a explorarlas reuniendo en un solo esfuerzo la posibilidad de su propia voz y la de las voces reunidas, pero no confundidas y mucho menos corales. Hay en el inicio de la “edición II” un regusto a orquesta de Dixieland aunque le falta el acuerdo armonioso pues aquí se trata de reinventar lo armónico —la aproximación es atonal—, lo rítmico y lo individual. Como si fuera posible pensar un mundo en el que lo individual siguiera siendo válido sin ser jamás individualista. Es posible. Se llama “Ascension”, y en ese camino, como si fuera la caravana de viajeros que cruza los Andes o el Himalaya, cada uno debe cruzar solo pero es en la unidad de todos que eso se hace posible. Quizá el esfuerzo más contundente está en la batería, que parece soportar el ascenso como un gigantesco animal de carga que está siempre detrás. Los bajos se alternan el acompañamiento, pero casi al final, sus solos son simultáneos. Y en cada solo de los vientistas se reconoce el carácter que los hará célebres por su cuenta después (o que ya los ha hecho al grabar este trabajo, pues muchos de ellos son ya reconocidos vanguardistas de la new thing).
Hay que destacar uno por uno a los músicos que participaron en esta sesión alucinante, histórica, tan importante que cambiaría la música para siempre (aunque la industria hiciera lo posible por silenciar este lado de la evolución artística que fue [es] el free jazz, produciendo, como dice Amiri Baraka, “la hegemonía del retraso cultural y artístico del jazz fusión y de “Kenny Elevador”, del rock superficial y del rap más vacío”). Ya tenemos cierta idea pues hemos visto sus apellidos en la lista de estructura, pero hay que nombrarlos otra vez. Son, en su mayoría, genios que llevarían el jazz aún más lejos en los años siguientes. Trane toca el saxo tenor, por supuesto, su instrumento principal (aunque le hemos escuchado maravillas en el soprano cuando atacó el blues). Las trompetas están en manos de Freddie Hubbard y Dewey Johnson; este último, un personaje de novela que perdería la razón y se vería obligado a abandonar la música (su solo, el primero después del de Coltrane, es quizá el más avezado, el que más recuerda el vocabulario imposible de Ornette Coleman). Los saxos altos los llevan Marion Brown y John Tchicai; el segundo una leyenda por sí mismo. Acompañan a Trane en el tenor otras dos luminarias que no se han apagado todavía: Pharoah Sanders y Archie Shepp. En el piano, el monstruo fallecido hace apenas cinco semanas, McCoy Tyner (de quien Ted Giogia ha dicho que es un “tsunami” armónico). Los bajos en manos de Art Davis y el gran Jimmy Garrison, y el fabuloso Elvin Jones en los tambores. Diez músicos que han aportado significativamente al crecimiento de la música inteligente, libre, revolucionaria, reunidos en sus inicios bajo la visión espiritual de uno de los más grandes músicos de la historia, un nombre que de sólo pensarlo nos pone la piel de gallina: John Coltrane.
versión para cuarteto de "Ascension" en vivo, Francia, julio de 1965, apenas un mes después de grabar el álbum. En la estructura de cuarteto se siente más la herencia bop que Trane mantiene siempre y que lo aleja de la escena propiamente free jazz. Ojo al piano de Tyner, ese tsunami
Lista de Temas:
1. Ascension (Edition II)
2. Ascension (Edition I)
Alineación:
- John Coltrane / sax tenor
- Freddie Hubbard / trompeta
- Dewey Johnson / trompeta
- Marion Brown / sax alto
- John Tchicai / sax alto
- Pharoah Sanders /sax tenor
- Archie Shepp / sax tenor
- McCoy Tyner / piano
- Art Davis / bajo
- Jimmy Garrison / bajo
- Elvin Jones / batería
Sin duda el maestro de la improvisación.
ResponderEliminarLibertad y fuerza de un alma llena de multicolores sonoros que nos cautiva más allá de lo cotidiano.
Gracias por compartir esta joya del jazz